El Club Bilderberg y su apetito voraz de saqueo en América Latina y Colombia

20/06/2011
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El recetario neoliberal y en buena medida las operaciones financieras especulativas en los últimos años han sido impulsadas por una sociedad secreta, una especie de gobierno soterrado que en América Latina y Colombia, particularmente, cuenta con connotados defensores de sus intereses.
 
América Latina con el modelo neoliberal implementado en la década de los 90 entró, en lo que el sociólogo y profesor norteamericano William I. Robinson denomina el “capitalismo global”, para explicar que la acumulación se sustenta ahora en la integración de la actividad industrial nacional a las cadenas de producción mundial, como fases constitutivas, y a la especulación financiera. En ese sentido las industrias nacionales y las agro-exportaciones tradicionales ya no jalonan el desarrollo económico de los países. Esta receta que produjo la hecatombe socioeconómica y política de los países latinoamericanos no fue impulsada por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o el Tesoro norteamericano (cuya misión es la de servir de simples instrumentalizadores de las medidas y de ejercer presión para que se cumplan), como comúnmente se cree. El recetario neoliberal fue auspiciado, promulgado e impulsado por una sociedad secreta, una especie de gobierno soterrado a nivel global integrado por las cien personas más potentadas y los más destacados traficantes de influencias del planeta como David Rockefeller, Henry Kissinger, inescrupulosos banqueros y especuladores financieros norteamericanos, judíos y europeos que deciden la suerte del mundo a puerta cerrada y cuya organización responde al nombre del Club Bilderberg.
 
Aunque este influyente y poderoso grupo cerrado y secreto que debe su nombre al hotel holandés localizado en la localidad de Oosterbeek en el que se celebró su primera reunión en mayo de 1954, ha delineado las políticas económicas del mundo a partir de la posguerra de 1945, sus órdenes y deseos se vinieron a cumplir al pie de la letra y a cabalidad en América Latina a finales de la década de los 90 cuando en su 37ª Conferencia realizada entre el 12 y 14 de mayo de 1989 en la ciudad española de La Toja, en Santiago de Compostela, se expuso el interés y la conveniencia de privatizar las empresas de servicios públicos y los bancos en este hemisferio, al tiempo que se decidió promover la denominada globalización neoliberal (“glocolonización”) y el “gobierno mundial”.
 
Para implementar esta estrategia neoliberal se acordó que España sirviera de plataforma de lanzamiento, por eso no es gratuito que transnacionales de este país como Endesa, BBVA, Unión Fenosa, Telefónica, Banco Santander, hayan terminado apropiándose de buena parte de los activos públicos de América Latina, pues detrás de estas poderosas empresas aparecen los verdaderos dueños, todos cercanos a los “amos del mundo” congregados en el Grupo de Bilderberg, cuyos asesores además de Kissinger son entre otros, el ex secretario de Defensa norteamericano, Donald Rumsfeld; la ex secretario de Estado, Condoleezza Rice; el ex presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz; el ex presidente español Felipe González; el ex presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos, Alan Greenspan; los magnates George Soros y David Rockefeller; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el ex ministro de Economía de España, Pedro Solbes; el alto representante de la Unión Europea para asuntos exteriores, Javier Solana y el representante del Grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, entre otros.
 
El Club Bilderberg controla igualmente a la Comisión Trilateral que Rockefeller creó en 1973 para incluir a altos representantes financieros y empresariales de Japón en las deliberaciones con europeos y estadounidenses; así como el Consejo de Relaciones Exteriores (Council on  Foreign  Relations) que edita la influyente revista norteamericana  Foreign Affairs.
 
El periodista y escritor lituano-canadiense Daniel Estulin ha publicado varios libros sobre la historia de este secreto y superpoderoso Club, que como él bien afirma, se constituye “en un gobierno mundial en la sombra”.
 
Petróleo, Libia y crisis europea
 
El cónclave de los Bilderberg correspondiente a 2011 tuvo lugar en un exclusivo hotel enclavado en las montañas de la pequeña población suiza de Saint Moritz entre el 9 y el 12 de junio. En esta oportunidad, asistieron 140 personas y era la primera vez en la que se contaba con la presencia de China a través de su vicecanciller.
 
