Al Gore!

11/10/2007
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“Con toda justicia la naturaleza se venga a veces  de la ingratitud de los que la han maltratado durante mucho tiempo” Galileo

Primero fue el éxito editorial de su libro Una verdad incómoda, sobre la crisis planetaria del calentamiento global y cómo afrontarla en 2006, el cual se convirtió rápidamente en un verdadero best seller; luego, sería el Filme documental basado en el mismo, en el cual el es el principal protagonista, el que se haría acreedor al premio Oscar en febrero de este año; cinco meses después fue el presentador en la serie de conciertos mundiales “Live Earth”; posteriormente, ganó el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional y ahora acaba de ser galardonado con el premio Nóbel de la paz 2007, compartiendo este honor con el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas. Se trata, nada menos que de Alber Arnold Gore, con 59 años de edad, ex vicepresidente de los EEUU, quien ha adquirido tanta notoriedad y fama como cualquier estrella del Pop; todo por cuenta de su mensaje en torno a los peligros que se ciernen para la humanidad por el fenómeno del cambio climático, cada vez más agudo y acelerado. En su autorizado concepto, “el avance del calentamiento global y su efecto amplificado constituyen la crisis más peligrosa que nosotros hayamos encarado”[1].

El Presidente de la Comisión del Premio Nóbel de la Paz al hacer entrega del mismo manifestó que con ello el organismo estaba agregando una “nueva dimensión” al Premio, al destacar la salud del Planeta dado que su relevancia para la paz será cada vez más patente. Los integrantes de la Comisión, estaban advertidos de los interrogantes que suscitaría el otorgamiento del Premio a un caracterizado líder ambientalista entre quienes no ven la relación que pueda guardar con la promoción de la “fraternidad de las naciones”, que es la razón de ser del mismo. Por ello y con el fin de salir al paso a sus críticos, se adelantaron a advertir que “con el paso de los años, quizá parezca que no fue una tontería centrarnos en el medio ambiente, como lo hicimos con los derechos humanos”. De hecho ya se había sentado el precedente, pues, después de laurear a personajes tan disímiles y distantes unos de otros con el Nóbel de la paz, como Henry Kissinger, Marthin Luther King Jr, Yasser Arafat, Simón Pérez, evolucionó hacia la línea de los derechos humanos, premiando a la dirigente indígena guatemalteca Roberta Menchú en 1992 y luego a otra mujer, esta vez de origen iraní, Shirin Ebadi, también luchadora por los derechos humanos, en 2001.

En el año 2004 se dio otro paso interesante, al otorgársele el Premio Nóbel de la paz por parte del Comité noruego a una activista keniana, Wangari Maathai, fundadora del movimiento Cinturón Verde (Green Belt), por su colaboración al desarrollo sustentable, a la democracia y a la paz. Y para aquel entonces se dijo por parte de dicho Comité, que estaban reconociendo en ella su enfoque holístico con respecto al desarrollo sostenible, el cual involucra conceptos tan caros como la democracia, los derechos humanos y en particular los derechos de las mujeres. De ella se dijo que “piensa globalmente y actúa localmente”. Y, para no ir muy lejos, allí está el caso del economista bangladesh Mohamed Yunnus, más conocido como el “banquero de los pobres”, quien también fue distinguido  con el Premio Nóbel de la paz, esta vez por sus "esfuerzos para promover el desarrollo social y económico desde abajo" a través de microcréditos para los más desfavorecidos.

Con este nuevo éxito que se apunta Al Gore fue catalputado al estrellato, justo cuando está pasando por su mejor momento; ya dejó de ser visto como el político anodino, aburrido y pedante y ahora se destaca como un líder talentoso, capaz de poner sobre la mesa un tema tan espinoso como etéreo para la opinión poco informada, como el ambiental, erigiéndose como figura paradigmática en la lucha por salvar al Planeta. El fue capaz de poner de manifiesto el carácter transversal del medio ambiente en el frágil mundo global que habitamos; como el mismo lo dice, "Es un reto a la imaginación moral de la humanidad aceptar la realidad de la situación que estamos enfrentando". Después de advertir que no estamos acostumbrados a pensar en una emergencia planetaria, él se resiste a creer que, “como seres humanos, podríamos estar en el proceso de destruir la habitabilidad del planeta para nosotros mismos", pues no hay nada en nuestra historia previa como especie que nos permita imaginarlo. Su sentencia al final del filme documental Una verdad inconveniente es conmovedora, por no decir que dramática: “Podemos cambiar las cosas, pero tenemos que movernos ya y radicalmente”. Bien merecido este Premio y ojala sirva para sensibilizar a la humanidad entera en torno al peligro que nos acecha con el drástico y devastador calentamiento global y se persuada de la necesidad de actuar pronta y diligentemente para conjurarlo, antes de que sea demasiado tarde.

Bogotá, octubre 12 de 2007

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Amylkar D. Acosta M. es Ex presidente del Congreso de la República



[1] Al Gore. Una verdad incómoda. Editorial Gedisa. 2006

https://www.alainet.org/es/articulo/123746

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