Colombia, Venezuela, UNASUR y la paz

Un conflicto “made in USA”

29/07/2010
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Tras la reunión de cancilleres en Quito, los mandatarios de la región tendrán la responsabilidad de solucionar el conflicto. La tensión entre Venezuela y Colombia alcanzó su punto más alto. El foro sudamericano se perfila como el ámbito natural de negociación, que permite evitar la injerencia de Estados Unidos.
 
Colombia y Venezuela comparten cerca de 2.300 kilómetros de frontera, desde el Mar Caribe hasta la selva amazónica. Esa extensa zona de contacto ha supuesto varias discusiones, pero en la actualidad el diferendo no es territorial. 

Dos realidades antagónicas inauguraron el nuevo siglo. Mientras se desarrollaba el Plan Colombia, con instalación de bases militares de Estados Unidos en la región, en Venezuela comenzaba la Revolución Bolivariana, encabezada por el presidente Hugo Chávez. En el rumbo definido por ambos países se evidencian dos modelos irreconciliables: recolonización o independencia

El 16 de julio pasado, el gobierno de Bogotá solicitó a la Organización de Estados Americanos (OEA) convocar "a la mayor brevedad posible" a una sesión extraordinaria para examinar la presencia en territorio venezolano de jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).

En un comunicado, el gobierno colombiano señaló que la solicitud a la OEA "está antecedida por innumerables esfuerzos fallidos para la solución de este grave problema a través del diálogo directo" con Caracas. En distintos momentos, según el texto, "el tema fue abordado en reuniones privadas de los presidentes". 

De hecho, esta es la novena presentación en torno a una supuesta complicidad de la administración de Chávez con la guerrilla de Colombia. En los casos anteriores, la OEA, comandada por Estados Unidos, ha hecho lugar a las denuncias aunque las endebles pruebas no dieron réditos. Esta sucesión de planteos obliga a Venezuela a una situación de defensa permanente, lo cual se torna inadmisible desde el punto de vista político y diplomático.

"Todo fue infructuoso en relación con cabecillas terroristas. Debemos pensar nuevamente en acudir a las instancias internacionales", expresa el texto en alusión a las anteriores exposiciones de Colombia sobre el tema ante Naciones Unidas y la OEA. 

El vocero del Departamento de Estado estadounidense, Philip Crowley, declaró que la posible presencia de rebeldes en Venezuela preocupa a Washington "desde hace tiempo" y agregó que ese país tiene la obligación de "impedir a grupos terroristas que operen en su territorio".

El gobierno de Uribe exhibió fotografías y documentos ante los directores de algunos medios de comunicación para sustentar su afirmación de que, además de jefes, hay 28 campamentos y 1500 guerrilleros colombianos en tierra bolivariana.

"Durante seis años sostuvimos un diálogo paciente con el gobierno de Venezuela, al cual, en varias ocasiones, se le dio información sobre la localización de terroristas en ese país", afirma el comunicado.

La respuesta de Venezuela no se hizo esperar: "Uribe es en verdad un mafioso y es capaz de cualquier cosa (...) porque está lleno de odio y fracasó rotundamente en su empeño, apoyado por el imperio yanqui, de aislar a Venezuela", afirmó Chávez. Con la denuncia, calificada de "patético espectáculo mediático" por la cancillería venezolana,Uribe procura evitar que el presidente electo colombiano, Juan Manuel Santos, que asumirá el 7 de agosto, busque normalizar las relaciones entre ambos países.

Chávez dijo que hay desesperación "en la extrema derecha que rodea a Uribe para tratar de impedirle a Santos que vuelva a establecer relaciones respetuosas con su hermana Venezuela". El mandatario venezolano había congelado hace un año las relaciones bilaterales en represalia por el acuerdo militar entre Bogotá y Washington, que permite a tropas norteamericanas acceder a siete bases colombianas.

El político y publicista dominicano Narciso Isa Conde afirmó que una de las fotografías presentadas por el gobierno de Colombia como prueba data de 2006. Afirmó que fue tomada en suelo colombiano en ocasión de su "visita política" a un campamento de las FARC y aseguró que "nunca" estuvo con miembros de ese grupo en territorio venezolano. Además explicó que la maniobra se trata de "algo que en periodismo se llama refrito o información trasnochada". 

