Conversaciones con Max Lesnik 4/4

“En realidad, EE.UU. espera una rendición total y definitiva del pueblo cubano” (IV)

17/07/2015
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 SL: Pasemos a otro tema. Como periodista cubano residente en Miami, ¿qué piensa de la libertad de expresión en Cuba?

 

 ML: Conviene recordar algunas verdades elementales. La libertad de expresión está directamente vinculada a la seguridad del Estado. No me refiero al aparato policial ni a los servicios de inteligencia. Cuando un Estado se siente seguro, cuando no hay fuerza externa o interna capaz de desestabilizarlo, la libertad de expresión es total. En cuanto hay una amenaza interna o externa –en este caso una amenaza externa que son los Estados Unidos y una amenaza interna que son los disidentes apoyados por una potencia extranjera– empiezan las restricciones a la libertad de expresión.

 

Tomemos el caso de Estados Unidos, que es la nación más poderosa del mundo. A pesar de las crisis, sigue siendo el país más rico. Se dice que hay una libertad de prensa plena y absoluta en Estados Unidos. Soy periodista. Conozco el tema. En realidad, la libertad de prensa se encuentra en manos de los dueños de los medios, controlados por las fuerzas capitalistas para defender sus intereses. La concentración de los medios se reforzó en los últimos años. Antes, un diario era propiedad del editor, como fue mi caso. Hoy, los accionistas de la prensa pertenecen al complejo militar-industrial. Entonces, cuando un Estado es amenazado, reduce la libertad de expresión, como fue el caso bajo el macartismo, cuando se violaron las libertades fundamentales mientras que nadie amenazaba a Estados Unidos.

 

En Cuba, a medida que el Estado vea desaparecer las amenazas externas o internas promovidas desde el exterior, estoy convencido de que el espacio reservado al debate crítico se ampliará.

 

 SL: En una palabra, el grado de libertad de expresión en Cuba depende del grado de hostilidad de Estados Unidos hacia la isla.

 

 ML: Exacto. A medida que bajen las tensiones y que Estados Unidos deje de usar a la oposición interna para desestabilizar al Estado, habrá más libertad de expresión en Cuba. Pero ya existe. Claro, con sus límites, pero hay cada día más libertad de expresión en Cuba.

 

Hay otro problema. Durante años, los cubanos, en nombre de la defensa de la Revolución, ocultaron los errores para no atentar contra la unidad nacional. Pensaban que la crítica de los defectos del sistema los debilitaba frente al enemigo, cuando en realidad es una demostración de fuerza. Por otra parte, el enemigo usa esa unidad de fachada como ángulo de ataque. Cuando se critica a un dirigente incompetente se critica al hombre, no a la Revolución. Una crítica abierta y sana desde el campo revolucionario para mejorar el sistema y denunciar la corrupción no debilita el proceso. Raúl Castro es el ejemplo perfecto.

 

Considero que uno de los críticos más importantes de la prensa cubana ha sido y es el propio Fidel Castro. Conviene recordar su criterio: “Prefiero los inconvenientes de las equivocaciones a los inconvenientes del silencio. Es mejor que lavemos los trapos sucios antes de que los trapos sucios nos sepulten por estarlos guardando. Del síndrome del misterio todos tenemos culpa”.

 

            SL: ¿Qué piensa usted del partido único en Cuba?

 

             ML: El debate en torno al partido único y el multipartidismo es interesante. La democracia no surge de los partidos. Debe ser un proceso en el cual se debaten todos los puntos de vista, aunque haya un solo partido o ninguno. El partido no tiene nada que ver con la democracia, que tiene más de 2.000 años de edad mientras que el partido político nació en el siglo XIX como institución.

 

            Se dice que Cuba es una dictadura porque hay un solo partido. Es una lectura simplista. Hay dictaduras en el mundo con un sistema de multipartidismo. Bajo Batista había muchos partidos y no obstante era una dictadura.

 

             SL: ¿Qué piensa de la oposición en Cuba?

 

             ML: Lamentablemente, desde el triunfo de la Revolución, la oposición se encuentra bajo el control de Estados Unidos. Yo quisiera que hubiera en Cuba una verdadera oposición patriótica e independiente. Pero, desde el inicio, Washington financió a los grupos disidentes.

 

            Si echamos un ojo a la historia, en todo el proceso revolucionario cubano, desde las guerras de independencia hasta la lucha contra Batista, ningún grupo insurreccional estuvo financiado por una potencia extranjera. Es importante señalar esta realidad. El cubano lucha por una causa noble, por patriotismo, no por dinero. Nunca hubo personas financiadas durante la guerra de 1868, ni la de 1895, ni durante la lucha contra Machado o contra Batista.

