“No somos extranjeros, somos protagonistas de otra integración”

15/04/2007
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Nosotros, más de 80 mujeres y hombres migrantes, provenientes de 12 países, integrantes de asociaciones de la sociedad civil y de migrantes, de movimientos sociales y agentes pastorales, reunidos en San Pablo, en el Primer Encuentro Internacional de Migrantes, donde debatimos en torno al tema “Migrantes: protagonistas de otra Integración”, de común acuerdo declaramos nuestro compromiso de acción con el objetivo de manifestar el protagonismo de millones de migrantes que, debido a la pobreza, la falta de trabajo, la desigualdad social, la exclusión, el racismo y la xenofobia, son forzados a dejar sus tierras de origen en busca de mejores condiciones de vida y trabajo.

Ratificamos las Declaraciones de Rivas, Piriápolis, Cochabamba y la Carta de los Migrantes-Brasil. Reafirmamos que la pobreza de nuestros países, las desigualdades sociales, la falta de trabajo y de oportunidades para los jóvenes y el irrespeto a los derechos de los trabajadores y trabajadoras, la discriminación racial, de género y la concentración económica y geográfica de la riqueza, son factores que contribuyen al subdesarrollo y aumentan las migraciones por necesidad y no por opción, generadas por el empobrecimiento a que vienen siendo sometidos nuestros pueblos en el marco de una concentración del capital en muy pocas manos.

¡No somos extranjeros! ¡El mundo es nuestra patria! Expresamos la solidaridad que ha querido aniquilar el mundo capitalista. Somos partícipes de cambios históricos, somos sujetos y no víctimas. Ampliamos los horizontes hacia un mundo que necesitamos siempre conquistar e invitamos a todas personas a hacer también este camino. Somos sujetos y queremos promover otra integración, como un proceso de construcción participativa, intercultural, solidaria y sustentable. Somos portadores de una gran diversidad cultural y de distintos modos de vida. La integración que queremos y proponemos exige, también, profundo respeto para con nuestra Madre Tierra y medios de vida sustentables.

Nosotros, migrantes, somos seres humanos y no solamente vemos violados nuestros derechos, sino que también vemos postergados nuestros sueños y amenazados nuestros lazos familiares, base fundamental para el desarrollo de todo ser humano. Las diferencias de género y las desigualdades en el proceso mismo de la migración afectan a todos los sectores sociales involucrados, no obstante, los niños y niñas así como las mujeres migrantes son las más afectadas y quienes tienen menos posibilidades de resistir frente a la agresión que el modelo cultural impone sobre ellas. Por lo tanto, es necesario que sean reforzados los mecanismos de capacitación para profundizar el conocimiento de sus propios derechos, potenciar su capacidad organizativa y hacer visible su situación.

Para avanzar por caminos que fortalezcan el ejercicio pleno de los derechos de los migrantes, es necesario: desarrollar y articular una gran red de lucha en pro de la integración que proponemos; que no haya discriminación con base en la irregularidad administrativa y documental de las personas migrantes; que se respeten los derechos fundamentales de todos y de cada ser humano; que se facilite, sin mayores costos, la documentación necesaria, tanto en los países de origen como de tránsito y destino; que se implementen sistemas y prácticas más accesibles, eliminando obstáculos burocráticos e innecesarios; que se adopten instrumentos que hagan compatibles los sistemas de previsión social relativos al trabajo ejercido en los diferentes países; que se reconozca y apoye a las organizaciones de migrantes; que se adopten mecanismos que garanticen la plena ciudadanía, lo que significa también el derecho de votar y ser votado; que los gobiernos firmen acuerdos bilaterales o multilaterales de regularización migratoria, reforzando, así, la inserción social de los migrantes en esos países.

Estos caminos conllevan un fortalecimiento de la participación de los migrantes en los procesos de decisión sobre políticas sociales y económicas. Las metas centrales de esas políticas deberán proveer y promover una vida digna para todos y todas, garantizar soberanía económica, eliminar las muchas formas de opresión existentes, combatir el tráfico de personas y el trabajo esclavo. Todo eso favorece la construcción de un mundo sin fronteras y la consolidación de una verdadera Ciudadanía Universal Activa.

Esperamos que el 18 de diciembre, Día Internacional de los Migrantes, sea el día en que la voz de todos y todas los que defienden los derechos de los pueblos migrantes sea escuchada. Renovamos el llamado por la ratificación e implementación de la Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de todos los Trabajadores y Trabajadoras Migrantes y sus Familias, así como la adopción de mejores leyes de migración basadas en el reconocimiento de los derechos humanos.

San Pablo, Brasil, 15 de abril de 2007
https://www.alainet.org/es/articulo/120614
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