Experiencias críticas ante la dictadura del mercado

Otro Modelo de Comunicación es posible

13/12/2006
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  • Opinión
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Abstract

Al hilo de la esperanza altermundialista surgida en los foros sociales de Porto Alegre y Mumbai, el presente artículo analiza las experiencias comunicativas subyacentes en cuatro fenómenos o situaciones concretas: el movimiento zapatista, la reacción social tras los atentados del 11-M en Madrid (2004), los sucesos de Venezuela en 2002 y la proliferación de sitios alternativos en Internet.  El autor intenta demostrar que, en la sociedad actual, Otro Modelo de Comunicación (OMC) es posible y que además puede resultar eficaz en sus objetivos.  Se trata de un modelo que cuestiona radicalmente las funciones de todos y cada uno de los elementos que forman parte del proceso de comunicación tal y como hoy lo conocemos.  El artículo sostiene que no es imprescindible la toma del poder mediático para la puesta en marcha de dicho modelo.  Incluso, hay quien plantea que es deseable que ello no suceda.

Key words: Comunicación alternative, antiglobalización, 11-M, zapatismo, movimientos sociales.

Laburpena

Munduko gizarte foroetan izan diren azken bileretan sortu den itxaropenaren kariaz, artikulu honek ondorengo lau fenomeno hauetan hartu du abiapuntua: mugimendu zapatista, 2004ean Martxoaren 11ko atentatuen ondoren Madrilen izan zen erreakzioa, 2002an Venezuelan izandako estatu-kolpe ahalegina eta Internet-en azken urteotan ugaritu diren web-gune alternatiboak.

Egileak demostratu nahi du, gaurko gizartean Bestelako Eredu Komunikatiboa garatzea posiblea izateaz gainera, guztiz beharrezkoa dela merkatuak ezarri duen mendekotasun horri amaiera eman nahi baldin bazaio, bederen.  Eredu berri honek hankaz gora jarri behar ditu komunikazio prozesuan parte hartzen duten elementu guztien zeregin eta funtzioak.  Eredu berria indarrean jartzeko botere mediatikoaz jabetzea ez da ezinbestekoa.  Areago, zenbaiten iritziz botere horretaz ez jabetzea da irtenbiderik onena.

Key words: Komunikazio alternatiboa, antiglobalizazioa, M-11, zapatismoa, gizarte-mugimenduak

Abstract

Along the lines of the alter-globalization hope that has sprung forth in the social forums of Porto Alegre and Mumbai, the present article analyzes the underlying communicative experiences in four phenomena or specific situations: the Zapatista movement, the social reaction after the March 11th terrorist attacks in Madrid (2004), the incidents in Venezuela in 2002, and the proliferation of alternative sites on the internet.  The author tries to demonstrate that in today's society Another Model of Communication (AMC) is possible and that it may also be effective in its objectives.  It is a model that radically questions the functions of each and every one of the elements that are part of the communication process as we know it today.  The article maintains that taking control of the media is not necessary in order to implement this model.  It even states that it would not be desirable for this to happen.  Keywords: alternative media, alternative communication, alter-globalization, M-11, Zapatism, social movements

Introducción

Los foros sociales de Porto Alegre (2001, 2002 y 2003) y Mumbai (2004) subrayaron la necesidad vital que tiene nuestro planeta de encontrar un modelo alternativo a la globalizacióni impuesta por las grandes transnacionales.  Durante los últimos años, la consigna Un nuevo mundo es posible ha encandilado a millones de personas de todo el globo.  Sin embargo, para que el sueño se haga realidad es preciso dotarse de precisas herramientas adaptadas a los nuevos tiempos.  Entre otros instrumentos, resulta imprescindible forjar las bases de un nuevo modelo comunicativo distinto al actual: más ilusionante, ético, participativo y horizontal y, sobre todo, menos unidireccional, paternalista y dependiente del poder.

El presente artículo parte de la siguiente hipótesis: a pesar de las adversas condiciones impuestas por la globalización, Otro Modelo de Comunicación (OMC) es posible.  Se trataría de un modelo que pondría especial énfasis en una concepción liberadora-transformadora del propio proceso de comunicación (Kaplun 1998), sin obsesionarse tanto por los resultados a corto plazo, como por la creación de las condiciones necesarias que hagan surgir un nuevo sujeto-receptor comunicativo, mucho más activo y crítico que el actual, que actuaría como auténtico motor del cambio.

Analizamos, en primera instancia, diversos aspectos relacionados con el modelo comunicativo imperante en la actualidad, subrayando algunas de sus más perversas contradicciones.  Subrayamos a continuación cuatro ejemplos prácticos de cómo funciona dicho modelo de comunicación alternativa en diferentes puntos del mundo, para, posteriormente, concretar las bases teóricas del nuevo modelo que se proponeii.  Finalizamos el artículo con una compilación de nuestras principales reflexiones.

El modelo imperante

Una personalidad crítica con el actual entramado mediático como es Noam Chomsky siempre ha mostrado su escepticismo ante las teorías conspirativas que achacan el poder de los medios a tramas ocultas similares a la Trilateral.  En cierta ocasión, un estudiante estadounidense interrogó a Chomsky (Halimi, 1997:33): Me gustaría saber con precisión cómo la élite controla a los medios.  El profesor le respondió con otra pregunta: ¿Cómo controla a la General Motors? La pregunta ni siquiera se plantea.  La élite no tiene por qué controlar a la General Motors.  Ésta le pertenece.  Lo mismo ocurre con los medios de difusión.  Hace tiempo que renunciaron a ser contrapoder para ser, directamente, parte del propio poder.

No en vano, mucho antes de esta reflexión de Chomsky, el presidente norteamericano Eisenhower resumió toda su doctrina económica en una única frase: Lo que es bueno para la General Motors es bueno para los EEUU.  Dicha empresa sigue siendo un gigante económico con influencia política superior a la de muchos países, incluso europeos.  La facturación de un año de la General Motors (Taibo, 2002:27) es superior al PIB de países como Dinamarca.  El volumen de operaciones de la Exxon–Mobil excede al de Austria.  Cualquiera de las cien empresas mayores del mundo vende más de lo que exporta cualquiera de los 120 países más pobres del planeta (Ramonet, 2001:93).