 

            A partir de 1959, Estados Unidos ha considerado a Cuba una amenaza, antes de que la Revolución se declarase socialista o firmase una alianza estratégica con la Unión Soviética. En esa época, la “Revolución era tan cubana como las palmas”, como dijo Fidel Castro. Washington empezó entonces a financiar a grupos internos. Fue la perdición de la oposición pues el cubano no puede comprender que un compatriota acepte dinero de una potencia extranjera para oponerse a su Gobierno. Por eso la oposición es insignificante en Cuba e incapaz de nuclear a la población alrededor de ella.

 

             SL: Pero hay en Cuba sectores insatisfechos que no reciben dinero de Estados Unidos.

 

             ML: No digo que no haya personas descontentas en Cuba. Deben ser sustanciales, sobre todo desde el Período Especial que siguió la desaparición de la Unión Soviética. Pero transformar este descontento en una oposición política contra el Gobierno no es fácil, pues los cubanos quieren conservar su sistema y mejorarlo. La gran mayoría no quiere otro modelo.

 

            Una oposición política honesta debe estar a favor de la soberanía nacional y contra las sanciones económicas de Estados Unidos. Debe estar dispuesta a defender el sueño de José Martí de una Cuba libre e independiente. Debe buscar soluciones cubanas a los problemas cubanos y no mirar hacia el Norte. Debe librarse de su complejo de inferioridad y de ser sumiso, que consiste en creer que siempre hay que pedir permiso a Washington para emprender una iniciativa.

 

            SL: ¿Por qué no hay revueltas en Cuba, como las hay en Europa y en el resto del mundo?

 

             ML: Los disidentes mediáticos no pueden beneficiarse de un apoyo popular. No disponen de un programa definido ni de un líder. La oposición fabricada se encuentra enredada en una contradicción. Para luchar por la libertad hay que ser libre. Ahora bien, la disidencia es prisionera de la política exterior de Estados Unidos hacia Cuba. El día que desaparezca el presupuesto anual de 20 millones de dólares que Washington le dedica, desaparecerá también esa oposición.

 

            SL: ¿Cómo analiza los cambios ocurridos en el modelo económico de Cuba?

 

            ML: Para responder a su pregunta, debo primero definirme desde un punto de vista ideológico. Siempre he sido y soy socialista. Como socialista, considero que el capitalismo no distribuye la riqueza en la sociedad, sino que privilegia a los más ricos. Cuando la sociedad capitalista se transforma en una Revolución estatista, como en Cuba donde casi todo se encuentra en manos del Estado, la burocracia capitalista que es eficiente, se sustituye con una burocracia de partido, que en muchos casos es ineficiente.

 

            Hoy, el proceso cubano permite a los cubanos trabajar por su cuenta y favorece la limpieza del Estado de esta burocracia insostenible que impide el desarrollo. Pero la sociedad cubana debe favorecer, además del trabajo individual, la cooperativa. En otros términos, el socialismo no es un capitalismo de Estado. El socialismo estipula que los medios de producción deben estar en manos de los trabajadores. El papel del Estado es llevar a cabo este proceso a largo plazo. Cuando se entrega una licencia a una persona para que establezca su comercio, es un paso positivo. Pero el Estado debe ser más audaz y entregar las empresas a los trabajadores y transformarlas en cooperativas socialistas.

 

            El problema en Cuba, con la burocracia y el paternalismo, es que todo el mundo considera que todo le pertenece. Por eso hay tanto robo en los hoteles y las empresas estatales. El administrador, encargado del buen funcionamiento de la estructura, en determinados casos es el primero que roba. Conviene quebrar este círculo vicioso de una sola manera: presentando a los delincuentes ante la justicia y, sobre todo, socializando los medios de producción. En una cooperativa, el robo ya no es posible pues los trabajadores son socios y no permitirán este tipo de comportamiento delictivo. Si un socio de una cooperativa, digamos de un restaurante, se quiere llevar un jamón a su casa, le será imposible hacerlo pues se estrellará contra la oposición de sus compañeros. Así, la propiedad de la cooperativa será mejor protegida.

 

             SL: ¿Debe el Estado dejar toda la economía en manos de cooperativas?

