Pasos contra el comercio ilícito de armas

05/01/2007
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El Gobierno español acaba de presentar un anteproyecto de Ley sobre el Control del Comercio Exterior de Material de Defensa y de Doble con el objetivo de aumentar el control y la transparencia en la venta de pistolas, rifles, munición y otros componentes de doble uso. España es, según la organización humanitaria Oxfam, el primer exportador mundial de municiones para armas ligeras a África Subsahariana y el octavo exportador mundial de este material en todo el mundo.

A pesar de ser signatario del Código de Conducta de la Unión Europea (UE) para la exportación de armas, por el que los países europeos se comprometen a no vender armas a los países en conflicto y a aquellos que violen los Derechos Humanos o en los que impere la pobreza, el 30% de las ventas de armas ligeras y de material de defensa español en los últimos años ha incumplido este código. España ha exportado armas y municiones a países como Colombia, Haití, Ghana, Indonesia o Guinea Ecuatorial, y a otros más a través de intermediarios. Hasta ahora las empresas productoras de armas han ingeniado todo tipo de artimañas para saltarse las restricciones y no requerir la autorización del Gobierno para la exportación de material militar a estos países. Las empresas españolas vendieron 37 millones de cartuchos a Ghana en 2004 como material de caza y seis aviones C-212MP a Indonesia enviados por piezas que fueron ensambladas en el lugar de destino.

Esta nueva propuesta de Ley pretende un mayor control en la transacción de todo material que pueda ser utilizado con fines militares. De ser aprobada por el Parlamento español, el Congreso conocerá con detalle mediante informes especiales el destino de todas las armas exportadas por las empresas nacionales, cuál será el uso del material exportado y quién es realmente el usuario final. También incluye como novedad la inclusión de cualquier tipo de arma de fuego y munición, incluidas las que hasta ahora eran catalogadas de caza, como material que necesitará de autorización previa para su venta.

Amnistía Internacional, Oxfam y Greenpeace dicen que España daría pasos muy importantes hacia un control ético, responsable y transparente en el comercio de armas si esta Ley sale adelante. Pero advierten de que la Ley podría dejar nuevos vacíos legales al pedir que se tengan en cuenta consideraciones desde el punto de vista de la defensa, de la seguridad nacional y de la política exterior. Estas consideraciones podrían permitir de nuevo el incumplimiento del Código de Conducta de la UE, por lo que se continuarían vendiendo armas a países en guerra, a países que no respetan los Derechos Fundamentales y a países en los que millones de personas padecen la pobreza.

Aunque se trate de una Ley mejorable en muchos sentidos, puede servir de ejemplo a otras naciones desarrolladas para hacer posible el Tratado Internacional para el control de armas convencionales que exigen las ONG desde hace años a Naciones Unidas. Porque no sólo España incumple con los tratados internacionales en esta materia. Empresas de EEUU, la Unión Europea y Canadá eluden todo tipo de normas mediante la venta de piezas y componentes y el establecimiento de subcontratas en países que no están sujetos a la normativa internacional. Han sabido aprovecharse de las ventajas de la globalización para aumentar la cantidad de transacciones comerciales. EEUU, Rusia, Reino Unido, Francia y Alemania realizaron el 82% de las exportaciones mundiales en 2005.

El año 2006 fue un año de luces y sombras en la lucha contra el descontrol mundial de armas. Por un lado nos dejó un récord histórico de gasto militar, más de un billón de dólares, que representa quince veces más de lo que se invierte en ayudas al desarrollo para los países empobrecidos. Pero también nos brindó la aprobación por parte de la ONU de una propuesta para elaborar un Tratado internacional de armas convencionales, cuyos parámetros quedarán establecidos a finales de este año.

Los países comienzan a dar pasos importantes contra el comercio ilícito de armas, lo que supone una aparente voluntad de evitar que sigan muriendo más de mil personas cada día, una cada minuto, a causa de la violencia armada. Es cuestión de justicia. No se puede fallar a tantos hombres, niños y mujeres que viven en lugares de conflicto, escuchando a diario el impacto de las balas, respirando la pólvora en el aire y sabiendo que la muerte los acecha en forma de bala, mina o granada.

- Alberto Sierra es periodista.

Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias  (CCS), España.

 ccs@solidarios.org.es

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