Si el internacionalismo proletario se da en los golpes al TLC, ¡bienvenido sea!
25/04/2008
- Opinión
Se cayó el entable del TLC. Ni las presiones del presidente Bush, casi a manera de chantaje (el fast track) contra su Congreso, ni los miles de dólares pagados por el gobierno de Uribe a “lobbistas” camuflados en las filas de los Demócratas Americanos, ni quince meses de “legiones diplomáticas colombianas” en misiones de “cabildeo”, ni los fríjoles o sancochos paisas servidos en Medellín por empresarios o por el alcalde Alonso Salazar, ni los paseos a senadores gringos de corbata y sombrero “vueltiado” por los galpones de flores en el Oriente antioqueño, ni los paseos por Metrocable por encima de los barrios populares, ni los recorridos por la ciudad en medio de impresionantes despliegues policivos para demostrar el ambiente de seguridad ciudadana, ni las audiencias o desplazamientos de líderes sindicales con Mario de J. Valderrama a la cabeza, ni las medallas, ni los carrieles, ni las condecoraciones “Colombia es pasión”, ni los cantos vallenatos de niños a Clinton por ser el esposo de Hillary una de las opositoras, ni tantas otras cosas de la lambonería o del llamado arte de las relaciones públicas, sirvieron o, mejor, fueron inútiles, tal como lo dijo el editorial del periódico El Tiempo, para que la presión de la Casa Blanca, torciera la voluntad de ese Congreso y mandara al congelador el TLC con Colombia.
Como siempre, la voz exaltada de Uribe, cuando se trata del imperio, en postura de vasallo, se volvió candorosa o de plañidera: “Confiamos en que el Congreso (americano) y el Ejecutivo encuentren una salida bipartidista, de tal forma que se pueda avanzar en la aprobación del tratado. Cada día que pasa es una oportunidad perdida para los ciudadanos de ambos países”.
Las reacciones no se hicieron esperar. La derecha esta vez le ganó al “joseobdulismo”. McCain, candidato republicano, se sintió consternado: “Resulta crucial que Estados Unidos cumpla sus obligaciones y apoye a un aliado importante en la batalla contra el narcoterrorismo internacional y a un bastión de la democracia en América Latina {…}. Colombia es un faro de esperanza en una región donde otros buscan activamente frustrar el progreso económico y la democracia”.
Por su parte, Alfredo Rangel, columnista de El Tiempo, al querer señalar a la presidenta de la Cámara Nancy Pelosi, como responsable de la decisión, dio en el clavo de lo que todos deberíamos saber. Los sindicatos norteamericanos se negaron a ver desprotegidos a sus trabajadores con este tipo de tratados y a cambio reclamaron subsidios para la industria norteamericana, la que se vería perjudicada por la competencia de los productos colombianos y de otros países, con las consecuencias de despidos en sus industrias y aumento del desempleo. Saben que los empleos baratos de por aquí ponen en peligro los empleos costosos de allá, aunque esto no importe a unos cuantos dueños de transnacionales, pero sí a sus dirigentes sindicales. Pelosi acogió estos argumentos más el llamado de sus sindicatos sobre la situación de los sindicalistas en Colombia, que Rangel llama como simple pretexto porque, según él, Colombia hoy ya no es un paredón de sindicalistas. Pero lo traicionan sus argumentos. Según él, se desmontaron los grupos paramilitares, casi ha desparecido la guerra sucia entre grupos irregulares, hay mayor eficacia de la justicia con la participación de 13 fiscales y 78 investigadores dedicados a averiguar qué pasa con los sindicalistas amenazados o desparecidos, 1900 sindicalistas son protegidos del riesgo de morir en razón de su actividad. Pero un solo titular de prensa del 12 de abril lo desmiente: “El grupo paramilitar colombiano ‘Águilas Negras’ amenazó de muerte a dos sacerdotes y a los representantes de tres organizaciones no gubernamentales (ONG: Programa Desarrollo y Paz, Corporación Sembrar, Federación Agrominera) de una conflictiva región del norte del país (Tiquisio y Regidor del Sur de Bolívar). Más aún, esta nota de prensa lo dice todo: “último informe de la Escuela Nacional Sindical, ENS, actualizado a abril de 2008, sobre las violaciones del derecho a la vida (de sindicalistas) que, en los últimos años, han sido víctimas de 24 allanamientos ilegales, 2.116 amenazas, 107 atentados, 65 desapariciones, 471 desplazamientos forzados, 412 detenciones arbitrarias, un homicidio a un familiar, 920 homicidios, 194 hostigamientos, 115 secuestros y 14 casos de tortura”. Luego, son válidas las razones de solidaridad de los sindicalistas norteamericanos con los sindicalistas colombianos y no simples manipulaciones del “internacionalismo proletario”, como lo afirma el comentarista.
En comunicado del 10 de abril de 2007, del presidente del POLO DEMOCRATICO ALTERNATIVO –PDA– Carlos Gaviria Díaz, quedó planteada nuestra posición “El Polo Democrático Alternativo, basado en consideraciones políticas y económicas, y en la clara convicción de que un tratado de esta naturaleza y en las condiciones previamente aprobadas afecta negativamente la situación económica de amplios sectores del país y genera serios riesgos en términos de soberanía nacional, fija su posición contraria a la aprobación del Tratado e, inclusive, se había dirigido a algunos líderes parlamentarios demócratas de los Estados Unidos solicitándoles su voto negativo al Tratado”. Si bien es cierto el TLC ha sido aplazado en su trámite, queda aún pendiente su aprobación o no por el Congreso Norteamericano y de su revisión de constitucionalidad por nuestra Corte. Mientras tanto, continuaremos debatiéndolo dentro de nuestro país y por fuera porque reclamamos, como lo dijo Carlos Gaviria, “tratados y relaciones internacionales multilaterales y respetuosos de la soberanía, por la vigencia de los derechos humanos y de los derechos laborales, por el acuerdo humanitario y la solución política del conflicto armado, y por el pleno desenmascaramiento del paramilitarismo y su abierta penetración en las más altas esferas del Estado, de lo cual es un ejemplo el proceso que adelantan la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia contra un gran número de congresistas de los que un altísimo porcentaje pertenece a los sectores uribistas”.
