Razones de fondo de la campaña anti-chavista

04/06/2007
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
No cabe la menor duda en cuanto a que, el Senado de la República es una institución respetable, merecedora de absoluta consideración por parte de las demás instituciones nacionales, de la opinión pública y de los parlamentos y gobiernos de otros países. (Aunque, dígase entre paréntesis, no se sepa con exactitud cual es la función que tendría un Senado en una democracia avanzada, y nos sentimos obligados a recordar que una de las principales medidas sugeridas por el entrañable líder comunista João Amazonas para la reforma política que la Constituyente de 1987-1988 fue la institucionalización del Congreso Unicameral, lo que implicara la extinción del Senado, tal y como se asemejara y se asemeja hoy. La propuesta consta de un libro de gran circulación, para la época, en los ambientes políticos – “Las propuestas del PCdoB para la Asamblea Constituyente” – que fuera objeto de respetables debates entre el entonces presidente del PCdoB y el relator de la nueva Carta Magna, el senador Alfonso Arinos. Dicha propuesta fue sometida a valoración por el grupo de constituyentes que se reunían frecuentemente en la residencia del entonces diputado constituyente del PCdoB y ex líder de su bancada, Haroldo Lima. Siendo uno de los redactores del citado escrito presencié los debates y constaté con qué respeto y seriedad, aun habiendo discrepancias, eran consideradas éstas y otras propuestas allí presentadas por el viejo comunista).

El paréntesis es apenas para que, con el debido respeto que el Senado nos merece, no seamos conducidos al craso error de sacramentar a la cámara revisora, reducto tradicional del conservadurismo brasileño. Hechas las debidas honras a la Cámara Alta del Congreso Nacional, observo que la nota mas fuerte del Presidente Chávez reaccionando justificadamente a la impertinencia del Senado brasileño, fue la metafórica referencia a lo que, en su opinión, sería más fácil: la revocación de la justa medida de su gobierno en no renovar la concesión a la RCTV, o la restauración del Imperio colonial portugués en el Brasil. No restan dudas de que el colonialismo portugués jamás será restaurado en Brasil, de modo que, ante el caso en tela de juicio, estamos frente a dos imposibilidades.


Pero vamos a lo que más nos interesa. Quedan menos dudas, para quien hace una lectura política correcta de los hechos, el ver que no radica en la forma en que se expresara el presidente Chavez – líder revolucionario, comandante de la Revolución Bolivariana, estadista de la integración latinoamericana, al día de hoy él mas destacado dirigente, junto a Fidel, de la lucha por la liberación nacional y social en el continente –la razón de fondo de la lucha política que se estableció objetiva y subjetivamente, teniendo como factor preponderante el caso de la RCTV, entre el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela de un lado, y un frente heterodoxo que reúne al imperialismo norteamericano, con Bush a la cabeza, la derecha venezolana, los gobiernos de la Unión Europea, los medios serviciales del capital financiero internacional en todo el mundo, incluso la brasileña, e infelizmente algunos políticos brasileños, los cuales en su mayoría son detentores de mandato en el Senado- Eduardo Azeredo (PSDB), Heráclito Fortes (DEM), José Sarney (PMDB), Renan Calheiros (PMDB), Eduardo Suplicy (PT), Aloísio Mercadante (PT) – , además del presidente de la Cámara de Diputados, Arlindo Chinaglia (PT), y los políticos de expresión aún menor, como el mediocre suplente del senador Roberto Freire (PPS), dirigente de un minúsculo partido surgido en los años 90 como resultado de la renegación del comunismo.

Hablemos seriamente. La historia brasileña está repleta de ejemplos en que la derecha mimetizó los comportamientos de sus homólogos de ultramar o del norte, de modo que el comportamiento servil de esta derecha no se limita solo a un cotorreo, va más allá, mucho más allá, si se trata de comparar a la miríada de ejemplares que poseemos en nuestra fauna.

Suena extraño, desafinado, fuera de tono, principalmente cuando el presidente del Senado es blanco de la campaña de desestabilización por parte de los mismos medios anti-Chavez, por la cual no solo se pretende alcanzar a su persona, sino también la propia base de sustentación del gobierno de Lula, la declaración de que “Chavez está a contra mano de la democracia”. Como no deja de ser estridente el discurso del ex presidente José Sarney, cuyo gobierno se destacó por el uso político de las concesiones de canales de TV y estaciones de Radio como instrumento para consolidar su base política, vociferando contra “el ataque a la libertad de expresión” supuestamente perpetrado por el gobierno de Chavez. Como suena ofensivo, una violación misma del decoro, calificar al presidente de una nación amiga de “aprendiz de dictador”, según la expresión soez del apagado representante piauiense y de la derecha ‘peefelista’ disfrazada de demócrata, el senador Heráclito Fortes. Todo esto muestra que el problema no reside en “arrebatos”, “fanfarronerías”, “retórica inflada” etc.

