Sembrando dignidad en plena batalla
25/11/2014
- Opinión
La madrugada del sábadoMaría fue raptada, violada, estrangulada y descuartizadapor el portero del edificio donde ella trabajaba, luego el agresor trató de ocultar su cuerpo como si nada hubiera pasado. María Sonia Vásquez Tomás de 27 años, era trabajadora del hogar, con dos niños de 8 y 2 años. Con este caso Cochabamba se convierte en el primer departamento con más casos de feminicidio.
Bolivia ocupa los primeros lugares en violencia hacia las mujeres en América Latina. En un país en donde una mujer muere cada tres días por feminicidio o donde 7 de cada 10 mujeres sufrenalgún tipo de violencia es importante hablar de las principales causas –como es el patriarcado— que originan la violencia hacia las mujeres.
En marzo del 2013 se promulgo la “Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida libre Violencia”. A pesar de ello los casos de feminicidio registrados fueron incrementándose llegando a 206 desde la promulgación de la ley pero solo 8 sentencias. Muchos lo atribuyen al alcoholismo, los celos, la falta de valores religiosos entre otros. Una solución para otros, como sugirió un candidato del partido de Morales, es: “enseñar a las mujeres a comportarse para que no sean agredidas sexualmente”.
Claramente estas perspectivas no responden a las causas principales de la violencia hacia las mujeres. Para Silvia Federici, en su libro Revolución en punto cero, la causa estaría impulsada en parte por la competición económica, en parte por la frustración que los hombres experimentan al no ser capaces de cumplir su rol como proveedores de la familia, y más importante todavía, impulsados por el hecho de que los hombres ahora tienen menos control sobre los cuerpos y el trabajo de las mujeres.
La violencia que viven las mujeres es estructural y se da en todos los ámbitos de nuestras vidas. Otra forma de violencia, generada también por causas estructurales como es el patriarcado en relación estrecha con el capitalismo, son los impactos del cambio climático. Estos impactos afectan desproporcionalmente a las mujeres a pesar de no ser las principales causantes, más aun en un país como Bolivia, que se encuentra entre los más afectados por el cambio climático.
La comunidad María Auxiliadora
Un ejemplo de cómo la violencia es estructural porque atraviesa todos los ámbitos de la vida de las mujeres es la vida de doña María Eugenia Veliz. Ella fue la anterior presidenta de la comunidad María Auxiliadora, una comunidad ubicada en la zona periurbana de Cochabamba, donde recientemente pudimos visitarla junto a mi colega del Centro para la Democracia. La experiencia en María Auxiliadora es única, ya que son las mujeres las que lideran la gestión de la comunidad y tienen prioridad de quedarse en la comunidad, puesto que la mayoría se queda a cargo de los niños(as).
María Eugenia empezó a trabajar desde sus 13 años y vivió más violencia cuando conoció a su pareja. Después de haber trabajado como trabajadora del hogar se dedicó a la repostería y vendía masitas en la calle para mantener a su familia:
“…él nunca me dio dinero para nada, ni para mi hijo ni en mi maternidad, más bien he recibido durante mi embarazo todos los maltratos, casi he perdido a mi hijo de una patada”.
Afortunadamente ella logró sacar al agresor de su vida antes de que la matara, gracias a su valentía, el apoyo y las condiciones que le ofreció la comunidad María Auxiliadora: “Gracias a ese apoyo he decidido separarme, la violencia paró en mi vida, sentía como si unas espinas hubieran salido de mi cuerpo, era un descanso en paz conmigo misma”
Doña María Eugenia desde que llegó a la comunidad se involucró de manera activa en la gestión de la comunidad, en todo ese tiempo siempre tuvo que lidiar con otras formas de violencia. Después de librarse de su pareja asumió la presidencia de la comunidad y tuvo que volver a enfrentar otras formas de violencia: “…Me gritaban de todo porque no tenía pareja, me decían que no soy una mujer de familia.”
Toda la violencia que doña María Eugenia tuvo y tiene que enfrentar en su vida claramente está relacionada a su independencia económica, su activismo político y por ser mujer, madre soltera y de bajos recursos.
A pesar de todo ella con toda su valentía, sacrificio y el apoyo de la comunidad logro ahora contar con una casa en la comunidad libre de la violencia de su expareja.
El impacto del cambio climático en la vida de las mujeres
Las mujeres de María Auxiliadora han luchado contra la violencia en sus vidas. Pero otras formas de violencia estructurales más recientes están empezando también a pasar la factura a las mujeres. Los impactos del cambio climático se combinan con la condición de desventaja social y económica que muchas mujeres sufren en las sociedades patriarcales. Como consecuencia de los desastres y los impactos del cambio climático, como las inundaciones, las sequías, las enfermedades y la migración, son las mujeres las que soportan la carga más pesada:
“Son las mujeres [a causa de los desastres], que deben garantizar que sus hijos tengan comida, a menudo quedándose ellas mismas sin comer, y las que se cercioran de que los ancianos y los enfermos reciban cuidados.” (Silvia Federici, Revolución en punto cero)
Frente a esta injusticia, las soluciones frente al cambio climático no pueden estar enmarcadas dentro la misma lógica capitalista y patriarcal que dio origen al cambio climático y dejó a la mitad de la población (mujeres) viviendo en condiciones muy desventajosas y de pobreza en su mayoría.
Las mujeres de María Auxiliadora se han organizado para apoyarse mutuamente, en liberarse de la violencia por ser mujeres y de bajos recursos. Pero su experiencia se ha traducido también en una comunidad que responde al cambio climático haciendo uso de su capacidad de recuperación y el desarrollo de nuevos sistemas económicos y sociales que promuevan la sostenibilidad y la justicia; por ejemplo, a través del territorio colectivo, el cultivo de huertos, la preservación de su propia comida, compartiendo tareas comunes, y ahorrando recursos que serán escasos en el futuro. Las experiencias de María Auxiliadora nos pueden inspirar a construir alternativas que no solo responden a los impactos injustos del cambio climático, sino también a la violencia y la discriminación que enfrentan las mujeres en todos los ámbitos de sus vidas.
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