Cindy Sheehan y las Madres de Plaza de Mayo

17/08/2005
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Las madres de los "desaparecidos" en Argentina terminaron por derribar el gobierno. Cindy podría ser la primera madre en EE.UU. en comenzar a derribar este gobierno corrupto Entre 1976 y 1983, los militares argentinos emprendieron una Guerra Sucia contra su propio pueblo. El principio del fin del período que conoció la desaparición de miles de ciudadanos argentinos comenzó con una verdad inequívoca universal: el amor que una madre siente por su hijo. Cindy Sheehan, la madre de soldado muerto en la guerra en Irak, Casey Sheehan, ha utilizado esa verdad en Crawford, Texas. Durante la campaña de siete años de terror impulsada por el gobierno en Argentina, el país fue regido por una junta militar de tres miembros. Su supuesto objetivo era restaurar el orden después de prolongados conflictos, disturbios y violencia civil. Su objetivo real era librar a Argentina de lo que consideraba eran elementos revolucionarios de izquierda utilizando cualquier medio. Decir que sus medidas fueron extremas sería una atenuación, un eufemismo, tal como sería redundante declarar que la tortura y asesinato brutales de inocentes fueron realizados en secreto. Mientras que puede que nunca se llegue a conocer las cifras exactas, la mayoría concuerda en que aproximadamente 30,000 argentinos desaparecieron. No hubo órdenes de detención. No hubo audiencias preliminares No hubo procesos judiciales. Lo que ocurrió, en realidad, fue una serie sistemática y encubierta de secuestros políticos seguidos de la tortura y la muerte de miles de ciudadanos argentinos. Los desaparecidos en su gran mayoría - los desaparecidos - eran jóvenes, muchachas y muchachos, sospechosos de su participación en actividades antigubernamentales o - en muchos casos - de ser solamente simpatizantes. Cuando alguien - por lo general una madre - se presentaba ante las autoridades para denunciar la desaparición de un hijo o una hija, las exposiciones raras veces eran tomadas. La policía, en cambio, le decía al amigo preocupado o al familiar que regresara a su casa. "Su hijo probablemente se escapó" o “él está borracho en algún lugar", o “ella se escapó con algún muchacho", eran las típicas respuestas. Hoy sabemos exactamente cuán horrorosos fueron los esfuerzos para restaurar el orden civil. La gente fue torturada. Los bebés de las jóvenes fueron arrancados de sus cuerpos. La gente fue enterrada en tumbas anónimas. Los cuerpos fueron arrojados de aeroplanos sobre el océano. Durante aquellos siete años brutales, los que reclamaron por las desapariciones fueron ignorados o intimidados. La clase media y la clase alta argentinas se preocuparon poco ya que el orden público había sido restaurado. Mientras las autoridades ocultaban su campaña de terror y los argentinos con recursos económicos hicieron la vista gorda, un grupo de madres y abuelas comenzaron a marchar Como nadie en el gobierno las escucharía, las madres llevaron su protesta a una plaza de la ciudad - Plaza de Mayo - esperando que alguien les hiciera caso. Ellas llevaban pancartas alrededor de sus cuellos con las fotos de sus hijos y nietos desaparecidos. Al principio un puñado marchó un sábado. La próxima semana un viernes. A partir de entonces todos los jueves. Recuerde, estos eran los días antes de Internet. Las únicas personas que sabían de ellas eran los que las cruzaban en la Plaza de Mayo en el corazón de la capital de Argentina, Buenos Aires. Es imposible saber cuándo o por qué la gente comenzó a prestarles atención. Quizás una fuerza universal -una cósmica intervención providencial- fue testigo de la injusticia e intervino. En tanto el número de madres creció, lo mismo sus simpatizantes, y entonces se produjo la cobertura de prensa. Al principio, la apuesta de la Junta era que nadie se preocuparía. En 1977, sin embargo, cuando las multitudes comenzaron a crecer, y los rumores comenzaron a hacerse más fuertes, la Junta actuó: tres madres fueron secuestradas y resultaron víctimas de los mismos secuestros clandestinos y asesinatos que habían sufrido sus hijos. Como sucede habitualmente, no fue hasta que la economía comenzó a derrumbarse, y la inflación alcanzara el 900 %, que los que aparentemente no estaban afectados por la violación de sus libertades civiles prójimas de argentinos comenzara a despertarse... Las madres de la Plaza de Mayo -las madres de Plaza de Mayo- por su persistencia, su instinto maternal - su verdad inequívoca universal -expuso la campaña cruel que el gobierno argentino había emprendido contra su propio pueblo- y ellas derribaron al gobierno. Lo que Cindy Sheehan hace en Crawford, Texas no es menos significativo. La Sra. Sheehan es sólo la primera. Otras deben seguir si esperamos tenga sentido de que una mayoría de americanos ahora considera que son insensatas las matanzas en Irak. El presidente puede seguir ignorando a Cindy Sheehan. Él hasta puede detenerla -como ha sido rumoreado- como una amenaza a la seguridad nacional. Pero habrá más Cindy Sheehans. Y -tal como en Argentina- la verdad prevalecerá. - George Henson. Dallas, Texas http://www.uruknet.info
https://www.alainet.org/es/articulo/112748

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