Lo que no se ve, NO existe

05/12/2006
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Estudiosos de la comunicación afirman que para que un hecho tenga consecuencias colectivas, o masivas, debe ser un hecho publicado. O lo que es lo mismo: "Lo que no se publica o no se ve, no existe".

Quien haya dado un seguimiento televisivo a la toma de protesta del Presidente entrante Felipe Calderón, ha sufrido -quizá sin saberlo- una seria desinformación de lo que 'en realidad' estaba sucediendo en la Tribuna de San Lázaro.

Aquellos que encendimos la televisión al menos una hora antes de la toma de protesta - programada para las 9:30 am- y sintonizamos los canales abiertos, es decir Televisa o Televisión Azteca, escuchamos y vimos a detalle la trifulca entre panistas y perredistas en punto de las 8 de la mañana. Aunque ninguno de los conductores de esas cadenas se tomaron, por ejemplo, la molestia de 'informar' que precisamente a esa hora terminaba el plazo de no agresión, fijado entre el Partido Acción Nacional (PAN) y el Frente Amplio Progresista (FAP).

La cobertura periodística que los diversos medios han hecho merecería una cobertura aparte. Lo merece precisamente por "lo que no se cubrió" en contraposición con lo que sí fue cubierto y resaltado.

El despliegue de medios y conductores fue sin duda titánico: como cada sexenio, unidades móviles en sitios estratégicos, técnicos y conductores estrella para narrar lo que ocurre y "contar" -a quienes no estamos ahí- los detalles. Desde el estudio, los titulares de noticieros del horario triple A, coordinan a ese conglomerado de informadores.

Y también como cada seis años, Presidencia de la República designa además a quienes transmitirán el evento en cadena nacional, puesto que de acuerdo a la ley, una vez comenzado "el acto" todas las cadenas de televisión deberán enlazarse y hacer una pausa en su propia programación. Esta designación la hace Presidencia de acuerdo a una lista enviada por Televisa y TV Azteca. Es, por supuesto, una lista de los mejores informadores, de los mejores 'talentos', que cada cadena tiene entre sus filas.

Nadie duda que la mejor manera de informarse en México sigue siendo con mucho la televisión. Por lo menos 83 millones de mexicanos (1) cuentan con un aparato televisivo, pero la cantidad de hogares con acceso a la televisión por cable, y por ende a otro tipo de información, disminuye considerablemente: apenas 5 millones de suscriptores (2) y otro medio millón que 'piratean' el servicio.

Así las cosas, ¿qué es lo que vieron y no vieron los televidentes en la toma de protesta? O es mejor preguntar ¿de qué fueron informados y de qué sucesos nadie se enteró?

La gran mayoría vimos una toma de protesta "sin mayores incidentes". Un acto "tranquilo y como debe ser", según lo calificó la conductora de Televisa, Diane Pérez, en cadena nacional. Impecablemente vestida de rojo y sonriente hasta el nerviosismo, cuando afuera en la tribuna se sucedían los chiflidos y las descalificaciones. Acompañada por su pareja de TV Azteca, Sergio Vicke, la conductora editorializó con una sonrisa más propia de una modelo: "Felipe Calderón es el presidente que necesitamos, un presidente con mano dura; es el presidente del empleo, en quien los jóvenes tienen puestas sus esperanzas".

Ana María Lomelí de TV Azteca -que no conocía a los diputados, pero sí al gobernador "Terminator"- y Francisco Ramírez de Televisa, como la segunda pareja de cadena nacional, hablaron de los vítores que recibió el Presidente entrante a la salida de su casa, y leyeron el guión de la trayectoria de Calderón Hinojosa.

Evitaron hablar de la rechifla que lo recibió en San Lázaro. Ninguna mención a los 3 mil 500 elementos de Seguridad Pública que vigilaban los alrededores. Silencio sobre los 200 elementos del Estado Mayor Presidencial que permitieron a la fuerza que Felipe Calderón hiciera una improvisada toma de protesta con una estancia de apenas 3 minutos en la máxima tribuna del país. "El acto se realizó como estaba previsto en la Agenda". Coincidieron todos. Nadie mencionó la palabra "inédito" para referirse a que el mensaje a la nación fuera a ser leído por primera vez en el Auditorio Nacional.

La marcha pacífica -y no tan pacífica- de Andrés Manuel López Obrador no existió nunca. Luego entonces, no sucedió. Sólo para los medios extranjeros.

La BBC mencionó 10 mil seguidores de AMLO, El País de España fue más conservador y le dio 5 mil simpatizantes al ex candidato del PRD, sin embargo, todos los medios extranjeros hablaron "de fuertes protestas", "de un nuevo mandatario protegido por elementos policiales", y de un mensaje leído "entre amigos y círculos de apoyo" en el Auditorio.

Adela Micha, de Televisa, apostada en el Auditorio Nacional, sonreía también, giró su micrófono para que los televidentes oyeran el "Sí se pudo" y habló de refilón de "un importante operativo de seguridad". La numeralia periodística, ésa que nos puede dar datos para una mejor lectura, hoy no estaba entre las prioridades de los profesionales de la televisión. No se habló de un país descontento, no se habló de retos. Pero otros datos 'relevantes' sí que estaban: el color "azul cielo" del traje sastre de la ahora primera dama, por ejemplo.

La televisión nos mostró al país que nos gustaría ser, pero que no somos. Hoy menos que nunca. Un país en paz, un país bien vestido y guapo, sin protestas, sin antimotines, "sin incidentes", sin marchas de la Sección 22 de Oaxaca, ni estaciones de metro cerradas y calles tomadas por la policía y el ejército, para seguridad de un "presidente blindado".

Vimos una triunfal cobertura de "La Solemne ceremonia de Protesta Constitucional". Una cobertura impecable, sin cabidas para más de 2 mil ejecuciones del narcotráfico, ni movimientos sociales. Hoy, de la realidad de México dieron mejor recuento los periodistas extranjeros.

Porque hoy México se vistió (o se acorazó) de manteles largos. Ni la banda presidencial dos veces entregada, ni la forma (omitida por las cámaras) en que Fox y Calderón llegaron a la tribuna merecieron el más mínimo cuestionamiento periodístico.

Vimos "el canal de las estrellas", ése en el que "el tras bambalinas" no existe en la producción. Ni el antes ni el durante, sino sólo el resultado con la puesta en escena. Hoy "Si se pudo" y nadie dijo todo lo que detrás había para que "no se hubiera podido".

Cierto, la pureza periodística, la objetividad no existen. Como también es cierto que toda presencia de los comunicadores es un acto de intromisión en los hechos. La cuestión siempre es la ética con la que hacemos esa intromisión.

"Y si no cumpliere, que la Nación me lo demande". Deberíamos también demandar como ciudadanos más veracidad a los medios. Ahora otra vez, nos quedan 6 años para ello, para ver una realidad más acorde con la realidad de México.

1. Datos de AMAP (Asociación Mexicana de Agencias de Publicidad)

 

2. Presidencia de la República. Febrero del 2006

https://www.alainet.org/es/articulo/118523

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