El año que vivimos en peligro

26/06/2008
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La crisis mundial se apresta a cumplir un año mientras se adentra en otro caliente verano boreal. Tras la liquidación del banco de inversiones Bear Stearns, pareció amainar y cierto optimismo volvió a los mercados. Sin embargo, a partir de mediados de mayo, las bolsas nuevamente cayeron en picada, alcanzando nuevos mínimos. Lehman, otro importante banco de inversiones, ha entrado en virtual insolvencia.

El resto de la gran banca mundial sobrevive gracias al dinero que les inyectan los bancos centrales. El desplome del mercado inmobiliario se profundiza en los EE.UU. y se extiende a otros países. La actividad se frena en todo el mundo mientras el temor a una recesión se agranda y aparece en países remotos. El dólar continuó su caída al mismo tiempo que el petróleo, materias primas y alimentos se disparan a las nubes. La inflación está golpeando severamente, especialmente a los más pobres, así como sectores como el transporte, los que empiezan a manifestarse masivamente por todo el mundo. Se viven tiempos de extrema turbulencia cuyo fin no se ve cercano.

A fines de enero del 2008, las bolsas mundiales habían entrado al "territorio del oso," como denominan los ciclos recesivos. Medidas en Euros, en todo el mundo habían caído más de un 20% desde sus máximos alcanzados en octubre del 2007. Llegaron perder un 30% en los días de la intervención del banco Bear Stearns. Luego se recuperaron levemente, para volver a caer a partir de mediados de mayo, hasta alcanzar nuevos mínimos. Citigroup ha estimado que todavía falta que caigan un 25% desde sus niveles actuales para alcanzar el punto mínimo de los "osos" anteriores.

Expresados en Euro, todos los mercados mundiales han caído más o menos lo mismo desde su máximo en octubre del 2007. Hay bolsas que un momento han subido mucho más que el resto, como China durante el 2007, o Brasil el 2008. Sin embargo la primera ha perdido luego más de la mitad de su valor, y la segunda ha empezado a ceder y puede derrumbarse en cualquier momento. La bolsa de Vietnam, que había venido subiendo como la espuma, ha caído en mayo y junio ¡un 60%!.

Ello parece desmentir la llamada teoría del desacoplamiento, que ha venido sosteniendo que el resto del mundo se podía librar de la crisis estadounidense, sostenido por el crecimiento de los países emergentes, especialmente China. Al menos a los inversionistas bursátiles esta teoría no les ha resultado convincente, puesto que todos los mercados han caído parecido si se expresan en una misma moneda.

Las dimensiones financieras de la crisis son inmensas. Las estimaciones de las pérdidas suben constantemente y el Fondo Monetario Internacional las ha estimado en un billón de dólares. Los principales bancos comerciales, bancos de inversión, bancos hipotecarios, y aseguradoras habían efectuado castigos que superan los 390.000 millones.

Hoy día dicha cifra está ampliamente superada. Por ejemplo, la aseguradora más grande del mundo, AIG - con importante presencia en Chile -, que hasta ese momento había reconocido pérdidas por 20.000 millones de dólares, ha superado los 30.000 millones a mediados de junio. Ello ha provocado la renuncia de su jefe máximo y una fuerte caída en bolsa.

Persiste la incógnita respecto al valor real de las carteras en poder de las instituciones financieras. En el caso de AIG, por ejemplo, existe una investigación en curso en los EEUU, puesto que hay evidencias que han venido ocultado las pérdidas de su cartera. Esta última en parte está compuesta por fondos traspasados por afiliados chilenos a las AFP que contrataron sus rentas vitalicias con su filial Interamericana S.A.

Como es sabido, el negocio financiero en general opera recibiendo depósitos de corto plazo y prestando dinero a largo plazo y un interés mayor. En las "corridas bancarias," el público suele retirar masivamente sus depósitos. Los bancos centrales se crearon tras la crisis de 1905, precisamente para proporcionar fondos a la banca comercial afectada por estas circunstancias. A cambio de ello, la banca comercial se sometió a una serie de restricciones.

La crisis actual ha afectado seriamente a la banca comercial, llegando a hundir el banco Northern Rock en el Reino Unido. Sin embargo, ha afectado principalmente a la llamada "banca sombra," no sujeta a regulaciones, que ha surgido en el curso de las últimas décadas. A principios del 2007, este sector manejaba más de 10 billones de dólares en activos, cifra equivalente a la banca comercial en su conjunto.

