Desde que el TLC empezó a discutirse con más frecuencia e importancia, con gran asombro, hemos asistido a la pérdida de los cabales y modales de "cuna" de oro de ese grupito que se considera lo mejor de este país, aquellos que se creen de primera categoría, porque saben inglés, provienen de familias oligarcas, se van de viaje a Europa o Estados Unidos y se han emparentado con otros iguales que ellos, incluso hasta entre primos segundos.

Dicho grupo se ha dedicado, durante años, a revolcar el río para recoger la ganancia de los pescadores, y ha tenido el buen y cómplice apadrinamiento de casi todos los medios de comunicación. Las ganancias han sido muchas, sobre todo en términos económicos, porque la piñatica les ha rendido, pero pareciera que no les ha alcanzado, y por eso ahora lo quieren TODO, es la patología de la abundancia: todos los mercados, toda el agua, todas las telecomunicaciones, todos los recursos naturales, todos los capitales, todos los centros comerciales, todas las pulperías, todas las tierras, todos los centros de salud, todos los buenos negocios, todas las leyes a su favor, todo de todo, y si queda algo también. Han develado su naturaleza de tagarotes desvergonzados, crueles y maleducados, dispuestos a todo con tal de obtenerlo TODO.

Esta lógica, como es de suponer, desde una racionalidad e inteligencia simple y normal, es absolutamente errónea e imposible, es una fantasía de niño pequeño y consentido que hace berrinches y pataletas cuando no se le pueden cumplir todos sus absurdos y egoístas anhelos.

Así como la gente que está cerca del niñito en medio supermercado haciendo su "escenita", comenta que es necesario actuar, igualmente, todos los que estamos cansados de los abusos, excesos y faltas de respeto de ese grupúsculo, decimos ya basta!

Lo peor de todo es que actúan como si fueran dueños de Costa Rica, sienten que son algo así como los "enviados divinos" que saben lo que le conviene al país, y cuando alguien de los no "elegidos" alza la voz para decir algo distinto, le aplican los berrinches elegantes y glamorosos, asesorados y apoyados por la prensa: es la técnica exquisita de las ofensas e insultos adornaditos para que no se vayan a confundir con la "chusma".
Porque ese es el tema: les da horror todos los demás que no somos como ellos, le tienen pánico a la calle, a las paradas del bus, a las filas para conseguir las medicinas, a los olores del mercado o de las ferias del agricultor, a los baños de los colegios públicos, a los llantos de bebé en los EBAIS y en general a todo lo que no esté limpiecito, ordenado, huela bien y sea de "buen gusto".

Pero como las técnicas y estrategias de antes ya no están funcionando, los arrebatos ya no son tan distinguidos, sino que se están saliendo los monstruos; y el talante autoritario, el matonismo y la mala educación están evidenciando ese sentimiento desbordado de arrogancia, egoísmo extremo y frivolidad dramática. ¡A como están, reprobarían en cualquier escuela de buenos modales parisiense!