Los sectores financieros, industriales y políticos que gobiernan el mundo coinciden cada vez con más frecuencia en diferentes Consejos de Administración sin que, aparentemente, nadie alce su voz ante tan sospechosa confluencia de intereses.  Se asume como algo natural e innato a la fiebre mundializadora que inunda la gran aldea global.  En estos momentos existen en los EEUU más de 2.000 diarios, 10.000 semanarios, otras tantas emisoras de radio y más de 2.000 cadenas de televisión.  Más de la mitad de dichas empresas están en poder de veinte compañías, cuya principal fuente de ingresos son —no lo olvidemos— la publicidad; esto es, los intereses particulares y no los generales de la ciudadanía.  Los oligopolios informativos privados se extienden por todo el planeta.  Las principales industrias culturales están en manos de gigantes transnacionales fruto de megafusiones como las protagonizadas, por ejemplo, por AOL-Time Warner o Viacom-CBS.  Nuestro ocio les pertenece: la mayoría de las películas que presenciamos, los discos que consumimos, los media que contemplamos y los libros que leemos son propiedad de un reducido grupo de multinacionales ajenas a todo tipo de control político o social.

La imbricación entre los diferentes poderes es tan evidente que hasta la propia Madeleine Albright, siendo embajadora de los EEUU en la Naciones Unidas, reconoció en un alarde de sinceridad (Marthoz, 1999: 25) que la CNN era el sexto miembro permanente en el Consejo de Seguridad.

 Un asesor de la misma Albright, Tomas Friedman, fue incluso más lejos en su confesión, cuando, en un artículo publicado en marzo de 1999 en el New York Times Magazine (Taibo, 2002:238), sostuvo que la mano invisible del mercado no funcionará jamás sin un puño invisible.  McDonald’s no puede extenderse sin McDonnell Douglas, el fabricante del F-15.  El puño invisible que garantiza la seguridad mundial de las tecnologías de Silicon Valley es el ejército, la fuerza aérea, la fuerza naval y el cuerpo de marines de los Estados Unidos.

Quizás pueda decirse más alto, pero no más claro.  La OTAN es el brazo armado de la globalización neoliberal y Silicon Valley su particular Santo Grial.  En el año 2000 el sector de la información y las telecomunicaciones absorbió un sexto del Producto Interior Bruto de los EEUU.

En tales circunstancias, desde una perspectiva liberadora, resulta legítimo e inevitable preguntarse: ¿existe algún resquicio para la esperanza?, ¿es invencible el poder de los media?, y, quizás lo más importante, ¿cómo puede articularse esa hipotética alternativa?

Espacios disidentes

Desde la izquierda se acostumbra a invertir más energías en estigmatizar el malévolo poder de los media que en explorar espacios disidentes que supongan un halo de esperanza.  Históricamente el área socialista tampoco supo crear un auténtico modelo alternativo de comunicación (Fontcuberta & Gómez Mompart, 1983:32).  Es cierto que se mudaron los propietarios, los protagonistas y los mensajes pero —en lo fundamental— se mantuvo intacto el mismo esquema de comunicación.  Se sustituyó la propiedad privada por el Estado, los intereses del mercado por las conveniencias del Partido y las técnicas de persuasión capitalista por las consignas de la burocracia dirigente.  Ambos modelos de comunicación cortan sus alas a la imaginación, bloquean la creatividad, fomentan la obediencia, desprecian la participación e ignoran las leyes básicas de la Retórica.  Se trata de modelos de comunicación caducos, unidireccionales, jerárquicos, autoritarios y paternalistas destinados a perpetuar una cultura redundante y compacta que favorece la imposición de la ideología dominante.  Las experiencias comunicativas alternativas que han alcanzado sus objetivos en la actual sociedad de la información han absorbido los aspectos más positivos de las diferentes corrientes y movimientos de izquierda de la segunda mitad del siglo XX y del principio de este tercer milenio, sabiendo aprovechar al máximo las contradicciones de la globalización.  Todo ello, con una finalidad muy clara: activar la altermundialización también en el ámbito de la comunicación, lo que, necesariamente, implica la destrucción de los viejos esquemas dominantes.

 La experiencia zapatista.

 La experiencia comunicativa zapatista ha dado origen a numerosas reflexiones teóricasiii e ilustra a la perfección la praxis de ese nuevo modelo de comunicación que intentamos describir.  El zapatismo, con su dirigente el subcomandante Marcos a la cabeza, ha conquistado con pasmosa facilidad los corazones de medio mundo.  La irrupción del EZLN en el escenario internacional fue como un volcán que en vez de vomitar lava y cenizas expulsó de sus entrañas toneladas de dignidad indígena, de rabia contenida durante 500 años de mentira y opresión.  Fue un grito para recordar al mundo y, especialmente a Europa, el coste del primer “holocausto de la modernidad”, aquél que en el siglo XVI provocó la extinción de quince millones de indios y la venta de catorce millones de esclavos africanos.

Eligieron para ello una fecha emblemática: el 1 de enero de 1994, día en el que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio entre EEUU, México y Canadá.  Tomaron simbólicamente varios poblados del estado de Chiapas, en las montañas del sudeste mexicano y, posteriormente, resistieron hasta que pudieron las embestidas del ejército federal.  Denunciaron ante el mundo la precaria situación de sus gentes y la miseria moral de la clase política mexicana.  Utilizaron a la perfección el efecto sorpresa, algo que siempre conmueve a los gatekeepers de todos los media.  Aprovecharon magistralmente los inventos de la globalización —la red Internet— para combatir a la propia globalización.  Renunciaron a los dogmas.  Rechazaron convertirse en vanguardia de nada, ni de nadie.  Proclamaron abiertamente su heterodoxia y manifestaron su fe en la humanidad como propuesta y proyecto de futuro, intentando, quizás el tránsito desde una identidad defensiva a una identidad proyecto (Castells, 2003: 99).  Los zapatistas se rebelaron no sólo contra el neoliberalismo excluyente o el poder de la multinacionales.  También se alzaron contra el actual orden informativo mundial y los mecanismos que lo hacen omnipresente.  Su mejor arma fue la comunicación disidente, una forma distinta de hacer y de decir las cosas, una nueva poética revolucionaria.  Constituyeron la primera guerrilla informacional (Castells, 2003:111).  Inauguraron la fase semántica de la revolución (Bellinghausen, 1994).

