La juventud, presente y futuro para la salvación del planeta

17/12/2014
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Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 500: América Latina: Cuestiones de fondo 12/01/2015
Durante mucho tiempo, se hizo un lugar común afirmar que “la juventud es el futuro”.  Sin embargo, actualmente algunos afirman que ese futuro ya llegó.
 
La realidad es que ambas versiones son ciertas, ya que en estos momentos hay más jóvenes de entre 10 y 24 años que nunca antes en la historia de la humanidad, según el reciente informe del estado de la población mundial 2014, elaborado por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA)[1].
 
La juventud es el presente, porque ya son 1.800 millones de jóvenes en todo el mundo.  Pero también son futuro porque una parte de ellos y ellas ya están definiendo y dirigiendo desde posiciones de liderazgo nuestro futuro en todo el planeta. En algunas regiones del mundo, están aumentando los jóvenes, y la proporción sobre el total de la población.  Crecen con mayor rapidez en las naciones más pobres.  En algunos países, más de uno de cada tres habitantes es joven.
 
Una mirada panorámica mundial
 
Hoy, la población mundial es de 7.300 millones de personas.  En 1950, los jóvenes eran 721 millones de un total de 2.500 millones.  A mediados de este siglo, los jóvenes serán 2.000 millones, según la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas.  La humanidad sigue siendo joven.  La mayor parte de las personas todavía no han cumplido los 30 años.
 
El 89% de la población mundial, casi nueve de cada diez jóvenes, vive actualmente en países pobres, donde hay serios obstáculos para su desarrollo y para alcanzar todo su potencial.  Los jóvenes constituyen algo menos de un cuarto de la población mundial.  Este grupo de edad representa el 32% de la población de los países menos adelantados (una categoría de las Naciones Unidas constituida por 33 países de África Subsahariana, ocho de Asia, seis de Oceanía y Haití en el Caribe).  En los países más desarrollados, esa cifra se sitúa en el 17%.
 
Los países con mayor cantidad de adolescentes y jóvenes son India (356 millones), China (269), Indonesia (67), los Estados Unidos de América (65), el Pakistán (59), Nigeria (57), Brasil (51) y Bangladesh (48).  Sin embargo, en los países menos adelantados del mundo, el porcentaje de población joven alcanzó su valor máximo en torno a 2010 y ya ha comenzado a reducirse.
 
El mundo en transición demográfica: ¿bono o hipoteca?
 
Esta realidad demográfica es transitoria.  Comenzó cuando las tasas de fecundidad y mortalidad empezaron a disminuir, reduciéndose también las personas dependientes de una sociedad, como son niños y ancianos.  Esta coyuntura puede girar a un “bono demográfico” o a una hipoteca social de grandes proporciones, si no se atienden las consecuencias de las desigualdades sociales de nuestro mundo.
 
El bono demográfico es el potencial de crecimiento económico que puede producirse como resultado de los cambios que se registran en la estructura de edades de una población, sobre todo cuando la proporción de la población en edad activa (de 15 a 64 años) es mayor que la de la población que no se encuentra en edad activa.
 
La fuerza de trabajo aumenta proporcionalmente.  El bono se produce cuando se invierten recursos para el desarrollo económico y el gasto social en salud y educación de mayor calidad.  Esto incide en el crecimiento económico y puede comenzar un proceso dinámico y beneficioso para lograr mejor calidad de vida de la población y un desarrollo sostenible y sustentable.
 
Al aumentarse la población y disminuirse las personas dependientes, se produce para un país la oportunidad única en la historia, de generar crecimiento económico y estabilidad. Para tal fin, son necesarias inversiones dirigidas a desarrollar la capacidad institucional, mejorar el capital humano, adoptar modelos económicos que favorezcan las perspectivas de empleo, y promover la inclusión social y la prevalencia de los derechos humanos.  A su vez, es la posibilidad de que se potencie en las próximas generaciones los líderes sociales, políticos y económicos.
 
Ahora bien, la realidad es que muchos de los países que actualmente cuentan con las mayores proporciones de jóvenes son algunos de los más pobres del mundo.  La falta de trabajo significativo para los jóvenes está generando frustración, malestar social y empuja a los jóvenes a la migración.
 
Y debido a su edad, buena parte de los jóvenes no son precisamente los responsables de los obstáculos a su desarrollo.  En la mayoría de los países, los jóvenes deben enfrentar la violencia, están en constante búsqueda de oportunidades de trabajo digno.  No pueden acceder a la escuela en condiciones adecuadas o a servicios de salud que tengan en cuenta sus necesidades, especialmente en servicios de salud reproductiva y de planificación familiar.
 
Falta una mayor atención a los jóvenes.  No se les tiene en cuenta del todo.  Ellos tienen derechos humanos inherentes que deben ser respetados.  Es una tendencia en algunos gobiernos que no se sabe muy bien qué hacer con los jóvenes.  Basta evaluar el tejido institucional que atiende a la juventud.  Resulta que es crucial concretar políticas públicas, con ellos como protagonistas, ya que se pone en riesgo tanto a los jóvenes como a la economía y la sociedad.
 
