A propósito de los titulares de La Nación

¿Coca o cocaína?

12/07/2009
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No en pocas oportunidades el diario La Nación de esta capital confunde la coca con la cocaína, muestra clara de esto son sus titulares: “Policía descubre kilo de coca en autubus” (06-02-09), “Cae vendedor de coca y marihuana en Golfito” (21-02-09), “Lancha ecuatoriana llevaba 320 kilos de coca” (24-03-09), “Dos detenidas con 24 kilos de coca” (13-05-09), “Tiburones rellenos de coca salieron de Caldera” (18-06-09), “Acusados por coca en tiburones piden libertad” (03-07-09) y otros.  Hay que decir de entrada que una cosa es la coca (Erythroxylum coca) planta medicinal, nutritiva y sagrada de Los Andes y otra muy diferente la cocaína (Benzoil-metil-ecgonina), que es uno de los 14 alcaloides que tiene la coca, con propiedades anestésicas y analgésicas.

La hoja de coca es de forma oval de un color verde oscuro en su estado natural no es dañina para la salud física ni mental más por el contrario es un estimulante que contiene muchas vitaminas, minerales y 14 alcaloides que ayuda a la digestión, combate los cólicos y calambres del estómago y de los intestinos, es un agente respiratorio por lo que es utilizado para curar el "mal de altura"; es reconstituyente y energético; dietético, bajo un régimen de alimentación saludable; estimula y excita las funciones del cerebro; ayuda al tratamiento de la artritis, reumatismo etc.  Paralelo a este uso material y medicinal esta su uso religioso.  La coca sirve para que el sabio indígena haga lectura de sus hojas y augure el futuro, sirve para cohesionar a las comunidades en las reuniones y asambleas, para actividades festivas y rituales, para fortalecer la lucha de los pueblos en las prolongadas huelgas de hambre, en fin su uso es múltiple.

A diferencia de la coca, la cocaína que es uno de sus 14 alcaloides, se la obtiene aplicando sobre la hoja petróleo o queroseno, ácido sulfúrico y un álcali  que puede ser cal, carbonato sódico o potasa y otros compuestos químicos.  Su consumo genera el riesgo de muerte por fallo cardíaco o intoxicación general; dilatación de las pupilas, aumento de la presión sanguínea y de la temperatura, reducción de la fatiga, lesiones en el tabique, picores y hormigueos.  Al tomarla por vía nasal, tienen sensaciones de frío y anestesia en cara, nariz y boca, sensación de moqueo acuoso, y de tener polvo a la altura de la solapa y hombros, por cuyo motivo se limpia con la mano dichas zonas de forma persistente.  Psíquicamente produce aislamiento emocional de la persona producida por la acción química en el cerebro, euforia caracterizada por locuacidad y aumento de la sociabilidad, aceleración mental, hiperactividad y deseo sexual intenso.  Luego de este estado de excitación aparecen periodos de depresión bien marcados, caracterizados por cambios de carácter y la híper-excitabilidad, pasando de la euforia a la apatía o al mal humor.

Por eso es muy importante que los medios de comunicación escrito y oral distingan entre la coca y la cocaína.  Y este “lapsus” en la que frecuentemente se incurre, tiene que ver con aspectos tan importantes como la dignidad de un pueblo, una cultura y una civilización milenaria.  No es desconocido que a nivel internacional la hoja de coca fue vista como “nocivo y peligroso para la salud” por los organismos internacionales (Sociedad de las Naciones, 1925 y ONU 1950), presionando a los gobiernos andinos a erradicar el cultivo de coca y la cultura de consumo y uso ancestral de la misma.  La Convención Única sobre Estupefacientes de 1961 fue más allá clasificando a la hoja de coca en la Lista I de estupefacientes (droga) junto a la cocaína y heroína y pide erradicar los cocales además de prohibir el masticado de las hojas dentro de los 25 años siguientes.  Pero esa arremetida contra la coca está muy vigente aun en nuestros días cuando el 2007 la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la ONU llama a los países a “abolir o prohibir el mascado de la hoja de coca y la fabricación del mate de coca”.  Y algunos países desarrollados condicionan su ayuda hacia los países andinos exigiendo la erradicación de la milenaria hoja de los Inkas.  Pese a esa arremetida internacional y a la complicidad de los gobiernos locales por erradicar los cocales, los pueblos tuvieron la fortaleza y el valor de defenderla y su consumo y uso tradicional hoy día sigue vigente y con fuertes iniciativas de industrializar la hoja.

En definitiva confundir coca con cocaína no es un error cualquiera, tiene que ver con la dignidad de pueblos y culturas ancestrales, con posicionamientos políticos e internacionales y con la semántica del idioma castellano.  Jallalla hoja de coca.

Martín Calisaya

Embajador de Bolivia en Costa Rica

https://www.alainet.org/es/articulo/135029

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