Además de Rockefeller, cabeza del Chase Manhattan Bank, estaban, entre otros, los ejecutivos del Deutsche Bank de Alemania, del Bank Financial Group de Canadá, la Caixa de España, el Citigroup de Estados Unidos, y altos funcionarios de la Organización Mundial del Comercio (OMC), el FMI, el Banco Mundial y los ministros de hacienda o economía de los principales países europeos.
 
Los temas de discusión tuvieron que ver con petróleo, medicamentos, publicidad, reducción de población y la crisis económica europea, específicamente la de países como Grecia, Irlanda, Portugal y España.
 
El tema del Medio Oriente fue otro de los aspectos centrales de la deliberación. La situación de Libia y la posibilidad que ese conflicto se amplíe fue motivo del análisis.
 
A los magnates del Club Bilderberg les interesa posibilitar a esa región de los suficientes recursos económicos para frenar la “revolución árabe” y profundizar la contrarrevolución por cuanto ello contribuirá a que el petróleo llegue a los 150 o180 dólares por barril, lo que será de gran utilidad para las grandes empresas transnacionales del sector.
 
Aunque el delegado de la China debió escuchar las voces tanto norteamericanas como europeas preocupadas por la presencia cada vez mayor de ese país asiático en África y América Latina, trascendió que dejó sentada su posición  respecto de dos temas. El primero, en el sentido de señalar en forma categórica que cualquier agresión norteamericana a Pakistán sería un ataque a China; y segundo, que no tiene retorno la decisión de su país de seguir vendiendo los bonos norteamericanos en poder de su gobierno, lo que irá ahondando la crisis norteamericana.
 
Rothschild, Colombia y César Gaviria
 
Al Club Bilderberg lo financia operacionalmente desde sus inicios la banca de inversiones judía Nathan Meyer Rothschild & Sons que en Colombia ha realizado las principales privatizaciones de empresas públicas, utilizando como una de sus tácticas para apropiarse de los grandes negocios, la mala imagen del Estado como administrador, para lo cual ha generado toda una matriz publicitaria de opinión desde las década de los 90.
 
 Esta firma de la familia Rothschild hace multimillonarios negocios en todo el mundo desde el siglo XIX. En Colombia, quienes le manejan todos los hilos de sus estrategias financieras y representan sus intereses son el ex presidente César Gaviria Trujillo, el ex director de Planeación Nacional, Armando Montenegro Trujillo, que es su representante legal, y el actual presidente de Avianca, Fabio Villegas.
 
Ágora es el nuevo nombre que adopta Rothshild en Colombia que ha liderado en el país las privatizaciones de la Empresa de Energía de Bogotá, 14 electrificadoras regionales, Telecom, el Aeropuerto de Palmaseca, Emtelsa S.A., Bancafé, la creación de OLA y la venta de acciones de la Empresa de Telecomunicaciones de Bogotá (ETB).
 
La estrategia de Rothshild es desprestigiar al Estado como administrador para adueñarse de las empresas públicas, según lo confirma el acta de constitución de Ágora, registrada en la Notaría 6 de Bogotá.
 
Otun Group al servicio de Rothshild
 
No es coincidencial por todo este entramado de intereses económicos que haya sido en el gobierno de César Gaviria que Colombia hiciera una apertura económica como primer paso para implementar el modelo neoliberal. Y tampoco lo es que el propio Gaviria como secretario general de la OEA liderara la creación de la unidad de comercio en esa organización continental para asistir a los países latinoamericanos en las negociaciones de tratados de libre comercio con Estados Unidos, fundamentalmente.
 
Por eso al salir de la OEA, Gaviria no solo buscó reencaucharse políticamente como jefe del Partido Liberal sino que fundó su empresa de asesoría Otun Group con sede en Nueva York para representar intereses de importantes transnacionales. Junto con sus socios Darío Álvarez, C. Barry Shaeter y Juan Felipe Muñoz asesoran a empresas en todo lo relacionado con tratados de libre comercio y representan intereses no solo de Rothschild sino de importantes conglomerados judíos. De ahí el interés de Gaviria de apoyar en el Congreso de Colombia la aprobación del leonino TLC con Estados Unidos.
https://www.alainet.org/es/articulo/150658
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