La crisis de paradigmas y las elecciones norteamericanas

07/11/2008
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Hace algunos años, para ser más precisos, en marzo de 2004, se realizó en la ciudad de Roma un Seminario Internacional que tenía por objetivo examinar si sería posible construir una agenda común entre la izquierda democrática y los sectores progresistas de Europa y de América Latina. Se trataba de examinar si esta agenda era no sólo necesaria sino posible.

Allí se realizó un debate muy amplio sobre los contenidos que podría tener esa agenda común ante la emergencia que se presentaba en este lado del Atlántico en que una serie de movimientos políticos de la izquierda emergían al poder nacional tanto en Brasil como en Argentina. Se vislumbraban cambios también en Bolivia, en el Ecuador, Uruguay, Chile, ya estaba Chávez en Venezuela y luego llegaría el resultado de México y la victoria de Fernando Lugo en Paraguay que es la más reciente. Un conjunto de gobiernos progresistas se ha instalado en América Latina. Frente a este avance emergían varios problemas que sucintamente descritos también ocuparon un lugar en los debates que se realizaron en aquella reunión y que aquí solo reseñaré, dados los cambios que se operan en la región y que también ocurrieron en Europa y en los Estados Unidos. En América Latina ocurrieron cambios que llevaron al poder nuevamente a Ortega en Nicaragua a Colon en Guatemala a Lugo en Paraguay y al crecimiento extraordinario del PRD en México alrededor de la candidatura de Andrés Manuel López Obrador. Pero la tendencia que se observaba alrededor de la emergencia y avance de las fuerzas progresistas se concretó en América Latina mientras que en Europa este avance no aparece muy claro dado el triunfo de Sarkozy en Francia; al ascenso y luego la derrota del centroizquierda a manos de la derecha representada en Berlusconi actualmente en el poder en Italia. En España ascendió y se mantiene Zapatero. Mientras que en Alemania se concreta una alianza de socialdemócratas y socialcristianos alrededor de la canciller, Ángela Merkel. Mientras siguen gobernando los laboristas en Inglaterra. Pero la gran incógnita era lo que vendría en los Estados Unidos, entonces dominado por la derecha unilateralista y guerrerista en materia internacional alrededor de la presidencia de George Bush. Ahora ha ganado la oposición democrática en medio de la crisis económica más aguda que se haya presentado desde el crack de 1929 en los Estados Unidos y en la economía Mundial.

Crisis económica y crisis del modelo civilizatorio

Uno de los temas centrales de la agenda -que me parece tremendamente actual- es el debate que se realizó en aquel momento sobre la crisis que ya se manifestaba en el modelo económico neoliberal y su consecuente modelo de globalización que lejos de desaparecer se ha profundizado recientemente. Algunos de los temas que aparecen ahora en el centro de la crisis que se debatieron entonces los enumeraré aquí sintéticamente.(a)

El consenso de Washington postuló, desde una perspectiva ideológica, el fin de la historia y al mismo tiempo un conjunto de postulados de política - económica, tales como (1) que el mercado era el mecanismo más idóneo en la sociedad para la asignación de los recursos (2) que el Estado lejos de ser parte de las soluciones era parte de los problemas. Al Estado se le acusó de ineficiente, corrupto, burocrático y clientelista. (3) la política social debía dirigirse a la demanda y debe ocuparse de los más pobres de los pobres, mediante el otorgamiento de subsidios monetarios. Una política social remedial. (4) la disminución de las funciones del Estado y la prédica pública de la necesidad de achicar al Estado, transfiriendo la producción de bienes y servicios al mercado y a los agentes privados, que fueron dotados de todas las virtudes que entonces se le negaron al Estado: eficiencia, transparencia y satisfacción de los clientes o usuarios. De hecho los ciudadanos fueron reducidos a eso, a clientes(b). (5). Debería facilitarse sin trabas la libre circulación de los capitales que traerían el adelanto a los países en vías de desarrollo o emergentes como los bautizó el neoliberalismo.