La situación de los jóvenes en Iberoamérica y el resto del mundo
 
Respecto a Iberoamérica, los datos indican que la totalidad de sus juventudes representan la importante cifra de 150 millones, según la Encuesta Iberoamericana de Juventud 2013[2].  Esta región del mundo está justo en medio de la coyuntura favorable para el denominado «bono demográfico».
 
Sin embargo, la realidad es parecida a lo que ocurre en el resto del planeta.  Los trabajadores jóvenes que se insertaron en el mercado laboral en la última década no habían completado la educación secundaria, y padecen peores condiciones de trabajo, en cuanto a desocupación, ingresos y empleos precarios de baja productividad.
 
Además, los jóvenes iberoamericanos tienen que enfrentar retos e incertidumbres en temas de educación, familia, empleo, violencia y salud completamente diferentes en problemáticas a lo experimentado por sus padres y abuelos.
 
Desempleo juvenil
 
En la última década, los jóvenes padecen mayor grado de exclusión y precariedad con respecto a los adultos.  No hay suficientes puestos de trabajo para cubrir necesidades de empleo e ingresos satisfactorios.  La mayoría de los puestos de trabajo se encuentran en el sector informal y muchos de ellos suelen ser arriesgados o peligrosos.  El desempleo juvenil fue alrededor de 2,7 veces mayor que el desempleo adulto según la CEPAL, tanto en 1990 como en 2005, una característica estructural del mercado laboral en Iberoamérica.  Para el año 2013, hay 73,4 millones de jóvenes desempleados de entre 15 y 24 años en el mundo (aproximadamente un 36% de los 202 millones de desempleados totales).  La Organización Internacional del Trabajo en 2013 diagnosticó que «la crisis mundial del empleo de los jóvenes» está empeorando.
 
Los jóvenes excluidos y padeciendo baja calidad educativa
 
Millones no están escolarizados y, si lo están, ni siquiera alcanzan los objetivos mínimos de aprendizaje.  Sus perspectivas de empleo son a menudo pésimas.  Las escuelas y universidades no pueden satisfacer la demanda total de educación.  En 2011, a nivel mundial todavía había 57 millones de niños y niñas que no asistían a la escuela primaria, según UNESCO.  Los cálculos apuntan a que 130 millones de niños asisten a la escuela primaria durante al menos cuatro años pero nunca llegan a alcanzar los niveles mínimos de aprendizaje.
 
Especialmente, se debe prestar atención a los jóvenes que no estudian ni trabajan.  Según la base de datos ILOStat, para 2014 en 18 de 60 países la proporción de jóvenes entre 15 y 24 años que ni estudia ni trabaja supera el 20%.
 
Los jóvenes pobres están excluidos de las tecnologías digitales y, por tanto, están en desventaja en cuanto a la información y a otras formas de construir tejido social.  En 2012, el 30% de los jóvenes de 15 a 24 años de todo el mundo eran considerados «nativos digitales», es decir, llevan 5 años o más de experiencia en línea.  Esto es desigual en todo el mundo.  En Noruega el 90% de la población tiene acceso a Internet, mientras que sólo el 10% lo hace en África Subsahariana, según la Unión Internacional de Telecomunicaciones.
 
Inequidad de género entre los jóvenes
 
Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo en 10 países mostró que los hombres jóvenes tienen ventaja sobre las mujeres del mismo grupo de edad en la transición hacia el mercado laboral.  En esos 10 países los hombres jóvenes tienen más probabilidades que las mujeres jóvenes de obtener un empleo estable y en el sector formal.
 
Los jóvenes son quienes más están migrando
 
Según las Naciones Unidas, los migrantes internacionales jóvenes constituyeron más de 12% del total de los 232 millones de migrantes internacionales en 2013.  La búsqueda de empleo y medios de vida dignos provocan la migración, y la búsqueda de seguridad y una vida libre de violencia y discriminación es el motor del flujo migratorio de refugiados.  También la esperanza de obtener una buena educación es un incentivo para migrar.  Entre 2000 y 2010, los estudiantes matriculados en universidades, en un país ajeno al suyo, aumentaron de 2 millones a 3,6 millones, según la División de Población del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas.
 
La salud en crisis
 
Los servicios de salud se hacen insuficientes y deficientes.  A los jóvenes y adolescentes no les llega la información ni los servicios de salud sexual y reproductiva para evitar embarazos no deseados a una edad temprana.
 
El acceso a los anticonceptivos está limitado.  Las complicaciones durante el embarazo y el parto siguen siendo la segunda causa más importante de mortalidad de las mujeres de entre 15 y 19 años y los riesgos de muerte aumentan con la proporción de jóvenes en la población.  La principal causa de mortalidad de las adolescentes en todo el mundo es el suicidio, según la Organización Mundial de la Salud.  El VIH es la segunda causa de mortalidad de los adolescentes y está aumentando, según la misma OMS.
 