El propio Marcos subraya la importancia de los medios como instrumento para el cambio (Vázquez Montalbán, 2001:236): En el caso de los medios de comunicación, que ahorita es el arma fundamental ¿no?, lo que hemos hecho es meternos a hurtadillas a la casa del poder y hemos tomado ese arma que estaba a su servicio y hemos apuntado contra él, con la ventaja que esta arma no mata, no destruye, habla, explica, muestra.

El zapatismo ha revolucionado también las reglas de juego, los fosilizados códigos que imbuían los mensajes de otros movimientos guerrilleros.  Ello se debe, entre otras razones, a que su discurso además de político es profundamente literario.  Hubo un momento en que la necesidad de cambiar de código se tornó en imprescindible para los propios insurgentes.  Así lo admitía el subcomandante en la entrevista concedida a Vázquez Montalbán (2001:191): ¿No nos entienden? Transformemos nuestro lenguaje.  En el caso del núcleo inicial que forma el EZLN es una cuestión de supervivencia.  Había que sobrevivir.  Si no lográbamos entrar en contacto con las comunidades, con los indígenas de la zona, no podíamos sobrevivir.

En ese nuevo código zapatista, la máscara adquiere un papel protagónico, convirtiéndose en icono.  El dirigente zapatista desvela el sentido de su antifaz (Vazquéz Montalbán, 2001:199): Cuando nos dicen o nos critican ¿Por qué usan máscaras? ¿Por qué se esconden? Un momento.  A nosotros nadie nos miraba cuando teníamos el rostro al descubierto.  Ahora nos están viendo porque tenemos el rostro cubierto.  Y si hablamos de máscaras, vamos a hacer cuentas de lo que oculta la clase política de este país y de lo que muestra.  Vamos a comparar el sentido de sus máscaras y el de las nuestras.

Nuevos códigos para nuevos mensajes.  Y nuevas actitudes, como la humildad, que otorgan un plus de autenticidad al propio proceso comunicativo (Vazquéz Montalbán, 2001:170): Nosotros descubrimos —señala Marcos— que el mundo no es tan sencillo, que no hay amigos y enemigos, sino que hay otros grupos que están planteando cosas que hay que escuchar.  En todo caso, el mérito que tuvimos fue que supimos detenernos a escuchar.  Pudimos no haberlo hecho y otra hubiera sido la historia.  Esa renovación de códigos, mensajes y actitudes, esa “fase semántica de la revolución” que tan felizmente bautizó Bellinghausen, quedaría neutralizada sin la interacción de un sujeto-receptor, profundamente inquieto, activo y crítico capaz de romper con la unidireccionalidad del modelo de comunicación dominante.  Marcos ve en la sociedad civil mexicana ese sujeto histórico del cambio, el nuevo referente frente a otros modelos ya agotados o en desuso dentro de la propia izquierda (Vázquez Montalbán, 2001:157): El sistema actual desdibuja la pertenencia de clase en cuanto a transformación histórica y surge el ciudadano o eso que llamamos la sociedad civil.  Es un actor social que no tiene una militancia política definida.  Ese sería el actor del cambio más importante si se inclina hacia el cambio progresista, porque lo haría desde la fuerza del convencimiento y la razón.

 El movimiento zapatista ha sido innovador en muchos frentes, no sólo en el comunicativo; también en el político, cultural y guerrillero.  Ellas y ellos, sin embargo, han renunciado a ser vanguardia (Vázquez Montalbán, 2001:173): Las cosas se producen mejor y se desarrollan mejor si la misma gente que participa va haciendo su propia aportación histórica y no si se crea una nueva propuesta esquemática frente al neoliberalismo y se presenta al zapatismo como nuevo esquema mundial.  Creemos nuevas redes de comunicación y encontrémonos.

Eso es todo.  El tiempo, juez siempre implacable, quitará o pondrá a cada cual en su lugar y servirá para valorar en su justa medida la aportación zapatista al progreso de la humanidad.

 El 11-M y las elecciones españolas

 Desde la mañana del 11 hasta la noche del 14 de marzo de 2004 la ciudadanía del Estado español vivió cuatro días de absoluto estremecimientoiv.  En menos de cien horas, la opinión pública asistió atónita a hechos desgarradores e históricos al mismo tiempo: los atentados de Madrid, los más cueles ocurridos en Europa desde la II guerra mundial (192 muertos provocados por Al Qaeda), la soez manipulación informativa llevada a cabo por el Gobierno conservador de José María Aznar, la diligente reacción de la sociedad civil a favor de la verdad y en contra de la guerra de Irak y el inesperado vuelco electoral que dio —contra todo pronóstico— la victoria al Partido socialista (PSOE) que lidera José Luis Rodríguez Zapatero.

 Al dolor inicial se unió la indignación ciudadana por la actitud del Ejecutivo y los principales medios de comunicación controlados por el gobernante Partido Popular que insistían, una y otra vez, en culpar a ETA de la masacre cuando todos los indicios de los servicios de inteligencia y de los medios extranjeros apuntaban a la red Al Qaeda.  Fueron también cien horas en las que se demostró no sólo que sí es posible OMC, sino que además es capaz de superar el umbral de la marginalidad y de tener, incluso, efectos inmediatos en un proceso electoral.

 Conforme avanzaban las horas, las sospechas de que el entonces ministro de Interior Angel Acebes y el propio presidente José María Aznar estaban mintiendo a la opinión pública se hacían cada vez más evidentes.