La aplicación de dichos principios profundizó los niveles de pobreza y exclusión social. Naciones Unidas ha denunciado que 1.200 millones de seres humanos viven en el planeta con menos de un dólar al día y que otros 2.800 millones viven con menos de 2 dólares diarios. Pero algo que tampoco se discute hoy es que el ideario neoliberal y sus políticas económicas condujeron a una excesiva concentración del ingreso en pocas manos. Otras secuelas de dicho modelo fueron la depredación del medio ambiente y la condena a la miseria y a la exclusión de un conjunto de países a quienes el neoliberalismo en medio de su arrogancia condenó a ser inviables.

Las falacias neoliberales fueron múltiples. Se postuló, por ejemplo, que la intervención del Estado antes que una solución era un problema que limitaba la libertad de los ciudadanos y de paso encarecía su acceso a bienes y productos. Ronald Reagan dijo: que el Estado era un problema que había que enfrentar con decisión. Se proclamó la primacía del mercado y de la economía que estaría dotada de leyes infalibles a la cual debería someterse la sociedad. El resultado esta a la vista: la disminución y liberalización de los mecanismos de control estatal sobre el mercado de capitales llevaron a la bancarrota.

El cálculo de la quiebra de las dos más grandes aseguradoras norteamericanas garantes de las cientos de miles de hipotecas insolventes está calculado en seis millones de millones de dólares. Ante esto el plan de salvamento de 750 mil millones de dólares es apenas un mínimo paliativo a las necesidades generadas por el tamaño de la defraudación propiciada desde Wall Street, ante la ausencia de mecanismos de control y regulación desde el denigrado Estado, a agentes privados que jugaron con el ahorro de millones de personas en todo el mundo, quienes confiaron en la seriedad de dichas compañías y en la responsabilidad del Estado norteamericano. Pero éste, en manos de los neoliberales confiaba en algo que quedó al descubierto como otra de las mentiras del neoliberalismo y que constituía uno de sus axiomas: que los mercados y sus agentes capitalistas se autorregulaban. Aquí quedan al descubierto varias de las falacias neoliberales: que el postulado de la primacía del mercado para la correcta asignación de los recursos y las limitaciones de la política y de la primacía de ésta sobre la economía fueron baratijas ideológicas que le costarán al mundo una recesión prolongada y el sufrimiento de millones de seres humanos. Pero, lo más asombroso es que por estas multimillonarias defraudaciones nadie responde o mejor dicho responderán todos los ciudadanos que pagarán los costos de dichas políticas con impuestos sobre su trabajo y sobre sus bienes. Quienes tomaron éstas erróneas decisiones y que se lucraron de ellas apenas serán castigados a lo sumo con la pérdida de sus empleos. Tal es la degradación moral a la que ha llegado esta sociedad con la aplicación del modelo.

Ahora el péndulo se mueve hacia el Estado. La sociedad se encuentra en medio de un cruce histórico como el de los años treinta del siglo XX. Muchos radicales vaticinan el derrumbe del sistema por sí mismo y producto de sus propias contradicciones. Sin embargo, no se ven ni las fuerzas ni las alternativas emergentes que propongan salir de la crisis del paradigma según el cual, la sociedad camina siempre hacia el progreso y la superación de la exclusión y la pobreza. La prédica de la modernidad según la cual la humanidad mediante el dominio de la naturaleza, a través de la ciencia y la técnica, lograría que todos tuvieran un lugar digno en el planeta, se muestra irrealizable bajo el dominio capitalista. Es verdad que la sociedad produce hoy en tales proporciones que sería posible superar el problema del hambre y de unos mínimos vitales, pero, emerge el problema de la redistribución y de ella solo puede ocuparse el Estado o en todo caso el poder político. Pero ello requiere una profunda transformación de la arquitectura del poder económico internacional que no ha sido regulado ni tiene un Gobierno político. Nos referimos al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial, a la Organización Mundial del Comercio, organismos que actúan no en la lógica del bien público sino en la lógica de la acumulación del capital por parte de los agentes capitalistas. Lejos de quienes pregonan el derrumbe lo más probable y dada la correlación de fuerzas en el plano internacional es una reestructuración del capitalismo sobre nuevas bases.

