Tierra, Techo y Trabajo el mínimo absoluto para que todos puedan ejercer su dignidad. Papa Francisco en la ONU

01/10/2015
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Con estas palabras tan fuertes se puede decir que gracias a Papa Francisco la Carta de Santa Cruz de la Sierra, a la que trabajaron miles de personas que participaron al Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, llegó a las Naciones Unidas.

 

El Papa Francisco abrió esta mañana la 70° Asamblea General de las Naciones Unidas, la cual fijará las metas de 2030 para el desarrollo sostenible. En su discurso, así como hizo en el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares de Santa Cruz se la Sierra el pasado julio, habló de Tierra, Techo y Trabajo como el mínimo absoluto para que todos puedan ejercer su dignidad y los indicó como medida de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible: “los gobernantes han de hacer todo lo posible a fin de que todos puedan tener la mínima base material y espiritual para ejercer su dignidad y para formar y mantener una familia, que es la célula primaria de cualquier desarrollo social. Ese mínimo absoluto tiene en lo material tres nombres: techo, trabajo y tierra; y un nombre en lo espiritual: libertad del espíritu, que comprende la libertad religiosa, el derecho a la educación y los otros derechos cívicos”. A continuación dijo que “Por todo esto, la medida y el indicador más simple y adecuado del cumplimiento de la nueva Agenda para el desarrollo será el acceso efectivo, práctico e inmediato, para todos, a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda propia, trabajo digno y debidamente remunerado, alimentación adecuada y agua potable; libertad religiosa, y más en general libertad del espíritu y educación. Al mismo tiempo, estos pilares del desarrollo humano integral tienen un fundamento común, que es el derecho a la vida y, más en general, lo que podríamos llamar el derecho a la existencia de la misma naturaleza humana”.

 

Más contenidos destacados de su discurso

 

El Papa habló de los enlaces entre medio ambiente y exclusión: “el abuso y la destrucción del ambiente, al mismo tiempo, van acompañados por un imparable proceso de exclusión. En efecto, un afán egoísta e ilimitado de poder y de bienestar material lleva tanto a abusar de los recursos materiales disponibles como a excluir a los débiles y con menos habilidades, ya sea por tener capacidades diferentes (discapacitados) o porque están privados de los conocimientos e instrumentos técnicos adecuados o poseen insuficiente capacidad de decisión política”.

 

También destacó como la cultura del descarte sigue siendo difundida y consolidada: “la exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un gravísimo atentado a los derechos humanos y al ambiente. Los más pobres son los que más sufren estos atentados por un triple grave motivo: son descartados por la sociedad, son al mismo tiempo obligados a vivir del descarte y deben sufrir injustamente las consecuencias del abuso del ambiente. Estos fenómenos conforman la hoy tan difundida e inconscientemente consolidada cultura del descarte.

 

En su largo discurso alentó a los organismos financieros internacionales a velar por el desarrollo sustentable de los países “y la no sumisión asfixiante de éstos a sistemas crediticios que, lejos de promover el progreso, someten a las poblaciones a mecanismos de mayor pobreza, exclusión y dependencia”. Destacó la importancia de empeñarse por un mundo sin armas nucleares y del narcotráfico: “Una guerra asumida y pobremente combatida. El narcotráfico por su propia dinámica va acompañado de la trata de personas, del lavado de activos, del tráfico de armas, de la explotación infantil y de otras formas de corrupción. Corrupción que ha penetrado los distintos niveles de la vida social, política, militar, artística y religiosa, generando, en muchos casos, una estructura paralela que pone en riesgo la credibilidad de nuestras instituciones”. Además que estos temas centrales, subrayó la importancia de la ONU y la necesidad de una reforma, de evitar las guerras, y volver eficaz la aplicación de normas, y pensando en las generaciones futuras invitó a los representantes de los Estados a dejar de lado intereses sectoriales e ideologías, y buscar sinceramente el servicio del bien común. Papa Francisco concluyó su intervención citando al gaucho Martín Fierro “un clásico de la literatura en mi tierra natal, canta: «Los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera. Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ellos pelean, los devoran los de afuera».

 

* Texto completo del discurso del Papa Francisco en las Naciones Unidas

 

Redacción EMMP

https://www.alainet.org/es/articulo/172761
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