Semillas de Identidad
“Por la defensa de la biodiversidad y la soberanía alimentaria”
07/06/2007
- Opinión
Managua
Visualizar y destacar la importancia de las semillas criollas, rescatar y valorizar la enorme biodivesidad que tienen los países, son los principales objetivos de la Campaña “Semillas de Identidad - Por la defensa de la Biodiversidad y la Soberanía Alimentaria”, que diferentes organizaciones sociales implementarán contemporáneamente en Nicaragua, Ecuador y Colombia
En Nicaragua, la campaña será ejecutada por Swissaid Nicaragua, en conjunto con el Grupo de Promoción de la Agricultura Ecológica (Red GPAE), el Grupo de Interés sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (GISSAN), la Red Nacional del Programa de Campesino a Campesino (Red PCaC) y la Alianza de Protección a la Biodiversidad Capítulo Nicaragua, que integra la UITA.
Según Lucía Aguirre, representante de Swissaid Nicaragua, “esta campaña promueve el desarrollo de iniciativas, conocimientos y tecnologías de desarrollo local, basados en el manejo de la biodiversidad, el intercambio de conocimientos tradicionales que contrarresten el monopolio, la dependencia y la enajenación de semillas criollas.
Las semillas –ha continuado– son nuestra identidad y nuestro futuro. Las comunidades indígenas y afro descendientes de América Latina han sido por generaciones las guardianas de las semillas. Estas comunidades han conservado los conocimientos y prácticas productivas, contribuyendo de esa manera a preservar la diversidad biológica y cultural existente. Gracias a esta práctica disponemos todavía de cientos de variedades de semillas criollas que generan los productos que actualmente sustentan la agricultura y alimentación del mundo. Además de ser la base de nuestra vida, cultura e identidad –sostuvo la representante de Swissaid–, nos permiten producir y consumir una diversidad de alimentos sanos, que son el fundamento de la agricultura ecológica y garantizan la sustentabilidad de los ecosistemas y la soberanía alimentaria”, concluyó.
En Nicaragua, el Programa Campesino a Campesino (PCaC) realizó una investigación sobre semillas criollas de granos básicos en 34 de los 153 municipios que existen en el país. Se lograron identificar 114 variedades de maíz, 121 de frijol, 18 de leguminosas comestibles, 24 variedades de sorgo y 8 de arroz, lo cual da una idea de la enorme biodiversidad existente en el país.
Según Jorge Irán Vásquez, del PCaC, “se trata de un diagnóstico preliminar que ha involucrado a 144 comunidades, donde las familias campesinas han desarrollado un trabajo para conocer la dimensión de nuestra biodiversidad. Los resultados, además de darnos cifras, nos permitieron tener una imagen de los conocimientos, de las prácticas y de los usos que se les estaban dando a todas estas variedades. Esto –continuó Vásquez– comenzó a desarrollar un sentimiento de defensa hacia estas variedades y empezamos, de forma más organizada, a trabajar una iniciativa para el rescate, conservación y mejoramiento de las semillas criollas. Este esfuerzo organizado originó un intercambio, no solamente de semillas, sino también de experiencias, de conocimientos, prácticas, hasta llegar a la creación de Bancos comunitarios de semillas. Actualmente tenemos ya 70 bancos de semillas que no sólo sirven a garantizar la conservación de estas variedades, sino también a facilitar semillas en épocas de crisis”.
Además del trabajo por el rescate de las semillas nativas, su preservación, mejoramiento y la preservación del patrimonio genético, la campaña se propone sensibilizar a la población nicaragüense e incidir en los tomadores de decisiones a fin de que se promuevan medidas concretas a favor de la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional y de la agricultura sostenible, con lo recursos que ya existen en el país.
Las amenazas de las transnacionales
Otro aspecto de la campaña tiene que ver con la sensibilización a productores y consumidores sobre las amenazas económicas, culturales y sociales que podrían generar los modelos productivos implementados por las compañías transnacionales, que atentan contra la economía campesina y la biodiversidad.
Lucía Aguirre recordó como “en las últimas décadas, los recursos genéticos y especialmente la biodiversidad existente en nuestros territorios, han adquirido un gran valor económico y estratégico para la industria biotecnológica, constituida por las transnacionales farmacéuticas, de semillas, agrotóxicos y alimentos. La privatización de las semillas –aclaró Aguirre– se realiza mediante la aplicación de la propiedad intelectual y estos recursos y conocimientos son obtenidos de nuestras comunidades a través de la biopiratería, es decir el robo de nuestros recursos genéticos para patentarlos y darles dueño. A esto hay que añadir que las políticas agrícolas y ambientales de nuestros países han estado basadas en la privatización, monopolización y la exportación irracional de los recursos naturales”.