Justamente lo que se viene trabajando hacia la cumbre del Grupo de los veinte, G20, es la reestructuración sin grandes concesiones sociales. El neoliberalismo empobreció a los trabajadores a los que sometió a sus experimentos de “flexibilización laboral”, eliminó prestaciones sociales, aumento las jornadas laborales, disminuyó los salarios, etc. todo a nombre de la necesidad de la competitividad y de la eficiencia. Pura ideología. Lo que sucedió es que los “ahorros” logrados se transfirieron al rubro de las ganancias de las grandes multinacionales y de los grandes capitalistas que no cesaron de acumular. Mediante el mecanismo de la deuda externa se drenaron los recursos y la sangre de cientos de millones trabajadores de los países del sur hacia el norte. Lo que se muestra es la inviabilidad de un modelo consumista, que es consustancial al capitalismo. Hay desajustes estructurales en este modelo económico que lo hacen inviable. Los niveles de consumo de las sociedades del norte son insostenibles por la limitación de los recursos naturales no renovables.

Precisamente la esperanza que abre el triunfo de Barack Obama en los Estados Unidos, no es el de la revolución por decreto. Es simplemente una mirada nueva sobre la crisis. Los retos de Obama están relacionados con la superación del unilateralismo en la política norteamericana aplicada por Bush durante los últimos ocho años y manifestada en las dos guerras que quedan activas: la de Irak y la de Afganistán. Pero también frente a la región de América Latina el reto es si Obama es capaz de establecer una relación de alianza y respeto hacia los regimenes progresistas o si sigue apostando a las fuerzas desestabilizadoras en Venezuela o en Bolivia. Será capaz Obama de cambiar la política hacia la región y reconocer que el bloqueo a Cuba es insostenible y anacrónico y que lo que se requiere es establecer acuerdos para superar los grandes problemas de miseria y opresión que son políticas de las derechas en la región o seguirá sosteniendo políticas erróneas como el Plan Colombia que ahora replican en México, para poner solo algunos ejemplos. Y dentro de dichas políticas se encuentra la equivocada política frente a las drogas que nos ha llevado a la depredación del medio ambiente, a la restricción de las libertades civiles, al tratamiento carcelario para los adictos y dependientes de éstas sustancias mientras que los narcotraficantes y las mafias engordan sus billeteras y pervierten al poder y de paso se convierten en agentes de la muerte en toda la región. En la reestructuración del capitalismo a ¿qué apostará Obama? Bueno, digamos por lo pronto que es esperanzador no tener por ahora certeza de las respuestas que dará el nuevo Presidente de los Estados Unidos de América a éstas preguntas.

Sobre esta coyuntura y sobre estos interrogantes deberá también ocuparse el Foro Social Mundial que se reunirá en Belem de Para, Brasil, en enero próximo. Este lugar se ha convertido en el espacio más importante para pensar y construir nuevas alternativas a la crisis. EL G20 tratará de reestructurar con el otorgamiento de las menores concesiones a las mayorías y a los verdaderos intereses públicos. EL Foro Social Mundial está en la obligación de tratar de construir propuestas y políticas y movilizaciones para cambiar profundamente la sociedad en un sentido público, en un sentido de justicia social. Ésta es la apuesta.

Notas:

(a) El Seminario se realizó en Roma los días 11 y 12 de marzo de 2004 bajo el titulo “Ideas y Fuerzas Progresistas en América Latina y en Europa: la agenda de la izquierda Democrática”. Los materiales y ponencias fueron publicadas en “IDEE E FORZE PROGRESSISTE IN AMERICA LATINA E IN EUROPA”. En el Supplemento al numero 548 del settimanale Internazionale del 16 luglio 2004. Roma, julio de 2004. La ponencia del autor de estas notas se publicó bajo el título de “Sociedad Civil, Movimientos Sociales y poder político en el marco de la globalización” en la Revista Foro, No 52, febrero de 2005. Bogotá. Colombia.

(b) Digo prédica pública pues como los demostró Theotonio Dos Santos “Por el contrario como lo demostramos con datos indiscutibles, el gasto público ha aumentado dramáticamente durante todo el siglo XX e incluso en el período neoliberal. Lo que cambió fue el carácter del mismo, que degeneró en un actividad totalmente regresiva: el pago de intereses”. Santos Theotonio. Caja de Herramientas No 99, mayo de 2004. Bogotá.

- Pedro Santana Rodríguez es Presidente Corporación Viva la Ciudadanía

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/articulo/130748
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