 Existían indicios razonables de que los autores de la masacre no eran los independentistas vascos sino alguna organización satélite de la red de Bin Laden.  Tales pistas eran las siguientes: la propia reivindicación de un grupo afín a Al Qaeda a un diario árabe de Londres, el desmentido de la propia ETA, el tipo de explosivo utilizado, las características de los detonadores encontrados, la cinta de vídeo con versículos del Corán hallada por la Policía en la furgoneta utilizada por los terroristas.  A pesar de ello, el Gobierno conservador de José María Aznar insistía en que ETA era la principal sospechosa y tachaba incluso de “miserables” a quienes se atraviesen poner en duda dicha versión.

 La estrategia informativa del Gobierno español perseguía un objetivo claro: con ETA como autora de la matanza, se reforzaba la estrategia antiterrorista llevada a cabo por el Ejecutivo en los últimos años —ilegalización de partidos políticos independentistas, cierre de diarios nacionalistas vascos…— y se aseguraba de nuevo la mayoría absoluta en las elecciones del 14 de marzo.  Con Al Qaeda como autora de la masacre,la opinión pública del Estado español —mayoritariamente en contra de la guerra de Irak— culpabilizaría al propio Gobierno Aznar del atentado por haber llevado a España a una guerra declaraba como ilegal por la propia ONU.  La segunda hipótesis conllevaba además un serio riesgo: perder las elecciones.

Todas estas contradicciones le estallaron de lleno al Gobierno el día13 de marzo, coincidiendo con la “jornada de reflexión” (día inhábil para realizar propaganda electoral).  Durante la tarde de ese día, el tráfico de mensajes SMS en España (Delclós, 2004) a través de los teléfonos móviles se incrementó notablemente: entre un 20% y un 40% según fuentes del sector y de forma inapreciable según Telefónica Móviles, empresa controlada entonces por el PP.  La demanda de información alternativa en Internet creció durante esos días al menos un 5%, según la web www.observatorio-e.democracia.com.  Los internatutas del Estado español colapsaron las web de los medios próximos al nacionalismo vasco, así como de los principales diarios extranjeros.  Todo ello ocurría mientras la mayoría de los medios españoles seguían dando credibilidad a la versión oficial, entre otras razones presionados por el propio presidente de Gobierno que llegó a telefonear a los directores de los medios más influyentes para que dieran verosimilitud a su versión.  Como auténticos regueros de pólvora, los SMS sacudieron sus redes por todo el país en apenas unas horas.  Contenían un mensaje claro: A las 18:00 en la sede del PP.  Por la paz, la verdad y contra la guerra.  Pásalo.  Durante toda la tarde del día 13 y hasta bien entrada la madrugada del 14, millares de ciudadanos anónimos, particularmente jóvenes, protagonizaron decenas de concentraciones —declaradas ilegales e ilícitas por el Gobierno en funciones— ante las principales sedes del PP repartidas por todas la Comunidades Autónomas que conforman el Estado español.  Los medios extranjeros con delegaciones en Madrid y Barcelona y los pocos españoles que resistieron a las presiones del Gobierno —como la cadena T5 y los medios del grupo Prisa— informaron inicialmente de las concentraciones.

 Poco a poco, de forma timorata y obligados por las circunstancias, lo hicieron el resto de los medios.  A última hora del sábado el clamor en las calles era unánime: No a las mentiras, no a la guerra.  La víspera de las elecciones, el catedrático de Comunicación Audiovisual Román Gubern reflexionaba en el diario El País sobre lo que estaba viviendo durante esos días: Espero que nadie se escandalice si establezco un parangón entre esa estructura en red (de la organización terrorista Al Qaeda) y la estructura comunicativa de Internet, con sus nodos de conexión, su capilaridad y su capacidad expansiva de carácter exponencial.  De hecho, Al Qaeda significa en árabe la base, parece una réplica organizativa de tipo medieval a la modernidad estructural del ciberespacio global.

En contra de lo que predecían todos los sondeos previos al 11-M, el PSOE ganó las elecciones del 14-M con el 42,6% de los votos frente al 37,6% del PP.  Las elecciones tuvieron un índice de participación del 77,2%, casi diez puntos por encima del índice registrado cuatro años antes.

 En cualquier caso, el auténtico ganador de las elecciones españolas de 2004 —más que el PSOE— fue la sociedad civil que reaccionó de forma eficaz, derrotando así la manipulación y las mentiras oficiales.  Dicha respuesta se forjó de forma horizontal, al margen de las directrices de los grandes partidos políticos —que desautorizaron públicamente las concentraciones— o de los grandes medios de difusión.  Paradójicamente, los manifestantes utilizaron en sus protestas las mismas herramientas utilizadas frecuentemente por la globalización: la red Internet y la telefonía móvil.  Se demostró que otro tipo de comunicación es posible y que, además, es capaz de obtener resultados a corto plazo (v)

Venezuela 2002

En 2002, la convulsión política y social en Venezuela adquirió tintes especialmente preocupantes.  Fuerzas políticas, militares y económicas de derechas intentaron hacerse con el poder utilizando ilegítimamente la fuerza.  El intento apenas duró 48 horas (entre el 11 y el 13 abril del citado año) y terminó fracasando.  Ello se debió, en buena parte, a que, tras los primeros movimientos militares, se organizó una importante reacción social que dio al traste con las intenciones de los golpistas.

 Desde un punto de vista comunicativo, resulta especialmente interesante analizar la forma en que los seguidores del presidente electo Hugo Chávez reaccionaron ante los acontecimientos en un momento en que los principales medios masivos de difusión estaban férreamente controlados por los partidarios del golpe.

Cabe recordar que Hugo Chávez accedió al poder tras las elecciones de 1999, cuando consiguió el 56,5% del total de votos escrutados y que sometió a consulta una Constitución que fue apoyada por más del 70% de la ciudadanía.  Desde el primer momento, los principales medios de difusión del país, tanto prensa como radio y televisión, mantuvieron una actitud tremendamente hostil hacia el presidente y su política económica inclinada a favorecer a los sectores más humildes de la población.

