La Convencion sobre Diversidad Cultural y la Cumbre Garifuna de Corn Island

05/12/2005
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El 20 de octubre de 2005, los delegados de 154 estados miembros de la UNESCO aprobaron formalmente la "Convención sobre la Protección y Promoción de la Diversidad de las Expresiones Culturales" mediante una votación casi unánime de su 33ª Conferencia General (París, del 3 al 21 de octubre de 2005). La votación, en sesión plenaria, se produjo tras la recomendación de la Comisión de Cultura de la UNESCO de aprobar esta convención el pasado 17 de octubre. La diversidad cultural se manifiesta por la diversidad del lenguaje, de las creencias religiosas, de las prácticas del manejo de la tierra, en el arte, en la música, en la estructura social, en la selección de los cultivos, en la dieta y en todo número concebible de otros atributos de la sociedad humana. De acuerdo con el pensamiento popular deberían existir tantas culturas como lenguas, de donde la diversidad cultural debería ser coextensiva con la diversidad lingüística La OFRANEH está muy satisfecha, pues la aprobación de esta Convención de la UNESCO pondrá la diversidad cultural al mismo nivel de otros principios internacionales importantes, como el libre comercio y la libertad de expresión, y servirá como marco legal para la Declaración Universal Sobre Diversidad Cultural, aprobada por unanimidad en noviembre del 2001. El espíritu del convenio es la diversidad cultural como un diálogo permanente, contraponiéndose a la teoría del inevitable choque de las civilizaciones de Samuel Huntington, manual político de la hegemónica administración Bush. Tras los trágicos sucesos del 11 de septiembre de 2001, la Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural fue probada por sus 185 estados miembros para contribuir a la promoción de la comprensión intercultural y la riqueza mundial de la diversidad cultural. Impulsada por Francia y Canadá desde el 2003, la convención sobre la Diversidad Cultural ha alentado a los creadores de todo el mundo a afirmar el derecho soberano de los países de desarrollar, poner en marcha y mantener políticas culturales. En la redacción de la convención, los Estados Unidos asumió una posición contraria a la liderada por Francia y Canadá, países que defendieron de forma acérrima la no vinculación de la cultura como producto comercial. Para los Estados Unidos los productos culturales - cine, televisión, música - deben ser regidos por los tratados comerciales relacionados con la OMC, y de esta forma frenar los subsidios estatales que los países europeos conceden a su cinema el que enfrenta una serie competencia frente al cine comercial de Hollywood. La visión mercantilista de los Estados Unidos se asocia con el rechazo a una serie de convenciones internacionales, tales como el Convenio de Kyoto sobre calentamiento global, el Protocolo de Cartagena relacionado con bioseguridad; y la Corte Penal Internacional a la cual se rehusa adherirse, además de ejercer presiones económicas a los países en vías de desarrollo que por razones éticas integran la dicha Corte. En la votación final de octubre, los EE.UU, e Israel fueron los únicos estados miembros que se opusieron a la aprobación de la Convención de la UNESCO. Australia, Honduras, Nicaragua y Liberia se abstuvieron. La abstención de Honduras y Nicaragua llama la atención, pues no existen intereses comerciales relevantes que impliquen esa posición al votar sobre la Convención, a no ser que existan temores de parte de estos estados-nación a una posible erosión de la unidad nacional, situación que dista de la realidad; y nos conlleva a pensar que la actitud asumida no está relacionada con el temor a la fragmentación del Estado, sino con el vasallaje político hacia los Estados Unidos, hecho demostrado con frecuencia en los foros internacionales. Ahora bien, en la Declaración Cumbre Garífuna de Corn Island (comunidad perteneciente a los creoles angloparlantes), el pasado 12 de noviembre, auspiciada por el gobierno de Nicaragua, en sus acuerdos pide la debida ratificación de la Convención para Salvaguardar el Patrimonio Cultural Intangible, aprobada por la UNESCO en octubre del 2003, pero no hace mención alguna sobre el recién aprobado Convenio de Diversidad Cultural. Para salvaguardar el patrimonio cultural garífuna es indispensable conservar nuestros territorios ancestrales, los cuales se encuentran a punto de ser atomizados en un proceso de individualización de la propiedad comunitaria garífuna, alentado por el Banco Mundial y ejecutado con sumo placer por la elite de poder local, cuya meta es apoderarse de nuestro exiguo territorio. Si de la Cumbre de Corn Island se esperan resultados concretos, la primera tarea de los estados debe comenzar por avocarse a respetar las opiniones de las comunidades y su concepto ancestral del manejo de la propiedad, al mismo tiempo cumplir con la obligación de proteger el medio ambiente frenando de una vez por todas la tala de los bosques y la depredación sistemática de los bancos de pesca, y crear políticas congruentes como respuesta al calentamiento global y los fenómenos meteorológicos que incrementan su capacidad destructora y se están presentando más a menudo en la zona del caribe mesoamericano. Al mimo tiempo que los Estados de Honduras y Nicaragua deberían remediar el voto en blanco sobre la Convención de Diversidad Cultural, dando a conocer su contenido y ratificándola lo más pronto posible. La Ceiba 1 de diciembre del 2005
https://www.alainet.org/es/articulo/113723
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