 

             ML: No, el Estado debe mantener el control de las grandes empresas, de la industria básica del país, además del turismo y el níquel. Debe conservar el control de los recursos estratégicos de la nación.

 

            En cambio las barberías, los restaurantes y otros pequeños negocios deben estar fuera del control estatal. La reforma económica no debe limitarse a la pequeña empresa privada sino integrar también las cooperativas. Es un objetivo fundamental. Soy bastante optimista al respecto y espero que los cubanos se sientan, cada día que pase, más orgullosos de su nacionalidad.

 

             SL: ¿Cuáles son los principales obstáculos a esos cambios?

 

            ML: Son de dos tipos: interno y externo. A nivel externo, Estados Unidos aprovechará la nueva situación de libertad de empresa para usarla contra la Revolución y para desestabilizar el país. Es el primer riesgo.

 

            Luego, los dirigentes cubanos no deben dejar que la burocracia fabrique fantasmas para conservar su poder. Deben diferenciar un funcionario eficiente de un burócrata incompetente que pretende asustar al Estado para conservar su cargo. Ésos son los dos retos.

 

             SL: ¿Qué piensa del modo en que los medios informativos occidentales presentan a Cuba?

 

             ML: Soy periodista desde hace más de medio siglo. Resulta evidente que hay un doble rasero cuando se trata de Cuba. Hace algún tiempo, los medios difundieron la noticia de un opositor detenido por la policía y liberado unas horas después. Ese mismo día hubo una manifestación en la República Dominicana. La policía disparó y hubo tres muertos. La prensa occidental no dijo ni una palabra. Un hecho que pasa desapercibido en el resto del mundo se vuelve noticia cuando se trata de Cuba.

 

             SL: ¿Por qué Estados Unidos sigue imponiendo sanciones económicas a Cuba, más de un cuarto de siglo después del final de la Guerra Fría?

 

             ML: Al inicio, las sanciones económicas se impusieron tras la decisión de Cuba de nacionalizar algunas empresas estadounidenses. Pero conviene recordar que la hostilidad, o por lo menos la desconfianza, de Estados Unidos hacia Fidel Castro es anterior al triunfo de la Revolución. Washington lo hizo todo para impedir que Fidel Castro llegase al poder y apoyó a Fulgencio Batista hasta los últimos momentos. Tras la huida del dictador, Estados Unidos impuso una junta militar pero ésa duró apenas unas horas y fue destrozada por la ola popular y revolucionaria. Es importante recordar esta realidad histórica.

 

            Desde esa época, la Revolución está en el poder y Estados Unidos ha tomado todas las medidas posibles e imaginables para intentar derrocarla. Toda la retórica diplomática elaborada desde 1959 para justificar el estado de sitio contra Cuba es una sucesión de pretextos que no resisten el análisis. Washington evocó así las nacionalizaciones, luego la alianza con la Unión Soviética, después la ayuda de Cuba a los movimientos revolucionarios a través del mundo, luego el partido único y después los derechos humanos. En realidad, Estados Unidos espera una rendición total y definitiva del pueblo cubano, cosa que no ha ocurrido en más de medio sigo y que, a mi parecer, no ocurrirá.

 

             SL: No obstante, Washington normalizó las relaciones con China y Vietnam y puso término a las sanciones contra estos países. ¿Por qué es distinto con Cuba?

 

               ML: La política de sanciones contra Cuba –cuyo objetivo es rendir por hambre al pueblo cubano– ha fracasado. Y creo que a Estados Unidos le cuesta dar prueba de lucidez al respecto y admitir esta realidad. El mantenimiento de las sanciones tiene como objetivo impedir el desarrollo del país y el vecino del Norte se niega a reconocer su error y mantiene un estado de sitio obsoleto y cruel que suscita el oprobio de la comunidad internacional, incluso de los aliados más fieles de Estados Unidos.

 

            Pienso que más temprano que tarde Estados Unidos tendrá que levantar las sanciones contra Cuba. Hasta el presidente Barak Obama se ha pronunciado contra esas sanciones y ahora será el Congreso norteamericano el que tendrá que tomar la iniciativa interpretando el sentimiento del pueblo de Estados Unidos.

 

             SL: ¿Cuál es el impacto de las sanciones económicas en la comunidad cubana de Estados Unidos?

 

             ML: Las sanciones económicas constituyen no sólo una agresión al pueblo de Cuba sino que afectan también al pueblo americano. Impedir que un ciudadano estadounidense viaje a un país que se encuentra a 90 millas es un atentado contra un derecho humano constitucional.

