Conversaciones con Max Lesnik 2/4

“Estados Unidos se opuso desde el inicio a la Revolución” (II)

02/07/2015
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SL: ¿Cuál fue su papel en la lucha contra la dictadura de Batista?

 

 ML: Cuando desembarcó Fidel Castro el 2 de diciembre de 1956, la oposición política estaba paralizada por la gran represión que desató Batista. La persecución era muy fuerte y no había ningún espacio para ejercer una actividad política cívica y pacífica.

 

 Había trabado una fuerte amistad con algunos elementos del Partido Ortodoxo que se habían sublevado en la Sierra del Escambray, en el centro de la isla, y que habían formado el Segundo Frente del Escambray. Cuando llegué a la zona, había una división entre el Directorio Revolucionario y el Segundo Frente formado entonces por elementos del Movimiento 26 de Julio de Fidel Castro que se habían sublevado, en el cual se encontraban mi amigo Roger Redondo y Lázaro Artola quien fuera jefe de la Juventud Ortodoxa en Camagüey.

 

 Tras el ataque al Palacio Presidencial el 13 de marzo de 1957, Eloy Gutiérrez Menoyo llegó a la zona del Escambray para establecer un frente guerrillero que fortaleciera a los que ya estaban allí alzados. A mí se me designó responsable de propaganda del Segundo Frente. Iba y venía a La Habana para buscar recursos económicos.

 

 SL: Fulgencio Batista huyó el país el 1 de enero de 1959. ¿Cómo se enteró de la noticia?

 

 ML: Me encontraba en La Habana cuando cayó Batista. Tenía que cumplir una importante misión pues un avión cargado de armas procedente de Estados Unidos debía suministrar al Segundo Frente. Estaba clandestino y un amigo de la Juventud Ortodoxa, Lucas Álvarez Tabío, sobrino de un magistrado del Tribunal Supremo, me informó de la noticia. Cuando Batista abandonó el poder, quiso dar una forma constitucional a su salida y nombró al magistrado Carlos Piedra.

 

 SL: ¿Qué hizo tras el triunfo de la Revolución?

 

 ML: Muchos intentaron conseguir un cargo en el nuevo poder. No fue mi caso. Me dediqué à mi oficio de periodista y escribía en Bohemia. También tenía un programa de radio. José Pardo Llada, que era el periodista más escuchado en la historia de Cuba, tenía el suyo después del mío a la una de la tarde.

 

 Luego se radicalizó la Revolución y el Partido Comunista empezó a sentar su hegemonía en todos los sectores. Estados Unidos se opuso desde el inicio al nuevo poder y esta hostilidad llevó a la radicalización.

 

 Yo era muy crítico en mi programa de radio. Afirmaba que estaba en contra del imperialismo de Estados Unidos pero que tampoco era comunista. No quería que se me impusiera una ideología.

 

 SL: ¿Estaba usted en contra de una alianza con los comunistas?

 

 ML: Yo estaba resueltamente en contra de una alianza con un grupo que había colaborado con Batista en 1944 y que no había desempeñado un papel clave durante la lucha insurreccional contra la tiranía.

 

SL: ¿Tenía usted relaciones con Raúl Castro?

 

ML: Teníamos amigos comunes como Alfredo Guevara, padre del Nuevo Cine Latinoamericano, y Léster Rodríguez, que participó en el Moncada.

 

Raúl era el hermano menor de Fidel. Recuerdo que durante mi luna de miel en México, el 30 de diciembre de 1955 fue Raúl quien vino a recogernos al aeropuerto a mi esposa y a mí, Raúl aún no era el segundo al mando. Fidel cuidaba mucho eso de las jerarquías. No quería ningún privilegio para su hermano. Raúl se ganó luego sus cargos combatiendo en la Sierra Maestra y el Segundo Frente Oriental para llegar hoy a la responsabilidad que ocupa, Presidente de la República.

 

SL: ¿Conoció al Che Guevara?

 

ML: Nunca hablé con él pero sé que tenía una imagen negativa de mí. Le habían dicho que yo era un tipo peligroso. Nos vimos una vez de carro a carro pero nada más. No me tocaba a mí ir a verlo para decirle que estaba equivocado. No era mi estilo. Lo lamento porque creo que si hubiera conocido al Che en la Sierra del Escambray, las cosas habrían sido distintas.

 

SL: Hablemos ahora de su salida de Cuba. ¿Por qué decidió exilarse a Estados Unidos?