Las ediciones electrónicas de diarios como El Nacional, El Universal o Globovisión así lo atestiguan.  El Observatorio Global de los Medios surgido de Porto Alegre, en su informe referido a Venezuela, denunció “las mentiras, rumores infundados y calumnias” utilizadas por buena parte de los medios de difusión contra el presidente electo.

Se formó una gran “alianza neoconservadora” tal y como la denomina Ignacio Ramonet, (2002:27), integrada por varios sectores: la burguesía que ocupaba las calles de los barrios ricos con cacerolas, las organizaciones patronales, los citados medios de difusión y la aristocracia obrera —los trabajadores del petróleo— movilizados por la CTV, posiblemente el sindicato más corrupto de América Latina.

Durante los días que duró la asonada cívico-militar ocurrieron hechos particularmente importantes: el derrocamiento del legítimo poder constitucional, la autodesignación como nuevo presidente del país del líder de la patronal Pedro Carmona y, finalmente, la restitución del orden constitucional con el regreso de Hugo Chávez.  Hubo pronunciamientos internacionales especialmente llamativos como la declaración conjunta de los Gobiernos de Estados Unidos y de España que, en manifestación hecha pública el 12 de abril de 2002, justificaban el cambio de situación que estaba ocurriendo en el país e invitaban a los agentes sociales a la “consolidación de la institucionalidad democrática”.  La complacencia con el golpe llegó incluso al principal diario español —El País—, quien, en su edición del 13 de abril, tildó a Chávez de “caudillo” y a Pedro Carmona de “hombre tranquilo”.  En similares términos se pronunciaba el segundo diario español, El Mundo, para quién el Carmona era un hombre “nacido para el diálogo”, mientras que el presidente destituido era un “estrafalario” (13-04-02).

El férreo control que los sublevados establecieron sobre los medios venezolanos no impidió que se produjeran hechos realmente curiosos.  Hugo Chávez, por ejemplo, consiguió hacer llegar a sus seguidores un documento crucial.  Se trataba de tan sólo unas líneas escritas a mano en las que, básicamente, el depuesto presidente desmentía la versión oficial que subrayaba su voluntaria renuncia al cargo para decir a su población lo siguiente: Estoy con vosotros, soy vuestro presidente.  La carta se envió inicialmente por fax.  Se fotocopió miles de veces y se difundió por los barrios más humildes de Caracas, allí donde los chavistas son especialmente influyentes.

Las escasas radios comunitarias que no estaban controladas por los golpistas y los sitios web fieles a Chavez difundieron a todo el mundo el documento.  En pocas horas, miles de personas acudieron al palacio presidencial de Miraflores para exigir el regreso del depuesto presidente, hecho que se fraguó pocas horas más tarde.  Toda la maquinaria mediática y militar urdida por los golpistas sucumbió ante un humilde pedazo de papel transmitido por fax.

Durante los últimos años la sociedad civil venezolana ha tejido una tupida red de medios alternativos y comunitarios (Caguaripano, 2002:49) de diferentes ideologías y tendencias.  Fueron esos medios los que posibilitaron en 2002 esa reacción de la sociedad civil caraqueña que restituyó el poder constitucional en Venezuela.  Radio Perola, Radio Catia Libre, TV Catia, TV Caricuau son algunos de sus nombres.  Se trata, en muchos casos de personas voluntarias que, en base a su trabajo diario, han conseguido entretejer activas redes sociales.  Las sedes de muchos de estos medios fueron ocupadas por los golpistas.  Otras, sin embargo, encontraron la forma de seguir emitiendo información y de transmitir a la opinión pública internacional el contenido del mensaje presidencial.  En otros casos, como el de la cadena Venezolana de televisión, fue la propia ciudadanía la que consiguió directamente hacerse de nuevo con el control del medio.

Otros medios, aparentemente secundarios, como la web www.antiescualidos.com tuvieron una importancia vital durante aquellos acontecimientos, al conseguir suministrar información fiable minuto a minuto, convirtiéndose en referencia incluso para los medios internacionales y deshaciendo en la práctica el bloqueo informativo instaurado por los golpistas.  De esa forma se consiguió dar la vuelta a la intentona golpista.

En Venezuela de 2002, la comunicación alternativa actuó como catalizador de la respuesta social que neutralizó el golpe cívico-militar.  La chispa que prendió la mecha de la protesta popular fue una breve carta transmitida por un modesto canal, ya casi obsoleto en los tiempos que corren, como es el fax.  La red de medios alternativos tuvo, pues, una importancia decisiva en el fallido intento de golpe de Estado.

Comunicación discrepante en Internet

El panorama mundial de los medios de difusión está cambiando lenta pero inexorablemente en los últimos años.  Mientras que el consumo de prensa, radio y televisión generalista experimenta leves altibajos dependiendo de la zona del globo que se analice, otra serie de medios como Internet, la telefonía móvil o la prensa gratuita han experimentado incrementos espectaculares.

Las visitas a Internet se disparan cuando se producen acontecimientos internacionales de especial magnitud como, por ejemplo, la invasión de Irak en 2003.  En esa época las webs críticas con o independientes de la verdad oficial global experimentaron incrementos espectaculares.  Fue especialmente notable en países —como los EEUU, España o el Reino Unido— cuyos gobiernos lideraron internacionalmente la invasión.  Un número nada despreciable de personas consultó fuentes de información distintas de los medios de comunicación tradicionales.  Una encuesta sobre el uso de Internet por los estadounidenses durante la guerra (Pisani, 2003:8) reveló que el 55% de éstos intercambió mails relacionados con el conflicto.  Las visitas a la página de la BBC británica aumentaron hasta un 47% coincidiendo con la fase más crítica de la invasión.  Otro tanto ocurrió al diario británico contrario a la guerra —The Gardian— cuya web registró un aumento del 83% en sus visitas.  Internet fue asimismo el soporte elegido para difundir a todo el mundo las fotografías malditas que tanto irritaron en 2004 a la Administración norteamericana.  En las mismas aparecían presos torturados por marines en la prisión irakí de Abu Ghraib y féretros de una veintena de soldados norteamericanos en el interior de un avión antes de regresar a EEUU.  Dichas instantáneas fueron obtenidas por cámaras digitales —otro producto de la globalización— y rápida y fácilmente distribuidas por Internet a todo el planeta.  Para conseguirlas hacían falta dos condiciones: tener acceso a la red y voluntad de conseguirlas.