De este modo, el mundo ha experimentado una gigantesca "corrida bancaria" que ha afectado casi a la mitad del del sistema financiero, arrastrando a su vez a los grandes bancos comerciales a cuya sombra había florecido el sector no regulado.

Sin embargo, a diferencia de lo ocurrido en la Gran Depresión, esta vez las principales autoridades e instituciones económicas mundiales han reconocido la gravedad de la situación y actuado en consecuencia. Han acudido al rescate de la "banca sombra" por primera vez en la historia. Es probable que de ello resulten asimismo regulaciones para este sector similares a las que hoy existen para los bancos comerciales.

Han inyectando al mercado centenares de miles de millones de dólares - sólo entre enero y mayo del 2008, la Reserva Federal estadounidense ha prestado 435.000 millones de dólares a las instituciones financieras en dificultades. El Banco Central Europeo ha proporcionado fondos aún mayores. Asimismo, han ejecutado algunas intervenciones dramáticas, como nacionalizar el Banco Northern Rock y hacerse cargo de la deuda de 30.000 millones de dólares del Bear Stearns. Adicionalmente, la Reserva Federal ha reducido drásticamente las tasas de interés. Sin perjuicio de lo anterior, su capacidad de acción es limitada frente a la enormidad de las cifras involucradas.

Se sigue con gran inquietud el alza desbocada de los precios internacionales unida a la disminución en la actividad. Este fenómeno no se apreciaba desde hacía décadas. Un aspecto del mismo es la fuerte depreciación de la moneda estadounidense, a consecuencia de los enormes desequilibrios que persisten en dicha economía. Su caída se refleja casi como un espejo en el alza del petróleo, materias primas y alimentos, cuyos precios en el mercado mundial se expresan en dicha moneda.

Sin embargo, el alza en estas últimas ha superado con creces la depreciación del dólar. En el curso de un año, la inflación en los países desarrollados ha crecido de menos de 2% a más de 3% anual. En los países emergentes se ha disparado del 5% al 8,5% anual. La proyección de consenso para el índice de precios a consumidor del mundo en su conjunto ha aumentado de 2,4% en febrero 2007 a 4,3% en junio 2008.


Algunos economistas ponen el énfasis en el impacto de la depreciación del dólar, por una parte, y en el aumento de la demanda por parte de las economías emergentes, por otra. Desde su punto de vista, el alza de precios es sustentable en el tiempo. Otros, sin desconocer los aspectos mencionados, llaman la atención acerca del efecto sobre los mismos de la especulación financiera.

George Soros, testificando ante una comisión del senado estadounidense que investiga esta materia ha afirmado: "Estamos experimentando el estallido de una burbuja inmobiliaria y, al mismo tiempo, un alza en el petróleo y otros 'commodities' que tiene todas las señas de otras burbuja," que ha denominado 'superburbuja.' En su opinión, esta última se encuentra sobrepuesta sobre una tendencia al alza de estos bienes que tiene una fuerte componente en los fundamentos del mercado. Afirmó que un crash en el mercado del petróleo no es inminente, pero al mismo tiempo advirtió que si los inversionistas se retiran en masa de este mercado, ello puede producir un crash similar al de octubre de 1987.

La clave de la situación, desde luego, reside en cuanto va a afectar la crisis financiera a la economía real. El mercado inmobiliario se ha desplomado en los EE.UU., el Reino Unido y España. En todos estos países se multiplican las moras, falencias y lanzamientos de deudores hipotecarios, así como la quiebra de empresas dedicadas al crédito hipotecario y constructoras, aparte del enorme impacto sobre los bancos ya referido.

Aunque las autoridades todavía no lo reconocen, los analistas de los principales bancos y medios de comunicación especializados han declarado que la economía estadounidense se encuentra en recesión. Por otra parte, la economía se desacelera en Europa y a nivel mundial. Sin embargo, nadie sabe todavía cual será la profundidad que puede alcanzar.

Todo lo anterior configura un cuadro de turbulencia extrema, donde lo más probable es que los mercados bursátiles continúen cayendo a lo largo de varios meses, con una seria posibilidad que lo que empezó con la crisis inmobiliaria estadounidense se extienda al conjunto de la economía mundial, incluyendo el desplome de los precios de las materias primas en el caso de reventar esa burbuja.

Todo esto tiene repercusiones muy serias para Chile y particularmente sobre los fondos de pensiones.

- El autor es economista del CENDA. Miembro del Consejo Editorial de Crónica Digital.

Fuente: Crónica Digital (Santiago de Chile)
http://www.cronicadigital.cl

https://www.alainet.org/es/articulo/128398

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