Isa Conde añadió que mantiene con las FARC relaciones "abiertas hace más de 40 años, y que durante las gestiones de paz del presidente colombiano Andrés Pastrana (1998-2002) se entrevistó con Manuel Marulanda y Raúl Reyes”, números uno y dos respectivamente de la organización, hasta que fallecieron a comienzos de 2008.

La “información trasnochada” tiene antecedentes en Colombia. En 2008, el diario El Tiempo de Bogotá publicó una imagen que intentaba corroborar un supuesto correo electrónico enviado por Reyes a Marulanda según el cual el segundo de la FARC se habría reunido con Gustavo Larrea, ministro de Seguridad Interna de Ecuador. Pocas horas después se supo que quien acompañaba a Reyes en esa foto no era Larrea, sino Patricio Echegaray, secretario general del Partido Comunista argentino.

Acerca del conflicto interno de Colombia entre la guerrilla y las fuerzas armadas regulares y paramilitares, el periodista e historiador ecuatoriano, Jorge Núñez Sánchez, explicó a APM: “existe un conflicto social interno de alta intensidad, muy prolongado en el tiempo y muy profundo. En Colombia se está haciendo una reforma agraria regresiva. Los terratenientes usan a sus asesinos a sueldo, que son los paramilitares, para cometer masacres y lograr que los pobladores de toda una región huyan, con lo cual pueden apoderarse de esas tierras. Ese es el caldo de cultivo del fenómeno y mientras no termine esa reforma, que es un terrorismo de Estado contra la población pobre, si no hay solución a los problemas sociales internos, el conflicto no culminará”.

Respecto de la relación de Colombia con los países vecinos, Núñez Sánchez agregó: “está exportando el conflicto a las demás naciones. Ecuador, por ejemplo, debe mantener tropas en la frontera para evitar que entren efectivos colombianos, estadounidenses, narcotraficantes, guerrilleros. Y sin embargo, del lado colombiano no hay tropas controlando la situación”.

Sobre el actual conflicto, Jorge Valero, delegado permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas, se reunió con el secretario general del organismo, Ban Ki-moon, y le entregó una carta donde explica las razones de su país para romper las relaciones con Colombia. 

Uribe “se negó a buscar cualquier mecanismo de diálogo”, señaló el diplomático, al tiempo que denunció que Colombia implementa junto a Estados Unidos una “política de guerra” en la región. 

El líder cubano Fidel Castro consideró el lunes 26 de julio que la ocupación militar que lleva a cabo Estados Unidos en la región y otras partes del mundo, con la excusa de combatir el narcotráfico o el terrorismo, demuestra “el nivel de irresponsabilidad del imperio”, al no poder controlar sus intenciones de dominio. 

En setiembre de 2007, Uribe le retiró la autorización que tenía el mandatario venezolano para mediar con las FARC. En represalia, el gobierno venezolano congeló las relaciones con Bogotá y llamó a consultas a su embajador.

En enero de 2008, Chávez dijo que Uribe estaba detrás de una "provocación bélica" y que conspiraba para matarlo. Un mes después, Venezuela movió sus tropas a la frontera en rechazo a una escandalosa incursión militar colombiana en Ecuador. 

Se produjo, entonces, una rápida respuesta de los países de la región. La cumbre del Grupo Río expresó un claro repudio a la profanación territorial efectuada por Colombia. Chávez y el presidente de Ecuador, Rafael Correa, morigeraron sus diferencias con Uribe tras el contundente respaldo de sus vecinos y la expedita actuación de la mandataria argentina, Cristina Fernández, y su par brasilero, Lula Da Silva.

La tensión llegó a su punto más álgido el pasado 22 de julio cuando Chávez, en un acto televisado junto al entonces director técnico del seleccionado argentino de fútbol, Diego Maradona, anunció el cese de las relaciones diplomáticas con Colombia.

Para resolver el conflicto actual, Venezuela elaboró una propuesta que Uribe criticó e instó a la comunidad internacional a rechazarla. Su argumento es que abriría la posibilidad de darle más oxígeno a los grupos armados de su país. "Algunos hablan de paz, pero ignoran la seguridad", afirmó el mandatario colombiano.

