50 años del BID ¡Basta Ya!: Llamamiento

19/03/2009
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El próximo 27 de marzo se llevará a cabo, en Medellín, Colombia,  la Asamblea General del Banco Interamericano de Desarrollo, BID que, en esta ocasión, reviste una significación especial pues se cumplen cincuenta años de su fundación. Para los grandes grupos financieros y las corporaciones multinacionales, la celebración es motivo de alborozo; en cambio, para los pueblos de América Latina y el Caribe no hay nada que celebrar. Por el contrario, estamos convencidos que la historia de esta institución no puede ser más nefasta. Junto con el Banco Mundial y otras instituciones financieras estatales, intergubernamentales y privadas, es responsable, en primer lugar, de una oprobiosa espiral de endeudamiento externo, ilegítimo e inmoral, que ha sumido en la pobreza y en la inestabilidad a todos nuestros países. Es responsable principal, además, con la complicidad de muchos de los gobiernos que se han sucedido en la región durante estos cincuenta años, de la permanencia de un modelo de economía y sociedad que se ha querido denominar de desarrollo, pero que ha significado, en verdad, aumento de la pobreza, agudización de la desigualdad y depredación de la naturaleza.

Es por eso que, aún en los propios términos de sus promesas, podemos decir que la actuación del BID es un fracaso monumental. Pero hay algo más importante: a pesar de los cambios en la retórica y en la selección de sus políticas, registrados durante estos cincuenta años de historia, lo cierto es que se mantiene, y hoy en día con mayor fuerza, en un enfoque del “desarrollo” que nos condena a la extracción intensiva de recursos naturales no renovables o la expansión de monocultivos, todo ello destinado a la exportación, con sus catastróficos efectos ambientales y sociales. Ha estado en primera línea en la promoción de las políticas de ajuste neoliberal y de libre comercio, y continúa ofreciéndose como financiador de megaproyectos de supuesta integración física como la IIRSA. Y en las primeras, a través, entre otros mecanismos, del crédito para “reforma institucional”, ha sido campeón de la promoción de privatizaciones que, por ejemplo, en los servicios públicos domiciliarios, en la salud y la educación, han contribuido a la exclusión de millones de personas del acceso a los derechos sociales fundamentales.

No puede olvidarse, en esta oscura historia de realizaciones, que el objetivo esencial del BID es el negocio. El negocio financiero que se expresa en su propio diseño institucional en el cual, frente a los países prestatarios, los miembros prestamistas tienen el poder de decisión. Por eso no ha estado ausente de muchos y significativos episodios de corrupción. Y, para mayor vergüenza, en muchas ocasiones no ha dudado en respaldar criminales y corruptas dictaduras. Es el negocio de la deuda que sigue despertando apetitos frente a los cuales desaparece cualquier discurso de desarrollo y toda consideración ética.

En consecuencia, es la propia concepción que animó la creación de este tipo de Banco de Desarrollo, la que debe ponerse en cuestión. Hoy, cuando la crisis mundial, que ha empezado manifestándose como crisis financiera, es un hecho incontrovertible, se ha abierto para los pueblos una oportunidad  para exigir transformaciones radicales. No es lícito, y ni siquiera sensato, intentar prolongar la existencia de instituciones como el BID. Cincuenta años de desastres es más que suficiente.

Frente a esta Asamblea de cumpleaños, una amplia coalición internacional de organizaciones sociales y ciudadanas viene adelantando una campaña de rechazo que tendrá un momento culminante, también en Medellín, en una serie de eventos paralelos, a manera de Asamblea de los Pueblos, acreedores de la deuda histórica, social, ecológica, que tienen con nosotros instituciones como ésta. La Alianza Social Continental se hace expresión de esta iniciativa y llama a todas las organizaciones a sumarse a la campaña y a manifestar su rechazo, en todas las formas que les sean posibles y en todos los lugares del continente.


https://www.alainet.org/es/articulo/132901
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