En los países árabes, el 60% de los hogares con TV recibe señal vía satélite.  Durante la invasión de Afganistán, en 2001, la edición inglesa de la página web de Al Jazeeravi (http://english.aljazeera.net) fue la fuente informativa más utilizada en la red.  En 2002 esta misma página tuvo 161 millones de visitas.  Todavía hoy se encuentra entre las 50 webs más visitadas de la red.

La oferta y la demanda de información discrepante con la verdad oficial es cada vez mayor en todo el planeta.  Las páginas de información crítica, disidente y/o alternativa han experimentado una progresión geométrica durante los últimos años.  Esta tendencia ha encontrado su último aliado en el fenómeno de los weblogs o logs.  El término es un producto típico de la cultura de Internet.  Se trata de la fusión de dos palabras: web + log, o lo que es lo mismo, “el diario personal de a bordo” o el “cuaderno de bitácora” que cada cual se fabrica para navegar en la red.  Son diarios personales en línea (Pisani, 2003:8), realizados con programas sencillos que permiten teclear un texto en el ordenador y, al conectarse, enviarlo instantáneamente para que se publique en una página web construida a tal efecto.  Dichas páginas combinan información, opinión y vínculos con otros sitios que el autor considera de interés para sus potenciales lectores.  Se trata de instrumentos fáciles de utilizar.  Bastan poco más de cinco minutos para realizar una página personalizada de estas característicasvii.  Según un informe del Pew Center de EEUU se calcula que, a finales de 2003, existían más de 3 millones de bloggers en todo el mundo y su número crecía constantemente.  El 4% de los estadounidenses que tienen acceso a Internet consulta habitualmente este tipo de páginas.  Ello no quiere decir que todas las páginas —ni mucho menos— tengan un carácter alternativo, ni tampoco que la crítica sea coincidente.  De hecho, buena parte de las weblogs que surgieron en EEUU tras el 11-S de 2001 criticaban a la Administración Bush por su “falta de patriotismo” y/o censuraban las actitudes demasiado “liberales” de determinados medios de difusión.

La telefonía móvil multiplica las posibilidades de estos utensilios al poder ser alimentados con voz, imágenes o textos en formato SMS originando así servicios como los photologs, moblogs,… Así pues, nos encontramos ante un fenómeno emergente, con innegables posibilidades de expansión y que merece ser analizado en profundidad.  Más que con el periodismo, los weblogs tienen seguramente que ver con todo lo relativo a la gestión del conocimiento.  Evidentemente habrá que desconfiar de estas weblogs tanto o más que de los medios tradicionales de comunicación, ya que también ellos mienten o se equivocan, incluso con más facilidad.  Se trata, no obstante, de una original manifestación de comunicación horizontal, con amplias posibilidades de expansión y que favorece la creación de nuevas redes sociales.

Ejemplo claro de comunicación disidente, alejada del pensamiento único, lo constituye la web de Adbuster Media Foundation (http://adbuster.org), ubicada en Vancouver (Canadá).  En la confección de dicha web colaboran personas de todo el planeta entre artistas, activistas políticos, escritores, humoristas, alumnos, profesores, educadores y empresarios.  Tienen un objetivo absolutamente claro: Partiendo de que estamos en la era de la información, pretendemos colaborar en la creación de un nuevo movimiento social que sea capaz de derribar las estructuras de poder que existen en el actual siglo XXI.  Además de su edición electrónica, esta fundación posee también una revista impresa de la que se distribuyen más de 120.000 ejemplares repartidos por 60 países de todo el mundo.  Entre las diferentes secciones que ofrece en su edición electrónica una de las que, sin duda, tiene más aceptación es la denominada Creative resistence, en la que de forma satírica se caricaturiza el poder de las grandes firmas comerciales o de las multinacionales.

Sería imposible relatar aquí todos los sitios de información alternativa o disidente que existen en estos momentos en la red.  Aunque se pudiese, tal relación siempre resultaría incompleta.  Tampoco es el objetivo del presente artículo.  Reseñemos, sin embargo, algunas direcciones especialmente interesantes como www.moveon.org en la que colaboran más de 1.700.000 personas de todo el mundo.  Esta web organizó en 2004 un certamen de vídeo titulado Bush en 30 segundos que tuvo difusión planetaria.  Merecen igualmente ser visitadas las web del Observatorio internacional de Medios Alternativos www.zmag.org/altmediawatch.htm (Alternative Media Watch) donde se referencian las direcciones electrónicas de una 70 revistas de todo el mundo u otras como las correspondientes al Independent Media Center www.indymedia.org (con versiones en numerosos idiomas y secciones repartidas por los cinco continentes) o www.rebelion.org, donde colaboran intelectuales como Heinz Dieterich, James Petras, Noam Chomsky, Marta Harnecker, Ignacio Ramonet o el subcomandante Marcos.  A la vista de la creciente magnitud que la comunicación disidente está adquiriendo, el Gobierno de los EEUU anunció en julio de 2004 su intención de no ceder el control de Internet aduciendo “problemas de seguridad”.  Así lo comunicó al comité preparatorio de la segunda cumbre de la Sociedad de la Información que se celebrará en noviembre de 2005 en Túnez.  La mayor parte de los 132 países que participaron en la reunión preliminar de 2004 defendían que dicho control debía pasar a un organismo dependiente de la Naciones Unidas.  Sin embargo, EEUU y algunos países de la Unión Europea se opusieron a dicha posibilidad argumentando, a título de ejemplo, el uso que grupos islamistas radicales realizaban de la red en la guerra de Irak (ejecución pública de rehenes).

El modelo propuesto

Los cuatro ejemplos que acabamos de analizar en el presente artículo —el movimiento zapatista, el 11-M, el caso venezolano y las web alternativas de Internet— evidencian, en nuestra opinión, que por encima de las cortapisas económicas, legales e ideológicas impuestas por el actual orden informativo mundial, es posible desarrollar OMC —crítico con el pensamiento neoliberal— capaz de conseguir un amplio eco social y de alcanzar los objetivos propuestos.