En el mismo tono, el canciller colombiano, Jaime Bermúdez, dijo desde Bogotá: "Un verdadero plan de paz arranca por la no intervención en asuntos internos. Que un país como Venezuela hable de Colombia es como si Colombia o cualquier otro país hablará de un plan de democracia para Venezuela". Sin embargo, son insistentes las críticas del presidente Uribe y de la Casa Blanca al modelo bolivariano refrendado por el voto popular.

En el escenario se sumó otro elemento: la detención en el estado fronterizo de Táchira de una comandante paramilitar colombiana conocida como Sandra. De acuerdo con las primeras investigaciones, se dedicaba a la "extorsión, secuestro y sicariato". La detenida "es presuntamente miembro del grupo paramilitar Águilas Negras” y tiene dos órdenes de aprehensión emitidas por la justicia venezolana, una de ellas por el asesinato de una alcaldesa tachirense en el año 2009.

Según las presunciones venezolanas, la presencia de esa agente podría estar en consonancia con la instalación militar estadounidense en los alrededores de Venezuela y la posibilidad latente de un atentado contra la vida de Chávez. El mandatario bolivariano canceló su visita a Cuba en ocasión del Día de la Rebeldía Nacional (26 de julio), en aras de salvaguardar su integridad física.

El canciller venezolano Nicolás Maduro, de gira por países de Sudamérica para tratar el tema, confió en que "se evite una acción desesperada que pueda dañar más las relaciones y afectar la seguridad de la región”. Además, dijo en declaraciones a la radio La voz de las Madres, de Argentina, que Colombia "busca justificar la presencia de bases militares de Estados Unidos en territorio colombiano, tratando de generar una estrategia de agresión contra la Venezuela bolivariana".

Maduro se reunió en Buenos Aires con Cristina Fernández, con el secretario general de la UNASUR, Néstor Kirchner, y con el canciller de Argentina, Héctor Timerman. Es UNASUR y su Secretaría General, y no la OEA, el organismo que ocupa un rol protagónico en los intentos por lograr la paz

Además, Kirchner mantuvo conversaciones con Rafael Correa, quien ejerce la presidencia pro-tempore del organismo, y con el asesor presidencial brasileño, Marco Aurelio García.

El jueves 29 se realizó una Cumbre de cancilleres de la UNASUR en Quito, con dos objetivos: analizar las propuestas de retorno al trato cordial entre las naciones hermanas y que, en adelante, los conflictos se traten en este órgano y se desestime la intervención de la OEA. Esto para evitar la intromisión de Estados Unidos en los asuntos regionales y apuntar a una resolución definitiva.

La investigadora venezolano-estadounidense Eva Golinger, explicó a Radio Nacional de Argentina que los países que podrían obstaculizar una determinación consensuada en la cumbre serían la propia Colombia, su aliada Perú, y que estaba en duda el comportamiento del Chile de Piñera. Tras cinco horas de debate a puertas cerradas, la Cumbre Extraordinaria terminó sin consenso, según informó el canciller ecuatoriano, Ricardo Patiño. 

En la reunión se decidió “solicitar a la presidencia pro tempore que haga la convocatoria formal a los mandatarios del bloque, con el fin de sentar a una misma mesa a los presidentes, Hugo Chávez y Álvaro Uribe, lo más pronto posible, para que sean ellos los que analicen las diferentes posiciones presentadas”.

Como contraste del activo rol de UNASUR, la OEA dio curso a la denuncia de Colombia y luego mantuvo una participación formal. Incluso su secretario general, el chileno José Miguel Insulza, se manifestó esperanzado en las gestiones del bloque suramericano y abrió el paraguas al asegurar que "no es importante qué organismo” facilite la solución.

Quien no resigna la posibilidad de protagonizar un rol mediador es el gobierno español. El nuevo secretario de Estado de Asuntos Exteriores e Iberoamericanos, Juan Pablo de Laiglesia, anunció que está dispuesto a participar en "cualquier iniciativa" destinada a "rebajar las tensiones". Agregó que "por el momento" el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero sólo está siguiendo el caso con atención.
 
APM | Agencia Periodística del Mercosur | http://www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/143211
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