Germán Enrique Reyes Forero
Representante a la Cámara
Partido Polo Democrático
Como siempre, la voz exaltada de Uribe, cuando se trata del imperio, en postura de vasallo, se volvió candorosa o de plañidera: “Confiamos en que el Congreso (americano) y el Ejecutivo encuentren una salida bipartidista, de tal forma que se pueda avanzar en la aprobación del tratado. Cada día que pasa es una oportunidad perdida para los ciudadanos de ambos países”.
Las reacciones no se hicieron esperar. La derecha esta vez le ganó al “joseobdulismo”. McCain, candidato republicano, se sintió consternado: “Resulta crucial que Estados Unidos cumpla sus obligaciones y apoye a un aliado importante en la batalla contra el narcoterrorismo internacional y a un bastión de la democracia en América Latina {…}. Colombia es un faro de esperanza en una región donde otros buscan activamente frustrar el progreso económico y la democracia”.
Por su parte, Alfredo Rangel, columnista de El Tiempo, al querer señalar a la presidenta de la Cámara Nancy Pelosi, como responsable de la decisión, dio en el clavo de lo que todos deberíamos saber. Los sindicatos norteamericanos se negaron a ver desprotegidos a sus trabajadores con este tipo de tratados y a cambio reclamaron subsidios para la industria norteamericana, la que se vería perjudicada por la competencia de los productos colombianos y de otros países, con las consecuencias de despidos en sus industrias y aumento del desempleo. Saben que los empleos baratos de por aquí ponen en peligro los empleos costosos de allá, aunque esto no importe a unos cuantos dueños de transnacionales, pero sí a sus dirigentes sindicales. Pelosi acogió estos argumentos más el llamado de sus sindicatos sobre la situación de los sindicalistas en Colombia, que Rangel llama como simple pretexto porque, según él, Colombia hoy ya no es un paredón de sindicalistas. Pero lo traicionan sus argumentos. Según él, se desmontaron los grupos paramilitares, casi ha desparecido la guerra sucia entre grupos irregulares, hay mayor eficacia de la justicia con la participación de 13 fiscales y 78 investigadores dedicados a averiguar qué pasa con los sindicalistas amenazados o desparecidos, 1900 sindicalistas son protegidos del riesgo de morir en razón de su actividad. Pero un solo titular de prensa del 12 de abril lo desmiente: “El grupo paramilitar colombiano ‘Águilas Negras’ amenazó de muerte a dos sacerdotes y a los representantes de tres organizaciones no gubernamentales (ONG: Programa Desarrollo y Paz, Corporación Sembrar, Federación Agrominera) de una conflictiva región del norte del país (Tiquisio y Regidor del Sur de Bolívar). Más aún, esta nota de prensa lo dice todo: “último informe de la Escuela Nacional Sindical, ENS, actualizado a abril de 2008, sobre las violaciones del derecho a la vida (de sindicalistas) que, en los últimos años, han sido víctimas de 24 allanamientos ilegales, 2.116 amenazas, 107 atentados, 65 desapariciones, 471 desplazamientos forzados, 412 detenciones arbitrarias, un homicidio a un familiar, 920 homicidios, 194 hostigamientos, 115 secuestros y 14 casos de tortura”. Luego, son válidas las razones de solidaridad de los sindicalistas norteamericanos con los sindicalistas colombianos y no simples manipulaciones del “internacionalismo proletario”, como lo afirma el comentarista.
En comunicado del 10 de abril de 2007, del presidente del POLO DEMOCRATICO ALTERNATIVO –PDA– Carlos Gaviria Díaz, quedó planteada nuestra posición “El Polo Democrático Alternativo, basado en consideraciones políticas y económicas, y en la clara convicción de que un tratado de esta naturaleza y en las condiciones previamente aprobadas afecta negativamente la situación económica de amplios sectores del país y genera serios riesgos en términos de soberanía nacional, fija su posición contraria a la aprobación del Tratado e, inclusive, se había dirigido a algunos líderes parlamentarios demócratas de los Estados Unidos solicitándoles su voto negativo al Tratado”. Si bien es cierto el TLC ha sido aplazado en su trámite, queda aún pendiente su aprobación o no por el Congreso Norteamericano y de su revisión de constitucionalidad por nuestra Corte. Mientras tanto, continuaremos debatiéndolo dentro de nuestro país y por fuera porque reclamamos, como lo dijo Carlos Gaviria, “tratados y relaciones internacionales multilaterales y respetuosos de la soberanía, por la vigencia de los derechos humanos y de los derechos laborales, por el acuerdo humanitario y la solución política del conflicto armado, y por el pleno desenmascaramiento del paramilitarismo y su abierta penetración en las más altas esferas del Estado, de lo cual es un ejemplo el proceso que adelantan la Fiscalía y la Corte Suprema de Justicia contra un gran número de congresistas de los que un altísimo porcentaje pertenece a los sectores uribistas”.
Germán Enrique Reyes Forero
Representante a la Cámara
Partido Polo Democrático
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas
Corporación Viva
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www.vivalaciudadania.org
https://www.alainet.org/es/articulo/127271
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