El modelo de comunicación aquí propuesto tiene su razón de ser en la democracia participativa.  Se trata de un modelo pluridireccional por definición que necesariamente cuestiona las funciones de todos y cada uno de los elementos que forman parte del proceso de comunicación, desde el emisor hasta el receptor, pasando por el canal, el código o la capacidad de feedback.  En términos de Mario Kaplún (1998:13) diríamos que nuestro objetivo es conseguir una comunicación participativa, problematizadora, personalizante e interpelante.  No olvidemos que comunicación deriva de la voz latina communis, es decir, poner algo en común con otro.  Es la misma raíz de comunidad, de comunión; expresa algo que se comparte o se vive en común (Kaplún, 1998:60).

¿Podemos definir nuestro modelo como alternativo?, ¿quién lo define?, ¿bajo qué autoridad y con qué principios?, ¿alternativo hacia qué o hacia quién?, ese supuesto modelo alternativo ¿es el mismo para Europa, EEUU, Japón, Africa, China o Cuba? Ante la magnitud de las dudas que se plantean, hemos optado por un término —OMC— más amplio, indefinido si se quiere, pero capaz de aglutinar en su seno todas las expresiones críticas con el patrón comunicativo —unidireccional y jerárquico— imperante en el planeta, independientemente de su contexto geopolítico.

El cambio en la propiedad de los medios o la permuta de los contenidos no garantizan —por sí mismo— la existencia de OMC.  La inversión del signo es condición imprescindible pero no única para conseguir dichos objetivos.  Existen multitud de mensajes formalmente revolucionarios en su contenido pero absolutamente reaccionarios en su estructura, código o en los modelos narrativos utilizados, ya que aniquilan cualquier posibilidad de respuesta o interpretación por parte del sujeto– receptor.  Al igual que Pericles advirtiera hace casi 2.500 años que resulta inútil tener buenas ideas si luego no se saben transmitir, hoy Umberto Eco insiste en que es imposible decir cosas nuevas sin explorar nuevas formas de decirlo.

Elementos como la ironía, la poesía, la utopía, la imaginación o la ternura son despreciados por el modelo comunicativo actual.  Sin tales recursos resulta imposible mejorar nuestra expresión, cultivar la argumentación o activar la persuasión.

Asistimos a un espejismo de la imagen en el que a diario se coarta el sueño y se aniquila la Retórica, instrumento clave de cualquier proyecto comunicativo que aspire a ser liberador o transformador de la realidad.  La propuesta de OMC hay necesariamente que entenderla en un sentido muy amplio.  Estamos hablando de una acción básica —la comunicación.— que tiene que ver con la propia esencia del ser humano, una actividad que determina las actitudes sociales y condiciona las relaciones humanas.  Pensar y hablar de forma eficaz facilita la intervención social.

El dominio de la Retórica es fundamental para cualquier proyecto comunicativo que aspire a tener incidencia social.  Tal y como señalan Hernández Guerreo y García Tejera (2004:31) la Retórica, al igual que el resto de Ciencias Humanas y, sobre todo, como el resto de disciplinas del lenguaje, es inter y pluridisciplinar: está relacionada con y relaciona entre sí otras asignaturas como la Gramática, la Lingüística, la Dialéctica, la Epistemología.  Es una asignatura nudo o gozne; se apoya y sirve de base a otras disciplinas como la Filosofía, la Ética, la Lógica, la Historia, la Poética, la Sociología y la Psicología.  Estamos hablando del punto de apoyo, de la palanca capaz de hacer mover todo el entramado de la comunicación: la Retórica.

Jun
to al cultivo de esta disciplina, el proyecto de OMC descansa sobre otra premisa imprescindible: la formación de un nuevo sujeto-receptor activo, alfabetizado mediáticamente, es decir, capaz de utilizar, codificar, analizar y evaluar de forma crítica los diferentes medios de difusión — prensa, radio, televisión, vídeo, ordenador, Internet…— a los que tiene acceso.  Para lo cual es preciso que materias como la Educación en Comunicación o Educomunicación se incluyan en los currículos de todas las etapas del proceso educativo.  La propia Unesco determina (Sánchez Noriega, 1997:432) que la Educomunicación no es un añadido de carácter opcional o una especialización voluntariosa, sino un elemento central que en el actual sistema educativo de los países desarrollados se considera un transversal didáctico necesario dentro de los currículos escolares

Si realmente se quiere fortalecer OMC es imprescindible dotar al receptor de lo que Habermas denominó competencia comunicativa, para que así pueda efectivamente interactuar con el emisor.  No se trata de un simple accesorio o de una condición ocasional, sino de un requisito previo imprescindible para que exista auténtica comunicación.

La eficacia del proceso dependerá además de la capacidad empática que tenga el emisor para ponerse en el lugar de quién recibe su mensaje, convirtiéndose el o ella a su vez también en receptor (emirec).  Ello implica una actitud humilde, de permanente disposición a escuchar las críticas y a ejercer la autocrítica no complaciente.  Las actitudes paternalistas o ex cátedra, tan abundantes en publicaciones o medios de izquierda, impiden la reflexión, coartan la imaginación y entorpecen el diálogo.