La juventud en el epicentro de la violencia
 
Según un estudio de Patton y otros[3], existe una fuerte correlación entre la población joven y la baja esperanza de vida a los 15 años.  Según algunos cálculos, en 2012 murieron 1,3 millones de adolescentes (jóvenes de entre 10 y 19 años); el 97% de esas muertes se registraron en países de ingresos bajos y medianos y dos tercios se repartieron entre África Subsahariana y Asia Sudoriental.
 
Patton y otros, indican que la principal causa de mortalidad y lesiones de los varones jóvenes es la violencia, derivada de conflictos civiles y bandas.  Y esto nos toca de cerca en Honduras, donde la tasa de asesinatos es la más elevada del mundo, 90/100.000 personas al año.  Seguramente, esta es una de las causas más importantes de la migración de niños, niñas y adolescentes solos hacia los Estados Unidos, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
 
Las propuestas para políticas públicas de juventud
 
Al finalizar 2015, frontera de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, la juventud tiene que pasar a ocupar el centro de la agenda para el desarrollo.  Dicha agenda debe resaltar la importancia de la juventud para el desarrollo sustentable y sostenible en términos sociales, económicos y ambientales.  Y más allá, su rol ético fundamental en la preservación de la especie humana y la salvación del planeta, partiendo de un mayor reconocimiento de sus derechos, y favoreciendo el empoderamiento para afrontar sus vidas y la direccionalidad de las economías y las sociedades.
 
Según los organismos de Naciones Unidas, para que se produzca un bono demográfico, es fundamental: aumentar la inversión en el capital humano de los jóvenes; aumentar el acceso a los métodos anticonceptivos; aumentar las oportunidades de empleo; mejorar el acceso a los sistemas financieros.  Esto puede permitir para la próxima generación, objetivos de desarrollo sostenible, que permitan crecimiento económico inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo digno para todos; conseguir una enseñanza primaria y secundaria inclusiva, equitativa y de calidad; acabar con la pobreza en todas sus formas y en todas partes; garantizar una vida saludable y promover el bienestar para todos.
 
La participación y protagonismo juvenil, punto focal
 
Sin embargo, el elemento clave es la participación y el protagonismo juvenil en todos los esfuerzos dirigidos a la mejora de su calidad de vida, a que asuman funciones de liderazgo y realicen contribuciones que sirvan de base para las decisiones que se tomen a nivel nacional e internacional.  Un joven que tenga 10 años en 2015 será un adulto de 25 en 2030, año para el que se persigue alcanzar los nuevos objetivos mundiales de desarrollo sostenible.
 
Aquiles Nazoa, escritor venezolano en su “Elogio incondicional a la juventud” dice que la juventud es la encarnación de las energías de que dispone la naturaleza y que dispone la historia para renovarse.  Su misión es violentar, cambiar mediante la lucha aquello que se niega a mudarse, a desplazarse, a ceder de buen grado al avance del tiempo.  La juventud es la salud de la historia y el nervio vital de la especie.  Encabeza todos los conflictos sociales en cada época, como un agente de purificación del tiempo.
 
Sin embargo, también apunta Nazoa que la juventud debe estar en actitud discrepante constantemente, porque permanentemente está topándose con un contraste vergonzoso entre lo que le dicen, entre lo que le enseñan, entre lo que le exaltan como modo de vida ideal, y lo que en la experiencia va encontrando a cada paso por el mundo.
 
Los jóvenes tienen varios desafíos en este proceso.  Uno de ellos es que cada vez más, les corresponderá asumir responsabilidades de liderazgo tanto en las economías, las sociedades como en los gobiernos en todo el mundo.  En tal sentido, tendrán que decidir cómo abordar una realidad que les es propia, ya no como beneficiarios o usuarios, sino como hacedores de las políticas de juventud.
 
- Julio Fermín es Coordinador General del Equipo de Formación, Información y Publicaciones (EFIP) de Venezuela, además trabaja como consultor de entidades públicas y privadas para temas juventud y políticas públicas.  Integrante del Consejo de ALAI.


[1] UNFPA (2014).  El poder de 1.800 millones. Los adolescentes, los jóvenes y la transformación del futuro. Editado por UNFPA. New York, 2014.
[2] Organización Iberoamericana de Juventud (2013). Encuesta Iberoamericana de Juventud. Madrid, 2013.
[3] Patton, G.C., C. Coffey, S. M. Sawyer, R. M. Viner, D. M. Haller, K. Bose, T. Vos, J. Ferguson, and C. D. Mathers. 2009. “Global Patterns of Mortality in Young People: A Systematic Analysis of Population Health Data.” The Lancet, 374(9693):881-892.
https://www.alainet.org/es/articulo/166629
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