Tía María: ¿nos seguiremos matando?

20/05/2015
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Queramos o no los conflictos existen, son una realidad en todas las sociedades del mundo. Martín Tanaka nos dice: “En la política la confrontación es saludable, en tanto expresa los conflictos y las diferencias sociales; pero cuando deviene en polarización y extremismo, empieza a primar una lógica de liquidación de los adversarios” (La República, 10-5-2015).

 

Nos podíamos preguntar qué hacemos, después de tanto tiempo en confrontaciones de este mismo tipo, que cuando llegamos al conflicto en vez de sentarnos en una mesa como personas, y prepararnos para ello: informando unos y otros, conociéndonos y evaluando nuestros intereses y el de la otra parte, nos   preparamos para un campo de batalla.

 

Y para ir a la guerra hay que descalificarse, porque si no nos descalificamos no legitimamos la guerra, no legitimamos la liquidación del enemigo. Entonces, para unos, los opositores a la mina, el enemigo son terroristas antimineros y una comunidad manipulada, unos agricultores, a los que Alan los llamó “perros del hortelano”, que no desean el desarrollo ni de ellos ni del Perú.

 

Para la otra parte, el Estado, junto con las empresas mineras, solo buscan su rentabilidad económica a cualquier precio queriéndolo imponer por la fuerza de las armas.

 

Estando así las cosas, con cuatro fallecidos: tres de un bando y uno del otro y más de 200 heridos por ambas partes, a los que habría que añadir los tres fallecidos que hubo en el 2011, ¿cómo quieren que se sienten en una mesa de diálogo? Primero hay que dejar las armas: bajar la guardia, los descalificativos de uno y otro lado, intentar ponerse en la postura de los otros, en sus visiones, en sus maneras de entender el desarrollo, incluso pensar que el otro puede tener razón en algo, aunque no esté de acuerdo con él.

 

¿Qué se ha hecho desde el 2009, en qué se ha fallado para llegar a esta polarización tan radical? Todos tendremos alguna culpa, pero habría que cargar la mano sobre el Estado y la empresa, ya que entran en casa ajena y sin pedir permiso, y además imponiendo una manera de ver y sentir las cosas.

 

Quiero citar un comentario acerca de la Ley de Consulta: “cuando alguien quiere ingresar a su casa, primero le pide permiso, luego le consulta si puede hacer uso de su jardín                                           … No importa la causa, la razón, pero lo más importante es que el interesado le ha consultado y, por eso usted se siente una persona respetada, todo un ciudadano”.  El 28 de octubre del 2009 se ha hecho una consulta, y el 90% de los ciudadanos votaron en contra de la mina. Sin embargo el Gobierno y la Southern siguieron insistiendo.

 

El autor del comentario anterior sigue diciendo: “El Gobierno, los inversionistas no se han puesto en el caso de ellos, porque al parecer no les interesa lo que piensan y lo que sienten. La vida de un solo peruano, sí de uno solo, vale más  que miles o millones de pozos petroleros juntos, vale más que miles de millones de aserraderos juntos, con el agravante de que si no se toman , las medidas del caso, la tierra será contaminada, devastada, lo que significa también muerte”.

 

Este texto y el anterior es del día 10 del 06 del 2009, 35 días después de los acontecimientos de la Curva del Diablo, en Bagua Me podrían decir que es de un terrorista antiminero y publicado en Hildebrant en sus Trece, pues es del diario Comercio y del Señor Francisco Miró Quesada Rada (Director.)

 

Sabemos que se han hecho talleres de información, pero ¿cómo se habrán hecho? De todas maneras, la presentación por la empresa del primer EIA, que tuviera 138 observaciones no invita a mucha confianza, ni en el Gobierno que la respalda. Además  la Southern, venía con una historia oscura de Ilo y Tacna donde emitió más de cuatro veces y medio el límite de lo permitido de dióxido de azufre y durante años, y con graves daños en otros lugares fuera del Perú, como señala Claudia Cisneros Méndez en La República el 17 – 05 – 2015. Por lo tanto la población no podía tener confianza en la empresa.  Y Josué Gutiérrez, vocero de gana Perú dice en Ideleradio: 19-05-2015 “Se han cometido graves errores que no han permitido recobrar la confianza de la población…...Hemos tenido falencias serias, graves en el momento de recobrar esa confianza de la población” Sin confianza en la empresa y en el Gobierno para sentarse a una mesa de diálogo.

 

Lo primero que hay que recuperar es algo de  confianza, que es lo que deberían haber hecho durante estos seis años que pasaron, porque la licencia social no es un trámite administrativo, es un   proceso en donde no se trata de dar un permiso, sino  de aceptar una variable muy fuerte en el modelo de desarrollo, que respete las dinámicas y el modelo de desarrollo de las poblaciones donde se va a instalar, y  no solo que no despierte sospechas, sino que se mire con esperanza de que va a mejorar la calidad de vida y a potenciar las condiciones de sostenibilidad de su modelo de desarrollo. Las poblaciones tendrían que reprimir a los violentos, que salen de sus filas no con ganas no de defenderse, sino de eliminar al enemigo, como si el policía fuera su enemigo y no un peruano más que está cumpliendo con su deber.

 

No nos podemos seguir matando de la misma manera aunque en otros escenarios: Bagua, Espinar, Conga, Pichanakuy y ahora Cocachacra.  En el Gobierno de Alan García murieron 219 en los conflictos sociales, en este gobierno llevamos a Mayo 57. Una gran diferencia, pero estamos mal, aunque menos mal.  

 

En 60 días podremos “buscar un equilibrio que permita el razonable progreso del país, con información previa a los que viven y trabajan en el lugar, con beneficios reales para la comunidad, que permitan compensar la jodida necesidad de tener que golpear el medio ambiente, compartir esas ganancias y elaborar un proyecto que involucre a todos, que genere grandes utilidades y mejores colegios, calificados puestos de trabajo e instalaciones deportivas. Qué entregue tanta riqueza que pueda terminar con la pobreza” (Aldo Miyashiro, La República, 11-05-2015) No lo creo, pero a eso hay que tender. Mientras llegamos, lo que no podemos es seguir matándonos.

 

Paco Muguiro Ibarra S.J.

 

Jaén 19 de mayo del 2015

 

https://www.alainet.org/es/articulo/169744
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