Alternativas antipatriarcales

17/12/2014
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 500: América Latina: Cuestiones de fondo 12/01/2015
Innovadores planteos políticos están en auge en América Latina, varios de ellos sustentan cambios estructurales, que algunos países están, incluso, procurando realizar.  Se trata de planteos complejos, que buscan redefinir presente y porvenir con pensamiento propio, procurando poner en perspectiva la superación del capitalismo y, cada vez más, del patriarcado.
 
Se habla de enfoques integrales, con horizontes de cambio que implican otros modos de gestionar la vida, desde nuevas visiones de lo interrelacional y de la sostenibilidad.
 
En ese contexto, se postulan propuestas de desmantelamiento de las relaciones de poder patriarcal, como un elemento imprescindible para que los procesos de cambio o de revolución puedan llamarse tales.
 
Y, de hecho, es justamente en los países donde están en curso refundaciones del Estado, donde se ha abierto la posibilidad de colocar la agenda antipatriarcal a esta escala, propiciando su inscripción en las estrategias de transformación y en el delineamiento de políticas y planes.
 
El ejemplo más remarcable es el del desarrollo de una perspectiva de despatriarcalización en el Estado Plurinacional de Bolivia y de la subsecuente creación de nueva institucionalidad para su consecución, con una visión que no sólo se amalgama con la perspectiva de descolonización, sino que busca delinear sus contenidos en el carácter plurinacional del Estado y, por ende, en una multiplicidad de contenidos de interculturalidad.
 
En Ecuador, la adopción del Buen Vivir como horizonte para el cambio ha abierto posibilidades para pensar un ‘Estado sin patriarcado’, desde una perspectiva de ‘reproducción ampliada de la vida’ –ya no del capital–, que incluye amplias definiciones de la diversidad, extensivas a la producción, la economía, y otros.  El reconocimiento constitucional de la economía del cuidado figura en esas definiciones e inaugura posibilidades reales de subvertir la inamovible división sexual del trabajo.  En lo inmediato, son un ejemplo las políticas y medidas para reconocer el valor del trabajo doméstico no remunerado, que ejercen, mayoritariamente las mujeres.
 
En Venezuela la identidad feminista del socialismo, acuñada por Hugo Chávez, coloca la posibilidad de pensar contenidos feministas para el conjunto de las definiciones del proceso.  Esto es, tanto en el nuevo modo de gestión definido por la construcción de poder popular, como en sus nuevas expresiones comunales y territoriales.
 
Planteos antipatriarcales están presentes en varios países de la región, ostensiblemente en Brasil, pero el punto de destaque de los países en refundación del Estado y en transición al socialismo es la posibilidad de sustentarlo a esa escala, y desde perspectivas de cambio que involucran rupturas con el capitalismo y con otros sistemas de dominación interrelacionados, como el colonialismo y el imperialismo.
 
Algunas iniciativas en este sentido se construyen también en el escenario regional; un ejemplo es la que han impulsado las Ministras de Defensa de los países del ALBA, que buscan redefinir los conceptos de defensa y seguridad y han contribuido sustancialmente a la definición de Latinoamérica y el Caribe como territorios de paz, que figura ahora en la agenda de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños -CELAC- y otras instancias integradoras.
 
Algunos sustentos antipatriarcales
 
Sin ninguna duda, queda casi todo por hacer para subvertir las relaciones de poder patriarcal, incrustadas vertebralmente en todas estas sociedades desde hace siglos.  Pero, pensar desde lo concreto en su viabilidad y colocar el desafío de erradicarlas es un paso histórico sin precedentes.
 
Además, si bien los cambios de alcance civilizatorio, como los enunciados por el Buen Vivir / Vivir Bien o el Socialismo del Siglo XXI, involucran procesos de vasta duración histórica, estos se levantan gracias a una ebullición de grandes y pequeñas transformaciones cotidianas, que revolucionan los sentidos y orientaciones dominantes, desde diversos ángulos.
 
Así, si bien los conceptos antipatriarcales no son nuevos, pues fueron conceptualizados por el feminismo marxista de los siglos XIX y XX, sí lo es la amplitud que ha ganado el planteo y los enfoques vernáculos, que arrojan nuevos contenidos y se articulan al entramado procesual de los cambios.
 
Se trata de desmantelar el patriarcado, desde sus alcances económicos, políticos, culturales, sexuales y sociales, desde la multiplicidad de manifestaciones de las relaciones de poder, que resultan de los modos de imbricación entre éste y distintas cosmovisiones, culturas, momentos históricos.
 
Es decir, se aborda el patriarcado como un sistema social histórico, interconectado estructuralmente con el capitalismo, que se levanta sobre las relaciones de poder entre los géneros y las reproduce, según tiempos y contextos, que no son idénticos ni simultáneos en todas partes.
 
Es ese ‘sentido del momento histórico’ que abre pistas certeras para el entendimiento de sus dinámicas y para las ya mencionadas posibilidades de acción transformadora.  Son perspectivas estratégicas y políticas distintas de aquellas que aducen una universalidad anti-histórica y determinista, que bajo la presunción de que la opresión de las mujeres está y estuvo presente de modo homogéneo, en todas partes y siempre, devalúa sus universos cognitivos, creativos y sociopolíticos, y sobrevalora los referentes a la ‘independencia’ liberal.
 
Las nuevas pistas políticas y teóricas que se inauguran con el Buen Vivir / Vivir bien, enuncian posibilidades para pensar de otro modo los aportes históricos de las mujeres, por ejemplo, al desarrollo de conocimientos, ahora asociados a la sostenibilidad y a la soberanía.
 
En esa línea, las definiciones de la soberanía alimentaria, con sus estrategias de producción local, autosustentable y a pequeña escala, ilustran la viabilidad histórica de modos de producir, desarrollados principalmente por las mujeres que, en el contexto mundial actual, anteponen una alternativa de vida, frente a la mercantilización de la alimentación impuesta por las transnacionales.
 
En síntesis, los planteos están sobre la mesa, el reto es encararlos desde perspectivas estratégicas y disputar sentidos, tanto al patriarcado como a las corrientes liberales conexas, que postulan una vía única para la emancipación.  Lo fundamental es que se están colocando contenidos antipatriarcales en contextos propicios para la transformación y que esto no se puede dilapidar, bajo ningún pretexto.
 
- Irene León es socióloga ecuatoriana.  Integrante del Consejo de ALAI.
https://www.alainet.org/es/articulo/166631
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