¿Es posible llevar a cabo OMC sin tomar el poder? Pregunta recurrente en todos los foros sociales que han tenido lugar en el mundo desde Seattle hasta Mumbai.  No sólo es posible sino que es deseable que así suceda.  Una de las máximas más certeras que han elaborado los movimientos altermundialistas invita descaradamente a ello: Don’t hate the media, become the media.  Cada persona lleva en su interior un potencial comunicativo enorme que debe ser explorado, cultivado y perfeccionado.  Partidos y movimientos de izquierda utilizan a menudo cuantiosos recursos humanos y económicos destinados a la creación de diarios, revistas, emisoras de radio, incluso cadenas de TV, intentando competir con medios capitalistas.  Dichos intentos —loables y exitosos en ocasiones— han concluido en muchos casos su andadura reproduciendo los mismos esquemas comunicativos de los medios capitalistas a quienes critican, sucumbiendo a sus propias contradicciones internas y/o víctimas del boicot de un mercado en el que no están en disposición de competir.  No es muy congruente difundir mensajes liberadores con los signos del pensamiento dominante, ya que tal y como apuntó Julio Cortázar (Kaplún, 1998:160) nuestro vino nuevo necesita odres nuevos (viii)

La propuesta de OMC que aquí se plantea no descarta — evidentemente por su carácter abierto— ninguna posibilidad, pero sintoniza más con la filosofía esbozada por el subcomandante Marcos y el profesor John Holloway (2002) quienes sostienen que no es preciso tomar el poder para cambiar el mundo, como tampoco es imprescindible hacerse con el control mediático para poner en marcha OMC.  Desde hace más de un siglo en el seno de la izquierda existe un debate soterrado sobre si —para conseguir la liberación del ser humano— es mejor la Reforma o la Revolución.  Lo cierto es que ni la socialdemocracia, ni el denominado socialismo real han sido capaces de crear ese nuevo ser humano motor del cambio social.  Lenin, Rosa Luxemburg, Trotsky, Gramsci, Mao y el propio Che Guevara prioritaron la toma del poder a la forja del nuevo sujeto en base al pragmatismo revolucionario que exigía el momento.  Holloway (2002:34) sostiene, sin embargo, que no se puede cambiar el mundo por medio del Estado, ya que ese realismo es el realismo del poder y no puede hacer más que reproducir el poder.  Tampoco ofrece Holloway la receta maravillosa que nos ayude la búsqueda de soluciones concretas.  Proporciona, eso sí, algunas pistas derivadas de la búsqueda de una dignidad personal que lejos de llevarnos en la dirección opuesta nos enfrenta totalmente con la urgencia de la revolución (Holloway, 2002:36).

Esa revolución plantea una sociedad basada en el reconocimiento mutuo de la dignidad de las personas.  Holloway insiste en que la única manera en la que hoy puede imaginarse la revolución es como la disolución del poder, no como su conquista.

La propuesta de OMC aquí esbozada se plantea como parte de un proceso, que además está sujeto a múltiples contradicciones.  Pretende ser herramienta útil, aparejo necesario para que el ser humano libere todo el potencial comunicativo que lleva en su interior.

Conclusión

A pesar del adverso panorama que ofrece el actual orden informativo mundial, OMC no sólo es posible sino que es absolutamente necesario para que germine una cultura altermundialista en todo el planeta.  El modelo propuesto cuestiona las funciones de todos y cada uno de los elementos que forman parte del proceso de comunicación, desde el emisor hasta el receptor, pasando por el canal, el código o la capacidad de feedback.  La propuesta obliga al emisor a renunciar a su función hegemónica dentro del proceso explorando al máximo su capacidad empática hacia el receptor.  Ello exige una actitud humilde y abierta a la crítica.

Todo ello requiere la puesta en marcha de una nueva Pedagogía de la Comunicación que sea capaz de incrementar la competencia comunicativa del receptor hasta convertirlo en sujeto capaz de utilizar, codificar, analizar y evaluar de forma crítica los diferentes medios de comunicación.  En la búsqueda de ese OMC, la Retórica práctica adquiere un papel protagónico.  Pensar y hablar de forma eficaz facilita la intervención social.  Todo ello exige un importante esfuerzo por adaptarse a las nuevos tiempos.  Las nuevas tecnologías ayudan a la articulación de ese objetivo.  Se trata, sin embargo, de un aliado cuya aportación debe ser valorada críticamente.  La mitificada Sociedad de la Información, lejos de reducir, ha incrementado la brecha que separa a países infopobres e inforicos.  En cualquier caso, el desarrollo de OMC es una tarea inaplazable.  Las experiencias prácticas analizadas en el presente artículo demuestran que ese modelo existe, que es real, y que se ha dado desde abajo hacia arriba y no al revés.  Esa ha sido, precisamente, su mejor garantía de credibilidad.

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www.movabletype.com

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www.zmag.org/altmediawatch.htm

 www.indymedia.org

www.rebelion.org

www.observatorio-e.democracia.com

http://english.aljazeera.net

http://adbuster.org

Notas

i Existe una reciente y amplia bibliografía sobre el movimiento antiglobalización o altermundialista.  Se pueden consultar, entre otros, O’Brien et al.  2000, Calderón 2003, Danaher y Burbach 2001, Cockburn 2000 y Starhawk 2002.

ii La teorización e investigación en torno a la comunicación alternativa es una de las tareas pendientes de la communication research (Downey y Fenton, 2003).

iii Existe una amplia bibliografía al respecto (EZLN 1994, Bellinghausen 1994, Moreno Toscano 1996, Sierra 1997, Subcomandante Marcos 2001, Vazquez Montalbán 2001, Tótoro 2001, Castells 2003).

iv La revista catalana de comunicación Trípodos elaboró en abril de 2004 un número monográfico dedicado a estos hechos.

v Otras experiencias que ilustran las conexiones entre movimientos sociales y medios alternativos se pueden consultar aportaciones recientes realizadas por Downing (2003), Gillet (2003) y Spitulnik (2003).

vi Más información sobre este canal de televisión puede conseguirse en Al Nawawy (2002).

vii Las web más utilizadas para realizar estas páginas son, probablemente, las siguientes: www.blogger.com y www.movabletype.com.  No se necesita ningún software especial ni abonar cantidad alguna de dinero.  viii Existen numerosos ejemplos de experiencias alternativas que han fracasado por emplear miméticamente técnicas de mercado propias del modelo neoliberal (Atton , 1999; Khiabany, 2000).

- Txema Ramírez de la Piscina es profesor de la Universidad del País Vasco, EHU-UPV.

Traducción del artículo "Another Model of communication is possible" aparecido originalmente en la revista eslovena de comunicación Javnost-The Public, Vol. XIII (2006), 2,pp.5-20
https://www.alainet.org/es/articulo/118678

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