Globalización sí, pero con un límite ético

14/05/2006
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La cotidianidad de gran parte del mundo está llena de elementos “globales”. Conversamos por “el chat” para acordar un almuerzo, menú: sushi (atún capturado en costas noruegas y vendido al mayoreo en el mercado de Tokio). Una buena elección mientras se mira a un futbolista brasileño que anota un gol asistido por su compañero camerunés. En las mesas cercanas se celebra el nuevo campeón del torneo español de fútbol. La globalización no se puede tapar con un dedo. Eso es evidente, lo que no está claro es hasta dónde puede llegar. - Los procesos constituyentes de la globalización -apertura comercial, difusión de la tecnología, homogeneización cultural- parecería que avanzan sin barreras. ¿Cómo lo ve? Parecía que sí. Con la caída del bloque socialista europeo parecía que llegó el fin de la historia, incluso se escribió un libro con ese título (Francis Fukuyama). Pero en 1994, mientras México se incorporaba al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, en Latinoamérica -y no por casualidad- desde los movimientos indígenas, en el sur de México se lanzó el “ya basta” zapatista. Se inauguró lo que se conoce como el movimiento “antiglobalización”, que ha tenido expresiones importantes como discurso alternativo. Entonces, dialéctica de la dominación, dialéctica de la resistencia. El mundo corporativo, a la par que poderosa, hace ver sus pies de barro. El modelo ha causado una polarización del mundo: los ingresos de tres magnates financieros son mayores que los ingresos de los 48 países más pobres del planeta. El capitalismo especulativo ha implicado también una administración desastrosa del planeta. La continuidad del modelo está cuestionada, esto no puede universalizarse, se requerirían los recursos de dos planetas adicionales. - No obstante esta lógica dialéctica que apunta, la globalización ha penetrado incluso en la cotidianidad de las personas... Indiscutiblemente. Estamos dentro de la globalización como elementos funcionales o críticos. La alterglobalización es un proceso que se configura discursivamente y en los hechos, con movimientos ecológicos, de género, o de derechos civiles (como el último 1 de mayo en EE.UU.) El discurso del neoliberalismo perdió su encanto. Varios sectores no son contenidos dentro de un discurso que ofrecía un avance lineal y ascendente de las condiciones económicas. La gente percibe la creciente desigualdad. - Pero la alter globalización también está globalizada. ¿Es una contradicción, una paradoja inocente, cómo entenderlo? Corsi e ricorsi (flujo y reflujo) decían los pensadores renacentistas. Los hechos contemporáneos ratifican que el paradigma de la modernidad y el progreso -la evolución lineal de la sociedad- no funciona. Este enfoque filosófico e ideológico está equivocado. La realidad de la evolución social muestra que ocurre por ciclos de ascenso y decadencia. Incluso la caída del socialismo europeo sería una demostración del fracaso de la línea de modernización basada en la razón instrumental. Cayó la creencia de que el dominio de la ciencia positiva aseguraría la felicidad de todos. - ¿Qué principios guían a aquellos elementos de la globalización para que sean críticos, aún siendo parte de ella? Los acontecimientos posteriores a la caída del muro de Berlín están derrumbando ‘las iglesias’, las instituciones de las verdades reveladas y absolutas. La humanidad está más dispuesta a aceptar parte de verdad en el discurso de ‘el otro’. La tendencia sería buscar un camino no ecléctico, pero no polarizado. - ¿Todos somos funcionales o críticos, pero parte del proceso? Desde luego. - En esa medida y desde la vida diaria, ¿cómo ser parte de un proceso que nos lleva... (Interrumpe) Al precipicio. La humanidad se plantea la solución a los problemas reales. El modelo tecnológico vigente puede extenuar los recursos y la vida del planeta, particularmente en los sectores más incorporados a la modernización. Paradójicamente los sectores menos incorporados, como los indígenas andinos, son los sectores con más capacidad de resistencia a un colapso de este modelo. No es casual que la resistencia surja de estos sectores, porque chocan con una forma de ver a la sociedad que tiene ejes distintos. El eje del discurso hegemónico es el ultraindividualismo. Frente a este discurso surge un planteamiento solidario, de avance de la sociedad con mecanismos autocontrolados y autodeterminados. - ¿A qué se refiere con “mecanismos autocontrolados”? En las sociedades mal llamadas “primitivas” no se ve bien a alguien que acumula bienes más allá de sus necesidades para existir. - Usted publica por internet, su pensamiento es ‘global’... (Interrumpe) Pero hasta ahora no he cobrado nada (risas). - ¿Tendría que renunciar a esto porque el modelo tiene límites? No significa que el hombre debe renunciar a la tecnología, sino que se debe usarla con racionalidad. La humanidad se ha desbocado a un culto por la razón positiva, a un fetichismo por el dinero y la tecnología. La refrigeradora está bien, pero en la cocina, no en el altar. Solo la armonía de nuestro corazón y la mente con el entorno (hombres y naturaleza) puede brindar una alternativa. - Pero eso implica un cambio significativo al interior de las personas y las sociedades. El desafío es grande. Pero las contradicciones que presenta la vida solo se superan caminando. (Entrevista de Raúl Aldaz publicada en Líderes, Quito, 15 de mayo del 2006) - René Báez. Ex decano de Economía de la PUCE y miembro de la IWA.
https://www.alainet.org/es/articulo/115215?language=en
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