Ojos bien abiertos

12/06/2015
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El Congreso, con marimba y refrigerios, culminó un acto protocolario considerado una burla por las organizaciones sociales, y ahora publican que quienes quieran inscribirse en las mesas donde se van a discutir las modificaciones a las leyes, que lo hagan electrónicamente.

 

No escuchan a las personas, no leyeron o no entendieron el mensaje contundente de la Conferencia Episcopal que con severidad y ponderación señaló a ese organismo de incapacidad por ineptitud y malicia, en referencia a las indispensables reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos que hace una década están evadiendo. Afirman la justeza de la exigencia de que las elecciones se den corrigiendo esas condiciones. Apremian los obispos que se hagan las reformas correspondientes con urgencia nacional, aplicables todavía a este proceso, para que participe gente proba y honesta en el Estado. Advierten de que el proceso electoral debe legitimarse, si no queremos que la situación se desborde.

 

Estamos en una región de alta importancia para Estados Unidos. Ya vimos al Embajador en el podio, acompañado del Presidente, ratificando la subordinación que ya se sabía. Ya se anunció la llegada de los expertos que serán pagados por ellos para pasar el polígrafo a los que desempeñaran funciones en la SAT y a lo mejor a otros que se decida. Pero no es solo la corrupción la preocupación de nuestro vecino.

 

Al Triángulo Norte le urge rescatarlo. Honduras, con el golpe, se les fue de las manos; también allí saquearon el seguro social, las manifestaciones por la corrupción se generalizaron, hay protestas por la presencia de tropas en la base de Palmerola con posibles desplazamientos hacia los países fronterizos; en El Salvador las cosas no apuntan muy bien para el gobierno de izquierda y la inseguridad se ha intensificado. Pero la verdadera turbación es la presencia de las inversiones y los intereses de China en Nicaragua y la decisión que Costa Rica tomó hace un tiempo de sustituir a su aliado Taiwán por China Continental. También les preocupa la relación de Nicaragua con Rusia e Irán.

 

La Alianza por la Prosperidad es una de las estrategias para recuperar el control y no solo por lo que para nosotros es un drama: los niños migrantes, y para ellos es un problema de seguridad nacional que no tenían en su radar, sino porque somos un territorio donde deben defender sus intereses. Por eso necesitan mantener la estabilidad, como su prioridad.

 

En Guatemala estamos enfrentando un desbarajuste, donde la autoridad ni manda ni define; la Policía Nacional Civil está paralizada; los secuestradores de funcionarios los detienen todo el tiempo que quieren; los linchamientos se incrementan; los jueces tienen que ser desplazados de las comunidades por el peligro de ser agredidos; las juntas de licitación o las juntas directivas de cualquier naturaleza no quieren firmar nada; los funcionarios tienen pánico de tomar decisiones; los empleados públicos honrados están apáticos y frustrados, otros están siendo agredidos y amenazados; un grupo de campesinos ya fijó fecha para lograr sus demandas antes de iniciar un paro nacional, mientras los narcotraficantes y criminales se siguen apropiando en sus territorios, otro grupo ya se manifestó pidiendo que se investigue a los empresarios involucrados en la corrupción.

 

Vivimos un escenario donde prolifera la violencia, la injusticia social, la falta de oportunidades y de trabajo, propicio para colocarnos en riesgos inusitados.

 

Y recibir las órdenes en inglés y ejecutarlas lleva tiempo.

 

Guatemala, 8 de junio de 2015.

https://www.alainet.org/es/articulo/170427
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