El capitalismo voraz es responsable: el Estado neoliberal a su servicio

25/09/2008
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Según los cálculos de Tomás Pogge, con un dividendo global que signifique el uno por ciento anual de la renta global, se recogerían 315.000 millones de dólares, con los cuales se podría cerrar la brecha de la pobreza extrema del planeta que se estima en 300.000 millones de dólares (Pogge, 2005).

 

El Plan de salvamento a los especuladores norteamericanos, presentado por el Gobierno neoconservador de George Bush, es de 700.000 millones de dólares. De otra parte, según Jeffry Sachs, Estados Unidos, destino 450.000 millones de dólares a los gastos militares en el 2007 (Sachs, 2007). Y según la revista Forbes, los diez grandes ricos del mundo cuentan con una fortuna personal de 426.000 millones de dólares. El sólo señor Carlos Slim, y el señor Bill Gates, tienen cada uno fortunas personales de un poco más de 60.000 millones de dólares.

 

Esto pone una vez más de presente que el reiterado discurso de que no hay recursos para superar la pobreza y garantizar los derechos de los ciudadanos, no es más que eso, un discurso, una ideología que se ha vendido desde los años ochenta, para no hacer nada contra estas injusticias o en el mejor de los casos, focalizar el gasto, pues, como no hay recursos, hay que atender a los más pobres de los pobres. A más de ser profundamente inmoral este discurso de políticos, gobernantes y académicos es falso, al ver la distribución de la riqueza en el mundo.

 

Estas monumentales e injustificables cifras permitirían fácilmente acabar de una vez por todas, con el sufrimiento de los 2.800 millones de pobres existentes en el mundo de hoy. Sacarlas de una vez de la pobreza y evitar como lo dice Sachs, que los diarios todas las mañanas informen: “Más de 20.000 personas murieron ayer a causa de la pobreza extrema” (Sachs, 2007, 25).

 

Es absolutamente inmoral e injusto lo que esta proponiendo el Gobierno neoconservador – fascista por lo menos en términos sociales- de George Bush, de sacrificar el derecho a la salud, a la educación, a la alimentación, al trabajo a millones de ciudadanos norteamericanos (más de 40 millones están en la pobreza) y mantener en la pobreza a 2.800 millones de seres humanos del planeta por salvar unos capitalistas corruptos, indolentes y voraces que después de quebrar las empresas que gerenciaban, se van “tranquilamente a jugar golf y vivir de la renta” (Samper Pizano, 2008).

 

Pero, como lo pone de presente Ronald Dworkin, esta ya es una vieja costumbre del señor Bush y de los neoconservadores: “Las rebajas fiscales de Bush, abrieron aún más la enorme brecha existente entre ricos y pobres”. Más de la mitad de los beneficios de una sola exención –la que exime los beneficios de las empresas del pago de impuestos- fluiría hacia el 5% superior de la población. Esta rebaja fiscal reportó de media a cada una de las personas con ingresos anuales superiores al millón de dólares, un beneficio quinientas veces superior al que obtuvieron las personas con ingresos inferiores a 100.000 dólares ( Dworkin, 2008).

 

Desde Aristóteles esta clara la noción de la justicia distributiva y conmutativa que debería regir las relaciones y la distribución de los bienes en la sociedad. Según él: “La vida basada en la consecución de dinero se emprende por obligación, y, evidentemente, la riqueza no es lo bueno que estamos buscando; porque es meramente útil y para otros fines, si bien merece la pena alcanzar este fin (lo bueno) únicamente para un hombre, es mejor y más divino alcanzarlo para la nación o para las ciudades-estado (Aristóteles, 1997).

 

Posteriormente unos de los padres del liberalismo. John Locke, señaló con claridad que: “Cualquier cosa que el hombre saca del estado en que la naturaleza la produjo y la dejó, y la modifica con su labor y añade a ella algo que es de sí mismo, es, por consiguiente, propiedad suya. Pues, el sacarla del estado común en el que la naturaleza la había puesto, agrega a ella algo con su trabajo, y esto hace que no tengan ya derecho a ella los demás hombres” (Locke, 1969,19). ¿Qué valor, que riqueza para la sociedad añaden los especuladores?

 

Para él, había dos actos ilegítimos de retención: apropiarse de unos bienes sin dejar suficiente reserva para los otros; y, extenderse más allá de lo que puede gozar, trabajar, fecundar. ¿Será qué acumular los recursos de la manera que hemos descrito es justo?, ¿no será un poco excesivo en términos de “gozar, trabajar y fecundar” contar con fortunas personales de 60.000 millones de dólares?

 

Es claro que estos “báncgesters”, denominación que según Michael Hudson, daba Roosevelt a la clase de especuladores como los de las empresas Fannie Mae, Freddie Mac, Lehman Brothers, AIG, y Merrill Lynch, violan todos los principios elementales de le ética y la moral y por supuesto del derecho, pues, han realizado fraudes, corrupción y otras operaciones ilegales.

 

El discurso de que el Estado, no debe intervenir en la economía que el mercado planea, regula y ajusta los desequilibrios que se presenten en el sistema capitalista, se va literalmente al diablo cuando de salvar a grandes capitalistas se trata. Ahí si interviene el Estado, compra empresas quebradas, hace préstamos blandos, da subsidios, condona deudas y pone a toda la sociedad a tributar a favor de unos pocos capitalistas corruptos que como el señor Richard Fuld, de Lehman Brothers ganaba hasta 17.000 por hora dólares (Samper Pizano, 2008). Recordemos que la gran mayoría de trabajadores de bajos ingresos y los millones de inmigrantes en Estados Unidos, reciben entre 8 y 10 dólares por hora, sin ninguna prestación social.

 

Para que no quede ninguna duda acerca de para quién gobierna el señor Bush, CNN, viene denunciando que los pequeños deudores hipotecarios que pusieron sus ahorros para comprar una casa y pagar durante 20 largos años, unas cuotas al sistema financiero norteamericano, tienen que demostrar que están al día, que son solventes (tienen empleo) y no tienen líos de ninguna naturaleza, para que el Estado, les de algún apoyo con esa hipoteca o finalmente perder su casa y sus ahorros. En cambio para estos criminales de cuello blanco, para los grandes estafadores de los tiempos modernos no hay ninguna condición para suministrar la ayuda generosa del Estado. Esa es la ética y la justicia del discurso neoliberal- neoconservador del señor Bush.

 

¿Qué pensaría Adam Smith, John Locke, Stuart Mill, si pudieran levantarse de sus tumbas y ver que dicen y que hacen los que hoy se llaman liberales, supuestos seguidores de estos importantes teóricos de la humanidad? Volverían a morir pero de tristeza.

 

Septiembre 26 de 2008

 

- Jorge Bernal Medina es Investigador social

 

Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas

Corporación Viva la Ciudadanía. www.vivalaciudadania.org

https://www.alainet.org/es/articulo/130061
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