 

Del mismo modo, la comunidad cubana de Estados Unidos sufre pues para viajar a Cuba, tierra de nuestros antepasados donde nacieron más del 80% de los cubanos que viven en territorio americano, hay que enfrentar toda una serie de obstáculos administrativos que impone Washington.

 

            Por ejemplo, bajo el mandato de George W. Bush, los cubanos de Estados Unidos sólo podían viajar a su país de origen dos semanas cada tres años. Ello, en el mejor de los casos, pues había que conseguir un permiso del Departamento del Tesoro. Para obtener dicha autorización, había que demostrar que uno tenía a un miembro directo de la familia en Cuba. Para todos, una tía, un primo o un sobrino son miembros directos de la familia. Pero la administración Bush dio una definición de la familia que sólo se aplicaba a los cubanos. Así, sólo formaban parte de la familia los abuelos, los hermanos, los hijos y los cónyuges. Entonces, un cubano de Coral Gables que sólo tenía a una tía en Cuba no podía viajar a su país de origen. Imagínese el impacto que tuvo sobre la familia cubana cuando sabemos que la familia es la base de la sociedad. En Cuba, el concepto de la familia es importante y amplio pues no sólo forman parte de la familia los que están vinculados por la sangre, sino también los que están vinculados por la amistad.

 

            Esa aberración política tuvo el apoyo de la extrema derecha cubana de Florida, que siente un odio visceral por el pueblo de Cuba. No se trata sólo de una voluntad de revancha hacia los hermanos Castro, sino de una aversión real hacia la población cubana pues apoya mayoritariamente al Gobierno.

 

             SL: ¿Qué responde a quienes dicen que las sanciones económicas son una simple cuestión bilateral entre Cuba y Estados Unidos y que La Habana puede desarrollar sus relaciones comerciales con el resto del mundo?

 

 

 

ML: Esas afirmaciones no resisten ni un solo instante el análisis. Decir que Cuba puede comerciar con el resto del mundo es ignorar el carácter extraterritorial de las sanciones económicas. Permítame darle unos ejemplos. Desde 1992, a todo barco que entre en un puerto cubano se le prohíbe entrar en un puerto estadounidense durante seis meses. ¿Cuál es la consecuencia para Cuba? Debe pagar sumas astronómicas, superiores a las del mercado, para convencer a los transportadores internacionales de que le traigan mercancía. Recuerde que Estados Unidos es el primer mercado del mundo.

 

Del mismo modo, si una empresa extranjera quiere exportar sus productos a Estados Unidos, debe demostrar al Departamento del Tesoro que sus productos no contienen un solo gramo de materia prima cubana. ¿Cómo hace Cuba entonces para exportar su producción al resto del mundo con semejantes obstáculos? De la misma forma, Cuba no puede importar nada del resto del mundo que contenga más de un 10% de componentes estadounidenses. Dado el liderazgo técnico y tecnológico de Estados Unidos, disponen de un monopolio en muchos sectores. El ejemplo más emblemático es el sector de la medicina. Estados Unidos es líder mundial en este campo y Cuba no puede importar ninguna medicina ni ningún equipo médico producidos en Estados Unidos o que contengan más del 10% de componentes estadounidenses. Tomemos el caso del sector aeronáutico. La inmensa mayoría de los aviones contienen productos estadounidenses y no pueden operar en Cuba. Ésa es la realidad.

 

 SL: Según Washington, la política de sanciones es la mejor forma de derrocar a los hermanos Castro y restablecer la democracia en Cuba.

 

ML: Es ridículo pensar que las sanciones económicas pueden tener resultados positivos para Estados Unidos. Se trata de un arma criminal contra el pueblo de Cuba y no tendrá ninguna salida favorable. No habrá cambios políticos en Cuba orquestados desde el exterior. Los cubanos jamás lo aceptarán. Incluso durante el periodo de la Unión Soviética, Moscú no pudo controlar la política nacional e internacional de Cuba. Pretender que las sanciones van a modificar la posición de los dirigentes cubanos es dar prueba de ignorancia. Los cambios en Cuba han tenido lugar desde 1959 por la ley natural de la vida, pero se han hecho sólo por la voluntad de los propios cubanos.

 

En cuanto a la democracia, ¿qué tipo de democracia desea exportar Estados Unidos? ¿La de Miami donde el vicio, la corrupción, la compra y venta de votos son moneda corriente, donde los lobbies eligen quién será el próximo presidente? Estoy seguro  que los cubanos no favorecen  este tipo de democracia. Ya vivieron eso cuando Batista.

