La discusión Modernidad / Posmodernidad

19/08/2015
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Este trabajo formó parte del marco teórico de nuestra tesina de grado en Comunicación Social. Tenía como objetivo contextualizar la obra de un colectivo de artistas plásticos. Por eso mismo, a la discusión modernidad/pos- modernidad se le sumaron algunas nociones sobre arte- político en especial cuando abordamos las características del modernismo y el posmodernismo.

 

Para algunos esta discusión está cerrada. Es cierto que fue en las décadas del ’80 y el ’90 donde se dieron la mayor cantidad de interpretaciones sobre qué época comenzaba, cuál terminaba, qué particularidades tenía cada cual, etc. Lo cierto es que se afirma que, en realidad, esta discusión se cerró “a favor” de la posmodernidad, a favor de sus postulados fundamentales y de un modo de vida distinto al moderno.

 

Nuestra acotada indagación busca reorganizar algunos de los caracteres de la época moderna y la posmoderna. Estamos convencidos de que, en esas conceptualizaciones, aún podemos encontrar herramientas que nos permitan analizar el siglo XXI. Y siendo éste nuestro objetivo fundamental nos lanzamos a contar cómo fue el recorrido de esta pesquisa a partir del orden de sus apartados.

 

En primer lugar, debemos decir que ninguna de estas páginas sería posible sin la existencia de dos obras a las cuales hemos consultado reiteradamente. Hablamos de Modernidad y posmodernidad: una óptica desde América Latina de Roberto Follari (Rei, IDEAS y Aique; Buenos Aires, 1990) y 1492. El encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la modernidad de Enrique Dussel (Nueva Utopía, Madrid, 1992). Mucho de lo que aquí pensamos es deudor directo de estos dos excelentes trabajos que ustedes encontrarán citados y comentados a lo largo de nuestra exposición.

 

En el punto 1 “La arquitectura modernista y posmodernista” hacemos una breve presentación de la noción de “posmodernismo” que surgió de la mano del arte y la arquitectura para luego ingresar –como “posmodernidad”– a la filosofía a través de Jean F. Lyotard (es válido aclarar que ya en su “Filosofía de la Liberación” Enrique Dussel hablaba de post-modernidad).

 

El punto 2 habilita a la época moderna en sus diversos matices: la modernidad invasora-conquistadora, la modernidad ilustrada, la modernidad revolucionaria, la modernidad negadora de sí misma, etc. Sin duda que este tiempo –que podemos situar desde 1492 hasta mediados del siglo XX aproximadamente– ha resultado interesantísimo en interpretaciones, totalizaciones, fracturas y retotalizaciones. Nosotros planteamos la existencia de dos modernidades: la primera modernidad o “modernidad conquistadora” y la segunda modernidad o “modernidad ilustrada”. La “modernidad conquistadora” es aquella que nace a partir de la invasión que Europa realiza a América el 12 de octubre de 1492. Va a ser Enrique Dussel quien va a conceptualizar al sujeto moderno con base en su ego conqueror (yo conquisto) en lugar de postularlo –con Descartes– como un ego cogito (yo pienso). Esta modernidad tendrá al saqueo y la expoliación como sus principales actividades (genocidio mediante). La “modernidad ilustrada”, aunque también vinculada a la “modernidad conquistadora”, tendrá una relación más estrecha con la discusión más bien académica, con las proposiciones en donde los filósofos, científicos y pensadores se han debatido por la razón, la irracionalidad, la civilización, el orden social, etc. Esta modernidad tendrá en su seno, en primer lugar, a aquellos que afirmarán y defenderán a la razón. Luego, y haciendo lectura de procesos sociales concretos (como los campos de concentración), advendrá la denuncia de esta razón instrumental capaz de ordenar y organizar la fatalidad, la “barbarie”. La Escuela de Frankfurt ex- pondrá esto último formando parte aún de la negación interna de la modernidad. Queremos aclarar aquí que este trabajo adeuda la construcción de una “razón crítica” necesaria para la formación de un pensamiento crítico latinoamericano –y ojalá de toda la periferia–. Nuestra crítica a la razón fue excesivamente enconada sin que, por otro lado, llegáramos a analizar y comentar un trabajo tan interesante como es “Dialéctica del Iluminismo” de Max Horkheimer y Theodor Adorno.

 

La “modernidad conquistadora” nos ha llevado a plantear –siguiendo a Dussel y a Lenkersdorf– una visión originaria basada en los oprimidos de Nuestra América. En primer lugar descubrimos y denunciamos las posiciones eurocéntricas que han servido de mecanismos de dominación del “centro” hacia la “periferia”. Una vez analizado el “mito de la modernidad”, las cosmovisiones maya y tojolabal vienen en nuestro auxilio para dar cuenta de alternativas sociales y de vida. Las lógicas comunitarias, el respeto por la Pacha Mama y la necesidad de salvar a la especie humana de su extinción son algunos de los elementos que sustentan esta actitud. (Aclaramos aquí que solo se trata de una aproximación desde las coincidencias de dos culturas indígenas. Por eso mismo constituye un simple bosquejo inicial).

 

En el punto 3 la posmodernidad viene a criticar a los grandes relatos modernos. El caleidoscopio se hace cada vez más evidente, los estudios se vuelven cada vez más específicos, la totalidad deja de existir y se le da una mayor importancia a las experiencias pequeñas y puntuales. Aunque creemos que es la posmodernidad la época en la cual vivimos actualmente, existen algunas grietas a partir de las cuales pueden asomarse (aún) caracteres modernos. Por ejemplo, los neopopulismos latinoamericanos de izquierda (Follari, 2010) poseen una definición ideológica marcada, dan la posibilidad a pensar en términos de proyecto, reivindican el lugar de la política dentro de la sociedad postulando, en algunos países, un proyecto de “socialismo del siglo XXI”. También es verdad que la multiplicidad de movimientos y organizaciones con sus diversas reivindicaciones sería una característica más bien posmoderna. Sin embargo, hallamos en este ejemplo cierto “aire moderno” en época posmoderna.

 

El punto 4 pone de manifiesto nuestras consideraciones finales, una aproximación a la dialéctica desde la cual hemos analizado algunos de los fenómenos planteados y también esgrimimos tesis que asumimos como propias.

 

Al revisar este texto pensando en su publicación como libro hemos eliminado una breve crítica que le hiciéramos a Enrique Dussel en relación con la utilización de la palabra “filosofía” y el concepto de “razón” en relación con lo que creíamos una suerte de búsqueda de legitimación de las cosmovisiones de los pueblos originarios a partir de conceptos y categorías eurocéntricas. Sin embargo, lo que nosotros desconocíamos era la discusión abierta a finales de la década del ’60 y principios del ’70 en donde se indagaba sobre si existía una filosofía latinoamericana, si se podía hacer filosofía desde la periferia. El propio Enrique Dussel, Augusto Zalazar Bondy y Leopol- do Zea fueron tres de los más activos participantes en este intercambio. A partir de eso resulta perfectamente comprensible pensar en términos de filosofía y razón el amor por la sabiduría de los pueblos indoamericanos.

 

Una línea de investigación muy completa que personal- mente me interesa como continuidad de este trabajo es la llamada perspectiva descolonial. La Red modernidad/colonialidad es un espacio en donde confluyen Enrique Dussel, Aníbal Quijano, Walter Mignolo, Santiago Castro Gómez, Eduardo Restrepo, Arturo Escobar, Nelson Maldonado Torres, Ramón Grosfoguel, Zulma Palermo, Catherine Walsh, entre otros y otras. Algunos de los conceptos que maneja este grupo son: modernidad/colonialidad, descolonialidad, sistema mundo moderno/colonial, colonialidad del poder –de donde se desprende la colonialidad del saber y del ser–, la trans-modernidad, entre otros.

 

De esta manera cerramos esta breve introducción esperando que haya sido lo suficientemente atractiva como para tentarlos a seguir con la lectura de estas páginas.

 

Abril de 2013

 

https://www.alainet.org/es/articulo/171839
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