 

ML: En mi programa de radio me mostraba muy crítico hacia los comunistas y el aparato de seguridad se encontraba en sus manos. Me había convertido entonces en un blanco y no podía quedarme en Cuba.

 

Decidí entonces salir clandestinamente de Cuba conjuntamente con los dirigentes del Segundo Frente del Escambray en enero de 1961. En realidad, pienso que alguien de los servicios de inteligencia que estaba al tanto de nuestra salida nos dejó marchar. Cuando llegamos a Estados Unidos, las autoridades nos encarcelaron durante varios meses en Texas.

 

SL: ¿Estaba Fidel Castro informado de su salida?

 

ML: Cuando Fidel se enteró de que yo estaba en prisión en Estados Unidos, mandó a Alfredo Guevara decirle a mi madre que me hiciera llegar el siguiente recado: “Que cruce la frontera mexicana y que regrese a Cuba. Que aquí no tiene ningún problema”. Recibí el mensaje más tarde pero, de todas maneras, no hubiera vuelto. Pero siempre agradeceré a Fidel y a Alfredo por ello.

 

Del mismo modo, Fidel Castro intervino para que se permitiera a mi mujer y mis hijas salir del país. El subsecretario de relaciones exteriores de la época, Carlos Olivares, se negaba a dar los pasaportes pues yo no había firmado el permiso de salida del territorio, algo que no podía hacer pues me encontraba en Miami. Fidel llamó personalmente por teléfono a Olivares para darle las instrucciones.

 

SL: ¿Estaba usted en esa época en ruptura ideológica con Fidel Castro?

 

ML: Con Fidel no, pero con el proceso sí.

 

SL: ¿Se reunió con líderes políticos exilados en Miami?

 

ML: Sí, con los Prío, por ejemplo. Tengo una anécdota al respecto. Los Prío eran muy amigos del cómico Guillermo Álvarez Guedes. Cuando se murió un hermano de Álvarez Guedes en Miami, en la funeraria Caballero, de la calle 8 y la 27 avenida, nos encontramos allí para el entierro. Yo conocía a Guillermo desde Cuba. Fui a saludarlo y a darle el pésame. Se encontraba en la puerta de la funeraria con Antonio Prío, el hermano del expresidente Carlos Prío Socarrás y empezamos a conversar. Llegó una señora, ya entrada en años, que había sido ortodoxa y que me conocía desde mi época de líder juvenil, reconoció a Antonio Prío, que había sido candidato a la alcaldía de La Habana y ministro de Hacienda, involucrado en un gran escándalo y lo habían acusado de haberse robado 7 millones de pesos, que equivalían en aquella época a 7 millones de dólares y que serían hoy unos 70 millones de dólares. Me vio aquella señora ¿qué me dijo?: “Parece mentira, Max Lesnik, líder ortodoxo, estás aquí con Antonio Prío Socarrás, el ladrón que se robó 7 millones de pesos, que fue castigado por el pueblo de Cuba, pues perdió la alcaldía frente a Castellanos”. La señora nos metió un discurso tremendo.

 

Entonces Antonio introdujo una mano en el bolsillo y dijo: “Señora, por favor, le voy a hacer una pregunta. ¿Cuántos millones de habitantes tenía Cuba en 1950, que es cuando usted me acusa de haber robado 7 millones de pesos?” La señora le contestó: “Pues, siete millones de habitantes”. Entonces Prío le replicó: “Bien, coja su peso y no me joda más”.

 

Siguen:

-“Fui víctima de once atentados con bombas en Miami” 3/4

-“En realidad, Estados Unidos espera una rendición total y definitiva del pueblo cubano” 4/4

 

- Salim Lamrani es Doctor en Estudios Ibéricos y Latinoamericanos de la Universidad Paris Sorbonne-Paris IV, Salim Lamrani es profesor titular de la Universidad de La Reunión y periodista, especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Su último libro se titula Cuba, the Media, and the Challenge of Impartiality, New York, Monthly Review Press, 2014, con un prólogo de Eduardo Galeano. http://monthlyreview.org/books/pb4710/

Contacto: lamranisalim@yahoo.fr ; Salim.Lamrani@univ-reunion.fr

Página Facebook: https://www.facebook.com/SalimLamraniOfficiel

 

Fuente: Al Mayadeen

http://espanol.almayadeen.net/Study/ytnZHMY9tkqKhKTJAJv_3A/-estados-unidos-se-opuso-desde-el-inicio-la-revoluci%C3%B3n---2-4

https://www.alainet.org/es/articulo/170830
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