Zapatismo. Otras geografías circa “el Fin del Mundo”

19/01/2016
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A

Resumen. Un coro de activistas e intelectuales afirman que el Ejército Zapatista de Liberación Nacional ha dejado de existir o bien se ha vuelto irrelevante desde el punto de vista político para México y para el mundo. En este artículo, propongo otra tesis: a pesar de la enormidad de su tarea, el proyecto zapatista mantiene el pulso y se merece una cuidadosa consideración. A este fin, sostengo, en primer lugar, que gran parte de la confusión con respecto a la “muerte” del zapatismo procede de un cambio en la estrategia zapatista en respuesta a la descomposición de la sociedad mexicana a resultas de la actual crisis global del capitalismo. A continuación, detallo cómo, habiendo previsto esta descomposición, los zapatistas se propusieron teorizar la naturaleza del capitalismo contemporáneo y reconceptualizar en consecuencia la política anticapitalista. Desde principios de la década de 2000, esta reconceptualización ha conducido a un desplazamiento en la estrategia zapatista que, aunque no sea fácilmente inteligible para los medios de comunicación contemporáneos o para buena parte del discurso académico actual, se centra en la construcción de “otras geografías”. Por último, argumento que, a juzgar por los acontecimientos de los últimos años, esta estrategia ha permitido a los zapatistas no sólo perseverar, sino, además, plantear una alternativa concreta a las corrientes dominantes de la izquierda con respecto a la estrategia política y espacial.

 

Palabras clave: Zapatistas, México, crisis capitalista, territorio, reterritorialización, nuevas territorialidades, anticapitalismo.

 

Introducción. Los muertos vivientes

 

Al romper el alba en el Sureste mexicano, Estado de Chiapas, el 21 de diciembre de 2012, las cámaras de televisión clavaban sus objetivos en la multitud de turistas que habían tomado el lugar para presenciar “El Fin del Mundo” que confusamente se pensaba habían vaticinado los antiguos mayas. Sin embargo, en las ciudades de Altamirano, Palenque, Las Margaritas, Ocosingo y San Cristóbal de las Casas empezaron a llegar relatos de una actividad inusual: grupos de indígenas construyendo escenarios improvisados de madera en la parte trasera de sus camionetas. Algunas horas más tarde, 45.000 miembros encapuchados del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), todos ellos indígenas choles, tzeltales, mames, tojolabales, zoques y tzotziles, llegaban a estos centros urbanos en columnas perfectamente ordenadas. Los transeúntes se paraban con incredulidad ante los escenarios improvisados a la espera de que estos mayas enmascarados hicieran algún tipo de declaración, pero miles de zapatistas pasaron por los escenarios en un silencio escalofriante con el puño izquierdo levantado. En cuestión de horas, el contingente zapatista había dejado los centros urbanos en el mismo silencio y con la misma y tan comentada disciplina con la que había llegado, dejando a muchos con la pregunta sobre el sentido de todo aquello: una de las mayores marchas en la historia de Chiapas y la mayor movilización nunca vista de los zapatistas. A última hora de la tarde, un mensaje de cinco líneas, igualmente críptico, apareció en la página web del EZLN. Firmado por el Subcomandante Insurgente Marcos en nombre de la Comandancia General del EZLN, decía:

 

A quien corresponda.

¿Escucharon?

Es el sonido de su mundo derrumbándose.

Es el del nuestro resurgiendo.

El día que fue el día, era noche.

Y noche será el día que será el día

(EZLN, 2012a).

 

* Documento completo en PDF

 

- Alvaro Reyes es profesor en el Departamento de Geografía de la Universidad de Carolina del Norte (UNC-Chapel Hill). El presente texto fue escrito entre junio de 2013 y julio de 2014 y apareció publicado en Environment and Planning D: Society and Space 33, 2015.

https://www.alainet.org/es/articulo/174843
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS