Grito de los Excluídos/as: Movilización continental 2006

Por Trabajo, Justicia y Vida

30/08/2006
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Sao Paulo

El 12 de octubre tiene un profundo significado para toda América Latina y el Caribe. Recordamos el dolor de la conquista y colonialismo europeo, y las miles de luchas y resistencias que hemos librado por nuestra emancipación y liberación por más de cinco siglos. Coincidiendo con esta fecha, llevamos a cabo las movilizaciones continentales del Grito de los Excluidos/as contra la exclusión social que se profundiza cada vez más en todo el continente americano y en el Caribe, como consecuencia directa de la política global neoliberal.

El Grito empezó como una nueva forma de manifestación popular que tiene una metodología propia, que valoriza y cree en la pedagogía del ejemplo, de los símbolos, de la mística y no en la fuerza de los discursos. En el Grito se expresan los excluidos y excluidas mediante símbolos y manifestaciones creativas en las calles: el protagonismo es de los excluidos. Ellos son convocados a participar activamente en la preparación de las actividades alrededor del Grito. Además, son ellos los “dueños de la palabra, de las acciones”. Participan mujeres, ancianos, jóvenes y niños, indígenas y negros, campesinos y obreros, inmigrantes, artistas y miembros de variadas denominaciones religiosas.

El Grito es una instancia animadora, articuladora e interpeladora de los movimientos sociales, un espacio para facilitar las diversas luchas y demandas sociales en el propósito de superar todas las formas de exclusión social; denunciar el modelo neoliberal, excluyente y perverso; fortalecer la soberanía de los pueblos y la defensa de la vida; rescatar las deudas sociales; luchar por el no pago de la deuda externa; luchar contra todas las formas de migración forzada y, apoyar e impulsar las campañas y redes que luchan contra el ALCA, TLCs, la deuda, la OMC y el FMI y la militarización de las Américas.

Los rostros de la exclusión

Hoy, los pobres son “excluidos” del empleo, conforman la reserva de desempleados que son utilizados para abaratar los costos de la mano de obra. Los pobres están “excluidos” del trabajo limpio y bien pagado. Trabajan en empleos sucios, mal remunerados e inestables, la mayoría en el “sector informal”, sin pensiones, vacaciones o beneficios de salud. Los bolivianos/as que trabajan como esclavos en los talleres de confecciones en Sao Paulo, Brasil, son un bueno ejemplo de esta exclusión.

“Excluidos” son los trabajadores rurales sin tierras, indígenas y campesinos de minifundios o granjas de subsistencia, trabajadores urbanos desempleados o sub-empleados, trabajadoras domésticas, los vendedores callejeros, obreros de la construcción temporales, empleados de fábricas con contratos precarios, jóvenes que nunca tuvieron un trabajo estable, en otras palabras, más del 70% de la población de Ecuador, Bolivia, Perú, Venezuela, Argentina y del resto de América Latina.

A pesar de la brutalidad de la exclusión, en toda América Latina –y en otras regiones del globo–, crece la lucha y la esperanza. Frente al poder del capital y del imperialismo, los excluidos se rebelan.

En este 12 de octubre, miles y miles de personas en las Américas estarán unidos en más de 23 países de las Américas en jornadas e movilizaciones de lucha exigiendo la socialización de los medios de producción, exigiendo trabajo, justicia y vida.

En Brasil, con el lema “en la fuerza de la indignación, semillas de liberación”, las comunidades de todo el país ya preparan sus acciones para el Grito, trabajando cuestiones fundamentales como la soberanía, independencia y endeudamiento. Como ejes principales en este año, el Grito brasileño versará sobre cuestiones como la democracia directa y participativa para crear y fortalecer nuevos canales, instrumentos y mecanismos populares de control y fiscalización del poder publico.

También ya se debate en todos los distritos que organizan el Grito, un proyecto de poder popular para el Brasil que, ahora, frente al decepcionante gobierno de Lula, gana fuerza y se concreta a través de miles de iniciativas populares que luchan y se movilizan en busca de alternativas.

En América Central, el Grito Centroamericano realizó su IV reunión el 24, 25 y 26 del mes de agosto, en Intibucá, Honduras. La reunión tuvo, entre otros propósitos: empoderar a las organizaciones centroamericanas sobre lo que es el Grito de los Excluidos, sus visiones, sus estrategias, su mística y metodología, sus concepciones colectivas, y además, converger como movimientos en espacios de lucha local y continental e intercambiar criterios sobre las problemáticas y alternativas.

En Puerto Rico, las jornadas del Grito se organizan en torno de las migraciones desde la perspectiva de las mujeres y la niñez. Las mujeres son las que con mayor dureza sufren los aspectos negativos de las migraciones. Cuba, Haití, República Dominicana, Puerto Rico, Estados Unidos representan algunas de las rutas caribeñas de mayor movimiento. El Grito puertorriqueño está en contra de la xenofobia, la discriminación por nacionalidad y color, el maltrato a las hijas/os de inmigrantes en las escuelas, las dificultades para obtener servicios de educación especial, la percepción negativa de las trabajadoras domésticas, violaciones y hostigamiento de los patrones, las amenazas de deportación y la violencia doméstica.

En Panamá, las entidades que organizan el Grito preparan movilizaciones de rechazo a la expansión hidroeléctrica nacional y otros proyectos que atentan contra la vida de los ríos, como son la minería metálica y no metálica. El Grito pretende unir los esfuerzos organizativos a nivel nacional de las comunidades que están afectadas por estos proyectos mal llamados de desarrollo.

En Argentina, el Grito viene trabajando en Buenos Aires y Corrientes con las organizaciones que defienden el agua del Acuífero Guaraní y de los Esteros del Iberá; pero también con los pobladores de los Esteros, que pretenden ser expulsados de sus tierras, luego de haberlas ocupado durante muchos años, por terratenientes que las compran o se apoderan de ellas mediante diversos recursos, algunos carentes de toda legitimidad. Marchas y protestas se organizan en contra de la futura instalación de plantas para la elaboración de pulpa de celulosa en Santo Tomé, similares a las de Fray Bentos, contra las que luchan los asambleístas de Gualeguaychú. Serían tan contaminantes como las uruguayas, pero del lado argentino.

Y así siguen los gritos por más de 23 países de las Américas y el Caribe. El tema central, sea en términos continentales o nacionales, es enriquecido por los gritos y luchas locales o regionales. En este sentido, la libre imaginación abre amplios espacios para la participación de los grupos de base y para las distintas formas de organización.
En las jornadas de lucha de octubre, el Grito promueve el desfile de rostros desfigurados, pero levanta del suelo la resistencia de las organizaciones populares, dándoles mayor visibilidad. El Grito muestra un pueblo víctima de la exclusión social, pero que se moviliza y se transforma en sujeto de nuevos caminos. El Grito evidencia en las calles y plazas la pobreza y la miseria de millones, pero también yergue bien alto su voz y su fuerza, a través de la organización y de la lucha. El Grito revela dolor y sufrimiento, pero apunta a horizontes de esperanza. Esperanza de que el Grito final será un grito festivo: la celebración de la construcción de una nueva sociedad sin clases, sin excluidos ni excluyentes, solidaria y socialista.

Luiz Bassegio y Luciane Udovic
integran la secretaria continental del Grito de los Excluidos/as
https://www.alainet.org/es/articulo/121151
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