Otra amenaza señalada por los organizadores de esta campaña es la posible entrada de semillas transgénicas producidas por compañías transnacionales. Éstas representan un peligro por ser semillas manipuladas genéticamente, por ser siempre acompañadas por agrotóxicos que venden las mismas transnacionales y por afectar directamente la economía campesina, ya que los agricultores tendrán que pagar derechos para el uso de estas semillas, encareciendo la producción y creando más pobreza. A pesar de que en Nicaragua está prohibido el cultivo con semillas transgénicas, en muchas ocasiones se ha detectado la presencia de variedades transgénicas en la ayuda alimentaria del PMA( Programa Mundial de Alimentación en América Latina el Caribe) y más recientemente, en una gran cantidad de marcas comerciales de arroz importado de los Estados Unidos que se venden en todo el territorio nacional.
De acuerdo a lo señalado por Julio Sánchez, miembro de la Alianza de Protección a la Biodiversidad, “si el gobierno quiere ser consecuente con lo que dice y con su programa, no debe permitir la entrada de empresas transnacionales que van a instalar un monopolio de semillas. Además, hay que aplicar el Protocolo de Cartagena que regula el comercio transfronterizo de productos transgénicos que provienen del exterior. Ese protocolo fue ratificado por Nicaragua, pero hay funcionarios del gobierno que no lo quieren reconocer y no se están ejecutando controles fronterizos para detectar la entrada de variedades de semillas transgénicas”, concluyó Sánchez.
Para reglamentar este sector se presentaron en la Asamblea Nacional diferentes anteproyectos de leyes, como por ejemplo la Ley de Prevención de Riesgos Provenientes de OGM, la Ley de Conservación y Utilización Sostenible de la Diversidad Biológica y la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Terminando la actividad de lanzamiento de la campaña, Lucía Aguirre recordó que “frente a estos modelos económicos, los campesinos organizados han implementado propuestas productivas basadas en la agricultura sustentable y no dependiente. Es muy importante que los gobiernos nacionales y locales reconozcan el rol de los pueblos en el mejoramiento y la conservación del patrimonio genético de las semillas criollas. Estas semillas y los conocimientos tradicionales –concluyó Aguirre– son patrimonios colectivos y elementos fundamentales para la seguridad y soberanía alimentaria de las comunidades y no pueden ser privatizados. La defensa de la semilla está ligada a la defensa de la vida, de la tierra, de los territorios y de la cultura campesina, indígena y afro descendiente”.
Es por eso que la campaña pide a las instituciones que promuevan la producción nacional de semillas criollas a través de políticas de incentivos, que reconozcan la producción artesanal de estas semillas incluyéndolas en los programas gubernamentales y municipales y rechaza las políticas públicas y leyes que a nivel nacional e internacional atentan contra las semillas criollas y la biodiversidad.
Fuente: Servicio Informativo de la Regional Latinoamericana (SIREL) de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (Rel-UITA)
http://www.rel-uita.org
Visualizar y destacar la importancia de las semillas criollas, rescatar y valorizar la enorme biodivesidad que tienen los países, son los principales objetivos de la Campaña “Semillas de Identidad - Por la defensa de la Biodiversidad y la Soberanía Alimentaria”, que diferentes organizaciones sociales implementarán contemporáneamente en Nicaragua, Ecuador y Colombia
En Nicaragua, la campaña será ejecutada por Swissaid Nicaragua, en conjunto con el Grupo de Promoción de la Agricultura Ecológica (Red GPAE), el Grupo de Interés sobre Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (GISSAN), la Red Nacional del Programa de Campesino a Campesino (Red PCaC) y la Alianza de Protección a la Biodiversidad Capítulo Nicaragua, que integra la UITA.
Según Lucía Aguirre, representante de Swissaid Nicaragua, “esta campaña promueve el desarrollo de iniciativas, conocimientos y tecnologías de desarrollo local, basados en el manejo de la biodiversidad, el intercambio de conocimientos tradicionales que contrarresten el monopolio, la dependencia y la enajenación de semillas criollas.
Las semillas –ha continuado– son nuestra identidad y nuestro futuro. Las comunidades indígenas y afro descendientes de América Latina han sido por generaciones las guardianas de las semillas. Estas comunidades han conservado los conocimientos y prácticas productivas, contribuyendo de esa manera a preservar la diversidad biológica y cultural existente. Gracias a esta práctica disponemos todavía de cientos de variedades de semillas criollas que generan los productos que actualmente sustentan la agricultura y alimentación del mundo. Además de ser la base de nuestra vida, cultura e identidad –sostuvo la representante de Swissaid–, nos permiten producir y consumir una diversidad de alimentos sanos, que son el fundamento de la agricultura ecológica y garantizan la sustentabilidad de los ecosistemas y la soberanía alimentaria”, concluyó.
En Nicaragua, el Programa Campesino a Campesino (PCaC) realizó una investigación sobre semillas criollas de granos básicos en 34 de los 153 municipios que existen en el país. Se lograron identificar 114 variedades de maíz, 121 de frijol, 18 de leguminosas comestibles, 24 variedades de sorgo y 8 de arroz, lo cual da una idea de la enorme biodiversidad existente en el país.
