Vientos de cambios soplan en la XVII Cumbre Iberoamericana

07/11/2007
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América Latina esta cambiando y la XVII Cumbre de Presidentes y Jefes de Estado que se inicia, en los próximos días en Chile, es la mejor prueba de ello.

Mientras los pueblos del continente eligen gobierno de corte socialdemócrata y antineoliberal la influencia de los partidos proclives a Estados Unidos va en pleno descenso

En el último decenio América Latina ha iniciado un largo proceso de elecciones democráticas donde las fuerzas progresistas han llegado al poder por el respaldo ciudadano y las posturas de derecha pierde terreno en la arena política.

Es así, como regímenes socialdemócratas hoy gobiernan Argentina, Uruguay, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Chile, Bolivia, Perú y, recientemente, lo hará Guatemala. A dichos países se suman los gobiernos que han adscrito a democracias socialistas como Cuba y en vías al socialismo como Venezuela.

El ambiente previo a la Cumbre

Pese a los deseos de la administración de George W. Bush de “torpedear” la presencia en Chile de los presidentes de Venezuela y Cuba en la Cumbre, cada día que pasa es más difícil que logre su objetivo.

Definitivamente no existen condiciones políticas para continuar, por la vía diplomática, la estrategia de baja intensidad que el país del norte se ha fijado en torno a Hugo Chávez y Fidel Castro.

En nuestro país, la mano de Estados Unidos está representada por los partidos de la derecha chilena que por años ha recibido la solidaridad y financiamiento del la administración norteamericana.

En este marco, se explica el anuncio de militantes de Renovación Nacional de realizar manifestaciones en contra del gobierno venezolano y cubano en los días que se desarrolle la Cumbre de Presidentes y Jefes de Estado.

Asimismo, la estrategia de la Casa Blanca también ha apuntado a generar un conflicto político al interior del conglomerado oficialista lo que más de un dolor de cabeza esta provocando al Ejecutivo y a la propia Mandataria.

El primer paso fue la inconsulta posición de la Comisión Internacional de la Democracia Cristiana, que intentó instalar una censura en contra de Cuba por secretaría, lo que habría incomodado al gobierno y, sobretodo, al canciller chileno, Alejandro Foxley (DC), quien tuvo que salir al paso y desechar la propuesta señalando que la Cumbre no es el espacio para plantear estos temas.

Particular atención merece la posición de la Mesa Directiva encabezada por Soledad Alvear, quien públicamente guardó silencio al no confirmar ni negar que la opinión de la Comisión Internacional era su propia postura.

Pero, los actos de agresión política no acabó con este episodio, este martes el diputado DC, Gonzalo Duarte, miembro del círculo más cercano al alvearismo, intentó promover una declaración parlamentaria “ambigua”, en conjunto con legisladores de derecha, que cuestionaba implícitamente a Cuba y Venezuela, al pedirle a la Presidenta Michelle Bachelet que durante la Cumbre Iberoamericana solicitara una evaluación del cumplimiento de las garantías democráticas en los países participantes.

Sin embargo, esta acción tampoco pudo concretarse ya que las demás colectividades oficialistas, principalmente por el rechazo del Partido Socialista (PS), lo impidió. Ello porque este tipo de iniciativa necesita unanimidad en el Congreso.

Frente a esta negativa, el diputado Duarte recurrió a un mecanismo alternativo, votar la moción en la hora de incidentes y con ello enviar un oficio a la Cancillería, que ahora deberá emitir un juicio y una opinión sobre lo solicitado.

Opinión sobre Cuba y Venezuela no es unánime en la DC

Estas acciones públicas contra los gobiernos de Venezuela y Cuba confirman no sólo las denuncias realizadas, días atrás, por el senador socialista Alejandro Navarro, quien sostuvo que sectores de la DC quieren “incendiar” la XVII Cumbre.

Pero, lo señalado por el congresista no es una opinión solitaria. El pasado 20 de agosto, Crónica Digital publicó un reportaje titulado “El proyecto para cubanizar la Cumbre Iberoamericana” donde se revela que uno de los problemas clave que ha enfrentado en Chile la política de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) ha sido la disposición de la Presidenta Michelle Bachelet de mantener relaciones cordiales con La Habana, evitando toda coyuntura de tensión o discrepancia pública.

En tal sentido, adquiere fuerza lo informado ayer por este medio de comunicación. En la editorial titulada “Soledad Alvear: Viajes, Candidaturas y Estrategias para la Cumbre” donde se señala que la senadora y líder DC, había logrado el agreement del principal financista de la ODCA, el senador republicano Mel Martínez. Dicha apoyo, en política, nunca son gratuitos por lo que falta por conocer qué fue lo que el congresista estadounidense le habría solicitado.

Pero, en la DC no existe una opinión unánime en torno a Cuba y Venezuela pese a que una de las conclusiones del reciente Congreso Ideológico de la flecha roja “definió recientemente una política de integración y colaboración hacia América Latina", tal como lo señalara una declaración pública un grupo de concejales y dirigentes de base de la DC, publicada por este medio en el día de ayer.

Otra muestra de respeto a la autodeterminación de los pueblos que tienen algunos líderes DC, fue la presencia en solitario del senador Adolfo Zaldívar en la recepción que la Embajada de Venezuela realizada en el mes de julio, por motivo del aniversario de la independencia bolivariana. En este acto, estuvieron presentes las mesas directivas de todos los partidos de la Concertación y de la izquierda extra parlamentaria. La Mesa de la Democracia Cristiana no participó en este evento.

Un último elemento de análisis es la activa difusión de notas periodísticas y de opiniones políticas contrarias a Cuba y Venezuela que personeros del alvearismo y de la derecha han publicado el diario electrónico Cambio 21, el cual se ha transformado en el órgano oficial de la Mesa Directiva de la flecha roja.

Cabe recordar que el principal objetivo que persigue la realización de las Cumbres Iberoamericanas es precisamente la integración político, económico y social de los países del continente pero, una vez más, el logro del mismo se ven afectados o dificultados por intereses políticos ajenos a la región y donde la Casa Blanca intenta mantener su influencia y su guerra diplomática y de baja intensidad en contra de cualquier nación que se declare abiertamente contraria a la política norteamericana. Hoy, la presión económica y diplomática recae en Cuba y Venezuela, ayer fue Nicaragua y Chile y, por tanto, nadie puede confirmar que no suceda lo mismo con Argentina, Bolivia, Ecuador y Brasil.

Fuente: Crónica Digital (Santiago de Chile)
http://www.cronicadigital.cl
https://www.alainet.org/es/articulo/124095
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