 

 SL: Cuba no ha indemnizado las propiedades estadounidenses nacionalizadas

 

 ML: Que Estados Unidos presente la cuenta. Los cubanos presentarán también la cuenta de los daños ocasionados por las sanciones económicas y la política de agresión desde 1960 y sacaremos la verdadera cuenta de todo ello. Creo que le tocará a Washington sacar el cheque.

 

SL: ¿Cuáles serían los beneficios para el pueblo estadounidense en caso de levantamiento de las sanciones económicas?

 

 ML: Primero, los ciudadanos estadounidenses recuperarían de nuevo su derecho a viajar a cualquier país del mundo. Hace más de medio siglo que se les priva de este derecho constitucional. Luego, permitiría restablecer los lazos fraternales entre ambos pueblos que un diferendo político que divide a ambas naciones rompió. Los ciudadanos estadounidenses descubrirán que Cuba es sin duda el único país del mundo donde jamás se ha quemado una bandera americana. Los diplomáticos estadounidenses que están en Cuba recorren las calles de La Habana sin necesidad de protección. El pueblo cubano siempre ha dado prueba de buena voluntad hacia el pueblo americano.

 

Desde un punto de vista económico, las empresas americanas serían los grandes beneficiarios de una supresión de las sanciones y podrían disfrutar de las oportunidades que ofrece un país de 11,2 millones de habitantes que se encuentra a 90 millas de Cayo Hueso.

 

SL: Estados Unidos evoca regularmente la situación de los derechos humanos en Cuba

 

 ML: Hablar de modo selectivo de los derechos humanos en Cuba, como instrumento político y propagandístico, es absurdo y grotesco. No pasa un día sin que ocurran masivas violaciones de los derechos humanos en el mundo, incluso en Estados Unidos, sin ninguna comparación posible con lo que podría pasar en Cuba, sin que reaccionen Washington ni los medios occidentales.

 

Cuando un agente de policía en Estados Unidos comete un atropello contra un ciudadano, la responsabilidad es de los servicios municipales. En cambio, cuando ocurre en La Habana, inmediatamente acusan al Gobierno de los “hermanos Castro” y le echan la responsabilidad. Este doble rasero no es aceptable. Se usa una lupa para diseccionar los defectos de Cuba y nos olvidamos a propósito de que esos mismos defectos existen en las más grandes democracias occidentales.

 

¿Qué autoridad moral tiene Estados Unidos para disertar sobre la cuestión de los derechos humanos cuando ha creado un centro de tortura en Guantánamo, prisiones secretas en todo el mundo y procede a ejecuciones extrajudiciales en Irak y Afganistán? Todo eso es público.

 

SL: ¿Qué piensa usted del acercamiento histórico entre Cuba y Estados Unidos anunciado el 17 de diciembre de 2014?

 

 

ML: Se abre un nuevo capítulo en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Este proceso pone término a sesenta años de confrontación. Las distintas administraciones norteamericanas se han empecinado en una política de agresión, tanto por la vía directa como fue el caso de Playa Girón o por los actos terroristas que se perpetraron con la anuencia de la CIA. Distintos grupos contrarrevolucionarios cubanos residentes en Estados Unidos, en el afán de derrocar al gobierno cubano, llegaron a cometer las más grandes atrocidades, las cuales fueron condonadas por Washington.

 

Ahora, las sanciones económicas siguen en pie y hay que eliminarlas. Conviene sacar a Cuba de la lista de los países terroristas y también permitir que viajen a la Isla los norteamericanos.

 

Pero, se mejoran las relaciones y ello favorece tanto al pueblo cubano como al pueblo americano. Es tiempo de iniciar una relación normal como hubiera tenido que ser desde el triunfo de la Revolución Cubana.

 

            SL: ¿Cuál es la principal conquista de la Revolución Cubana?

 

             ML: Sin duda alguna, la soberanía. Si Fidel tuviera que cambiar de nombre, habría que llamarlo Soberanía. Por primera vez en su historia, Cuba es soberana e independiente.

 

 Salim Lamrani

Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano.  http://monthlyreview.org/books/pb4710/

 

Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr

 

Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

 

Fuente: Al Mayadeen

http://espanol.almayadeen.net/Study/iuoncMxT4E6Ld6TYAGb1bA/-en-realidad--estados-unidos-espera-una-rendici%C3%B3n-total-y-de

 

https://www.alainet.org/es/articulo/171180
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