Según Jorge Irán Vásquez, del PCaC, “se trata de un diagnóstico preliminar que ha involucrado a 144 comunidades, donde las familias campesinas han desarrollado un trabajo para conocer la dimensión de nuestra biodiversidad. Los resultados, además de darnos cifras, nos permitieron tener una imagen de los conocimientos, de las prácticas y de los usos que se les estaban dando a todas estas variedades. Esto –continuó Vásquez– comenzó a desarrollar un sentimiento de defensa hacia estas variedades y empezamos, de forma más organizada, a trabajar una iniciativa para el rescate, conservación y mejoramiento de las semillas criollas. Este esfuerzo organizado originó un intercambio, no solamente de semillas, sino también de experiencias, de conocimientos, prácticas, hasta llegar a la creación de Bancos comunitarios de semillas. Actualmente tenemos ya 70 bancos de semillas que no sólo sirven a garantizar la conservación de estas variedades, sino también a facilitar semillas en épocas de crisis”.
Además del trabajo por el rescate de las semillas nativas, su preservación, mejoramiento y la preservación del patrimonio genético, la campaña se propone sensibilizar a la población nicaragüense e incidir en los tomadores de decisiones a fin de que se promuevan medidas concretas a favor de la soberanía y seguridad alimentaria y nutricional y de la agricultura sostenible, con lo recursos que ya existen en el país.
Las amenazas de las transnacionales
Otro aspecto de la campaña tiene que ver con la sensibilización a productores y consumidores sobre las amenazas económicas, culturales y sociales que podrían generar los modelos productivos implementados por las compañías transnacionales, que atentan contra la economía campesina y la biodiversidad.
Lucía Aguirre recordó como “en las últimas décadas, los recursos genéticos y especialmente la biodiversidad existente en nuestros territorios, han adquirido un gran valor económico y estratégico para la industria biotecnológica, constituida por las transnacionales farmacéuticas, de semillas, agrotóxicos y alimentos. La privatización de las semillas –aclaró Aguirre– se realiza mediante la aplicación de la propiedad intelectual y estos recursos y conocimientos son obtenidos de nuestras comunidades a través de la biopiratería, es decir el robo de nuestros recursos genéticos para patentarlos y darles dueño. A esto hay que añadir que las políticas agrícolas y ambientales de nuestros países han estado basadas en la privatización, monopolización y la exportación irracional de los recursos naturales”.
Otra amenaza señalada por los organizadores de esta campaña es la posible entrada de semillas transgénicas producidas por compañías transnacionales. Éstas representan un peligro por ser semillas manipuladas genéticamente, por ser siempre acompañadas por agrotóxicos que venden las mismas transnacionales y por afectar directamente la economía campesina, ya que los agricultores tendrán que pagar derechos para el uso de estas semillas, encareciendo la producción y creando más pobreza. A pesar de que en Nicaragua está prohibido el cultivo con semillas transgénicas, en muchas ocasiones se ha detectado la presencia de variedades transgénicas en la ayuda alimentaria del PMA( Programa Mundial de Alimentación en América Latina el Caribe) y más recientemente, en una gran cantidad de marcas comerciales de arroz importado de los Estados Unidos que se venden en todo el territorio nacional.
De acuerdo a lo señalado por Julio Sánchez, miembro de la Alianza de Protección a la Biodiversidad, “si el gobierno quiere ser consecuente con lo que dice y con su programa, no debe permitir la entrada de empresas transnacionales que van a instalar un monopolio de semillas. Además, hay que aplicar el Protocolo de Cartagena que regula el comercio transfronterizo de productos transgénicos que provienen del exterior. Ese protocolo fue ratificado por Nicaragua, pero hay funcionarios del gobierno que no lo quieren reconocer y no se están ejecutando controles fronterizos para detectar la entrada de variedades de semillas transgénicas”, concluyó Sánchez.
Para reglamentar este sector se presentaron en la Asamblea Nacional diferentes anteproyectos de leyes, como por ejemplo la Ley de Prevención de Riesgos Provenientes de OGM, la Ley de Conservación y Utilización Sostenible de la Diversidad Biológica y la Ley de Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional.
Terminando la actividad de lanzamiento de la campaña, Lucía Aguirre recordó que “frente a estos modelos económicos, los campesinos organizados han implementado propuestas productivas basadas en la agricultura sustentable y no dependiente. Es muy importante que los gobiernos nacionales y locales reconozcan el rol de los pueblos en el mejoramiento y la conservación del patrimonio genético de las semillas criollas. Estas semillas y los conocimientos tradicionales –concluyó Aguirre– son patrimonios colectivos y elementos fundamentales para la seguridad y soberanía alimentaria de las comunidades y no pueden ser privatizados. La defensa de la semilla está ligada a la defensa de la vida, de la tierra, de los territorios y de la cultura campesina, indígena y afro descendiente”.
Es por eso que la campaña pide a las instituciones que promuevan la producción nacional de semillas criollas a través de políticas de incentivos, que reconozcan la producción artesanal de estas semillas incluyéndolas en los programas gubernamentales y municipales y rechaza las políticas públicas y leyes que a nivel nacional e internacional atentan contra las semillas criollas y la biodiversidad.
Fuente: Servicio Informativo de la Regional Latinoamericana (SIREL) de la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, Tabaco y Afines (Rel-UITA)
http://www.rel-uita.org
https://www.alainet.org/es/articulo/121754
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