La histeria anti - chavista desatada en torno a la no-renovación de la concesión a la RCTV no se justifica, ni siquiera según la óptica del derecho burgués. Fue una medida absolutamente constitucional y legal. Políticamente, fue también un legítimo acto de defensa en presencia de conductas abusivas e ilegales de un medio de comunicación a servicio de los intereses ajenos a los del país y del pueblo. Recomiendo al lector el dossier publicado por el gobierno venezolano sobre la RCTV.

El problema de fondo reside en la naturaleza del proceso en curso en Venezuela, en evidente contraste con los dictámenes del imperialismo norteamericano y las expectativas de la derecha, esté ella en los Estados Unidos, la Unión Europea, en Venezuela, en Brasil o en cualquier lugar. Escuchando algunos discursos de personas que se eligen por siglas de izquierda, constato que muchos no entienden o sé rehusan a entender, que desde el levantamiento cívico – militar del 4 de febrero de 1992 (que la falsa izquierda llamó de golpe) está en curso en el país vecino, una profunda revolución de carácter democrático, popular e antiimperialista que tomó coraje y ganoó nuevos contornos con la elección de Hugo Chavez Frías a la Presidencia de la República en 1998 y la subsecuente proclamación de la República Bolivariana. Hoy, con la madurez del proceso, la Revolución venezolana emprende un nuevo paso y, a la moda inventiva de los próceres nacionales Simón Rodríguez y Simón Bolívar, proclama su carácter socialista.

El camino que conducirá al socialismo en Venezuela no está asfaltado. Será, sin lugar a dudas,.marcado de confrontaciones políticas, económicas, sociales y culturales con las fuerzas de derecha y del imperialismo, de modo que el episodio de la no-renovación de la concesión a la RCTV es apenas uno - y no el más radical – entre muchos que tenderán a suceder de ahora en adelante. Acostumbrémonos a eso. Obviamente, el sistema político será enteramente distinto al putrefacto sistema democrático burgués, tendrá una nueva conformación institucional, nuevos métodos de gobierno y participación popular, en los cuales no cabrán anacrónicas e hipócritas concepciones de “libertad de expresión”, en que solo se expresan con entera libertad los representantes de la plutocracia nacional asociada a la dominación imperialista. Lo que asusta a los tradicionales y a los neo conservadores de matiz liberal o a los oriundos de la izquierda es que el comando de la Revolución ya demostró que no se alejará del camino hacia la construcción del nuevo sistema político y de una nueva sociedad. Lo mismo ocurre en la propia Venezuela, donde hay un puñado de ex izquierdistas, ex guerrilleros y ex comunistas integrando los bandos de la contra revolución. Son los que más vociferan en entrevistas en los canales y medios “libres” y en los artículos que firman en los periódicos creados con voluminoso financiamiento del patronato pro- imperialista. Esas personas se desesperan cuando constatan, con la amargura de los vencidos que el comando revolucionario del país ha decidido enfrentar las presiones de Bush y sus aliados, y llevar adelante el programa de transformaciones políticas y sociales.

Uno de los componentes del socialismo del siglo XXI es la unión, organización y movilización del pueblo para la lucha antiimperialista, lo que presupone el enfrentamiento en caso de que éste sea neceráio. Las fuerzas internacionales no tienen otra opción. O conviven con el fenómeno, mismo con aversión, o se involucran en campañas, conspiraciones y aventuras golpistas, soportando las consecuencias. Esta es la lógica de hierro del desarrollo histórico.

Al Brasil o al pueblo brasileño debiera interesarle el avance del proceso revolucionario venezolano. Y nuestro país debiera ser el primero en oponerse al intervencionismo extermo en el país de Bolívar. Incluso con horizontes políticos limitados y distante del socialismo y de la lucha antiimperialista, el gobierno de Lula, con su política externa independiente, la cual da prioridad a la integración sudamericana, recogerá más beneficios de la existencia de una Venezuela revolucionaria, que del caos o el retroceso político en el país vecino.

José Reinaldo Carvalho

Periodista. Secretario de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Brasil.
https://www.alainet.org/es/articulo/121569
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS