El perfume de Palestina: Una mirada al conflicto palestino-israelí

03/05/2005
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A Xavi Martí y Fayez Saqa,

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A Xavi Martí y Fayez Saqa,

mis maestros

Índice

  1. Paisaje de Jerusalén I

  2. La ocupación

  3. Oslo

  4. El sionismo

  5. ¿Hay una solución?

  6. Ventana sobre Hebrón

  7. La tentación judía de la inocencia

  8. Estampa de Jabalya

  9. ¿Qué pasa con la impunidad de Israel

  10. La vida en un checkpoint

  11. Ventana sobre Belén

  12. Beit Jala, las líneas de su mano

  13. El pianista de Ramallah

  14. Estampa de Jenin

  15. Tender un puente entre las dos orillas

  16. Sobrevivir en las cárceles israelíes

  17. 11 de septiembre: Una sombra alargada sobre el conflicto israelí

  18. Paisaje de Jerusalén II

  19. Musical Gaza

  20. Ese mar azul de Gaza

  21. Estampa de Nablus

  22. Ventana sobre Nazaret

  23. Los kibutzim: el declive de un mito

  24. Una Hoja de Ruta muerta

  25. El Muro del Apartheid

  26. Las aguas del Jordán

  27. Jericó en el desierto

  28. ¿La hora de los movimientos sociales?

  29. Realidad compleja, solución compleja

30. Cronología

Agradecimientos

Este libro nunca hubiera sido posible sin el apoyo de Hirugarren Mundua ta Bakea-Paz y Tercer Mundo, ONGD que trabaja en Palestina desde 1996 con un alto compromiso con los sectores populares y en pro de la construcción nacional de una Palestina libre. Con Iñaki Markiegi compartí mis dos primeros visitas a Cisjordania y Gaza y horas de conversación. En mis viajes han sido bastantes las personas que me han ayudado a comprender mejor la complejidad del conflicto. Los doctores Majed Nassar, Naim Abu-Taer, Nassar Ibrahim agudos y brillantes en sus análisis. La señora Maha Saqa y su esposo Nader Saqa siempre hospitalarios y críticos con la realidad. Sergio Yahni, un israelí de corazón limpio, militante activo contra la ocupación y el sionismo. Farid Jaber de hablar dulce y firme en sus ideas. Isa Qaraqa que tanto trabaja en silencio a favor de hombres y mujeres presas. George Salameh, embajador palestino en Managua, me ha enviado sus comentarios al borrador de este libro. No olvido a Adeeb Hadweh y su familia, en cuya casa de Beit Jala hemos pasado horas inolvidables repasando el cancionero pop, sin que el sonido de disparos nos silenciara. A Juani Rishmawi que se casó con un palestino y forma parte activa de las luchas de las mujeres. A Lourdes Rubirach que sigue trabajando con Paz y Tercer Mundo sorteando checkpoints cada día. A Julio de la Guardia, corresponsal de prensa y radio, magnífico analista y mejor persona. Con Igor Irigoyen he compartido en Jerusalén y Belén la curiosidad por la historia y las religiones. Xavi Martí y Fayez Saqa me ayudaron a dar los primeros pasos por el laberinto de los problemas políticos, pero además me transmitieron su pasión por la geografía humana y cultural del lugar, por su historia. Martí ha tenido la gentileza de leer este libro y me ha hecho sugerencias y aportaciones que he incorporado. Gracias a Mariví, a Zigor y Rahja por su apoyo incondicional.

Hay viajes y viajes. Hay países y países. Para viaje y para país, Palestina. Te arrebata. Produce en el viajero un sentimiento que parece venir de muy lejos en el tiempo. Basta con abrir bien los ojos y captar voces y olores para saber que alguna vez has vivido en Jerusalén, Ramallah, Beit Jala o Belén. Reconozco que hace falta una predisposición, pero sin ella tiene poco sentido recorrer Palestina. Una racionalidad excesiva no es recomendable si se quiere capturar toda la leyenda de la región. En cada rincón, en cada esquina y en cada piedra, te aguarda la huella de un hecho que tal vez nunca sucedió pero en el que quieres creer. Así es Jerusalén, donde en cada metro cuadrado se respira mística y misterio. Así es el desierto de Judea y el Valle del Jordán, donde cada paso levanta el polvo de la historia.

En este escenario de emociones el conflicto palestino-israelí llena la atmósfera de tristeza. Una tierra en la que como dice el poeta palestino Mahmoud Darwish el olivar era en otro tiempo verde/y el cielo/un bosque azul, amor mío/¿quién lo ha cambiado esta noche? La historia de este hombre de poemas de una hondura maravillosa es un paralelo de la historia palestina. Sufrió persecuciones que le obligaron a buscar refugio en El Cairo en 1971. Durante 25 años Israel le denegó el permiso para reencontrarse con su familia. Al fin de cuentas, hace ya años que mi nación es sólo lenguaje, dijo una vez. Quien recorra Palestina encontrará a muchos hombres y mujeres que como a Mahmoud Darwish se les ha robado media vida. La otra media es la que les permite luchar por los campos de trigo, por los olivares, por todas las fronteras, quiero decir por la patria.

Este libro reconoce que el pueblo palestino tiene razón. Pero también acepta la existencia de un Israel no sionista y, de manera particular, aprueba la conducta de muchos israelíes que simpatizan con la causa palestina. Son israelíes que reconocen que la grandeza está en la cantidad de verdad que se sepa soportar. Del lado palestino está mi debilidad. Mi simpatía con los vencidos, con los mil veces humillados, con los que están llamados a lograr un día el gozo de sus derechos, si la justicia existe. Recuerdo especialmente a mis amigos y amigas que no pierden un minuto sin resistir.

El lector o lectora no encontrará en estas páginas un ensayo especializado. No es un tratado de historia. No es una reconstrucción política. Son trazos pintados desde la memoria, desde lo vivido, desde lo escuchado y lo leído. Son sentimientos y reflexiones que se agolpan sin un orden preciso. Son paisajes, son miradas, son estampas, son breves canciones de amor en agradecimiento al perfume que me viene de Palestina, cuyo pueblo es el resultado de la fusión de cananeos y filisteos y cuya causa es causa moral de la humanidad.

Jerusalén, a 30 de agosto de 2003

Paisaje de Jerusalén I

Desde lo alto del Monte de los Olivos la vista de la vieja ciudad desvela que es más que un lugar. Es el tiempo pasado que se vuelca sobre el presente con una fuerza repleta de conflictos y emociones. Es el espacio lleno de mitos que discuten entre sí, minaretes, cúpulas, mezquitas, templos y sinagogas. Es el aire atravesado por los cantos del muecín, las campanas y los murmullos de los rezos.

En primer plano la muralla que rodea la ciudad con sus ocho puertas. Una de ellas, la Puerta Dorada, justo la que tengo enfrente de mí, permanece cerrada a cal y canto a la espera de abrirse cuando llegue el Mesías de los judíos. La tradición popular dice que fue cerrada por los musulmanes precisamente para evitar la entrada del Mesías que había profetizado Ezequiel (Ezequiel 44: 1-3), aunque una explicación histórica más fiable dice que fue tapiada por los musulmanes en el siglo VII para impedir el ingreso de los no musulmanes a la Explanada de las Mezquitas o Haram El-Shariff. Es la misma puerta por la que la literatura cristiana dice que entró Jesús1 a Jerusalén el Domingo de Ramos. Con semejante historial no es extraño que se la conozca igualmente como la Puerta de la Eternidad. Justo por delante de esta puerta, al pie de la muralla, se encuentra un cementerio musulmán, verdadero obstáculo para el tránsito del Dios de los judíos que deberá pisar tierra infiel, aun cuando como descendiente del Rey David si parece estar autorizado para pasar por encima de las tumbas. Todo un enigma. En cualquier caso no deja de ser un problema que no desanima a los miles de judíos que a precio de oro compran tumbas en la ladera del Monte de los Olivos que cae sobre el pequeño valle de Josafat, exactamente frente a la Puerta Dorada; aspiran a estar situados en el mejor observatorio cuando se produzca la entrada de su Mesías a los sones de los cuernos. Entre los compradores hay muchos millonarios norteamericanos. El nudo del conflicto se aprieta en unos pocos metros: la tradición cristiana y judía señala que Josafat es el lugar del Juicio Final, donde Dios separará a los buenos de los malos. Por razones de conveniencia mutua las tres religiones monoteístas deberían llegar a un acuerdo para poner un poco de orden a un tráfico tan intenso.

Por encima de la muralla se levanta la Mezquita al-Aqsa, tercer lugar en importancia para el culto musulmán tras la Meca y la Medina. No en vano una oración en al-Aqsa vale por cincuenta mil oraciones, cuando su valor en una mezquita normal es de veinticinco. Lo que veo desde el Monte de los Olivos son dos cúpulas imponentes: la de la mezquita de al-Aqsa y la dorada de veinticuatro quilates de la Noble Mezquita que da cobijo a la Sagrada Roca, ambas situadas en Haram El-Shariff o Explanada de las Mezquitas. Bajo la Noble Mezquita se encuentra la piedra desde la cual el profeta Muhammad ascendió al infinito hasta encontrarse con Dios, del que recibió el mandamiento de las cinco oraciones diarias para los creyentes.2 Devuelto por el Arcángel San Gabriel, Mahoma descendió a la Roca, de unos veinte por doce metros y emprendió el regreso a la Meca. ¿Es la misma Roca en la que Abraham estuvo a punto de sacrificar a su hijo Isaac por mandato de Dios? Estaba a punto de degollarlo cuando un ángel le gritó desde el cielo para impedírselo. Abraham, por su lealtad a Dios, obtuvo un premio: “Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos”. Promesa que hay que añadir a otra anterior en la que el Señor le dijo: “Yo haré de ti un gran pueblo, te bendeciré y haré famoso tu nombre, que será una bendición. Bendeciré a los que te bendigan y maldeciré a los que te maldigan”.3 Así pues, la Roca es en verdad una piedra de toque.

Si el entorno de la Puerta Dorada es un espacio de discusión, la Mezquita al-Aqsa, cuya pared oeste, por el exterior, es nada más y nada menos que el Muro de las Lamentaciones, es uno de los escenarios más sangrientos del conflicto palestino-israelí. Para los judíos, el lugar ocupado por la Mezquita y la explanada que la alberga, edificada tras la muerte del profeta en el año 632, es exactamente el sitio donde Salomón (965-928 a.c.) construyó el Primer Templo que sería destruido por el conquistador Nabucodonosor tras la caída de Jerusalén en el 586 a.c. Más tarde Herodes el Grande (37-4 a.c.) edificó el Segundo Templo que los romanos derribaron el año 66 de nuestra era, tras una revuelta judía. Ahora, en pleno siglo XXI, los Fieles del Tercer Templo encabezan una campaña cuyo fin es reconquistar la totalidad del Monte Moriah4 que es la colina sobre la que se levanta la Mezquita al-Aqsa. Esta colina, en el período bizantino (324-640) era un basurero. Tras la muerte del profeta, el Califa Umar Ibn al-Jattab ordenó limpiar el área encontrándose con la imponente Sagrada Roca. Los fieles musulmanes lloraron de alegría y cuando se les secaron las lágrimas iniciaron la construcción de la primera mezquita en el Monte Moriah. Más tarde se construirían los recintos de la Sagrada Roca y de al-Aqsa, de ahí la denominación "Explanada de las Mezquitas".

En un área reducida, donde creencias y pasiones chocan con violencia extrema, se juega el futuro del conflicto palestino-israelí.

De modo que cuando el 28 de septiembre de 2000, Ariel Sharon, protegido por cientos de policías irrumpió en la Explanada de las Mezquitas para reivindicar la soberanía israelí sobre el lugar sabía perfectamente que ese gesto desencadenaría una respuesta popular palestina: una Intifada.5 Su presencia no fue sino una provocación calculada: inició una partida de ajedrez, siguiendo las normas más elementales de la Teoría de los Juegos que consiste en hacer un movimiento calculando con precisión que otros movimientos harán los adversarios. Su propósito era romper con lo que quedaba del ya frágil proceso de paz acordado en la ciudad noruega de Oslo y conducir el conflicto al borde del precipicio. Sharon nunca creyó en los acuerdos de Oslo, a pesar de que dichos acuerdos eran favorables a las tesis israelíes. Veía en ellos la lógica implícita de un estado palestino que antes o después debería ser motivo de negociación y prefirió dinamitar el proceso de paz en un momento en el que éste estaba ya bastante desacreditado entre el pueblo palestino. Para lograrlo, violentar la Explanada de las Mezquitas era el método más seguro. Por algo ha sido escenario de matanzas.

Desde junio de 1967 la Explanada de las Mezquitas está sometida a un férreo control israelí. En los recintos de las dos mezquitas dicen que hay guardianes palestinos desarmados, pero como mis tres intentos de acceder a la explanada han cosechado otros tantos fracasos no he podido comprobarlo. Los fieles musulmanes entran y salen por las dos puertas del lado norte que dan a la calle Nuestra Señora de María, siendo los viernes el día en que una multitud llega de los barrios de Jerusalén Este, para orar y para fortalecer su resistencia al ocupante. Sin embargo fue un domingo de abril de 1982 cuando un judío llegado de Estados Unidos, Alan Goodman, entró por la puerta de al-Ghawanima armado con un M-16 y comenzó a disparar sobre los fieles musulmanes. En lugar de neutralizar al asesino, soldados israelíes se sumaron a la matanza disparando desde azoteas y desde el Monte de los Olivos. Los muecines, desde la megafonía de al-Aqsa llamaron a la población palestina de la ciudad vieja para que acudieran a defender el sagrado lugar. Musulmanes y cristianos palestinos cerraron sus tiendas, abandonaron sus empleos y sus compras y corrieron hacia la Explanada de las Mezquitas donde fueron recibidos a balazos por el ejército israelí que ya había tomado posiciones. Doce muertos y cien heridos palestinos fue el saldo de unos hechos que dieron origen a manifestaciones populares masivas en los Territorios Ocupados. A partir de esa fecha los asaltos armados protagonizados por judíos ultraortodoxos se han sucedido, siendo de destacar el intento de voladura de las dos mezquitas que ocupan la explanada por un grupo de unos cuarenta israelíes que intentaron penetrar en el recinto a través de túneles subterráneos. Fue el 11 de marzo de 1983. Los jueces absolvieron a los asaltantes.

La ocupación de Jerusalén en junio de 1967 dio lugar a que el parlamento israelí, el Knesset, aprobara una Ley de Protección de los Santos Lugares que hace del gobierno el guardián arbitrario de los mismos. La ley consumó la apropiación del Muro de las Lamentaciones para los judíos. Cuentan los historiadores que en la mañana del 7 de junio los soldados judíos, precedidos de tanques que entraron en la ciudad vieja por la Puerta de San Esteban, se precipitaron a la conquista del muro empujados por la espera de dos mil años. Durante años, arqueólogos y militares han buscado con ahínco restos del Segundo Templo. El resultado es igual a cero. ¿Qué decir del Arca de la Alianza, el gran tesoro protegido por Salomón?6 Hoy día es un buen argumento para el cine de aventuras. Pero los Fieles del Tercer Templo no se rinden. Seguirán asaltando la Explanada de las Mezquitas.

Sin duda, desde lo alto del Monte de los Olivos, la vista de la vieja ciudad desvela que es más que un lugar.

La ocupación

El conflicto israelí palestino es en realidad la historia de una ocupación. Una ocupación que impulsa y extiende la colonización con el objetivo de sustituir a un pueblo por otro. Una colonización que pretende la inversión forzada de la demografía a través de la deportación de centenares de ­miles de palestinos, mediante guerras, confiscaciones de tierras, viviendas y propiedades y acciones punitivas de castigo -ya hay cuatro millones fuera de su tierra, en el exilio-; la negación a su retorno y la importación de judíos de todas partes del mundo. Sólo en el año 2001 el gobierno israelí construyó 34 nuevos asentamientos de colonos en territorios palestinos de Cisjordania.

Entender que se trata de una ocupación es fundamental para contextualizar la dialéctica de la violencia: se trata de la violencia de los conquistadores contra la resistencia de los ocupados. Se podrá discutir si determinadas resistencias de los ocupados son convenientes e incluso éticamente admisibles, pero no cabe duda que es la violencia sistemática del ocupante a lo largo de los últimos 55 años la culpable de la tragedia: castigos colectivos, matanzas, la destrucción literal de 536 poblaciones palestinas en 1948, la demolición de casas en nuestros días, la ocupación de tierras y propiedades palestinas y su confiscación, los saqueos, los cierres herméticos de ciudades y pueblos a lo largo del tiempo, las detenciones masivas... Estas son medidas visibles a las que hay que añadir otras más sutiles que también tienen un efecto devastador: la negación de permisos de construcción o para negocios en Jerusalén, la imposibilidad de acceder a las fuentes de agua, la propia frustración de sentirte prisionero en tu tierra. Lo que está ocurriendo es una barbaridad que supera toda capacidad de entendimiento. "El Kamikaze palestino es una consecuencia de la represión Israelí. La ideología compartida por los Kamikazes es que el pueblo palestino no se dejará masacrar y que también la población civil israelí será víctima de las políticas de su gobierno. Esta estrategia revanchista ha permitido a Israel generalizar la represión y legitimarla bajo la excusa de "lucha contra el terrorismo".7 Esta es una espiral realmente infernal en la que no hay dos bandos simétricos implicados, sino un Estado que proyecta todo su enorme poder contra un pueblo sin Estado privado de armas eficaces para defenderse.

Cuando se retiren los tanques y se levante el asedio sobre las poblaciones palestinas reocupadas, nos echaremos las manos a la cabeza. ¿Qué objetivo antiterrorista se cumple destruyendo las alcaldías, las clínicas, las escuelas, los edificios de los ministerios palestinos, varios institutos especializados en derechos civiles, estaciones de radio? ¿Qué objetivo antiterrorista se cumple destruyendo la ciudad vieja de Nablus, patrimonio histórico de la humanidad y que equivale en sentido figurado a una destrucción de Venecia?

¿Por qué el ejército israelí destruye todo a seres comunes y corrientes por el solo hecho de ser palestinos? Tantos seres humanos enterrados en fosas comunes, tanto cientos de desaparecidos, tanto niños huérfanos a la intemperie entre las ruinas... ¿Cómo es posible que las víctimas de los nazis alemanes constituidos ahora en verdugos apliquen castigos colectivos, mostrando una conducta racista propia de quien cree ser el pueblo elegido por la providencia divina? Golda Meir en 1967, respondió así a una pregunta de un periodista del Sunday Times: "¿Palestino? qué es eso. El pueblo palestino no existe". Ellos no existen. La cuestión es tan grave como sencilla: el terror israelí no persigue sólo matar, desea también destruir todo aquello que pueda constituir la base de un futuro Estado palestino: destruir su sociedad, sus infraestructuras (carreteras, torres eléctricas, cableado telefónico, bombas de agua) sus autoridades, sus símbolos. Su terror humilla y ataca permanentemente a la identidad palestina.

Un ejemplo de la vileza israelí: La ciudad de Jaffa, hoy día pegada a Tel Aviv, tiene su origen hace cinco mil años. Como un balcón sobre el mediterráneo su puerto fue el arco de entrada en Palestina de civilizaciones, de comerciantes y navegantes, de invasores. En Jaffa plantó sus reales el mismísimo Napoleón. Una ciudad palestina de sabor antiguo, de cultura nacional y a la vez cosmopolita. Una ciudad de hondas raíces que podemos visualizar en su legado artístico, en sus manifestaciones literarias, en sus mezquitas. Jaffa, ciudad en la que vivían setenta mil palestinos fue conquistada y anexionada a Israel en la guerra de 1948. Sus pobladores fueron expulsados y los que hicieron frente a la ocupación murieron o fueron hechos presos y más tarde obligados al exilio. Hoy Jaffa es una ciudad judaizada. Uno de sus barrios de arquitectura más atractiva ha sido convertido en hogar de artistas judíos. Pues bien, en Jaffa hay un promontorio desde el que se divisa un mar testigo de tanto dolor. En el promontorio un monumento en forma de gran placa de bronce. En la placa el siguiente título: "Historia de Jaffa" Y la historia comienza así: "Jaffa fue liberada en 1948..." Nada de los cinco mil años de la ciudad. Como si no existieran. Jaffa existe oficialmente desde 1948. Esto es la ocupación.

¿Con qué razones puede el ocupante israelí ofenderse ante la resistencia del ocupado y pretender aparecer como víctima? Podemos preguntarnos : ¿cuándo es legítimo el uso de la violencia? Si la respuesta es nunca ¿por qué se demoniza la violencia palestina mientras la israelí se eleva a la categoría de represalia a modo de autodefensa? Y si la respuesta es "sólo en caso de autodefensa" ¿por qué no se admite esa calificación para la resistencia del pueblo ocupado? Curiosamente el terrorismo es considerado arma de los débiles palestinos porque los fuertes israelíes controlan el sistema doctrinario y su terror no cuenta como terror.

Los atentados suicidas, indiscriminados, no son precisamente espejo de valores que debiéramos impulsar para hacer un mundo mejor. Pero esos atentados se han de contextualizar en un ambiente psicológico colectivo de desesperación por la larga ocupación militar israelí de 55 años y la barbarie sistemática etnicista y racista que implementan los sionistas. A finales del año 2002 un suicida palestino cometió un horrible atentado en la ciudad israelí de Haifa matando a 15 ciudadanos israelíes. Un atentado indiscriminado y condenable que sacudió a la opinión pública. Sin embargo, durante las ocho semanas anteriores sin atentados, el ejército israelí había matado a 140 palestinos en un goteo diario que parece formar parte del paisaje natural de Cisjordania y Gaza.

¿Cómo le podemos llamar a lo que viene ocurriendo desde hace 55 años en los territorios ocupados? Israel controla completamente Palestina, convertida en una geografía de cientos de islotes que como manchas de leopardo hacen imposible que los palestinos tengan un territorio continuado. La infraestructura de la ANP que apenas tiene autoridad sobre un16% del territorio está siendo destruida. El ejército israelí controla las entradas y salidas de villas y ciudades palestinas. La ciudadanía palestina sólo puede moverse de un sitio a otro con permiso israelí. Todos los puntos de salida al mundo exterior son controlados por Israel. La economía Palestina está asediada, dependiente de los permisos de Israel para la entrada y salida de productos. Los asentamientos de colonos, ahora 170, aumentan y una red de carreteras los unen, dejando a los palestinos como extranjeros en su propio país. La policía palestina surgida de Oslo está bajo fiscalización israelí en cuanto a número de efectivos y armas. El propio presidente Arafat se encuentra confinado en Ramhalla, asediado.

La ocupación progresiva

He dicho que esta es la historia de una ocupación. La ocupación se ha desarrollado históricamente en varias fases.

La primera Aliya a Palestina se produjo en el período 1882-1903 con judíos provenientes sobre todo de Rusia, antes de la elaboración del proyecto sionista de Herzl. Era una estrategia silenciosa de infiltración que a finales del siglo XIX bajo el impulso del Congreso Sionista de Basilea en 1897 tomó mayor impulso. En 1903 habían llegado 25.000 judíos a Palestina. El sionismo no fue bien recibido entre los judíos que se encontraban asentados en Jerusalén, judíos mesiánicos que afirmaban que Israel como entidad política no puede existir hasta la llegada del Mesías. Entonces Palestina estaba ocupada por el Imperio Otomano con cuyo sultanato negoció el propio Herzl el apoyo a la creación de un hogar judío en Palestina a cambio de desarrollar la zona con los fondos de la rica comunidad judía. Si hubo acuerdo éste no funcionó por el inicial rechazo de las familias capitalistas judías al proyecto sionista.

La idea de formar un Estado judío se había fortalecido en un ambiente de nacionalismos imperantes en Europa. Pero inicialmente, los judíos que encabezaban el proyecto no pensaron curiosamente en Palestina, tal y como afirma Charles Zorgbibe8. Pensaron en Argentina, con mucho territorio despoblado. Argentina fue propuesta por las familias hacendadas judías -como los Hirsch – que la consideraban una zona más rica. Cuando vieron inviable la idea manejaron la posibilidad de Egipto. Wadi El Arish – Península del Sinaí, Egipto – fue propuesta por Herzl a los británicos como escala previa para un segundo éxodo a la Tierra Prometida, pero fue rechazada por los británicos pensando que generaría inestabilidad en la zona del Canal de Suez. Luego se plantearon la posibilidad de la isla de Chipre lo que fue desestimado por Gran Bretaña que hizo la contraoferta de Kenia, aunque por un error de localización geográfica se mencionó Uganda. Herzl defendió la idea en el VI congreso sionista de 1903 pero fue rechazada. A la muerte de Theodor Hertzl el liderazgo de Jaírn Weizmann, de acuerdo con los británicos, definieron Palestina como el Hogar Nacional para el pueblo judío.

Ciertamente Gran Bretaña fue clave en la formación del Estado de Israel. La declaración del ministro de exteriores Lord Balfour en 1917, al decir que los judíos deben tener "Un Hogar Nacional en Palestina" desencadenó una oleada de entusiasmo en los medios judíos de todo el mundo.9 Cuando Gran Bretaña asumió el mandato de tierras palestinas tras la derrota del Imperio Otomano, de Alemania y del Imperio Austro­-Húngaro en la primera guerra mundial, favoreció que oleadas de judíos llegaran a Palestina. Los judíos siguieron la estrategia de comprar tierras con el apoyo del Fondo Nacional Judío que disponía de capitales de los lobbys de Europa y Estados Unidos.

En la década de los 30 la política británica dio un giro táctico restringiendo la llegada de inmigrantes por vías ilegales, pero ya los judíos no estaban dispuestos a retroceder. Organizaron un ejército secreto, la Haganá; surgió una organización llamada Irgún, especializada en atentados. También se organizaron otros grupos terroristas como Stern o Lehi. Las bombas iban contra los ingleses y contra los árabes. Después, lo ocurrido en Alemania con el holocausto nazi, rompió la resistencia británica. Estados Unidos se puso a la cabeza, presionado por el lobby judío norteamericano y las grandes potencias europeas dieron un Estado a Israel por varias razones: para lavar la conciencia de lo ocurrido en la Alemania nazi; y para crear un Estado occidentalizado, aliado, que jugara el papel de futuro gendarme en la región, guardando el canal de Suez, asegurando vía libre hacia la India y controlando a los países petrolíferos.

La partición

En 1947 la ONU sancionó la partición de la Palestina histórica, otorgando el 56% al futuro Estado de Israel y el 44% al futuro Estado de Palestina. La UNSCOP -Comisión Especial de Naciones Unidas para Palestina-, encargada de elaborar ese Plan hablaba de Estado judío y Estado árabe. La reacción del pueblo palestino y del mundo árabe fue la no aceptación de una solución política que creaba un estado artificial como modo de resolución de un problema que afectaba a Occidente tras el holocausto judío en la Alemania nazi.

En 1948 Israel se apoderó de la mayor parte de la Palestina histórica, destruyendo nada menos que quinientos treinta poblados árabes.10 En ese tiempo 750.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares: son parte de los cuatro millones de refugiados actuales que no pueden volver. La guerra de 1948 permitió a Israel aumentar el territorio bajo su dominio, pasando del 56 al 78%. El resto, el 22%, quedó en manos jordanas y egipcias, hasta la guerra de 1967.

En 1967, durante la guerra de los seis días, Israel se apoderó también de la Cisjordania que se encontraba entonces bajo administración jordana, y de la franja de Gaza que estaba ocupada por Egipto. La ocupación total se prolongó hasta los acuerdos de Oslo.

Fue la Intifada de 1987 1992 la que obligó a los israelíes a buscar un camino negociado, si bien en ello pudo influir la necesidad de normalizar la situación de Israel una vez acabada la Guerra Fría, sin modificar en lo sustancial su ocupación de los Territorios palestinos.

Oslo

Delegados del gobierno israelí y de la OLP negociaron en secreto desde enero a septiembre de 1993 en la ciudad de Oslo. Antes de que comenzara el diálogo patrocinado por el gobierno de Noruega, el primer ministro Yitzhak Rabin se había dirigido a los palestinos en estos términos: “Os vamos a hacer la oferta más justa y realista que, en nuestra opinión, hoy es posible: la autonomía, la autogestión, con sus ventajas y limitaciones. No conseguiréis todos vuestros deseos, pero tampoco nosotros alcanzaremos los nuestros”. Con esta posición, la delegación judía encabezada por Simón Peres diseñó una oferta consistente en entregar el control de la franja de Gaza a Arafat. La delegación palestina aceptó negociar la autonomía de Gaza pero añadió una nueva plaza: Jericó. Rabin y Peres aceptaron la contraoferta y se comprometieron a retirar sus tropas de ambos lugares en dos años.

Inicialmente, a pesar de no abordarse temas principales, los acuerdos de Oslo despertaron en la mayoría del pueblo palestino una notable esperanza: mejor eso que nada. Por fin la primera Intifada que duró de 1987 a 1992, daba algunos resultados. Sin duda el levantamiento popular prolongado contribuyó decisivamente a trasladar a la Comunidad Internacional un mensaje fuerte a favor del fin de la ocupación israelí.

Fue en Oslo,11 en 1993, cuando Israel concedió a los palestinos una autonomía  no soberanía  sobre una parte pequeña de aquel 22% de la Palestina histórica que Israel ocupó en 1967. En Oslo, se acordó que Gaza y Jericó fueran los primeros territorios bajo competencia de la ANP. La promesa era que para 1999, sería posible el estatus final de Palestina sobre un territorio próximo al 16% de la Palestina histórica, quedando para Israel el 84%.

En Oslo se dejó a un lado el Derecho Internacional, al igual que las resoluciones de la ONU, a fin de que todo fuera negociable. Israel y Estados Unidos impusieron su tesis de que sólo suspendiendo el derecho internacional sería factible avanzar en las negociaciones. Los acuerdos de Oslo tampoco contemplaron la creación de una comisión internacional de verificación de los acuerdos. Visto retrospectivamente, uno tiende a pensar que la única negociación aceptable hubiera sido el cuándo va a tener lugar la retirada total del ejército israelí de los territorios de Gaza y Cisjordania. Pero reconozco que este puede ser un punto de vista que choca con la realidad.

En Oslo, los negociadores palestinos dirigidos por Arafat cedieron mucho, mostrando una gran voluntad de llegar a un acuerdo:

1. En primer lugar los palestinos reconocieron formalmente al Estado de Israel, algo que significa una revolución mental, política, cultural: el derecho de Israel a ser un Estado con fronteras seguras, siendo como es un producto colonial. Esta revolución todavía no la ha hecho Israel que aún no reconoce formalmente el derecho de los palestinos a un Estado propio y seguro, aun cuando la reciente aceptación de la Hoja de Ruta por el gobierno supone un reconocimiento implícito, lo que es un primer paso. De modo que en Oslo hubo un reconocimiento unilateral de una de las partes; por eso hablo de cesión.

2. La parte palestina renunció a poner sobre la mesa aquel 44% que en su día le otorgó Naciones Unidas al dividir el territorio para dos estados.

3. La parte palestina obvió la resolución 242 de Naciones Unidas que obliga a Israel a regresar a las fronteras de antes de 1967, lo que hubiera supuesto el control palestino sobre el 22% del territorio, sin someterse a los chantajes israelíes.12

4. En cuarto lugar, Oslo no abordó los derechos de los millones de palestinos en el exilio que están bajo el amparo de la resolución 194 de la Asamblea General de la ONU. Israel no quiere saber nada de este asunto, pues reconocer el derecho de los refugiados a volver a sus lugares de origen pondría en peligro su proyecto sionista de colonización y hegemonía y el propio carácter étnico judío del Estado de Israel.

5. Oslo no abordó el tema de Jerusalén, bien a pesar que la parte palestina se conforma con tener su capitalidad en la parte Este de la ciudad.

6. Oslo no abordó temas importantes como las fronteras, el control del agua, y el grave asunto de los asentamientos de colonos judíos levantados en territorios destinados para el control palestino.

Esto último es muy grave. La Cuarta Convención de Ginebra sobre asuntos de guerra, prohíbe a cualquier potencia ocupante construir asentamientos en el territorio conquistado. Es verdad que tras Jericó, la ANP extendió sus competencias a ciudades como Hebrón, (sólo en la parte H1, que no contempla la Ciudad Vieja) Nablus, Ramallah, Jenin, Belén, Tulkarem, Qalqilia, Gaza, en materias de educación, salud, cultura, justicia siempre que no hubiera implicado un ciudadano israelí, impuestos directos y policía interna. En 1995 un segundo acuerdo dividió Cisjordania en tres zonas: a) la Zona  un 4% del territorio  donde la ANP ejerce la administración civil y de seguridad interna; b) la Zona B  cerca del 27% del territorio de Cisjordania  en donde la ANP ejerce la administración civil pero comparte con la israelí la materia de seguridad; c) y la Zona C  cerca del 70% del territorio  donde el control israelí es absoluto. También se da esta distribución administrativa en la Franja de Gaza, aunque allí es básicamente Zona A y C.

En tales condiciones ¿qué pasó con los asentamientos judíos después de Oslo? Desde septiembre de 1993, Israel ha duplicado con creces su población de colonos en territorios palestinos, añadiendo docenas de nuevos asentamientos, sobrepasando los 300.000 colonos. Sólo el año 2001 con Ariel Sharon surgieron 34 nuevos asentamientos. Es la política de hechos consumados, irreversibles, sobre el terreno, con el fin de tomar posiciones de fuerza en cualquier negociación y asegurarse enclaves en el interior del futuro Estado palestino. Esta ha sido la línea de guerra, no de paz, seguida por Netanyahu primero, por Barak después y ahora por Sharon. Hay que tener en cuenta que cada nuevo asentamiento significa un nuevo problema para la paz. En cierto modo Oslo dio a Israel el derecho a hacer lo que ha querido: seguir conquistando y colonizando la tierra.

Sin embargo, por el lado de Israel muchos eran los opositores al plan de paz de Oslo, ya que el sólo hecho de hablar con los palestinos y reconocer a la OLP era considerado una traición. Yitzhak Rabin pagó por ello la tarde del 2 de noviembre de 1995 en la Plaza de los Reyes de Tel Aviv. Yigal Amir, estudiante de clases talmúdicas, le asesinó por la espalda con dos balas dum-dum por pretender ceder la tierra que Dios regaló a Abraham a los árabes. Tal vez fue en ese momento en que el primer ministro se desplomaba hacia delante cuando el acuerdo de Oslo entró en una vía muerta. Una vía que enterró definitivamente Ariel Sharon el día 28 de septiembre del 200013. Su acto de invasión de la Explanada de las Mezquitas, obtuvo la comprensión de Estados Unidos y la mirada resignada de una Europa insignificante.

El sionismo

La posición israelí, de sus dirigentes, debe explicarse a la luz de lo que significa el sionismo como motor religioso y político. Daré tan sólo algunas ideas. Sionismo es una palabra que deviene de Sión que es el nombre que los judíos dan a Jerusalén. Regresar a Sión es una idea expandida por las juderías en Europa en el siglo XIX. El sionismo basa su idea de Estado en datos bíblicos. La primera parte de la Biblia, la Torah (Ley)14 está compuesta por cinco libros en los que se refiere la historia de la creación, de los patriarcas, la esclavitud en Egipto y la huída liderada por Moisés hacia el 1300 antes de Cristo (AC). Este tránsito por el desierto duró 40 años, según los textos, hacia la tierra de Canaán (Palestina) que era la tierra prometida. La Haggada, libro leído en la noche de Pascua por casi todas las familias judías del mundo, las incita a sentirse ellas mismas como si hubieran salido de Egipto: "Acuérdate que fuiste siervo en tierra de Egipto" es una frase elegida para endurecer el corazón de los sirvientes. Naturalmente todo esto es muy controvertido y de ningún modo puede ser pretexto para un proyecto político, etnicista y racista. Sin duda el mito unifica.

El mito tomó forma política en el ensayo Der Judenstaat (El Estado judío), obra del periodista y dramaturgo judío nacido en Budapest y de nacionalidad austriaca Theodor Herzl. El texto afirmaba que la asimilación de los judíos había fracasado y era el momento de afirmar la cuestión judía, "una parte de la Edad Media extraviada en nuestra época". Herzl defendió su propuesta como la única solución: hizo del Estado judío una necesidad histórica, la respuesta a un problema mundial. "El Estado judío se hará, no es ninguna utopía ni un simple sueño político" afirmaba Herzl.15 El sionismo sería la expresión concreta que lograría bajar la profecía a la tierra. Su impulso original lo marcan los trágicos acontecimientos que golpearon a la sociedad judía en el imperio zarista, a partir de 1880. El asesinato de Alejandro II, el 13 de marzo de 1881, abre una oleada de progroms que afectan muy duramente a los judíos rusos. Desde ese momento, muchos de ellos rompen con el zarismo, ligándose a los movimientos revolucionarios u optando por la emigración. La gran masa de expatriados se instalará en los Estados Unidos, pero una parte de ellos se dirigirá a Eretz Israel (Tierra de Israel, eufemismo de el Gran Israel), donde construirán pueblos que habrán de formar la base de una sociedad judía autónoma, cuya motivación era más nacional que religiosa. Pero en los albores del siglo XX, el balance era aún modesto; 6.000 personas, repartidas en una veintena de nuevas implantaciones, viven entonces en Palestina, entablando relativamente buenas relaciones con los árabes de la región.

El sionismo se basa en tres asunciones fundamentales: a) los judíos son un pueblo: mucho más que una comunidad religiosa (cuestión nacional); b) el antisemitismo y la persecución es un peligro latente para el pueblo judío; y c) Palestina (Eretz Israel) fue y sigue siendo la tierra del pueblo judío. De esta retórica se derivan una serie de supuestos:

Israel se define como un Estado judío. No es el país de los israelíes sino de los judíos. Esto quiere decir que a Israel pertenecen todas las personas judías, independientemente del país en el que vivan. Esto quiere decir en la práctica que un judío de cualquier parte del mundo tiene más derechos que, por ejemplo, la población árabe que se quedó viviendo en Israel tras la ocupación. Otra consecuencia es la siguiente­: los cientos de miles de palestinos que tuvieron que huir tras las guerras del 48 y del 67 no tienen reconocido el derecho a volver a sus casas y recuperar sus propiedades. La razón es simple: no son judíos. Semejante discriminación racista es permitida por la llamada Comunidad Internacional. ¿Admitiríamos semejante lógica en el caso de vascos o gallegos que al calor de la crisis argentina decidieran regresar a la tierra de sus antepasados, apropiarse de lo que no es suyo y obligar a los actuales propietarios de bienes y casas de origen extremeño, andaluz, o castellano a un exilio forzado? ¿Semejante barbaridad en nombre de la pertenencia a un pueblo, a una raza?

La retórica sionista se apoya también en tópicos para la creación en Palestina de un estado hebreo. Dice que Palestina siempre fue un territorio árido poblado por tribus nómadas. La consigna: "una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra" cohesiona a los israelíes. Niega al mismo tiempo la existencia de una identidad palestina, para el sionismo se trata simplemente de árabes que debieran ser acogidos en países vecinos como Jordania. ""Ellos tienen 22 países árabes a los que ir, nosotros sólo tenemos a Israel" se dice en medios israelíes.

El Fondo Nacional Judío administra el 92% de las tierras de Israel. El FNJ niega a los no judíos residir o abrir un negocio en esas tierras. En las escuelas se enseña la máxima de redimir a Israel. Detrás de este argumento que se apoya en lecturas del antiguo testamento se encuentra la base de las confiscaciones de tierras. Los palestinos que quedaron dentro de las fronteras de Israel, una vez acabada la guerra de 1948 suponen cerca del 20% de la población. Pueden votar y ser votados, pero la política discriminatoria que existe hacia ellos es espectacular; por supuesto no son reconocidos como palestinos sino como árabes.

Curiosamente el más joven de los movimientos nacionales que nace en Europa, el sionismo, se atribuye a sí mismo un pasado sumamente remoto. Este nacionalismo tuvo un gran impulso como respuesta a los salvajes pogromos cometidos en Rusia y el tumultuoso "caso Dreyfus" ocurrido en Francia.16 Estos hechos llevaron a los líderes del sionismo a abandonar el ideal de una posible asimilación progresiva del judaísmo en la población europea.

Israel nació en guerra. Es un Estado militarista que utiliza la lucha contra el pueblo palestino como un factor de cohesión de su población que procede de Rusia, Centro Europa, Estados Unidos, Argentina, Yemen, Etiopía y otros países árabes y del sudeste asiático. La razón de la seguridad es el pilar sobre el que se construye toda su política interna y externa, incluidos sus planes de educación. Para el estado de Israel la Paz ha sido históricamente un componente de la guerra. Su paz se construye sobre los pilares del militarismo. El afán de los dirigentes derechistas israelíes es expulsar al pueblo palestino hacia Jordania. Sólo si esto no es posible, y no parece posible, están dispuestos a transigir alguna solución.17

Pero cualquier cesión israelí tropieza con un obstáculo: hay cinco NOES que son cinco razones de Estado: No a la retirada del ejército israelí hasta las fronteras de 1967; No a la "creación de un ejército extranjero" en Cisjordania; No a la partición de Jerusalén; No al desmantelamiento de los asentamientos de colonos judíos en territorios palestinos; No al retorno de los refugiados palestinos. Los israelíes se encuentran encerrados en la jaula de su propio dogmatismo.

En el fondo de esta política agresiva, represora, se encuentra un discurso ideológico de mucho calado: es el recuerdo del pasado, del holocausto, el que se esgrime como permanente tentación de la inocencia. Nada de lo que hagan los judíos, el Estado de Israel puede ser motivo de sanción o condena. Su terrible pasado de persecuciones les ha redimido para siempre de toda culpa. Ese es el punto de partida para considerarse impunes, impermeables a toda culpa. Son los palestinos los únicos responsables de que Israel mate para sobrevivir.

¿Hay una solución?

Israel ha incumplido 35 resoluciones de Naciones Unidas sin que por ello sufra sanciones ni presiones significativas. Este conflicto tiene responsables principales que conviene señalar pues su resolución no puede abordarse al margen de los hechos. En Sudáfrica se dio una reconciliación, si bien todo el mundo sabe que los responsables del apartheid eran una minoría de blancos. En el caso que nos ocupa la responsabilidad del gran sionismo es evidente, como también hay una responsabilidad de potencias occidentales por colaboración necesaria.

Sin embargo, israelíes y palestinos siempre estarán ahí, unos junto a otros. Antes o después deberán encontrar en el diálogo y la negociación la satisfacción de sus respectivos derechos sin olvidar la legislación internacional. Una catástrofe humanitaria que nos rompe los ojos señala miles de muertos y decenas de miles de heridos; una catástrofe política revela el fracaso de Naciones Unidas para obligar a Israel la aplicación de sus más de treinta resoluciones; la catástrofe social es extraordinaria como consecuencia de los castigos colectivos que el gobierno israelí inflige al pueblo palestino; la catástrofe económica la apreciamos en la destrucción sistemática de las infraestructuras y propiedades en los territorios ocupados, así como en la pérdida de empleos y quiebra de empresas.

Los israelíes viven obsesionados por la seguridad. Muchos judíos inocentes pagan un precio muy alto por la política agresiva de sus dirigentes. Muchos judíos forman parte de movimientos por los DDHH y por la paz; son gentes que aceptan a los palestinos y abogan por la convivencia de dos pueblos con todos su derechos. Hay ya puentes testimoniales, proféticos, entre movimientos sociales israelíes y palestinos, incluso existen organizaciones que son mixtas. Los pequeños pasos de algunos movimientos sociales de ambos pueblos tienen por el momento un mínima influencia en el rumbo político y militar del conflicto. Pero nos muestra la fotografía del futuro. Contiene una idea espiritual y política fuerte que está destinada a abrirse camino: dos pueblos conviviendo en paz y libertad.

Pero ¿qué ocurrirá si la razón de la fuerza se impone a la fuerza de la razón y la confrontación continúa? El Estado sionista tiene todavía mucho margen para seguir matando y destruyendo el tejido social palestino, pero estratégicamente la resistencia palestina tiene ventaja: es la expresión de una nación. En cambio el Estado de Israel es un hecho artificial, un implante, una unidad política edificada alrededor de un ejército de ocupación. Sólo la guerra mantiene su cohesión. De un millón de personas llegadas de Rusia, el 35% forma su propio grupo lingüístico y cultural, con sus propios códigos de conducta social, lo que constituye una distorsión. Si el viajero pregunta a un soldado israelí venido de Argentina –hay unas 700.000 personas procedentes de este país- ¿qué hace un bonaerense en este lugar del mundo, haciendo la guerra a un pueblo que hunde sus raíces en esta tierra?, le pondrá en un buen compromiso. Lo más probable es que acuda a su origen judío y a una lectura del Antiguo Testamento que suena a explicación fuera del siglo en que vivimos. Lo que ocurre es que el gobierno de Israel le ha una ofrecido tierra que defender. Un caso paradigmático es el caso del indio andino Manuel Pérez. Como quiera que es un apellido muy corriente entre los judíos sefardíes, al hombre le reclutaron convenciéndole que sus orígenes y la tierra de sus antepasados está en Israel. Le ofrecieron todo lo que no tenía en su aldea peruana y se lo llevaron con toda su parentela de la misma aldea. Manuel Pérez descubrió que era judío sin tener ni idea de lo que significaba semejante palabra. Pero hoy está en Israel y es uno más de los que defienden su nuevo estatus frente a la amenaza palestina. Mi conclusión es que la locura sionista no tiene una identidad nacional comparable con la causa palestina; tiene eso sí la razón de la fuerza. Pero la fuerza de la razón está de parte del pueblo palestino. En estas condiciones la continuidad de la guerra es la prolongación del sufrimiento. La solución justa debe venir en primer lugar de la recapacitación israelí: haciendo la guerra jamás tendrá la paz.

Ventana sobre Hebrón

Hebrón es una ciudad palestina antiquísima, situada a unos 30 kilómetros al sur de Belén. Tras la guerra de 1967, un buen día, un grupo de judíos se inscribieron en un hotel céntrico de la ciudad y se quedaron para siempre. Ellos fueron los pioneros del asentamiento de 400 colonos que hoy se impone en la mitad de la vieja ciudad bíblica donde la mitología dice que está enterrado el patriarca Abraham. En la kasba de la ciudad también viven muchos palestinos que están sometidos a los toques de queda del Ejército israelí y a las amenazas de los colonos. Al otro lado de los muros que circundan el asentamiento, 120.000 palestinos se amontonan en los suburbios sin permiso para entrar en el corazón de su propia ciudad, desterrados. Los cuatrocientos judíos viven en permanente estado de alerta, paranoicos y armados hasta los dientes a pesar de estar protegidos por el ejército. Padecen del síndrome propio de quien vive encerrado, pero no están dispuestos a marcharse: cumplen una misión divina. El barrio en el que viven se llama Avrham-Avino, un gran búnker de pasos subterráneos. No trabajan, sólo son ocupantes y su lectura favorita es la Biblia que, según dicen ellos mismos, les alimenta con razones eternas.

Como bien afirma el escritor Luis Reyes Blanc,18 Hebrón es el espejo de cómo la religión y la arqueología son un arma política en manos de los judíos. Efectivamente, la leyenda indica que hace cuatro mil años Abraham tras salir de su nativa Caldea (Irak) anduvo por diversos lugares de Canaan19 como nómada, y después se desplazó a Egipto desde donde llegó a Hebrón para terminar comprando una tumba por 400 shekels de plata a Efrón para enterrar a su esposa Sara. 20 Esta es la historia, la leyenda o el cuento al que se agarran los ultranacionalistas judíos para negarse a abandonar una ciudad en la que según el Génesis vivieron Abraham, Isaac y Jacob, los tres grandes patriarcas judíos. Muchos judíos renunciarían antes a Tel Aviv que a Hebrón. De hecho, el rabino Meïr Kahane, líder del grupo fundamentalista judío Kach, había proclamado en los años 80 el Estado de Judea, con capital en Hebrón. Por otro lado, en 1929 vivía en la ciudad una importante comunidad judía que fue masacrada durante la revuelta árabe de aquel año. Según el Antiguo Testamento en la Cueva de los Patriarcas llamada Majpelá están enterrados también Isaac, Jacob21 y sus respectivas mujeres, Sara, Rebeca y Lea. La leyenda judía aún se estira un poco más y afirma que Adán y Eva, tras ser expulsados del paraíso llegaron a Hebrón donde murieron. El caso es que sobre Majpelá se levanta una mezquita con aspecto de fortaleza, llamada Haram al- Ibrahim por los palestinos –lo que pone de relieve los nexos entre ambas religiones- y que ha sido sinagoga e iglesia en distintos momentos de la historia, siendo hoy cuarto lugar sagrado musulmán para lo suníes.22 Se dice que Mahoma descansó en Hebrón en su viaje nocturno de La Meca a Jerusalén. Además, Ibrahim (Abraham) es también un figura venerada por el Islam ya que se dice que de su hijo Ismael derivan los árabes que vivían en aquella época en La Meca, mientras que de su otro hijo, Isaac, descienden los judíos. De manera que el mismo espacio es un punto de culto de las dos religiones, pero no precisamente un recinto ecuménico sino de confrontación.

En la Hebrón palestina, garantizados los derechos del pueblo palestino a un Estado propio, Majpelá podría ser un lugar de culto de los judíos a donde llegar como turistas o peregrinos, del mismo modo que palestinos podrían llegar a las mezquitas de Jaffa, ciudad que forma parte del Estado de Israel tras la guerra de 1948. Lo que resulta inaceptable y un hecho provocador es que las creencias religiosas sean excusa para ocupar un territorio ajeno, asentarse en él y expulsar a su población originaria. Los principios históricos de los judíos, derivan de creencias religiosas y de fronteras territoriales bíblicas (o históricas para el sionismo), que según el propio Estado otorga a Israel el mandato divino que recibieron Abraham y Moisés: ocupar y apropiarse de toda la Tierra Prometida. Terrible asunto, fuente de innumerables crímenes de Estado.

Si Hebrón es hoy un lugar de odio es gracias a los belicosos colonos que tienen al doctor Baruch Goldstein como el Dios al que imitar. De origen norteamericano, Goldstein celebró a su manera la paz entre Arafat y Rabin. Seis meses después de los acuerdos de Oslo, se puso su uniforme de oficial israelí, tomó en sus manos un fusil semiautomático galil y se colocó en un plano elevado sobre la mezquita de Ibrahim. Apuntó en dirección a los fieles palestinos que estaban agachados y de espaldas y vació cuatro cargadores antes de morir el mismo. Soldados israelíes creyeron que se trataba de un ataque palestino y también dispararon. El resultado, treinta personas muertas, cuenta Luis Reyes Blanc. Hoy en día, su tumba, situada en la colonia judía de Kiryat Arbá, es un centro de peregrinación al que no dejan de llegar fanáticos religiosos, entre ellos muchos norteamericanos que rinden culto a las armas. Goldstein es un héroe para los colonos judíos que dominan el centro de la ciudad de Hebrón , paranoicos que educan a sus inocentes hijos en el odio y la venganza. A fin de cuentas Goldstein llevó a cabo lo que cuenta el II Libro de Samuel: <<David ordenó a sus servidores que los matasen; les cortaron las manos y los pies y los colgaron cerca de la piscina de Hebrón>>

En el otro lado, los palestinos de Hebrón han aprendido a odiar a los judíos. No es de ningún modo extraño que Hebrón sea un punto fuerte del radicalismo islámico.

La tentación judía de la inocencia

Quienes hemos visitado Cisjordania desde el inicio de la segunda Intifada –septiembre de 2000- hemos podido comprobar los métodos del Estado de Israel para someter al pueblo palestino. Su represión es mucho más que física; tiene un fuerte contenido de humillación, de venganza dirigida a golpear la dignidad, las emociones y el mundo espiritual palestino. Hemos visto en Hebrón como los soldados saqueaban tiendas, arrojaban las mercaderías al centro de la calle y le daban fuego. Hemos visto amontonamientos de piedras junto a las carreteras que se dirigen al desierto de Judea, allí donde hacía sólo días había aldeas y pueblos hasta que llegaron los bulldozers de los ocupantes. Hemos visto como los soldados israelíes arrancan los nombres de los pueblos palestinos, como para borrarlos del mapa y decir "ya no existen", siguiendo la conducta practicada en las poblaciones arrasadas tras la creación del Estado de Israel para intentar borrar de la memoria cualquier vestigio de presencia palestina.23 Hemos visto en Jerusalén como se impide a los palestinos y árabes acceder a zonas que siempre fueron suyas y que en junio de 1967 fueron apropiadas por el Estado sionista. Hemos visto en pleno corazón de la ciudad vieja de Jerusalén la casa –desafiante- que Ariel Sharon tomó como suya para afirmar arbitrariamente la judaización sobre la ciudad que fue siempre multicultural y multireligiosa. Los musulmanes que entran por la Puerta de Damasco y se dirigen a la Mezquita por la vía principal de Tarik el Wadi tienen que pasar por debajo de la casa de Sharon, para más humillación. Hemos visto y padecido los innumerables controles militares que te interrogan, te registran, te atemorizan, siempre con las armas apuntándote.

Hemos visto ciudades palestinas cercadas por tanques en primera fila y por los asentamientos de colonos judíos que dominan las alturas circundantes. Jericó rodeada por ocho asentamientos que vigilan a una población cautiva en pleno desierto. Gaza, franja cercada por alambradas eléctricas y altos muros, donde 6.000 colonos y 12.000 soldados dominan el 40% de su territorio, mientras millón y medio de palestinos viven hacinados en el otro 60%.

Hemos visto lo suficiente como para afirmar que el Estado de Israel utiliza métodos que los nazis desplegaron contra los judíos. Pero durante mucho tiempo callamos para no herir susceptibilidades, para no parecer exagerados. Pero los hechos son los hechos. Las marcas que los soldados israelíes pintan en los brazos de los palestinos y en las puertas de sus viviendas en los días de razzias han conmocionado al mundo. Pero sin marcas, ya los métodos de represión eran y son claramente filonazis. ¿Cómo si no calificar las redadas indiscriminadas en campos de refugiados, en las calles, para una vez detenidos durante horas, días, semanas o meses, nunca se sabe, sin asistencia judicial decidir quiénes son culpables y quienes poner en libertad? ¿Cómo calificar las destrucciones de casas, dejando a familias sin hogar, bajo la acusación o sospecha de que algún miembro forma parte de un grupo de resistencia? Este último método, terrible, es una copia calcada del utilizado por el Imperio británico durante su mandato.

Aspirando al estatuto de víctima eterna el sionismo culpa al contrario incluso de sus propios estragos.24 La invocación de los males sufridos por el pueblo judío constituye la base de un discurso que pretende un pasaporte de inmunidad perpetua con el fin de ejercer una violencia despiadada, llamada defensiva, sobre sus enemigos palestinos a quienes considera "simplemente árabes que tienen su lugar natural en Jordania". En Consejo de Ministros del gobierno israelí se vota a mano alzada la comisión de asesinatos contra dirigentes palestinos, como si de un acto juramentado se tratara, elevando la decisión a categoría de legítima venganza, ojo por ojo.

El victimismo israelí sólo habla consigo mismo para decir: "Tenemos razón, porque estamos solos en una región enemiga". "Puesto que padecemos tanto los embates del terrorismo palestino somos nosotros los únicos que podemos dictar lo que es justo; nada nos puede ser negado". La previa deshumanización del enemigo permite programar cómo eliminarlo con toda la buena conciencia del mundo. Posición que alcanza la máxima degeneración del que se declara inocente: "Decido, porque me conviene, que siendo como somos los perseguidos de la historia tenemos derecho a matar desde la inocencia". La inocencia se vuelve aquí un ejercicio cínico, violento, ilegítimo, oportunista.

Estampa de Jabalya

En el mes de octubre de 2002 visité el campo de refugiados de Jabalya en la franja de Gaza. Fue en este lugar donde comenzó la primera Intifada un 9 de diciembre de 1987, lo que es recordado por un monumento hecho con un bidón y unos cuantos palos. Aquella Intifada, en la que fueron asesinados 1206 palestinos -la mayoría de Gaza-, terminó en Jabalya el primero de junio de 1992, día en que los refugiados pudieron iniciar la recogida de montañas de basura que se habían acumulado durante seis años debido a la prohibición israelí de retirarla.

Jabalya, como la franja de Gaza, es el objetivo recurrente del gobierno sionista cuando se trata de tomar venganza. Las incursiones de tanques y de flotillas de helicópteros artillados con misiles, han causado en este campo de refugiados decenas de palestinos muertos, entre ellos un número significativo de jóvenes comprendidos entre los 12 y los 18 años. Los cien mil refugiados de Jabalya viven en un infierno. Sin posibilidades de autodefensa asisten perplejos y encerrados a su propia muerte.

En Jabalya se vive en el límite de la angustia. Cada hora que pasa sin un ataque israelí es un tiempo que se le arranca a la vida. Cuando los militares judíos no tienen claro de dónde proviene el último suicida vuelven sus miradas hacia Jabalya. Así sucedió a finales del año 2002. Jabalaya fue nuevamente atacada como vendetta, en respuesta a un atentado cometido por un palestino en la ciudad norteña de Haifa. ¿Qué pueden hacer los ocupados? ¿Resignarse? ¿Aceptar que los niños y niñas asesinados por soldados medio-locos y palestinófobos eran terroristas? ¿Aceptar que mujeres, algunas embarazadas, y ancianos merecían morir bajo la coartada de la lucha contra el terrorismo? ¿Pueden aceptar los ocupados la constante demolición de sus viviendas?

Recuerdo a un enjambre de niños y niñas de tres o cuatro años deambulando entre los escombros de Jabalya. Condenados a sobrevivir entre la inmundicia, asistiendo a velatorios de otros niños, medio-muertos y medio-hambrientos, acumulan rabia frente al ocupante. Ese ejército ocupante formado de soldados sin escrúpulos que con alguna frecuencia, tiran al blanco por el placer de dar en el blanco sobre estos niñas y niñas. Me acongoja saber que los niños de Jabalya cuando cumplan unos años se prestarán como voluntarios para quién sabe qué atentado en Israel. No tienen nada que perder.

¿Qué pasa con la impunidad de Israel?

Israel ostenta el record histórico de incumplimientos de resoluciones de Naciones Unidas, después que terminara el apartheid sudafricano. Son docenas las resoluciones incumplidas, siendo las más conocidas la 242 que exige la retirada de Israel a las fronteras de 1967 y la 194 sobre el derecho al retorno de los refugiados. Otras resoluciones exigen el desmantelamiento de asentamientos de colonos; las hay que exigen el fin de la expropiaciones de tierras a palestinos; algunas condenan la anexión unilateral de Jerusalén al estado de Israel. Ninguna de las resoluciones ha sido cumplida. ¿Qué pasa entonces con la autoridad de Naciones Unidas y del Consejo de Seguridad? ¿Dónde está el celo de Washington, Londres y Madrid, para imponer al sionismo el cumplimiento urgente de las resoluciones que le obligan a retirarse de los territorios ocupados? Y, ¿por qué hay tanto interés en ocultar hipócritamente que Israel posee armas nucleares en abundancia?

El 3 de febrero del año 2000 el diputado israelí Issam Makhoul hizo historia en el Knesset (Parlamento). Makhoul afirmó que Israel es el sexto país del mundo en lo que concierne a la cantidad de plutonio de alta calidad en su poder. Añadió: "El mundo sabe que Israel es un gran depósito de armas nucleares, biológicas y químicas" Makhoul reconoció que Israel tiene más de 200 bombas atómicas almacenadas en el desierto de Negev. ¿Se ha dirigido el Consejo de Seguridad a Israel para que destruya sus armas de destrucción masiva? No. Y si lo hiciera Estados Unidos vetaría automáticamente dicha resolución, ya que el asunto que está en juego no es el desarme de Oriente Medio, sino el desarme de Irak como pretexto para cambiar el régimen de ese país, poniendo en su lugar un gobierno vasallo de Estados Unidos que aspira al control del petróleo en el siglo XXI.

Ciertamente, en el fondo el desarme de Irak era irrelevante. No hay pruebas fehacientes de que Sadam Husein tuviera armas de destrucción masiva y, además, casi todos los países que pueden tenerlas las tienen. Fue cinismo puro montar una guerra preventiva por el peligro potencial de Sadam cuando Sharon lo es ya de hecho, ocupando contra las resoluciones de la ONU el territorio palestino a sangre y fuego. Son dos varas de medir que van en descrédito del sistema de Naciones Unidas cuya crisis exige una refundación urgente, so pena de hundirse irremediablemente para gozo del imperio y del imperialismo que habita en los herederos de Morgenthau.

La vida en un checkpoint

Los 150 controles militares israelíes forman una malla que cierra Cisjordania y hacen de la región un inmenso campo de concentración. Actualmente Cisjordania está dividida en 64 enclaves separados, siendo necesarios permisos militares para ir de un sitio a otro. Los checkpoints no conocen la compasión. En ellos mueren niños en brazos de sus madres porque los soldados impiden el paso de ambulancias. En ellos mueren mujeres, desangrándose; ancianos que no pueden llegar a una clínica; jóvenes heridos de bala. Estos controles de la muerte acumulan un record en la violación de los derechos humanos. Soldados entrenados para no hablar, para no oír, para no sentir, sólo conocen el lenguaje de las balas y de las órdenes que dan: ¡un paso más y disparo!

En estos puntos el sionismo muestra un rostro de venganza. Es el deseo de castigar, no el de la seguridad, el que inmoviliza a cientos de miles de palestinos encerrados en sus villas y ciudades. No pueden acudir a sus campos de labranza. No pueden trasladarse a las universidades, a sus centros de trabajo. No pueden visitar a sus familiares. No pueden, no pueden.

Los checkpoints son bloques enormes de cemento que impiden el paso de vehículos y de personas. Son torretas en cuya cima asoman los cañones de las ametralladoras. Son alambradas y sacos terrero. Son soldados cuyos valores humanos han sido neutralizados por una política etnicista, racista y violenta: todo palestino es un árabe enemigo. Matar palestinos en estos controles está permitido. El gobierno dirá que los vigilantes respondieron a una agresión, que temieron por sus vidas, que observaron movimientos muy sospechosos, que los muertos no atendieron a la orden de alto, que lo soldados dispararon al aire con la mala suerte de que aquellos palestinos volaban. Un checkpoint es un chollo para un soldado que busca en la meritocracia hacerse con un lugar en una sociedad a la que acaba de llegar hace unos pocos meses con una mano delante y la otra detrás. Ves a un soldado empujando a una anciana de ochenta años y te entra rabia, vergüenza, ¿qué tendrá en su cerebro este tipo? te preguntas perplejo.

En los checkpoints se pasa miedo. Sobre todo si ha caído la noche. No vayas nunca deprisa. Te detienes a cien metros de distancia de las cabinas desde cuyo interior te apuntan los soldados, no a las ruedas del vehículo ¡te apuntan a ti! con sus fusiles telescópicos. Esperas su señal, puede ser con una luz de linterna, puede ser por megafonía, puede ser con un gesto del brazo que apenas logras ver. Avanzas muy lentamente. Cuando llegas a la altura de las cabinas te ves rodeado de pronto por soldados que te apuntan, por delante, por detrás, por los costados. Te hacen preguntas, de dónde vienes, adónde vas, por qué has ido a donde has ido. Si eres extranjero pasarás el control. Si eres palestino...quién sabe.

La malla militar de los ocupantes tiene mucho que ver con el desempleo del 65% que ahora padecen los palestinos. También con la perdida del ingreso medio familiar de más del 50% Los checkpoints, junto con los toques de queda, constituyen el sistema de una padecimiento cotidiano que resulta invisible para la opinión pública mundial. En los noticieros de televisión y en las páginas de la prensa la dialéctica de la violencia está asociada a los hechos de armas. Siempre he pensado que la mayor violencia es la que no se ve. La que entierra sus muertos en el anonimato. La que destruye la economía familiar. La que impide vivir dignamente. Y son precisamente los cierres de los pueblos, rurales y urbanos, de las ciudades, los que fabrican la bomba más destructiva.

En los checkpoints, a veces la vida, a veces la muerte.

Ventana sobre Belén

Situada a 12 kilómetros de Jerusalén, Bethlehem o Belén se levanta a 765 metros sobre el nivel del mar. Su distrito cuenta con una población de 140.000 cristianos y musulmanes, de los cuales 15.000 son refugiados en los campos de Aida, Beit Jibrin y Duheishe. Ubicada en una antigua ruta de caravanas, Belén ha sido siempre un crisol donde se fundieron importantes culturas. Bizantinos, árabes, cruzados, turcos, británicos, invadieron y gobernaron Palestina dejando huellas imborrables en esta hermosa ciudad, cobijo de tesoros místicos y legendarios, entre los que destaca la iglesia de la Natividad que se levanta sobre la gruta en la que se supone nació Jesucristo. Bajando unas pocas escaleras se accede hasta el pesebre, donde se respira historia, leyenda, mitos, emociones, un halo espiritual, misterioso, que afecta incluso a los agnósticos y ateos.

La ciudad, poblada por gentes ortodoxas, católicas, armenias, musulmanas, ama y protege el pesebre de Jesús, y lo hacen desde el respeto mutuo, y una tolerancia multireligiosa que es ejemplo para el mundo. El poeta palestino Mahmud Darwich lo dice así: Mis raíces/se hundieron antes del nacimiento/ de los tiempos/antes del inicio de las eras/antes del ciprés y del olivo/antes de la primicia de la hierba.

No puedo dejar de pensar en la ciudad de Belén, tantas veces raptada por el ejército israelí, para humillación del pueblo palestino y de los creyentes cristianos en general. Cada vez que la ciudad es ocupada, lo que sucede con frecuencia, la Plaza del Pesebre que tan bien conozco es convertida en el centro de operaciones militares de los insaciables israelíes que gustan de los castigos colectivos y por ello mantienen a la ciudad en toque de queda, bien bajo la excusa de que un suicida que mató a ciudadanos judíos era natural de Belén, bien bajo el pretexto de que un ejército de niños lanzan piedras sobre los soldados, bien sin excusas ni pretextos.

En la Plaza del Pesebre, frente a frente, se ubican la Mezquita de Omar y uno de los templos más antiguos de Palestina: La Natividad. Este último lo construyó en el siglo IV Justiniano sobre las ruinas del de Constantino, a su vez construido sobre la Cueva del Pesebre donde según la leyenda nació el Niño Jesús. Basílica cristiana y Mezquita han convivido desde hace cientos de años en amistosa paz. Mujeres y hombres palestinos se dividen en la plaza en ambas direcciones, para volver a encontrarse acabados los oficios como lo que siempre han sido: ciudadanos de dos religiones y de un mismo pueblo. Asisten a los oficios y luego comparten dulces y conversan amigablemente en corros separados de hombres y mujeres. Esta Belén ejemplar, de vocación pacífica, se encuentra sometida sistemáticamente a la represión de un ocupante, soberbio y matarife, que como un cuerpo extraño violenta el espíritu de la ciudad y la convierte en objetivo de guerra.

El gobierno de Israel ha herido de muerte varias veces a Belén. Su acoso a la ciudad intimida a la cristiandad que ya no peregrina a la famosa Cueva para rezar ante la estrella de plata. Su economía popular basada en el turismo está muerta. Sus hoteles cerrados por falta de clientes. Sus calles tomadas por los blindados impiden la vida de la ciudad. Y cuando los tanques no recorren la ciudad es porque se encuentran a su derredor formando un cinturón de hierro. A la ciudad los israelíes sionistas le han arrancado un 20% de su territorio bajo la cortada de proteger la Tumba de Raquel (esposa de Jacob) a la que sólo acceden colonos ultraortodoxos protegidos por el ejército.

En vísperas del nuevo milenio, la Autoridad Nacional Palestina elaboró con el apoyo de Naciones Unidas el proyecto "Belén 2000", un proyecto para la humanidad y de encuentro de todas las religiones, donde lo antiguo y lo moderno se abrazaran rodeados de viñedos, olivares y aldeas que se extienden hacia el desierto de Judea. El plan no pudo llevarse a cabo. La ocupación israelí impide la rehabilitación de la ciudad.

Esta ciudad mártir necesita urgentemente de la solidaridad de esta Europa que coloca nacimientos en sus plazas ignorando que la Belén verdadera está siendo de nuevo crucificada. No basta con celebrar un recuerdo, es necesario decir al mundo que los nuevos Herodes matan todos los días. Hasta el esplendor de la liturgia ortodoxa, con sus voces de bajos y barítonos, en el interior de La Natividad, padece de soledad; faltan los fieles y visitantes.

Beit Jala, las líneas de su mano

En el lado este de Belén se encuentra el municipio de Beit Jala, de mayoría cristiana, donde por todas partes se observa los impactos y la destrucción producidas por los tanques y morteros israelíes. En mi primer viaje, con ayuda de mi amigo Adeeb, pregunté a una pareja de ancianos, visiblemente pobres, por su vida. Pero ellos no hablaron de su pobreza, de sus carencias materiales; el viejo señaló el asentamiento de colonos judíos de Gilo, justo enfrente, y nos dijo en árabe: "Allí teníamos nuestros olivos, pero un día llegaron con sus tanques y sus máquinas y nos expulsaron; allí teníamos nuestra casa, pero ellos la destruyeron". Entonces la anciana sacó de sus faldones una gran llave de hierro y anunció con firmeza: "Cuando ellos se vayan, volveremos a nuestro hogar". Aquellos ancianos no nos hablaron de sus dificultades materiales, nos hablaron de la libertad, nos hablaron de su país con las lágrimas asomando por sus ojos. Y yo, en el segundo día de mi estancia en Palestina, comprendí en el acto el significado terrible de la palabra ocupación.

Beit Jala es invadida con frecuencia por tropas israelíes estacionadas en la cercana línea verde. Lo hacen como represalia por los disparos de francotiradores contra la colonia judía de Gilo, una fortaleza de cemento que se levanta al otro lado de la ancha quebrada. Gilo fue levantada en tierras confiscadas al municipio y familias de Beit Jala, dentro del programa de ampliación de los anillos periféricos de Jerusalén. Centenares de familias palestinas vieron como los bulldozers de los ocupantes destruían sus casas y sus olivares en cuestión de horas. ¿Es de extrañar que algunos palestinos humillados reaccionen disparando al atardecer contra los muros de la colonia? Nunca han matado a nadie. Tal sólo desahogan su rabia.

Beit Jala vive en vilo. Cuando las tropas israelíes cercan Belén, lo que sucede a menudo, una columna de tanques entra por los altos de Beit Jala, desde el asentamiento de Har Gilo, y pasan justo por delante de la casa de Maha Rumman Saqa y de su esposo el ingeniero Nader Saqa. Maha es una institución en Palestina. Ella, con ayuda de su esposo, ha abierto el Palestinian Heritage Center en Belén, el mejor museo de artesanía palestina que contiene piezas únicas. Maha tiene un amplísimo conocimiento de la historia de su país, de sus raíces culturales, de sus costumbres, de la variedad de sus artesanías, de su poesía y literatura en general. Todo lo ha hecho y lo sigue haciendo sin apenas ayuda, con sus propias fuerzas y la de su leal compañero que no duda en invertir en el proyecto de Maha sus moderados ingresos. Ambos son la prueba de una resistencia que se extiende a todos los ámbitos de la vida. De modo de ser pacífico, amantes de la música clásica, enamorados de la buena conversación, están plenamente convencidos de su labor: mostrar al mundo que Palestina es un pueblo de larga historia, en cuyo territorio se levanta la que probablemente es la ciudad más antigua del mundo, Jericó, y en cuyas villas y aldeas hace ya muchos siglos se producía arte. Es una forma de refutar con pruebas la tesis judía de que los palestinos no eran otra cosa que árabes nómadas sin conciencia de pueblo. Maha posee una colección de vestidos que representa a todas las regiones, desde Nazaret hasta Gaza, desde Jaffa hasta el valle del Jordán. Su museo está situado en un punto caliente de la ciudad de Belén, junto a la Tumba de Raquel guardada por decenas de soldados israelíes. Precisamente por ello, visitarlo es una forma de solidaridad, de resistencia a la que se suma el viajero.

Recuerdo que en un segundo viaje a Palestina Maha nos regaló una sorpresa. Era un atardecer de domingo, tenso como todos a la espera de algún incidente armado. Nos condujo a un lugar de Beit Jala, una especie de centro de jóvenes en el que un cuarteto de cuerda ofrecía un concierto de música clásica árabe. En el pequeño local no cabía un alfiler. En uno de los puntos más conflictivos de Oriente medio, sesenta personas escuchaban casi con mística las interpretaciones del grupo jordano-palestino. Era de poner los pelos de punta. En esos momentos para aquella gente no había nada más en el mundo, ni siquiera guerra. Era la pasión por la música que lo llenaba todo y llenaba las regiones de sus almas. Sé que afuera, junto a la puerta, había una vigilancia permanente por si era necesario desalojar a toda prisa el local. Pero quién sabe. Adentro se vivía con palabras no-dichas el esplendor momentáneo de la libertad. Sólo había oídos para la música.

Fayez Saqa es el hermano de Nader, el esposo de Maha. Aunque joven es un veterano de Beirut. Él nos inició en la aventura de Palestina. Nos guió los primeros pasos, nos regaló los primeros consejos. Vive para y por Palestina. Hay algo en él que me admira: habla con igual firmeza que dulzura. Su dedicación a la causa de su pueblo le obliga a vivir en un difícil equilibrio. Pero nunca le oyes quejarse, ni siquiera ante los amigos. Es uno de esos ejemplos que dan sana envidia y te hacen pensar que te gustaría ser él. Fayez se casó con una vasca, Begoña, y tienen un hijo y una hija que son el resultado de una bonita mezcla: muy buena gente con carácter. A Fayez casi lo mata un helicóptero apache en una calle de Beit Jala. Durante uno de los frecuentes ataques acudió en auxilio de un grupo de personas indefensas. El tirador lo vio, el helicóptero hizo un giro para tomar la mejor posición y le disparó a discreción. Fayez consiguió tirarse rápidamente junto a un pretil que hizo las veces de escudo, logrando salvar la vida. Una vez más. En cambio, un doctor alemán, una de esa personas buenas que circulan por el mundo practicando el humanismo, quedó tendido en el suelo, para siempre.

El pianista de Ramallah

Cada día, al atardecer, en su vivienda perfumada por los naranjos, el doctor Ibrahim se sienta ante su viejo piano de marca checa, y con los ojos cerrados sus dedos recuerdan viejas melodías palestinas y libanesas. Nunca falta a la cita, incluso en aquellos días aciagos en que puede ver a los tanques israelíes desde la ventana, listos para matar. Precisamente, en esos días, el doctor Ibrahim alarga su concierto haciendo del mismo un modo de resistencia al invasor. Su mujer se llama Sarifa y es como él sexagenaria. Siempre atenta, sirve el té muy cargado de menta a su pianista de toda la vida, mientras escucha cada tarde esa música que le hace olvidar momentáneamente la tragedia.

El doctor Ibrahim ha hecho de su piano un arma de lucha. Sus vecinos le escuchan cada tarde como nosotros hace años escuchábamos Radio París, la BBC, Radio Euzkadi y Radio Pireanica. Cuando la calle lo permite abren las ventanas para que las melodías alegren los oídos y las regiones del alma. Cuando los tanques invaden la calle, las ventanas se cierran a cal y canto, y la gente recuerda mentalmente la música porque necesita vivir.

Hace unos días recordé al doctor Ibrahim durante la proyección de la película El Pianista de Polanski. Confieso que no pude evitar hacer un ejercicio de comparaciones. Imaginé el gheto de Varsovia como un lugar de Gaza o Cisjordania poblado por palestinos y vi en los verdugos alemanes a los actuales soldados israelíes. Hermané por mi cuenta a los dos pianistas y vi en ambos esa combinación de angustia, miedo, deseo de vivir y esperanza.

En la película podemos ver a pelotones hitlerianos irrumpiendo sin piedad en las casas de los judíos, destruyéndolo todo. Hoy, en los territorios ocupados, la soldadesca israelí derriba las puertas de las casas, detiene a sus ocupantes y enseguida demolen las viviendas con escavadoras o disparos de tanques. En el gheto de Varsovia los alemanes marcaban las casas de los judíos, destruían sus comercios y quemaban sus bienes. Es lo mismo que ocurre en Tulkarem, Hebrón, Nablus, Jenin, Gaza, en Ramallah. Polanski reconstruye los hechos y en ellos vemos a miles de judíos obligados a refugiarse en un pequeño territorio de Varsovia, rodeados de alambradas y de muros, en una gran prisión al aire libre. Exactamente así es hoy en día la situación de millones de palestinos en Cisjordania y Gaza: cerradas sus poblaciones no pueden moverse y para más escarnio deben soportar incursiones sistemáticas de columnas de tanques que lo destruyen todo. Lo he escrito en otras ocasiones: el gobierno de Israel utiliza métodos nazis. Viajar por Cisjordania con los ojos bien abiertos, sin prejuicios ni ideas preconcebidas, es suficiente para detectar la villanía de los sionistas en el poder. La grandeza se mide por la cantidad de verdad que se sea capaz de soportar.

El pianista de Varsovia no puede entender la persecución que sufre por el hecho de ser judío. El pianista de Ramallah no puede entender la ocupación que sufre su pueblo al que, además, se le condena por ejercer su derecho a la defensa. Realmente esto último no es asunto que tenga que ver con el entendimiento, con la razón, sino con la fuerza. Quien tiene la fuerza determina las reglas del juego y administra la doctrina. El sionismo tiene armas nucleares, aviones último modelo, infinidad de tanques y decenas de miles de mercenarios que pasan por ser judíos a conveniencia del Gobierno. Con semejante fuerza se permite el lujo de imponer una primera condición al pueblo ocupado: "Dejen de utilizar las armas y poco a poco nos iremos". Es verdad que la primera preocupación de Israel es la seguridad y el primer peligro los atentados suicidas. Pero si éstos acaban, la condición sionista seguirá vigente pues tampoco consiente la resistencia del ocupado en los propios territorios que sus tropas ocupan. ¿Prepotencia? ¿O quizás una estratagema para no abandonar jamás Samaría y Judea, ya que no es posible esperar que las armas palestinas callen por completo cuando se trata de defender sus tierras y ciudades? Esta condición israelí ha contaminado ya la famosa Hoja de Ruta. Un plan que, significativamente, para que pueda avanzar pone en suspensión las resoluciones de las Naciones Unidas siempre incumplidas por Israel.

La película de Polanski me emocionó, me impactó, me hizo tomar conciencia una vez más de un episodio de la historia europea que jamás debería repetirse. El Holocausto nazi no sólo fue escalofriante por el enorme número de víctimas que generó, sino porque además supuso la representación de una política sistemática de exterminio, sostenida en la creencia de la superioridad espiritual y racial del pueblo ario. El caso es que es igualmente tremendo que los sionistas se comporten como rentistas del Holocausto –tomando las palabras del escritor Saramago-, para reproducir con sus víctimas palestinas valores y métodos repugnantes. Como los arios se creen elegidos por Dios. Como los arios están convencidos de que la espada y la sangre es el método aprobado por su Dios para exterminar al contrario. Los sionistas ejercen la tentación de la inocencia, es decir la impunidad permanente, mediante el recurso a las persecuciones sufridas. Su Dios es un Dios cruel, violento, impositivo, excluyente, inhumano. Arios y sionistas no son sino la expresión del fracaso del género humano.

No sé como hubiera actuado hoy el pianista de la película de Polanski. Pero me hubiera gustado que él no fuera sionista, que fuera un judío –como hay muchos- humanista y solidario, dispuesto a tocar a cuatro manos con el doctor Ibrahim, los dos sentados frente al viejo piano de Ramallah, compartiendo la tierra y la vida. Los imagino y quiero ver en esa escena la fotografía del futuro.

Estampa de Jenin

En el campo de refugiados de Jenin vivían 14.000 personas hacinadas en unos cientos de metros. Ahora, una montaña ondulada de piedras y hierros retorcidos es lo que queda de doscientas casas que fueron literalmente destruidas por los 300 misiles e innumerables obuses de tanques que los israelíes dispararon durante once días en la primavera de 2002. Otras trescientas casas permanecen en pie, agujereadas y con señales de incendios. Caminamos con dificultades por entre las ruinas, miles de toneladas de escombros que forman una inmensa tumba que todavía meses después despide un hedor a matanza. Nadie sabe qué puede haber quince metros más abajo. Familias enteras mueven cascotes, ladrillos y piedras con las manos, al tiempo que algunos niños deambulan sin rumbo. Vemos mujeres sentadas, inmóviles, como si ya formaran parte del paisaje estático de la tragedia. Sus ojos miran sin mirar, inmutables al paso de los visitantes. Como estatuas, esperan. Algunas familias han levantado champas de plástico y sobre colchones viven en el punto exacto de la que fue su casa. Se han contado 58 muertos debidamente localizados, pero hay 300 personas desaparecidas que nadie sabe en Jenin si fueron llevadas por los soldados israelíes o permanecen enterradas. Nos lo cuentan los testigos: Obligaban a la gente a salir de sus casas sin ropa, maniataban a los hombres sospechosos, y las familias reunidas a una cierta distancia veían como los tanques terminaban la obra iniciada por los misiles lanzados por los helicópteros. El joven Mohamed era paralítico y no pudo escapar a tiempo. Hoy, su silla de ruedas permanece colgada de una pared tambaleante, como una denuncia, como un grito. El caso de Mohamed me trae el recuerdo de Naim, un discapacitado psíquico de Beit Jala al que mataron de un disparo en la cabeza por no respetar el toque de queda. Naim murió sin saber qué es un toque de queda.

En la municipalidad de Jenin –un pueblo de unos 15.000 habitantes al que se adosó el campo de refugiados con gentes procedentes de Galilea-, el alcalde Abu Muweis nos muestra fotografías. Un hombre ya mayor salvajemente torturado antes de ser asesinado. Un niño literalmente destripado por un obús. Una joven con unas formas sanguinolentas en lugar de cabeza. La imagen de una mujer aterrada. Una anciana huyendo despavorida. Los pedazos de un hombre reventado por un misil. Una colección para entregar a la misión de investigación de las Naciones Unidas que nunca vino, porque Ariel Sharon manda más que el Consejo de Seguridad, al menos en este asunto. El primer ministro sionista no teme justificar el número de muertos cazados en Jenin; su temor radica en tener que explicar lo que escapa a todo entendimiento. El campo arrasado, objetivo civil inmenso, no puede ser explicado desde el pretexto de luchar contra el terrorismo. En realidad, los resultados de esta campaña militar fanática demuestran que el objetivo principal del gobierno israelí no era el apresamiento de miembros de Hamas25 y de milicianos de Al Aqsa sino el de aterrorizar a los habitantes de Jenin, empujándoles al exilio, y de paso dinamitar todos los puentes del proceso de paz iniciado en 1993 en Oslo, teniendo como blancos principales, de un lado a la Autoridad Nacional Palestina, al liderazgo de Arafat, a sus infraestructuras y equipos, y del otro a la propia sociedad palestina y sus bienes colectivos y familiares.

Tender un puente entre las dos orillas

LA ORILLA ISRAELÍ. Ariel Sharon tiene una tendencia innata a empujar el conflicto al borde del precipicio. Sabe que la mesa de negociaciones es un mal escenario para los propósitos colonizadores del sionismo. Negociar significa ceder en algo, transigir, algo que es contrario a la misión de conquista total. Los acuerdos de Oslo concedieron a los palestinos bantustanes (prácticamente cada pueblo y cada ciudad), sobre todo dentro de Cisjordania, inmovilizados por la presencia de colonos y soldados israelíes a cada pocos kilómetros. Fue un acuerdo muy favorable para los intereses sionistas que incluso multiplicaron el número de asentamientos de colonos en los territorios ocupados, pero aun y así, como todo proceso de paz negociada, Oslo era el germen potencial de un futuro peligro: el Estado palestino, antes o después ocuparía el primer lugar de la agenda. El Estado que Arafat había prometido a su pueblo para septiembre del año 2000, mes y año en el que Sharon penetró violentamente en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén en un acto de provocación que daría comienzo a la segunda Intifada palestina. Desde entonces, derrotados en las elecciones Ehud Barak y el Laborismo, la obra de Sharon ha consistido en hacer la guerra para deshacer el nudo negociador y ha cumplido con creces su misión.

En realidad las contradicciones entre la derecha y el laborismo sionista se mueven en un campo limitado por la razón de Estado basada en la idea de seguridad; las disensiones son de orden pragmático. Para el laborismo es una buena solución una unidad política palestina que sin llegar a ser un Estado soberano se presente como un "Estado" subordinado en un territorio fragmentado por islotes de apenas un 16% del territorio cisjordano. La lógica del laborismo quiere combinar una paz estable con unas condiciones sobre las que apenas se escucha disidencia significativa alguna en la sociedad israelí: un Estado palestino sin ejército y sin control sobre sus fronteras ni derecho a beneficiarse equitativamente de las fuentes de agua. Así tiene que ser, porque de lo contrario, en palabras de Perry Anderson, por muy bien protegidos que estuvieran por sus propios perros de guerra ¿cómo podrían dormir profundamente quienes se han apropiado de la mayor parte de la tierra palestina? La exigencia sobre la que coincide la mayor parte de la sociedad israelí, confiesa su crimen original.

Sin embargo, la voracidad del gran sionismo representado por el partido derechista Likud26 no acepta de buena gana la realpolitik del laborismo. En el mes de mayo de 2002 votó en la Knesset (parlamento israelí) una resolución en contra del derecho palestino a un Estado. Para el gran sionismo no hay lugar para una estructura política palestina independiente. Lo dice muy claro: "Ellos tienen 22 países árabes a los que marchar, nosotros los judíos sólo tenemos a Israel". Eretz Israel, la Tierra de Israel, la tierra prometida a Abraham y a la que se dirigió Moisés conduciendo al pueblo judío desde Egipto. Eretz, la tierra sagrada no puede tolerar a un Estado extranjero como sería el palestino (es la lógica de esta ideología extremista que no tolera no ya sólo un Estado extranjero, sino la presencia de un pueblo extranjero, es decir, no judío). Una ideología que fusiona lo político y lo religioso hasta el punto de apoyarse en datos bíblicos para justificar una ocupación progresiva anegada en sangre es sin duda un serio peligro para la paz. El Likud, cuyo electorado son los sectores sociales más bajos (muchos son judíos procedentes de países árabes) cuenta con padrinos internacionales que apoyan su dureza; no es el caso del sionismo laborista, que tiene una base de judíos procedentes del centro y este de Europa27, y que ha estado siempre dispuesto a hacer ajustes temporales de su política para complacer a la Internacional Socialista.

Ahora bien, en honor a la verdad, la gran ofensiva de Sharon durante dos años no ha dado respiro al laborismo. Simón Peres, cuyo prestigio es mayor en el exterior que en Israel, no ha sabido o querido separarse un milímetro del discurso del gobierno y menos aún de los hechos. Su nuevo liderazgo no ha tenido aún tiempo de recuperar el espacio político que nunca debió haber perdido. Lo cierto es que el partido laborista ha sido tragado por la marea nacionalista del gran sionismo que aprovechando el 11 de septiembre está decidido a estabilizar durante tiempo una política de incursiones punitivas sobre Cisjordania y Gaza, haciendo inútil las “fronteras” que delimitaban el terreno adjudicado en Oslo a la Autoridad Nacional Palestina. Enterrado Oslo el ejército de Israel entra y sale a cada momento en expediciones de castigo, con el apoyo explícito del patético Peres durante su estancia en el gobierno de coalición. Es la misma marea que ha devorado al resto de la izquierda sionista. Así, el pensador judío Yitzhak Laor advierte que Intelectuales como Avi Shlaim y Gershom Shafir, que han dedicado años a desmantelar un edificio tras otro de la mitología sionista oficial han quedado inmóviles, paralizados ante la fiebre que imputa el cartel de traidores a quienes osen ejercer la crítica. Es el caso de Yosef Sarid, dirigente del partido socialdemócrata Meretz (fundado en 1992)28 quien nos recibió en el parlamento después de haber sido incapaz de votar en contra de la "ley contra la incitación" que persigue la ilegalización de los partidos árabes-israelíes (formados por los palestinos que viven en el interior del Estado de Israel). Sarid fue claro a la hora de responder a una pregunta que es tabú en Israel: ¿Qué pasó en Jenin? Sarid, quien se sitúa a la izquierda del laborismo, nos dijo: "Teníamos tres alternativas: meter en el campo más tropas de tierra para apresar a los terroristas, lo que hubiera supuesto la muerte de muchos de los nuestros; dejar escapar a los milicianos armados, terroristas; o bombardear el campo dando tiempo a su desalojo". Sarid y el 60% de su partido apoyaron la tercera solución, si bien se olvida de matizar que el bombardeo fue más eficaz que el desalojo. Respecto de los palestinos tiene un punto de vista cuando menos sorprendente: "Son insaciables. Si yo pudiera asegurar a la sociedad de Israel que tras un acuerdo no harán más demandas, sería primer ministro". El ocupante afirma que los ocupados son insaciables.

El problema consiste en que incluso los sionistas más presentables como Shlomo Ben-Ami, que fue negociador jefe bajo Barak y que es por cierto una paloma laborista, escribió en 1998 un libro en hebreo en el que indica de manera exacta su visión del mejor proceso de paz con los palestinos: "El objetivo es establecer una dependencia colonial permanente para los territorios ocupados". Tanta sinceridad es reveladora y señala los límites de las vías diplomáticas. Entre los sionistas el asunto de cómo tratar al pueblo palestino es cuestión de grado, no se observa conceptualmente hablando ideas de fondo diferentes. Incluso israelíes como Moshe Dayan –vencedor de la guerra del 67-, que de todos los dirigentes sionistas puede haber sido el más comprensivo hacia los palestinos, repetía hace treinta años en las discusiones internas del Gobierno: "No les den nada: debiéramos tratarlos como a perros y aquellos que puedan se irán y después de eso, veremos lo que ocurre".

Para encontrar en Israel a sectores sociales organizados críticos con la política genocida hay que buscar entre las ONG y los movimientos pacifistas. Llaman la atención por su claridad de ideas y su práctica en favor de los derechos integrales del pueblo palestino el movimiento Women in Black que se despliega todos los viernes por la geografía de Israel, delante de cárceles y cuarteles, soportando las amenazas de los colonos. Estas mujeres, judías y palestinas (palestinas que viven en Israel) demuestran que con frecuencia la paz exige más coraje que la guerra. Gush Shalom, Grupo de Objetores Taayush, Yesh Gvul, B´Tselem, Israeli Committee Against House Demolitions, Public Commitee Against Torture y Bat Shalom, son organizaciones que luchan por los derechos humanos y la convivencia de los dos pueblos en base a una paz justa. En esta línea trabaja la Alternative Information Center, uno de cuyos portavoces es Sergio Yahni, de padre judío, nacido en Argentina, lucha codo con codo con el palestino Farid Jaber, dando impulso a un movimiento mixto formado por hombres y mujeres de los dos pueblos.29 Yahni conoce bien las cárceles israelíes por negarse a tomar las armas contra sus hermanos palestinos: "No vestiré el uniforme de un ejército que comete crímenes de guerra" escribió en una carta que ha recorrido el mundo, minutos antes de ser encarcelado en el mes de marzo.30 Hubo un tiempo en el que el conjunto de los activistas por la paz en Israel habrían cabido en una cabina de teléfonos. El día 11 de mayo de 2002, más de cien mil personas desfilaron por Tel Aviv en contra del primer ministro Sharon y a favor de la paz. Como tantas veces ocurre, los ideales que se anticipan a la realidad van tomando forma y vida.

Mención aparte merece el movimiento de Rabinos por los Derechos Humanos. Hablamos con su director Arik Asherman, quien nos lo puso muy claro: "No es motivo de discusión que Dios otorgó a los judíos toda la antigua tierra de Canaan. Pero el derecho divino no delimita exactamente las fronteras que fueron variando a lo largo de los siglos. Esto quiere decir que desde una posición moral que coloca a la vida en un lugar más sagrado que la tierra, debemos ceder a los palestinos un territorio para su Estado. Ello acabaría con la violencia". Me interesó vivamente la entrevista con el rabino puesto que me resulta difícil de admitir a comienzos del siglo XXI que un proyecto político estatal pueda justificarse en una interpretación de hechos que dicen que sucedieron hace unos cuantos miles de años. El rabino, bien a pesar de su generosa posición moral me dejó un poco desmoralizado. ¿Tiene remedio el sionismo, sea laico o religioso?

LA ORILLA PALESTINA. Yasir Arafat nos recibe en la Mukata, su cuartel de Ramallah, cuando la tarde ya está cayendo. Para llegar hasta él hemos de circular por pasillos forrados de sacos terreros. Su aspecto es cansado pero sereno cuando nos saluda uno a uno con los tres besos de rigor. Es exactamente el primer día que ha podido salir del asedio de Ramallah y viene de visitar Belén y la municipalidad de Jenin donde no ha llegado al campo de refugiados por razones de seguridad, dicen fuentes oficiales, mientras otros rumores indican su temor a ser abucheado por sobrevivientes que necesitan descargar su tragedia. Ha sido un día duro para un Arafat sentado a la cabecera de la mesa alargada en la habitación que fue su bunker durante su reciente cautiverio. Escucha el nombre del vasco Paul Nicholson y del brasileño Mario Lill y sonríe. Es consciente de que un grupo de internacionales le protegieron durante semanas, erigiéndose seguramente en un factor decisivo para su supervivencia. Durante casi una hora la audiencia con Arafat se desarrolla sin entrar en profundidades. Sabe que debe medir sus palabras en extremo, en un momento en el que es el centro de una discusión entre Sharon y Bush acerca de si es o no conveniente la sustitución de su liderazgo.

Mientras Arafat escucha las palabras de mi amigo Xavier Martí quien les expone los programas de cooperación de Paz y Tercer Mundo,31 pienso en las diversas encrucijadas en que se encuentra el Rais, en sus múltiples cautiverios:

En primer lugar, aun cuando su liderazgo dentro de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) parece indiscutible, la planta política de su gobierno tiene bastante de reparto de poder entre grandes familias palestinas (son cerca de 30 los ministros, cifra a todas luces exagerada) con mando histórico territorial, lo que le convierte en punto de equilibrio pero a la vez en el centro al que se dirigen muchas tensiones derivadas de una cierta poliarquía que favorece prácticas de corrupción y la vigencia de espacios clientelares. Lo cierto es que Arafat, hasta ahora al menos, ha sido excesivamente permisivo con prácticas muy criticadas por la sociedad palestina. Este tipo de liderazgo lo es también en el interior de Al Fatah,32 un partido formado por diversas tendencias que configuran secciones o estructuras verticales, con dirigentes en cada una de ellas, y que tienen en la cúspide al propio Arafat. Este último controla los fondos y administra las cuotas de poder lo que le permite mantener a la organización unida. Este equilibrio se ha deteriorado últimamente por motivo de la radicalización de las Brigadas de Al Aqsa, formadas por jóvenes que actúan en las esferas locales contra la ocupación Israelí, y que son a la vez la expresión de un descontento con la clase dirigente de los "retornados" –popularmente llamados tunecinos- que tras los acuerdos de Oslo han ido ocupando los puestos mejor pagados en el esquema de la Autoridad Nacional Palestina.

En segundo término es un hecho indiscutible que Arafat nunca sabe que ocurrirá al minuto siguiente si actúa Hamas e incluso los milicianos de Al Aqsa. Particularmente la estrategia de Hamas empuja invariablemente a la ANP a situaciones de hechos consumados. Arafat se encuentra cautivo de una lógica de la organización islámica que se sintetiza de este modo: "Los palestinos no podemos enfrentarnos a los soldados israelíes en los territorios ocupados, puesto que vienen con aviones, helicópteros, tanques, artillería...de ahí que nuestra ventaja sea la de actuar en su propio territorio, en Israel, mediante atentados que no pueden contener. De este modo ellos sufren una parte de lo que nosotros sufrimos. Sólo así comprenderán que deben reconocer nuestros derechos". La lógica de Hamas parece desconsiderar tres hechos: sus acciones militares son asumibles por el sistema israelí que las aprovecha para cohesionar a la sociedad; sus acciones no benefician la causa palestina ante la opinión pública internacional, particularmente después del 11 de septiembre, permitiendo que Israel explote un discurso de víctima que tiene derecho a la defensa; es peligroso hacer del número de víctimas palestinas civiles que aumentan tras cada represalia israelí, la palanca de una estrategia para la captación de nuevos voluntariados suicidas; de ahí a la lógica de cuanto peor mejor hay tan sólo una frontera muy fina.

Veo a un Arafat cautivo también del mundo árabe. Mundo dividido en el que mientras dos potencias clave, Egipto con su población y Arabia Saudí con su petróleo sigan siendo Estados-cliente de Estados Unidos, no podrá llegar a un acuerdo de estrategia común frente al conflicto. Unos gobiernos árabes hacen declaraciones pro-palestinas de vez en cuando, mientras coquetean con Estados Unidos; otros boicotean todo proceso negociador arrogándose más legitimidad que los propios palestinos para decidir el camino a seguir. En resumen, una Palestina en soledad resiste a Israel. Así es como Arafat asiste impotente a la nulidad del mundo árabe, mientras le queda el consuelo de ver por televisión a millones de árabes enfrentados con sus gobiernos, alzando banderas palestinas.

El Yasir Arafat que ahora habla para agradecer las acciones de solidaridad con su pueblo, es un hombre atrapado por la historia. Durante el cautiverio de Ramallah su liderazgo subió como la espuma. Convertido en un símbolo de la resistencia es un hombre necesario; su desaparición por asesinato –algo que Sharon parece sopesar a menudo- supondría un enorme golpe a la moral palestina. Necesario también como interlocutor con Israel y Estados Unidos, en la medida en que un vacío de poder desataría una lucha interna desgastante en las fuerzas políticas palestinas y llevaría a la sociedad a una importante confusión. Pero al mismo tiempo, este hombre de 73 años que duerme apenas cinco horas diarias, ha fundido su destino personal al destino nacional, dicen los que le tachan de autócrata, para a renglón seguido lanzarle críticas de capitulador con tal de permanecer a flote tras cada crisis. Sin embargo, en sentido contrario, hay quienes consideran que su decisión de morir sin rendirse para permanecer en la memoria de su pueblo es una garantía de que no negociará cualquier cosa. Todo es según el cristal con que se mire.

Arafat nos habla del papel nefasto de Estados Unidos para responder a una pregunta acerca de las posibles disensiones entre Sharon y Bush durante la ofensiva militar israelí tras el comienzo de la segunda Intifada –septiembre 2001-. “¿Ustedes creen que Sharon actuó sin el apoyo real de la Administración norteamericana?” interroga con una sonrisa cómplice. Otra cosa diferente es lo que Bush y Powell digan en público en el sentido de frenar la ofensiva israelí, pero siempre salvando el derecho de Sharon a tomarse su tiempo. Este Arafat que nos habla se encuentra también en la encrucijada de depender tal vez en exceso del papel de Estados Unidos en la región. Clinton lo engatusó y estuvo a punto de convencerle en Camp David. "Ningún líder israelí anterior –refiriéndose a Barak- ha ofrecido jamás un plan similar a los palestinos" afirmó Clinton. Barak quería que Arafat renunciara para siempre al retorno de los refugiados y a la doble capitalidad de Jerusalén. Por otra parte mucha gente sabe que al 90% de Cisjordania que Barak ofrecía a los palestinos sería el 90 por 100 de lo que quedaría después de que Israel mantuviera su expansión alrededor de Jerusalén, sus carreteras, sus bases militares y sus asentamientos. Arafat no firmó y fue recibido como héroe en Gaza. Pero, regresando al punto de esta encrucijada, es muy cierto que Arafat pende de un hilo que se mueve desde la Casa Blanca. Si Bush lo cortara quedaría a merced del sionismo más duro.

Termina la entrevista con Yasir Arafat y sobre Ramallah ha caído la noche. Regresar a Jerusalén nos producirá el cosquilleo de lo desconocido: los controles israelíes nos esperan en la oscuridad, a la salida del combativo campo de refugiados de Qalandia por donde hemos de circular de regreso a Jerusalén. Ya en la camioneta otorgo toda la confianza al conductor palestino, un experto en moverse por los territorios ocupados, y continúo pensando en la encrucijada de Arafat.

Arafat se mueve en espacios políticos reducidos, debiendo calcular meticulosamente cada iniciativa, cada gesto y cada palabra. Su posición, en todo caso, no encuentra facilidades en la falta de unidad entre las fuerzas políticas palestinas. De las entrevistas a otras fuerzas políticas, algunas realizadas en la franja de Gaza, he podido concluir que la construcción de la unidad preocupa a todas ellas y, sin embargo, no es un asunto fácil de lograr. El nudo de las desavenencias se cierra cuando se habla de estrategia. ¿Cuál es el camino más eficaz para vencer la inflexible posición israelí? ¿La mesa de negociaciones o la lucha armada? ¿La lucha armada en los territorios ocupados o también en Israel? En nuestras conversaciones hablamos de la importancia que tuvo la opinión pública norteamericana en la derrota de Estados Unidos en Vietnam; y mencionamos como el Congreso Nacional Africano, derrotado militarmente y profundamente golpeado en su estructura política, ganó finalmente su lucha contra el racismo por el enorme apoyo de la opinión pública internacional. Las fuerzas políticas palestinas valoran estas experiencias de manera muy desigual. En el caso de Hamas no hay desde luego confianza en que desde el exterior puedan llegar buenas noticias.

Las elecciones palestinas, anuladas por la ofensiva militar israelí, pudieron ser una oportunidad para animar el debate necesario y dar a cada fuerza política un espacio de representación más o menos acorde con las opciones del electorado. En todo caso, el parlamento palestino, deberá tratar de unificar una estrategia, sea cual sea. Lo que resulta inviable a estas alturas es que frente a un enemigo tan poderoso, cada fuerza política palestina vaya por su lado.

Ahora bien, no será fácil asimilar la reciente ofensiva israelí sin que surjan nuevos actos y actores suicidas, más allá incluso de las voluntades políticas. Las paredes de Gaza están repletas de póster de mártires que interpelan a la juventud. Las dos madres que en Gaza nos contaron como fueron asesinados sus hijos –una de ellas enterró a tres- dan por buena la voluntad de Alá y el sacrificio por una Palestina en libertad. Nos expresaron su dolor delante de un buen número de niños que escuchaban los relatos con los ojos y los oídos atentos. ¿Qué harán estos niños dentro de unos pocos años, si antes no hay una paz justa? En toda Cisjordania y Gaza el aire que se respira es una mezcla de dolor, tristeza y rabia; pero también las miradas, los gestos y las palabras apoyan acciones de respuesta. La espiral está servida y me temo que semejante dinámica conviene a un Sharon reforzado por su nueva victoria electoral y espoleado por la ocupación de Irak. Un Sharon que, sin duda, comparte la tesis de los halcones de la Casa Blanca en el sentido de modificar el mapa político de la región, lo que abriría más fácilmente las puertas a una "transferencia" de miles de palestinos a una nueva Jordania.

TENDER UN PUENTE ENTRE LAS DOS ORILLAS. No puedo entender que frente al ocupante, usurpador de la tierra palestina, haya voces que clamen por echar a los judíos al mar. Los israelíes e Israel siempre estarán ahí. Volver la rueda de la historia a fechas anteriores a 1948 es sencillamente imposible, a menos que imaginemos un mundo tan distinto que en nada se parezca al que vivimos. Los judíos deben reconocer para siempre que los palestinos también estarán ahí, al lado, y que su derecho a un Estado soberano y viable es aún más legítimo. Confieso que en líneas generales me gustan las ideas de Edward Said quien proféticamente denunció los acuerdos de Oslo desde el primer minuto. Pero Said, que aboga por la dimensión moral como una eficaz línea de resistencia, está persuadido que hay que negociar desde la mutua aceptación y en igualdad de condiciones. Tender estos puentes no es situarse en la neutralidad ni en la equidistancia. No cabe algo así cuando se trata de la historia de una ocupación. Pero es necesario que las gentes de las dos orillas puedan vivir con la misma libertad, sin miedo, con todos sus derechos individuales y colectivos.

Sobrevivir en las cárceles israelíes

Desde el comienzo de la más reciente Intifada de Al-Aqsa, el 29 de septiembre de 2000, el gobierno sionista ha realizado una amplia campaña de arrestos. Actualmente, en agosto de 2003, en las cárceles y centros de detención israelíes hay unos 6.500 prisioneros palestinos en condiciones intolerables.33 El trato a los presos por parte del gobierno de Israel ha seguido un curso de empeoramiento en los últimos años. Según las organizaciones de derechos humanos, las prácticas israelíes contra los presos palestinos se pueden resumir de la siguiente manera: el uso de la tortura física contra presos palestinos fue aprobado por el Corte Supremo Israelí el 11 de noviembre de 1996; las condiciones sanitarias son deplorables; Israel ha impuesto nuevas condiciones a las visitas, permitiendo sólo las de los padres y negando este derecho a hermanos y hermanas mayores de 16 años; las detenciones administrativas (detenciones sin cargos y de forma indefinida), junto con otras condiciones que son claramente contrarias a los convenios internacionales, son generalizadas. Vale la pena mencionar que unos mil prisioneros no han podido recibir visitas de sus familiares en los últimos tres años, siendo los abogados su único contacto con el exterior, una o dos veces por año. Esto ha tenido un impacto destructivo en la situación de los prisioneros.

En su último estudio de las declaraciones juradas -‘affidavits’- de muchos prisioneros, la Sociedad de Prisioneros Palestinos revela que el 95 % de los prisioneros palestinos han sido expuestos a tortura, trato inhumano y presión psicológica en el proceso de su detención e interrogatorio. El estudio cubre el período desde el 1 de Abril al 20 de Junio de 2002. La investigación muestra que las prácticas de tortura han aumentado de manera alarmante. En tales prácticas contra los prisioneros palestinos toman parte tanto la policía como el ejército israelí. La práctica de la tortura se ha convertido en norma y no excepción en el modo en que las autoridades israelíes tratan a los prisioneros palestinos. El estudio llegó a la conclusión de que Israel ignora el derecho internacional humanitario relativo al trato dedicado a los prisioneros. Esta política ha incluido tortura a personas enfermas y discapacitadas.

La justicia de los ocupantes no entiende de derechos de la infancia: en el pueblo de Hussan, en el área de Belén, en un momento dado había 40 niños encarcelados de un total de 75 personas. En la prisión de Telmod, 60 niños prisioneros fueron destinados a compartir celdas con prisioneros criminales que amenazaban la vida de los jóvenes palestinos. En algunos pocos casos, los menores palestinos fueron violados; su comida y ropas fueron robadas.

Los tribunales militares israelíes realizan procedimientos injustos en el trato a los prisioneros palestinos. En muchos casos la ignorancia de los procedimientos legales por parte de los palestinos y la ausencia de abogados conducen a sentencias muy altas. Niños que han arrojado piedras reciben sentencias absolutamente desproporcionadas, se les imponen grandes multas y fianzas que sus familias no pueden pagar. Al mismo tiempo, Israel emplea de forma extendida la detención administrativa contra los palestinos; diversos estudios indican que uno 40% de los varones palestinos han pasado alguna vez por una cárcel israelí. Dicha detención puede prolongarse durante seis meses y prorrogarse una y otra vez. Es así como en la actualidad de los 6.500 prisioneros, sólo 1.500 se encuentran encarcelados con sentencia condenatoria.

Como resultado de los cierres militares, toques de queda y reocupación, los palestinos no tienen ingresos y por ello las familias palestinas no pueden contratar abogados para defender a sus hijos e hijas antes los tribunales israelíes. A cada familia particular le cuesta entre 4.000 y 5.000 dólares contratar un abogado para representar y visitar a su hijo/a encarcelado.

Me parece sensato afirmar que mientras este drama humano que es al mismo tiempo expresión de una injusticia flagrante no se solucione con la libertad general de los hombres y mujeres prisioneras en cárceles israelíes, la Hoja de Ruta no podrá avanzar. Es imposible persuadir al pueblo palestino de que las negociaciones van bien al tiempo que la prisión, la continuidad de las detenciones y la tortura, siguen siendo los métodos del gobierno israelí contra la resistencia de los ocupados. Sin lugar a dudas este es uno de los temas más sensibles al pueblo palestino y debe serlo también para la comunidad internacional.

Cuando se firmó la Declaración de Principios el 13 de septiembre de 1993, en Washington DC, había 12.700 presos palestinos en las cárceles israelíes, acusados de “delitos” relacionados con la Intifada. El tratado de paz de Oslo no se preocupó de la cuestión de los presos, sino que Israel utilizó esta cuestión para negociar y consiguió que se considerase el asunto como un tema de transacción política. Posteriormente, cuando se firmó el Acuerdo de El Cairo el 4 de mayo de 1994, había 10.546 palestinos en las cárceles. El acuerdo contenía artículos que decretaban la transferencia de 5.000 presos a las cárceles de la Autoridad Nacional Palestina hasta cumplir sus cadenas. Sin embargo, Israel no respetó este acuerdo e impuso nuevas condiciones que relacionaban la puesta en libertad de los presos palestinos con cesiones políticas que deberían hacer los palestinos. Además, los israelíes se negaban a poner en libertad a los presos detenidos en fechas posteriores al 13 de septiembre de 1993. Después de la firma de los acuerdos de Taba (Egipto), 1.100 presos palestinos fueron puestos en libertad. Según lo firmado, las dos partes acordaron además poner en libertad a todas las presas, junto con los presos que había cumplido 2/3 partes de su condena, los presos jóvenes, los mayores y los enfermos. Pero Israel tampoco cumplió estos acuerdos.

La ocupación conlleva detenciones arbitrarias; permanencia indefinida de miles de prisioneros sin acusaciones concretas; aislamiento en cárceles inaccesibles para los familiares, a veces secretas. Del lado de las víctimas el 27 de septiembre de 1993 se creó la Sociedad de Prisioneros Palestinos. El concepto de la organización cristalizó dentro de las prisiones y fue desarrollado por los prisioneros mismos después de su liberación. Mejor que otros, los prisioneros liberados reconocen la necesidad de una institución nacional de base que se ocupe de los problemas de los encarcelados y sus familias. Abierta a todos los prisioneros palestinos, la Sociedad está compuesta por hombres y mujeres que han sufrido cárcel y sus empleados son los mismos exprisioneros. La Sociedad de Prisioneros Palestinos trabaja en cooperación con otras organizaciones de derechos humanos en la atención a los presos políticos. Visité sus oficinas de Belén, formando parte de una delegación34, y hablé con sus responsables en al menos dos oportunidades. Ellos me explicaron cuál es su misión:

  1. Se ocupa de los problemas personales –físicos, económicos, sociales, emocionales, familiares- de prisioneros actuales y ya liberados, junto con los desafíos a que se enfrentan sus familias.

  2. Lidera y participa junto con otras organizaciones e instituciones en la construcción de una infraestructura económica, educativa, social y de salud que satisfaga las necesidades de formación y rehabilitación de los prisioneros.

  3. Fortalece el patrimonio cultural, creativo e intelectual de los prisioneros como parte del patrimonio Nacional Palestino.

  4. Impulsa la concienciación nacional e internacional respecto al tema de los prisioneros, y trabaja con otras organizaciones internacionales que están interesadas en derechos humanos.

  5. Más importante aún: la organización focaliza sus actividades hacia asegurar el apoyo legal para los prisioneros políticos dentro de las cárceles israelíes. Esto lo realiza a través de un equipo de abogados profesionales tanto palestinos como israelíes que representan a los prisioneros palestinos ante los tribunales militares, les visitan y trabajan como enlace entre cada prisionero y su familia.

No sé cuál será el devenir de la Hoja de Ruta. No soy optimista al respecto. Pero sea como fuere la represión israelí debe parar y los miles de presos y presas palestinas que resisten la ocupación merecen una vida mejor: la libertad.

11 de septiembre:

Una sombra alargada sobre el conflicto palestino-israelí

El 11 de septiembre de 2001 es una fecha para la historia. También para la historia del conflicto palestino-israelí.

A decir verdad y aún sin pruebas nunca he creído la versión oficial de la Casa Blanca y el Pentágono. Una gran cantidad de hechos históricos han puesto de relieve que la mentira es un arma habitual de la política exterior de Estados Unidos, del mismo modo que acontecimientos terribles sucedidos en el interior de sus fronteras no han sido nunca desvelados, si bien los síntomas han apuntado hacia mafias del entorno del Estado ligadas a grupos de interés político extremadamente ideologizados y de la industria armamentística. No sé quién fue, si bien parece bastante irrefutable que manos árabes manejaron los aviones que se estrellaron contra las Torres Gemelas. Pero la cuestión en este grave asunto, es que el pilotaje no es tan importante como saber quién o quiénes organizaron los ataques y si lo hicieron por propia iniciativa o inducidos y, sobre todo, para lograr qué.

Como es sabido, a lo largo del tiempo transcurrido han sido publicado libros e innumerables artículos que rebaten la posición oficial, siendo los autores de los mismos principalmente analistas norteamericanos. Con seguridad habrán de pasar cuatro o más décadas para que la desclasificación de documentos den alguna pista certera. Para entonces, como ocurrió con Vietnam y más recientemente con la Guerra del Golfo, lo sucedido será historia y no ocurrirá nada que pueda perturbar la tranquilidad de los responsables.

He unido mi preocupación a una responsabilidad que me atribuyo, con el fin de alejarme de la tentación de poner al enemigo peor de lo que es y ejercer un antinorteamericanismo fácil. Pero he aquí que cuando menos lo espero, de manera regular, una nota perdida en un rincón de la prensa diaria me recuerda que el 11-S es un misterio. Así el presidente paquistaní Musharraf, un aliado clave de Estados Unidos en su lucha contra el terrorismo internacional, declaraba a la revista Nueva York, el 12 de agosto de 2002, estar convencido de que Osama Ben Laden no fue el organizador de los atentados. Este tipo de opiniones y comentarios se han repetido cíclicamente durante doce meses y han tomado mayor importancia al conocerse las extrañas neglicencias del FBI y la CIA en el seguimiento y control de supuestos miembros de Al-Qaeda. Ciertamente, mientras no existan pruebas materiales incuestionables –que el presidente Bush nunca ha podido presentar-, parece lógico considerar todas las probabilidades.

Mi interés por el asunto se vio avivado sorpresivamente en Nicaragua en el verano de 2002. En Managua, tuve la oportunidad de conversar durante dos encuentros con el embajador palestino George Salameh sobre el caso. Él había dado una conferencia sobre los impactos del 11 de septiembre en el sistema internacional, en la Facultad de Diplomacia y Relaciones Internacionales de la Universidad Americana de Nicaragua, ante la presencia de la Consejera política de la Embajada de Estados Unidos y miembros de la embajada de la Federación Rusa. Sus puntos de vista me impactaron, en cierto modo por su sencillez alejada de explicaciones laberínticas. Reconozco no obstante que su vía de investigación explora sobre todo en torno a la pregunta ¿quién se beneficia de lo ocurrido?, pero esta metodología, deductivista, se usa de forma habitual y cotidiana en nuestra vida política, curiosamente con gran reconocimiento. Tomé notas de nuestras conversaciones y de regreso, sobrevolando el Atlántico, las puse en orden.

Salameh me dibujó desde el inicio el siguiente cuadro:

  1. Llama la atención la calificación de los hechos y su atribución a autores de determinadas identidades de forma acelerada y precipitada, adelantándose a las investigaciones y sobre la base de suposiciones y datos e imágenes de archivo.

  2. La declaración inmediata de la guerra contra el “terrorismo internacional”, contraparte no identificada que enseguida se enfoca sobre Afganistán.

  3. La definición de las reglas del juego: Estar del lado de Estados Unidos o estar con el terrorismo internacional; el que no está con el primero estará forzosamente del lado de los terroristas. La prohibición de la publicación y difusión de información y el establecimiento de mecanismos de control y censura centralizada a los medios nacionales e internacionales.

Ciertamente, el embajador Salameh pone el acento en algo singular: escasas horas después de que cayeran las Torres Gemelas, mientras el mundo enteró sufría aún una parálisis mental por la salvaje muerte de miles de inocentes, la Casa Blanca acusaba de manera apresurada a Osama Ben Laden, teniendo como base “pruebas de archivo”, suposiciones que posteriormente no han podido ser comprobadas en ningún caso. El asunto no es de poca monta, sobre todo si tenemos en cuenta el caso de Oklahoma (1996) cuando inicialmente se atribuyó el atentado a grupos fundamentalistas árabes, pero después resultó ser el autor un norteamericano. O el caso del World Trade Center (1993) del que aún no se sabe a ciencia cierta quiénes fueron los verdaderos autores. 35

Para Salameh, los atentados de Nueva York están conectados a un plan estratégico de gran alcance y de varias etapas. Semejante plan sobrepasa los límites intelectuales de un individuo o un simple grupo. Por lo tanto es normal pensar que “no son todos los que están ni están todos los que son”. La tesis de que se debe considerar la existencia, en el ámbito norteamericano, de un grupo de interés poderoso, hegemónico e influyente, detrás del plan, es una probabilidad. ¿Qué plan sería este? pregunté al embajador palestino. “El futuro nos lo dirá. Sin embargo existen tendencias que nos invitan a pensar en la consecución de una meta global que abarcaría el inicio de la modificación y transformación de un orden internacional actualmente problemático” respuesta a la que agregó: “Puede ser que los autores, ejecutores e intelectuales, pertenecieran al grupo de Al-Qaeda, pero detrás de este grupo existen manos oscuras conectadas a enormes grupos de interés”. Esta hipótesis de la existencia de un poderoso grupo de interés de origen norteamericano manejando los hilos de los atentados no es una frivolidad si consideramos los cambios que según Salameh se han producido en las relaciones internacionales tras el 11 de septiembre. Cambios que según él son la respuesta a la pregunta ¿quién se beneficia de lo ocurrido?:

  1. La hegemonía mundial ha quedado en manos de una sola potencia que pretende consolidar a cualquier costo un sistema unipolar bajo su control, ordenándolo conforme a sus intereses nacionales estratégicos e impedir la aparición de una nueva potencia competitiva en el campo internacional.

  2. Estados Unidos tenía una urgente necesidad de imponer su posición como respuesta a las siguientes críticas y cuestionamientos:

  1. La prepotencia, arrogancia e injerencia directa y pública en los asuntos internos de otros países.

  2. La falta de respeto y sensibilidad hacia los sentimientos nacionales de los pueblos.

  3. La pérdida de la racionalidad y la falta de buen juicio, en el trato con los asuntos internacionales, especialmente con los conflictos regionales.

  4. La política de humillación intencionada a los países y gobernantes del Tercer Mundo, por medio de la nueva práctica de emitir certificados de buena y mala conducta.

  5. Los conceptos de soberanía, igualdad de los estados y del interés nacional de los mismos han sido abolidos en la concepción norteamericana de las relaciones internacionales con el Tercer Mundo.

  6. La preponderancia de los intereses nacionales estratégicos norteamericanos sobre los intereses de otros miembros de la comunidad internacional.

  7. La intolerancia a la diferencia es cada vez más notable, siendo de notar de forma especial el incremento de la influencia y el poderío árabe e islámico, su expansión territorial y poblacional dentro de la sociedad norteamericana, lo que empieza a afectar al poderío de los grupos judío-sionistas de Estados Unidos.

  8. La imposición de valores paramétricos para la conducta de la comunidad internacional, buscando afanosamente la uniformidad y castigando con la marginación y el bloqueo a países disidentes.

  9. La obstaculización y paralización internacional del rol de la ONU por motivo de la posición de Estados Unidos de impedir su funcionamiento y resoluciones de acuerdo con mecanismos democráticos.

Espero que las notas que tomé en su presencia sean fieles a las palabras del embajador palestino. Siguiendo su razonamiento, el 11 de septiembre ha deparado a Estados Unidos un papel de víctima que le otorga la facultad de erigirse en líder mundial incuestionado por sus aliados. Pero este liderazgo apunta a una modificación, como asegura Salameh, de la propia naturaleza de la globalización. Sigamos por un momento la reflexión que tuve oportunidad de hacer en voz alta en el marco de nuestras conversaciones.

La caída de la URSS abrió en la década de los años noventa una esperanza para los defensores del paradigma de la inter-dependencia. Pasada la página de la historia en la que había prevalecido un mundo dividido en dos bloques, la idea de que era factible reconstruir el mundo sobre bases de cooperación y ayuda mutua, teniendo como centralidad la negociación, levantó expectativas en el mundo de la política e intelectual, así como en la opinión pública. Se multiplicaron los ensayos académicos y los discursos acerca de la conveniencia de dotar a las estructuras supraestatales e inter-gubernamentales, particularmente a las Naciones Unidas, de un espacio significativo en lo que vino a enunciarse como "gobierno mundial" . El mundo visto como sociedad internacional global con múltiples actores, donde la extensión de la democracia y las reformas económicas podían promover nuevos valores y normas a favor de la paz, de los Derechos Humanos y de una mayor justicia social en el ámbito internacional. La creación de un Tribunal Penal Internacional; las réplicas en otras regiones del mundo de la experiencia de cooperación europea (UE); las Investigaciones para la Paz; las reformas en el comercio, etc, formaban parte de la agenda de las relaciones internacionales.

Tras el 11 de septiembre algo importante se ha movido en la esfera de las relaciones internacionales. El paradigma de la inter-dependencia que implicaba marcos de relación formalmente igualitarios y la práctica del consenso, ha sido desplazado por el unilateralismo norteamericano. El procedimiento parece haber sido el siguiente:

-El restablecimiento del miedo a escala global, ha sustituido el temor a la guerra nuclear, por un enemigo difuso pero poderoso que está en todas partes, incluso en los territorios propios. El terrorismo internacional, con acceso a grandes tecnologías, al estar fuera de las relaciones internacionales –no es un gobierno o un Estado preciso- actúa fuera del sistema, lo que justifica medidas de excepción a escala también global.

-De lo anterior se deriva el despliegue de una nueva cultura de la guerra. La militarización de la sociedad mundial, las guerras punitivas, las medidas de seguridad que afectan a las libertades. Crece de nuevo el secretismo de la guerra fría y el poderío militar norteamericano como pilar central del nuevo orden mundial

Sobre estos principios se asienta la hegemonía norteamericana que conduce a la globalización a estar bajo un dominio unipolar con un fuerte discurso y despliegue militarista. El paradigma de la inter-dependencia queda desplazado por la visión clásica del realismo hobbesiano que percibe el mundo como un campo de batalla de todos contra todos, donde la cooperación es sustituida por la jerarquía y la seguridad se confía a la fuerza. Se trata de la visión tradicional de Estados Unidos desde su momento fundacional. Una visión que la enviste de liderazgo como guardián del mundo civilizado (Destino Manifiesto, Doctrina Monroe) y le lleva a comportarse unilateralmente, negándose a someterse al Derecho Internacional. Es la idea de que en la cima de la pirámide jerárquica sólo puede haber un motor, una fuerza conductora, inmediatamente debajo de la cual se alinean los países aliados de la OTAN, hasta encontrarnos en la base de la pirámide con un gran número de países parias, muchos de ellos díscolos y particularmente con la amenaza de países islámicos.

El unilateralismo pasa por el rechazo al Tribunal Penal Internacional –algo que espanta a los gobiernos europeos, pero que aceptan dócilmente- con el fin de dar impunidad a las tropas y agentes norteamericanos en el extranjero. El rechazo también a la Cumbre Climática y cualquier tratado internacional que ponga freno al unilateralismo norteamericano.

George Salameh, embajador de Palestina en Nicaragua desde 1991, dijo estar de acuerdo con mis alegaciones. Recuerdo que en ese momento le dije que me parecía casi increíble que algún grupo de interés de origen norteamericano estuviera detrás de semejante matanza cometida en su propio país y que manejar esa hipótesis me resultaba de alguna manera inmoral. Mi interlocutor me recordó como Henry Kissinger, para favorecer los intereses electorales de Nixon y su propia carrera política, detuvo las negociaciones de paz con los vietnamitas en París, prolongando innecesariamente la guerra cuatro años más. No menos de veintidós mil (22.000) soldados norteamericanos murieron durante esa prórroga, y cientos de miles de vietnamitas, sin que Kissinger y su grupo hayan mostrado nunca el menor arrepentimiento. Salameh me miró con los ojos bien abiertos –como habla él- e inquirió: "Quiénes arrojaron la bomba sobre Hirosima funcionan con otra moral". Pero la novedad del 11 de septiembre era que se trataba de compatriotas y de atacar un símbolo de la civilización estadounidense. Sin lugar a dudas, este significativo "detalle" es el que más dudas me crea. Pero también es verdad que el logro de determinados fines conlleva cometer hechos proporcionados terribles. Si el ataque hubiera sido contra una base militar en Turquía o contra población civil norteamericana en Panamá, el impacto hubiera sido infinitamente menor y mucho menor sería la legitimidad del presidente Bush para articular una cruzada internacional contra el terrorismo y bajo su dirección. De hecho el detective que se pregunta a quién beneficia el crimen investiga en primer lugar entre los allegados del muerto. Al parecer tampoco el detective tiene mucha confianza en la condición humana.

Para Salameh el 11 de septiembre puso en entredicho la seguridad nacional americana, pero también afectó al sistema militar estratégico internacional. Afirma que veremos muchas cosas que escapan a todo entendimiento. Utiliza el bombardeo inmisericorde de Israel sobre el campo de refugiados de Jenin que yo pude ver en mayo de 2002, como ejemplo de sucesos que nunca quisiéramos ver. El ataque a gran escala previsto contra Irak, nada tiene que ver con los Derechos Humanos y con la democracia, sino con la fijación estratégica norteamericana de cambiar el régimen para asegurarse el control sobre la región. El embajador palestino enumera como alta probabilidad que tras la campaña de Irak la lista continúe con Irán, debido a su potencial tecnológico y nuclear. Señala la hipótesis de un ataque combinado Israel-India-Estados Unidos contra Pakistán para secuestrar su arsenal nuclear y destruir sus reactores, en caso de un golpe militar contra el régimen actual.

Todas estas reflexiones me perturban en el sentido de que me "acusan" de un subjetivismo exacerbado. Pero uno encuentra a veces consuelo al comprobar que otros analistas más ecuánimes cargan las tintas en la misma dirección. Así, Diego Hidalgo, en EL PAIS del 10 de julio, escribía: "La postura imperialista ha acogido con entusiasmo los discursos del presidente Bush que, tras la reacción moderada inmediatamente después del 11 de septiembre, han crecido en belicosidad a lo largo de 2002; al Eje del Mal del estado de la Unión ha sucedido el reciente de Wets Point en el que Bush considera un error esperar a que las amenazas militares/terroristas se materialicen y considera legítimo el derecho a iniciar ataques y guerras preventivas. La doctrina de la necesidad de efectivos militares se puede resumir en un "4+2+1". El 4 representa el número de lugares en los que Estados Unidos debe ser capaz de ejercer su poder disuasivo. El 2 representa el número de guerras simultáneas (por ejemplo, Irak y Corea del Norte), y el 1 la capacidad de estados Unidos de forzar un cambio de régimen, lo cual presupone la necesidad de ocupar ese país por un ejército terrestre". Hidalgo, que es presidente de la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior, con su explicación del "4+2+1+" parece adentrarnos en una novela de ciencia-ficción, pero ocurre que este asunto fue discutido a finales de junio de 2002 en la Universidad de Harvard en el marco de una reunión de expertos norteamericanos en política exterior. La pregunta es entonces muy interesante: ¿Podría Estados Unidos ejercer su liderazgo actual, brutalmente unilateral y militarista, sin el 11 de septiembre?

La intervención sobre Afganistán, hoy ya casi olvidada, fue oficialmente ejecutada para combatir al régimen, a la red Al-Qaeda, y para cambiar los valores de una sociedad arcaica que humillaba a las mujeres. Resultados: se cambió el régimen, pero Al-Qaeda sigue viva y la mujer continúa siendo humillada bajo el burka. ¿No será más cierto que pasado el ciclo del apoyo a los talibanes en su lucha contra la ocupación soviética, aquellos constituían ya un estorbo a eliminar en la búsqueda de un nuevo tablero regional de relación de fuerzas en Euroasia que permitiera a Estados Unidos el control del petróleo, del uranio y otras materias primas? Son demasiadas las mentiras de los distintos gobiernos norteamericanos como para creer ahora en las palabras de un presidente matador impasible de tanta gente en Tejas, ajeno a ruegos e imploraciones. Lo que me subleva casi tanto como a Salameh, es que sean tantos los gobiernos alineados con Estados Unidos, pase lo que pase, sin la mínima consideración a la opinión de sus respectivos pueblos; algunos lo han hecho de manera voluntaria y por iniciativa propia, otros de manera negociada con cálculo de pérdidas y de ganancias, mientras que unos terceros por presiones y amenazas. En todo caso se ha creado la Alianza Internacional más grande de la historia contra el terrorismo, concepto este último que abarca todo aquello que los dueños de la doctrina deseen incluir. Una Alianza que funciona como un ejército a la voz de mando y que ha desplazado toda función significativa de Naciones Unidas. El mundo alineado en fila de a uno.

Los acontecimientos del 11 de septiembre, afirma George Salameh, han generado daños incalculables que alcanza a toda la sociedad internacional; han abierto heridas sociales donde no existían, dando lugar al renacimiento de divisiones étnicas y religiosas con posibles consecuencias conflictivas; han forzado la introducción de negativos cambios políticos y legislativos en muchos países; han implantado tribunales militares en Estados Unidos donde se han abierto auténticos campos de concentración para sospechosos árabes; han dado a Ariel Sharon y el fundamentalismo sionista que representa carta blanca para destruir el proceso de paz y realizar matanzas contra la población palestina.

Fundamentalismos, radicalismos, fanatismos varios, no era este el ambiente que los defensores de una globalización de y para la cooperación y la paz esperaban. Los amantes del realismo en política exterior están encantados con Bush: el mundo no ha dejado de ser la calle mayor de una película del Oeste.

Paisaje de Jerusalén II

Quien vaya a Jerusalén no debe perderse el deleite de tomarse un café o un buen té en la terraza del Restaurante Papa Andreasa cercano al Santo Sepulcro. Tendrá bajo su mirada los cuatro barrios, el musulmán, el cristiano, el armenio y el judío, con sus tejados peculiares por los que asoman las torres y cúpulas de decenas de recintos sagrados. Es entonces que hueles Jerusalén, su mística y sus misterios, su atmósfera de incienso. Una ciudad que tiene el poder de enajenarte a nada que tengas la predisposición de dejarte llevar por la historia y la leyenda. Esta Jerusalén que perturba dista mucho de ser la ciudad abierta que buena parte de la opinión pública mundial desea. Por las callejuelas estrechas que puedes divisar y adivinar desde lo alto patrullan incesantemente soldados y milicianos israelíes que son la vanguardia de un plan de judaización de la ciudad, apoyado significativamente por el movimiento cristiano neocatecumenal que tiene sus raíces en el Antiguo Testamento.

En la mañana del 7 de junio de 1967 cayeron las débiles defensas jordanas y el ejército israelí pasó a controlar toda la ciudad. Tan sólo cuatro días más tarde los sionistas iniciaron la destrucción del Barrio Magrebí sin que sus pobladores pudieran llevarse sus propios enseres. Me lo cuenta un palestino llamado Ahmed con su castellano chileno: "Demolieron edificios históricos como la escuela al-Afdaliyya. No dejaron piedra sobre piedra, expropiando todo el terreno". Pregunto por el actual barrio judío que incorpora al Muro de las Lamentaciones. "Lo han construido en el espacio que antes ocupaba el barrio musulmán que pertenecía a la familia al-Waqf. En 1968 llevaron a cabo la expulsión de los residentes del barrio, se llamaba Barrio del Honor, utilizando para ello la fuerza".36 Hoy día es un barrio ultraortodoxo y selecto de israelíes millonarios procedentes mayoritariamente de Nueva York, en un número superior a cuatro mil. Esta y otra medidas practicadas para judaizar la ciudad y cambiar el estatus de Jerusalén, han sido numerosas veces condenadas por resoluciones de Naciones Unidas. Así, la resolución 252 del 21 de mayo de 1968 declara ilegales el derribo de viviendas, la expropiación de tierras y propiedades y llama a Israel a no cambiar el estatus de Jerusalén. Desde entonces otras ocho resoluciones del Consejo de Seguridad han sido ignoradas por el gobierno israelí.

Las condenas a la política de judaización de Jerusalén han surgido también de instituciones religiosas que reivindican el carácter multireligioso de la ciudad. Pero hay que reconocer el poco éxito del Vaticano en sus protestas. La posición israelí no acepta siquiera negociar su presencia en la ciudad santa, pero, por otra parte, puede que la disposición de lucha vaticana sea mínima. Me lo dijo un fraile granadino en la Iglesia de las Naciones que se encuentra junto al huerto de Getsemaní: "En el Vaticano hay mucha influencia judía y poca actitud de defensa de nuestros santos lugares". Frente a la persistente judaización han reaccionado asimismo la Liga de los Estados Árabes y las más altas autoridades islámicas. Todo en vano. De hecho la lógica israelí rechaza la Convención de Ginebra que prohíbe toda destrucción del poder ocupante; su respuesta es lacónica: ocupamos lo que es nuestro. La conquista de toda Jerusalén –de Sión- era una obsesión de militares y religiosos. El Comandante de la Brigada Israelí que esperaba a primera hora del 7 de junio de 1967 la señal de ataque a la ciudad amurallada dijo a sus oficiales: "El Monte del Templo, la pared Oeste, la Ciudad Vieja. Por dos mil años nuestra gente ha rezado por este momento, vamos a ir adelante a la victoria".37 En la misma línea, el Rabino Supremo del ejército, Shlomo Goren, dijo después: "Nosotros hemos tomado la Ciudad de Dios. Estamos entrando en la era mesiánica del pueblo judío".

La ofensiva israelí se extiende fuera de la muralla de la ciudad vieja hacia Jerusalén Este. El objetivo es ocupar los actuales barrios palestinos mediante dos procedimientos: la prohibición administrativa de rehabilitar sus viviendas y la progresiva acción de los colonos que, con paciencia, van instalándose casa por casa. Así se puede ver en Silwan, un barrio palestino de historia combativa, algunas azoteas protegidas con alambradas y torretas para tiradores.38 En ellas ondea la bandera israelí. Sus habitantes son protegidos día y noche por una especie de milicianos y sólo salen a la calle fuertemente escoltados; la mayoría pertenecen a una organización fundamentalista judía denominada El Ad. De este modo se sigue militarizando el barrio y, metro a metro, se judaiza. Otra medida administrativa consiste en anular el derecho de residencia en Jerusalén a aquellas personas que se ausenten de sus domicilios durante siete años.

He comenzado a pintar este paisaje desde lo alto de la terraza del Restaurante Papa Andreas. Ciertamente es un sensación llena de placer la que produce semejante observatorio. Desde la que me encuentro al escribir estas notas veo perfectamente a pocos metros la cúpula del Santo Sepulcro. Recinto compartido y discutido por ortodoxos griegos, católicos y armenios, es también cobijo de coptos y monjes etíopes, estos últimos adosados como lapas al exterior del techo del templo. Allí viven en una especie de cuevas como si el tiempo fuera un invento absurdo ajeno a sus vidas. Pienso en que no hay visitantes occidentales, no hay excursiones de peregrinos que al menos discutan a los israelíes un espacio tan paradigmático para el mundo cristiano.

Hasta la azotea donde me encuentro llegan los efluvios de especias de todas clases y colores que suben desde el Zoco de los Especieros y desde las calles Tariq Jan el Zeit, Suq el Lahamín y Suq el Attarín trepan los olores de uvas, naranjas, aceitunas, membrillos, dátiles, almendras, plátanos y una gran variedad de frutos. Cerca, la Vía Dolorosa. En tiempos, por esta calle estrecha, empinada y escoltada a ambos lados por comercios palestinos que hacen de la misma un espacio acotado por donde a veces pasan rápido judíos dotados de guardaespaldas que exhiben sus armas, subían peregrinos con una cruz a cuestas y una corona de espinas sobre sus cabezas. Hoy, cruces y espinas son mostradas en las tiendas sin que haya quienes las quieran cargar. En cambio la Vía Dolorosa y el laberinto de calles adyacentes son un jardín de olores maravillosos que con sus mezclas forman el perfume de Palestina.

Musical Gaza

Camino por entre las calles de túmulos y no observo nada que pueda indicarme su presencia, siquiera una huella de su muerte, una leve señal que me indique ante que montón de tierra he de llorar mis lágrimas y gritar mi vehemencia. Miro hacia los cuatro horizontes y no veo otra cosa que el páramo de la tragedia que interpela su queja a los ingenieros del espanto. ¿Dónde pondré mis flores y las regaré con el agua del pozo de los amantes? Nada conocí más dulce que su risa, nada más intenso que los anhelos que plantó en mí. Su silencio y mis pensamientos son ondas de una memoria sellada que guarda nuestro ayer. Ya no beberé más el agua de la vida que ellos mataron. Seré errante aún dentro de mi casa y seguramente ignoraré la fragancia de los naranjos y limoneros cuando florezcan. Nada me dirán los nenúfares. Mi olfato estará ocupado en captar su olor. Y mis ojos no verán otra cosa que la soledad que me dejaron. Soportaré en mi cerebro los silbidos de la destrucción que me acompañarán hasta la muerte. Podrán reconstruir la ciudad y repartir su limosna puerta por puerta. Podrán amasar nuevos discursos e inventar palabras que hablen de una ciudad más próspera. Podrán regresar los pájaros que huyeron cuando el cielo se cubrió de bombas. Podrán incluso revivir los árboles derribados. Pero jamás mis nervios y mi aliento tendrán un segundo para el olvido. Sobreviviré guardando la venganza que ya grabé en las regiones de mi alma, y aunque no pueda contener mis suspiros seguiré recorriendo las tumbas en busca de su rastro, y mientras lo haga seré la acusación inocultable del horror que trajeron. Y cuando le halle me tenderé y uniré mis manos a las suyas y las extenderemos al tiempo sin horas suspendido en la memoria.

Me despiertan los rayos de sol amanecido que se cuelan por las rendijas de las paredes de lo queda de mi casa. Cada mañana me muerde el dolor de su ausencia. Busco el calor de su cuerpo y no lo encuentro. Y entonces quisiera no levantarme más, sumirme en un sopor hasta enlazar con la eternidad. Con frecuencia corro a adelantar las manecillas del reloj para acortar el día. Las sirenas anuncian el fin del toque de queda. Es la civilización que nos pisa los talones. Mis nietos duermen mientras la ciudad comienza un día más a despedazarse. Sé que su sueño oculta un orgullo detrás de la docilidad del momento. Los que sobreviven no tendrán otro futuro que el rencor. En este tiempo, por las tardes las tumbas están cubiertas por una fina lluvia de polvo. Alguna vez crecerán briznas sobre la pólvora y las primeras flores serán la venganza de la vida. Por unos instantes he creído ver sus zapatos junto a los restos de una bomba con inscripciones en hebreo. Creo que, lentamente, una porción de locura se apodera de mí. Mi cerebro no puede aceptar la evidencia. Mis sentidos recuerdan a cada instante sus largos y delgados dedos acariciando a los niños. Veo a hombres y mujeres deambular por estas avenidas de la tragedia, llenando el viento del camposanto de un odio irreparable. Murmuran nombres y emiten gemidos terribles entre lágrimas rodantes. La guerra nos dejó una desesperanza incurable. Regreso. La sangre, como argamasa, sostiene las paredes de la ciudad. Los que pueden recordar abren las puertas de las casas, llorando. En algunas paredes manos anónimas han escrito su compasión por los milicianos muertos. ¿Y los que murieron rumiando su mala suerte y su odio bajo las piedras grises de sus casas impactadas por los misiles? Sólo restos y fango. Tras los jirones de los edificios juegan los niños envueltos en la pátina del miedo. En la noche la radio de la ciudad informa que en Europa hay preocupación por el futuro de Palestina. Otra vez la civilización nos pisa los talones.

Bajo las escalinatas de una mezquita semidestruida con las manos apretadas. Pienso en Ariel Sharon y en el señor Bush. Nos escupís a cada segundo como si no tuvierais bastante. Estáis hechos del mismo barbecho que se apodera de la ciudad. En cada muro derruido, en cada agujero, en cada señal del genocidio, se revela la complicidad de los que decidieron eliminar para siempre la palabra tolerancia, la palabra Palestina.

¡Si al menos hubieran dejado una indicación en cada metro de la fosa común! Se me han roto los ojos de tanto mirar. Quizás eran sus palabras torpes, o su valentía, o su explosiva ternura, o su furiosa determinación de vivir, o su manera ingenua de acariciar, quizás era todo eso y ahora me queda un insoportable vacío. Sobre un túmulo de tierra rojiza un muchacho reza con los puños cerrados a un cadáver anónimo; necesita un lugar donde manifestar su tristeza. Más allá un viejito camina jadeante con sus líquidos hirviendo. En la tierra reposa la civilización carcomida por las hormigas. El progreso ha muerto con ojos de almendra en esta ciudad, sorprendido. Ante una tumba me arrodillo y escarbo sin saber para qué. Busco sus huesos y no los encuentro, sólo mis dedos tintados por la tierra húmeda y roja. Pasará el tiempo inexorable y la sangre permanecerá grabada en la greda y la piedra y todas las manos estarán manchadas, incluso las de los inocentes.

En la llanura de túmulos hay abundantes rastros de visitantes que diariamente gatean en busca de un hilo de ropa, de un pelo, de un aliento familiar. Hoy he venido con mis dos nietos a errar por este océano congestionado de cadáveres. El más pequeño pregunta: ¿Dónde está el abuelo? Le miro, luego miro sin mirar en dirección al horizonte y le digo: Está en nuestros corazones. ¿Quién le mato? inquiere la mayor. La codicia del usurpador y el egoísmo de quienes enviaron sus aviones para asesinarnos a nombre de la paz que gobiernan, respondo. No me entienden y vuelven sus ojos hacia mis ojos. Escucho una música lúgubre que viene de alguna parte del cementerio en honor de los que yacen por nada bajo la tierra. Con labios trémulos hablo a mis nietos y los tres rezamos. Pido a Alá misericordioso que mueran todo los generales de la Tierra.

Por las noches tengo delirios y me veo blandiendo una larga espada, errante por Jerusalén. Mis nietos juegan sin entusiasmo en el umbral de la casa esperando a su madre, ajenos a la locura que me atrapa. Un día encaminaré mis pasos hacia la casa de Ariel Sharon en la ciudad santa. Gritaré un grito gutural y alargaré el brazo que sostiene la espada. No pienso en lo que pueda ocurrirme después.

Ese mar azul de Gaza

Mi compañera Mariví sólo tenía ojos para ver a las mujeres y niños palestinos jugar en el mar de Gaza. Era un mediodía de calor aliviado por la brisa mediterránea. Las mujeres cubiertas con vestidos largos, negros, y tocadas con pañuelos blancos no dejaban de reír y dar grititos saltando por encima de las suaves ondulaciones de una sábana azul. Muy cerca niñas y niños, como en cualquier lugar del mundo, jugaban corriendo sobre las últimas olas. Nadie hubiera dicho que nos encontrábamos en uno de los escenarios más conflictivos del mundo, donde la violencia es casi pan de cada día. En este mar, durante años, la población palestina ha tenido prohibido bañarse y ahora puede hacerlo siempre que no se aleje de la orilla. Sin embargo, Gaza, su historia, está ligada profundamente al mar. El mar es parte de su cultura, de su modo de vivir.

Durante la administración egipcia, entre 1948 y 1967, se levantaron a lo largo de las playas de Gaza numerosos hoteles y restaurantes. Hoy están vacíos. Algunos mantienen sus servicios y reciben a los pocos clientes como si fueran lo más preciado del mundo. De esta manera ejercen una singular resistencia y cuidan de la dignidad de paredes decoradas, mobiliarios tallados, lámparas colgantes magníficas, suelos de azulejos brillantes y altos techos artesonados de estilo palaciego. "Gaza volverá a su esplendor" es una frase que repite con serenidad y voz suave nuestro amigo Fayez Saqa, seguro de que antes o después Palestina será libre. Ese día las playas de Gaza se llenarán de gentes de todas partes, pues en verdad su paisaje marítimo es magnífico.

Antes de que eso ocurra, esta pequeña franja, de unos cincuenta kilómetros de largo por menos de diez de ancho, superpoblada, tendrá que sufrir aún más. En ella viven cerca de un millón y medio de palestinos y seis mil colonos judíos escoltados por doce mil soldados que ocupan el 40% del territorio. Rodeada de muros y alambradas electrificadas, su población palestina no puede salir ni a Cisjordania ni a ninguna parte. Bajo el asedio permanente el desempleo alcanza a más del 60%. Cada día, cientos de trabajadores circulan por túneles que llevan a fábricas israelíes situadas en la frontera norte; en los túneles son cacheados a conciencia. No tienen derechos laborales ni sindicales en estas maquilas39, pero se sienten afortunados.

Fue en el 9 de diciembre de 1987. Volvían al campo de refugiados de Jabalya cuando cuatro trabajadores palestinos fueron atropellados y muertos por un camión israelí. Miles de personas iniciaron una marcha de protesta sobre una base militar judía. Del lado del ejército surgieron disparos que mataron a otros cuatro palestinos. Uno de ellos, Hatem al-Sisi, es considerado el primer mártir de la Intifada. En cuestión de horas toda Gaza se alzó contra las tropas ocupantes: piedras y cócteles molotov eran las armas de los jóvenes que por toda la franja prendieron fuego a neumáticos para frenar el avance de los vehículos militares israelíes. El levantamiento pronto se extendió a Cisjordania. Duró nada menos que cinco años.

180.000 refugiados. Surgieron los campamentos donde se organizaron guerrillas para realizar incursiones en territorio israelí. El cierre decretado por Egipto al paso de los barcos israelíes por el Canal de Suez y los ataques de la guerrilla palestina desde Gaza fueron la excusa para la participación de Israel en la Guerra del Canal de 1956. Israel expulsó al ejército egipcio y ocupó la Franja durante aproximadamente cinco meses antes que la administración Eisenhower presionara para que la abandonara. Israel ocupó la franja de nuevo durante la Guerra de los Seis Días de junio de 1967. Enseguida la OLP convirtió Gaza en una base con un sinfín de búnkeres y refugios subterráneos, desde donde libraba una guerra de guerrillas. El gobierno Israelí envió al general Ariel Sharon para aplastar la sublevación. Éste hizo abrir espacios entre los campamentos densamente poblados para que los jeeps del ejército pudieran patrullar con seguridad por las calzadas. Los refugiados, cuyas casas habían sido destruidas por Sharon, fueron trasladados a la fuerza a barracones abandonados por efectivos de la ONU cercanos a la frontera con Egipto. Básicamente el plan de Sharon consistía en deshacerse de todos los campos de refugiados palestinos.

Nada más iniciarse la segunda Intifada, en septiembre de 2000, Gaza volvió a ser el centro del sufrimiento. En nuestras retinas están grabadas las imágenes que Al Yazira difundió por el mundo: el niño de 12 años Mohammed El-Dura era asesinado por disparos de los soldados judíos mientras su padre trataba de protegerle con su cuerpo y suplicaba indefenso el fin del tiroteo. Como este niño hecho mártir, decenas de niños han muerto por certeros disparos en la cabeza en toda Palestina. Los soldados utilizan balas dum-dum que explotan cuando ya han impactado y balas de plomo recubiertas de caucho para repeler manifestaciones. Es la heroicidad de estos soldados israelíes que con frecuencia disparan a jóvenes por el mero placer de abatirlos batiendo un record de distancia.

Israel ha hecho tanto daño en Gaza que no es extraño que las opciones más radicales sean las que tienen mayor seguimiento. El jeque Ahmed Yasin tiene más autoridad moral que la propia Autoridad Nacional Palestina. Hamás y la Yihad Islámica40 cuentan con miles de simpatizantes y miles de armas. Han sabido aprovechar los estragos sionistas para la consolidación de su propio discurso y dotar de base social real a sus prácticas militares. Pero, además, han tejido una red de asistencia social eficaz, haciendo las veces de un Estado capaz de dar seguridad alimentaria, educación y asistencia sanitaria. Mientras buena parte de la sociedad de Gaza desconfía del gobierno de Arafat los militantes islámicos ganan el corazón de los desesperados; ellos garantizan el cuidado de las familias de los activistas muertos en misión e incluso de las familias objeto de los ataques indiscriminados del ejército israelí. La posición de Hamás y de la Yihad Islámica quedó reforzada cuando sus estructuras y militantes fueron golpeados duramente por la policía palestina al mando de Mohamed Dahlan, a mediados de los años noventa, tras el acuerdo de Oslo. Sectores moderados de Gaza se pusieron del lado de los islámicos, a pesar de no simpatizar con ellos; simplemente no podían aceptar que su propia seguridad policial reprimiera a compatriotas. Para mucha gente moderada el problema es la ocupación. No son complacientes con la violencia radicalizada de los movimientos islámicos, pero admite que se trata de una consecuencia: "Si no tenemos todas las libertades, si no se acaba con la ocupación, ¿de qué sirve pintar Gaza de blanco pacifista?" dicen desde el Centro Palestino por los Derechos Humanos, creado en 1995.

En esta Gaza llena de tensión, el mar azul creo que representa la esperanza. Es el lado opuesto a la tragedia.

Estampa de Nablus

Situada a sesenta y cinco kilómetros al norte de Jerusalén, Nablus o Naplusa es mencionada 71 veces en la Biblia.41 Es la ciudad más grande Cisjordania con unos 150.000 habitantes y un entorno que reúne a un total de 300.000 ciudadanos. Es un centro urbano que combina lo moderno y lo tradicional. En pocos metros conviven la Bolsa de Comercio de Palestina que cuenta con una de las tecnologías más avanzadas del mundo y el pozo de Jacob, lugar donde la historia cristiana dice que Jesús se encontró con una mujer samaritana que le ofreció agua. Nablus es además el centro industrial más importante de Cisjordania y es seguramente por ello que tiene el honor de verse atacada con frecuencia por las fuerzas ocupantes.

Cuando visitamos Nablus aún se lamía las heridas de una cobarde invasión de helicópteros artillados que destruyó numerosos edificios de valor histórico y mató a un número de personas que no pude determinar. Sobre unos escombros unos amigos palestinos me relataron que allí mismo había sido asesinada una familia entera. La abuela recibió un impacto en la cabeza cuando quiso recoger al niño menor de la azotea. Todos los demás murieron bajo los cascotes de la casa al derrumbarse. Escuchas algo así en el mismo lugar de los hechos y no te acostumbras. Crees ver por un momento a la familia moviéndose por el lugar, cuyos retratos cuelgan ahora de los muros disminuidos que logran mantenerse en pie. Lo he visto muchas veces en otros pueblos y ciudades: los retratos de las mujeres y hombres de cualquier edad, muertos por los israelíes en diferentes circunstancias son mostrados públicamente con un orgullo incomparable. De este modo se les mantiene vivos, como militantes activos de una resistencia que se desarrolla con armas desiguales. Con frecuencia, la categoría de los marcos de los retratos revelan la dignidad y el valor que se otorga a los fallecidos.

Recorriendo las calles de Nablus observé una gran cantidad de póster en los que los actores son jóvenes, a veces niños, vestidos de milicianos y armados. Sólo Gaza bate el record en cuanto al número de póster de este tipo. La profusión de estos carteles se debe a una costumbre: en momentos emblemáticos de sus vidas los jóvenes se "disfrazan" así para mostrar su compromiso con la resistencia al ocupante. Muchos de ellos no tomarán jamás un arma, pero en el póster dejan constancia de que de uno u otro modo forman parte de una voluntad general. Sin duda esas imágenes militares nos representan valores muy atractivos para un mundo mejor, pero sólo en un país ocupado, siendo parte de un pueblo ocupado, se puede dar por bueno semejante testimonio. Si yo fuera palestino tal vez tuviese un foto igual. Nunca se sabe.

En Nablus pude ver centros clínicos golpeados por los obuses. Las médicas y los médicos trabajan en condiciones penosas. Carecen de insumos elementales para curar heridas e intervenir en el quirófano; utilizan instrumental malamente esterilizado. Hacen lo que pueden y lo hacen bien. Mayor problema tienen las personas heridas o enfermas que no pueden llegar hasta los centros clínicos por culpa del rigor de los militares israelíes. Un riesgo que es realmente una forma de castigo, odiosa. No dejan pasar las ambulancias en las mismas puertas de la ciudad, impasibles a los ruegos de los conductores de los pacientes y sus familiares. Sí para los sionistas los palestinos no existen, debe ser que la muerte de mujeres y hombres es tan sólo la muerte de nadie. Mientras esto ocurre los soldados muchas veces ríen su propia venganza y son oídos sordos a las críticas de los internacionalistas de las ONG que con frecuencia se enfrentan a ellos dialécticamente en los puestos de control.

En Nablus se fabrica el mejor jabón de aceite de oliva. Veo sus factorías bombardeadas, seriamente dañadas. La ciudad cuenta con los mejores centros de joyería en oro; algunos han sido asaltados por lo soldados israelíes, mucho de ellos rusos que llegaron a Israel con una mano delante y otra detrás, un tercio sin ser siquiera judíos pero tratados como a tales por una administración que necesita seguir importando aunque sea judíos de pacotilla. Estos rusos actúan de acuerdo con la idea de meritocracia: cuanto más bestia más patriota.

Enclavada entre los montes Gerzim y Ebal, Nablus o Naplusa fue fundada por el emperador romano Tito en honor a su padre Flavio. Como fue Tito (70 año d.C) el que destruyó el Segundo Templo de Herodes, tal vez los israelíes la tengan tomada con Nablus, en su particular ojo por ojo.

Ventana sobre Nazaret

No había imaginado cómo es Nazaret. Cuando la vi por primera vez sobre el hueco de una meseta de unos 1200 metros de altura sobre el nivel del Mediterráneo que se levanta en Galilea, me sorprendió vivamente. En árabe moderno se llama en-Nasra, pero es notable su variedad dialectal, Nazara, Nazarat, Nazareth, Nazaret. Desde algunos de sus miradores puedes contemplar la llanura de Galilea, su verde vegetación, su geografía compuesta de lugares sagrados para las tres religiones monoteístas.

Como junto a las murallas de Jerusalén en Nazaret la discusión continua. La Basílica de la Anunciación regida por franciscanos, sencillamente maravillosa por su avanzada disposición interior y uso de materiales, obra de un italiano cuyo nombre no recuerdo, guarda la gruta donde el Arcángel Gabriel anunció a María la encarnación del Verbo. Ocurre que a sólo cien metros de la singular Basílica fue encontrada la tumba de Makam Shihab e-Din, líder musulmán y sobrino de Saladino. A partir de ese momento activistas musulmanes exigieron y exigen que en ese lugar se levante una mezquita, a lo que se opone la Custodia de Tierra Santa, un organismo cristiano, por entender que es una provocación. Para hacer más complejo el asunto, parece probado que hasta Constantino Nazaret era un pueblo judío. De manera que por cualquier lado surge una fila de tumbas judías, una edificación o lugar de culto. Otra vez un pequeño territorio en disputa.

Musulmanes, judíos y cristianos, ¿es posible que no puedan convivir? ¿De dónde viene ese sectarismo que afirma con carácter exclusivo la propia verdad negando la verdad del otro? Es como si se tratara de una gratuita carrera hacia la salvación. ¿O tal vez se trate de una disputa por obtener un mayor poder terrenal? Nazaret ha sido a lo largo de su historia gobernada por romanos, árabes, griegos, y ahora por judíos.42 Demasiadas tensiones concentradas en lo que era una aldea agrícola habitada por unas decenas de familias, tan pequeña que ni siquiera es citada entre las 63 ciudades de la Galilea nombradas en el Talmud. Ahora cuenta con un 30% de cristianos –repartidos entre católicos y ortodoxos griegos- y una mayoría musulmana.

Nazaret forma parte de Israel. Según el reparto de Naciones Unidas de 1947 debería ser parte de Palestina. Pero la primera guerra del 48 permitió a Israel anexionarse Nazaret para su proyecto sionista. Su posición geográfica, en el centro de un triángulo formado al sur por Jenin (Cisjordania), al este por el Lago Tiberiades -a la entrada de los altos del Golán-, y al oeste por Haifa y el Mediterráneo, hace de la ciudad un fortín estratégico desde el que se domina toda la llanura y colinas de Galilea. Botín apetitoso, los israelíes aprovecharon la primera oportunidad para hacerse con la ciudad. Una ciudad que hoy vota mayoritariamente a los partidos árabes del estado de Israel que hacen vida política en condiciones de merma de derechos con respecto a los partidos judíos.

Los kibutzim: el declive de un mito

Existe la sensación de que el fin de la vida colectiva está próximo”, afirma Mario Yahni, un veterano del kibutz Maabarot, creado en 1936 y uno de los pioneros de los 269 que existen en Israel.43 “Hemos entrado en una dinámica de fragmentación, algunos kibutz están introduciendo salarios y precios y la privatización se despliega en todas las direcciones de nuestras vidas”, agrega este argentino de izquierda que tuvo que huir con toda su familia de la represión impuesta por la Junta Militar. Mario Yahni, como otros muchos componentes de los kibutzim44, iniciaron hace ya muchos años una experiencia que consideraban próxima al socialismo. En realidad, el socialismo predominante en el movimiento estuvo influido desde el principio por el sionismo, dando lugar a una ideología que la familia Yahni denomina críticamente socialismo constructivo por su negación de la lucha de clases y su carácter nacional orgánico. Un socialismo mayoritario que dejó en minoría y terminó neutralizando a gentes provenientes de la izquierda crítica al socialismo real y próxima a una marxismo revolucionario.

El kibutz de Maabarot, al norte de Tel Aviv, tiene un aspecto ordenado y limpio. Es un espacio vallado en el que viven unas mil personas de las que 410 son miembros de pleno derecho. Como la inmensa mayoría fue en su momento una comunidad agrícola sin propiedad privada, esto es basada en la propiedad común de los bienes. Hoy día es un kibutz industrial que produce leche en polvo para bebes, con una cuota del 40% del mercado nacional, alimentos para animales domésticos y medicinas. En las fábricas, situadas a un par de kilómetros, se emplea a trabajadores externos al kibutz en régimen salarial. De modo que los miembros de Maabarot se han convertido en empleadores y por tanto en capitalistas en la medida en que son los propietarios de los medios de producción. Le pregunto a Mario Yahni por esta metamorfosis del kibutz. “Al compás del neoliberalismo las cosas están cambiando. Los miembros del kibutz no tenemos un salario sino que gozamos de una asignación presupuestaria por igual, sea cual sea tu trabajo, operario de una máquina de envase o ingeniero. Pero este sentido igualitario no se practica hacia fuera ya que se contrata mano de obra y cuadros técnicos a precio de mercado como en cualquier fábrica; además dentro del kibutz ya existe un movimiento a favor de establecer una escala salarial entre sus miembros en función del trabajo que desempeña cada cual. Es cierto que la salud, la educación , la guardería infantil y otros servicios corren a cargo de la comunidad. Antes el comedor colectivo era gratuito y hoy se paga el servicio” Mario Yahni, hospitalario y deseoso de informar sigue hablando, ahora con un cierto deje de tristeza: “La privatización amenaza a todas las esferas del kibutz. Hay quienes desean comprar la vivienda para hacerse propietarios y poder disponer de ella; los medios de producción es muy probable que terminen en manos privadas. Estamos viviendo un movimiento en sentido contrario a lo que fue la filosofía fundacional de los kibutzim. No sé por cuanto tiempo lograremos mantener ciertos valores colectivos. Ahora ustedes están viendo que los cuarenta vehículos de que disponemos son de la comunidad; cualquier miembro puede tomar uno para horas o por día, simplemente mirando los que están libres mediante un ordenador que se encuentra en el comedor. Pero ya hay interés en obtener vehículos propios. Les diré algo: antes la vida democrática era más rica, las decisiones se tomaban por medio de la democracia directa tras debates que en ocasiones se prolongaban hasta altas horas de la noche; hoy día funciona un sistema representativo que permite a la gente delegar responsabilidades y en cierto modo desentenderse de la toma de decisiones”.

Maabarot está ubicado en el centro geográfico del movimiento sionista. En la zona hay 48 kibutz que llevan el mismo camino de la privatización. A esta región llegaron los “padres fundadores” del movimiento a finales del siglo XIX y principios del XX, principalmente desde Rusia. Sus ideas eran de inspiración socialista y estaban imbuidos del espíritu de la época. Creían también en un sionismo basado en el retorno a la Tierra de Israel y el cultivo de los campos. Consideraban que de este modo lograrían una identidad nacional judía. En los años 30 se instaló en la zona un movimiento kibutziano religioso que a diferencia de sus predecesores laicos veía como ideal la concreción de una vida normativa judía. La existencia de una red de kibutz facilitó el reconocimiento internacional de las fronteras de 1948, pues los judíos pudieron demostrar la existencia de población judía trabajando en asentamientos de frontera. Sin embargo fue tras la proclamación del Estado de Israel que el movimiento kibutzim alcanzó su esplendor: de 82 que existían en 1940 se pasó a 214 en 1950. Los kibutzim fueron creando una sociedad singular, siendo un instrumento muy eficaz en el proceso de colonización de tierras palestinas. Muchos de ellos se asentaron en zonas en disputa, otros directamente en Cisjordania, absorbiendo la entrada de inmigrantes dispuestos a defender su nueva tierra.

A partir de los 80 los kibutzim entraron en una crisis económica de la que pocos kibutz han podido salir.45 Las deudas que habían contraído con los bancos aumentaron a la par de una inflación que en 1984 era del 450%. Los kibutzim habían tomado grandes préstamos para el desarrollo industrial y cambios en su estructura interna. En 1985 cerca de cien kibutz estaban en la ruina. En tales circunstancias las federaciones kibutzianas, los bancos y el gobierno, llegaron a un acuerdo para la cancelación y reestructuración de las deudas, pero el precio fue elevado: algunos kibutz debieron vender tierras laborables, otros reducir costos operativos y en general buscar nuevas fuentes de ingresos. De todo ello derivó una tendencia en los kibutzim a adelgazar los servicios comunitarios y el progresivo abandono de concepciones ideológicas y principios colectivistas de funcionamiento. Este proceso de revisión de la mentalidad kibutzim fue acentuado por la crisis general de las ideas socialistas –incluso de tipo constructivista-, la extensión del individualismo propio de la cultura neoliberal y por la llegada de nuevas tecnologías como internet que llevaron a los kibutz a conectarse con el mundo. A todo ello hay que añadir un hecho relativamente nuevo: la llegada a algunos kibutz de jóvenes procedentes de la ex Unión Soviética. Esta nueva generación de colonos no quiere oír hablar de nada que les recuerde a los koljós. Si a este hecho agregamos que el 60% de los jóvenes educados con valores colectivistas, nacidos en el kibutz, lo abandonan antes de cumplir los 30 años, ya tenemos una clave que explica la metamorfosis. Mientras nuevas familias llegan, la continuidad de las que llegaron hace mucho tiempo es un desafío.

La fractura social que amenaza a los kibutz puede terminar erosionando algo que ellos han ayudado a construir en Israel: la cohesión nacional alrededor de la idea de una empresa, de una misión colonizadora. Numerosos estudiosos israelíes están de acuerdo en que el avance del neoliberalismo plantea nuevos problemas nacionales y concluyen que esa es una de las razones por las cuales las elites sionistas prefieren mantener el conflicto vivo. Tener enfrente a un enemigo que “nos quiere matar” silencia los problemas sociales y actúa como contrapeso a la fisión social. Esta política impulsada con eficacia desde el Estado ha logrado que el judío pobre vea como su enemigo al árabe pobre y no al judío rico.

Un breve repaso a los cambios que se están produciendo en el movimiento kibutzim da una fotografía reveladora:

-Antes su economía era totalmente agrícola. Ahora sólo un 15% de los miembros desempeñan tareas en la agricultura. La industria con asalariados contratados ha ganado mucho terreno. Un número de kibutz se han convertido en centros para el turismo. Crece el número de profesionales liberales que ejerce fuera del kibutz.

-Antes la asignación mensual era igualitaria en función del tamaño de la familia. Hoy se están estableciendo escalas diferenciales, aunque existe un cierto control sobre las principales fuentes de desigualdad: herencias, rentas de un apartamento en la ciudad, otros ingresos privados.

-Antes todo era de propiedad común, habiendo un control colectivo de los medios de producción. Las decisiones se tomaban en asambleas. Hoy existe la propiedad comunitaria, pero se ha reducido el control de los medios de producción por los miembros que gestionan gerentes y directores.

-Antes, como parte de la ideología de educación comunitaria los niños y niñas vivían en residencias infantiles. Los padres estaban con sus hijos sólo después de las horas de trabajo. Hoy los hijos viven con los padres.

-Antes, la vida social y cultural tomaba la forma de compartir todo y ser una gran familia. Una elevada participación organizaba actividades y fiestas. Hoy, con la llegada de la televisión por cable, los videos y las computadoras personales, la vida social se ha reducido mucho y el esparcimiento se ha vuelto doméstico.

No se trata tanto de enjuiciar si cada uno de los cambios habidos representa un avance o no en sí mismo. Lo significativo es el declive de una ideología y unas formas de vida que han sustentado la razón de ser del kibutzim durante décadas. Los cambios que se están produciendo afectan sobre todo a las miembros veteranos que como Mario Yahni perciben la caída de un ideal. Para las nuevas generaciones del kibutz los cambios apenas significan algo que les afecte en el campo de las ideas y de su vida espiritual. En realidad ellos son los actores principales de los cambios, en la misma medida en que el ambiente neoliberal influye sobre sus actitudes ante la vida y sus aspiraciones profesionales y sociales.

El futuro de los kibutzim es problemático. La agricultura no es rentable y no es atractiva para los jóvenes. Sus industrias han erosionado la vida comunitaria y en términos generales –Maabarot forma parte de las excepciones- no generan suficientes ingresos para mantener el kibutz. Se extiende la práctica del kibutz como ente empleador de contratados por el valor del salario mínimo legal. La lucha por la implantación de diferenciales en el salario parece ya imparable. Como consecuencia su tejido social se resiente y la vida en el kibutz es más individual. Sin embargo, los kibutzim siguen teniendo peso en la vida política. En los gobiernos laboristas siempre es nombrado ministro de Agricultura un miembro de un kibutz. No en vano numerosos personajes ilustres de Israel han vivido en ellos: la que fue primera ministra Golda Meir y el laborista Ehud Barak son dos ejemplos. El asesinado presidente de Israel, Isaac Rabin también fue educado en las ideas socialistas y sionistas del movimiento kibutzim.

Como la familia Yahni, toda ella comprometida en la lucha contra lo ocupación de los Territorios de Cisjordania y Gaza, hay en Israel cientos de miles de judíos de origen suramericano. En los últimos veinte años, alrededor de 700.000 judíos argentinos han dejado su país de origen para buscar un bienestar en Israel. Así por ejemplo, en el desierto del Negev, donde hay 66 kibutz, algunos están formados íntegramente por familias argentinas y latinoamericanas. En estos asentamientos se conservan las costumbres y los horarios de sus países. Se bebe vino habitualmente y la siesta es sagrada. En los últimos años, habida cuenta la grave crisis económica en la que vive Argentina, prosigue el esfuerzo de captación de nuevos emigrantes. Los kibutzim latinoamericanos son laicos. Mario Yahni me informa que en Maabarot no hay sinagoga, y en un alarde de orgullo un poco bromista matiza “aquí todos somos ateos”. Lo cierto es que a la federación de kibutz religiosos Hakibutz Hadatí están afiliados un 6% de los kibutzim. La federación nacional más grande es el Movimiento Kibutziano Unificado, a la que están afiliados el 60% de los kibutzim, siendo su carácter laico.

En Maabarot no tuve oportunidad de hablar con una variedad de sus miembros y pedirles opinión sobre cuestiones sensibles como los derechos palestinos. Tengo una buena razón para volver.

Una Hoja de Ruta muerta

En estos últimos meses estamos asistiendo a un diálogo en permanente crisis entre israelíes y palestinos en el marco de la llamada Hoja de Ruta46. La dimisión de Abu Mazen fue un hecho que se venía venir, habida cuenta su impopularidad entre el pueblo palestino y, sobre todo, su posición débil frente al gobierno israelí que no dejó de exigirle el cumplimiento de condiciones previas sin ceder contrapartidas significativas. Ciertamente no era posible que un primer ministro utilizado por Israel y Estados Unidos como un ariete contra Arafat pudiera tener éxito. Al menos, su sustituto, Ahmed Queria (Abú Alá) no está dispuesto a jugar a ese absurdo juego. Pero la cuestión que nos interesa en este libro, más allá de los hechos coyunturales, es responder a la pregunta ¿qué es en realidad esta propuesta llamada Hoja de Ruta?

El hecho de que Estados Unidos sea valedor de este plan es un factor decisivo para que las partes, especialmente el gobierno de Ariel Sharon, hayan aceptado esta compleja iniciativa, frente a la cual declaro inicialmente mi escepticismo por una razón esencial: el núcleo central de la Hoja de Ruta es la seguridad israelí, no la soberanía palestina, y los ritmos que propone se justifican en condiciones previas impuestas a una de las partes, no en una dinámica de paz que exija resultados tangibles rápidos.

Lo cierto es que, tras la ocupación de Irak, Estados Unidos tenía necesidad de presentar ante la comunidad internacional y particularmente ante el mundo árabe una iniciativa que mostrara su voluntad pacificadora en la región, abordando el problema histórico más relevante. La idea de neutralizar un conflicto que millones de mulsulmanes viven como una humillación y opresión propia y es fuente de inspiración de movimientos radicales islámicos, está también en el fondo de este gesto norteamericano que, en mi opinión, no supone variación alguna respecto de su alianza estratégica con Israel y de su propósito de imponer un estado palestino pequeño y vulnerable, resultado de una cantonización de Cisjordania y Gaza. Por otra parte, como bien afirma el estudioso de la región Xavi Martí, tras el 11 de septiembre, hay un interés en “normalizar” la relación de Israel con los países árabes y extender así los mecanismos de la globalización, situando a Israel como centro de la periferia árabe.

La Hoja de Ruta presenta deficiencias importantes. Como las negociaciones de Oslo, la Hoja de Ruta deja en suspenso las resoluciones de Naciones Unidas no obligando a su cumplimiento. Todo depende del acuerdo de las partes; una de ellas es la sexta potencia militar del mundo y tiene armas nucleares en abundancia; la otra parte sólo posee la fuerza de la razón. Además, su puesta en marcha ha estado en función de la neutralización política de Arafat, en un ejercicio unilateral –¿por qué no lo mismo con Sharon?- y sectario de Estados Unidos e Israel. Como colofón, la participación de la Unión Europea es puramente simbólica, limitada a los pequeños espacios diplomáticos que en cada momento le conceda Israel.

¿Qué pretenden Estados Unidos e Israel con la Hoja de Ruta? Me temo que están dibujando un diseño que otorgue a los palestinos un pequeño territorio fraccionado de menos un 20%, quedándose Israel con más del 80% del territorio de la Palestina histórica. La creación de un mini Estado frágil, con una estrecha viabilidad económica, surtidor de fuerza de trabajo barata para la industria israelí. Obviamente, un diseño de este tipo encontrará fuertes resistencias en la sociedad palestina, en sus organizaciones y previsiblemente en sus autoridades. Es verdad, sin embargo, que la Autoridad Nacional Palestina depende de fondos extranjeros para su funcionamiento y el pago de sus 122.000 empleados públicos, lo que representa un punto vulnerable ante presiones externas. En todo caso los palestinos hacen bien en negociar en el marco de la Hoja de Ruta. De este modo muestran al mundo que sus razones anhelan encontrar una vía pacífica y justa. Otra cosa son los contornos de un plan de paz contaminado por la prepotencia militar israelí y el consentimiento estadounidense.

Es muy difícil, por no decir imposible, que la iniciativa patrocinada por el presidente Bush permita alcanzar la paz. La clave estriba, como ya he indicado, en que ha sido concebida como un esquema antiterrorista y no como la restitución de los derechos del pueblo palestino sancionados por Naciones Unidas en 35 resoluciones. La propuesta, en lugar de descansar en las resolución 242 que obliga a Israel a regresar a las fronteras de 1967; en la 194 que resuelve el derecho de los refugiados palestinos a retornar a sus hogares y sus tierras o a recibir compensaciones por las pérdidas; en la 338 que exige a Israel el fin de la ocupación, incluso de Jerusalén Este; en la E-10/3 que declara ilegales todos los asentamientos de colonos en los territorios ocupados; en la 2851 que pide enérgicamente a Israel anular todas las anexiones, establecimiento de asentamientos, confiscaciones de tierras; en la 43/177 por la que el Consejo de Seguridad toma nota de la proclamación del Estado de Palestina, emanada del Consejo Nacional Palestino, lo que unido a la resolución 3236 que reconoce la libre determinación nacional del pueblo palestino, significa el reconocimiento de hecho de un Estado palestino; en lugar de partir de la legalidad internacional, la Hoja de Ruta la ignora y pretende la apertura de una negociación sobre la base de hechos consumados por el poder militar israelí. Esto supone de hecho concebir los territorios de Cisjordania y Gaza no como territorios ocupados sino como tierras en disputa.

Este punto de partida da lugar a una lógica perversa: Israel se irá retirando, unilateralmente, hasta donde crea conveniente por razones de seguridad y en la medida en que la resistencia del ocupado sea aniquilada por cuerpos de represión de la propia autoridad palestina. Se le pide a esta última que actúe con el poder de un Estado, en tanto se siguen destruyendo sus infraestructuras y recursos y se mantiene el confinamiento del presidente Arafat. Para lograrlo se inviste al dimitido Abu Mazen como primer ministro con la misión de rebajar el perfil de las exigencias palestinas, erosionando si es necesario la fractura social y política del pueblo palestino, sin más contrapartidas a corto plazo que el desmantelamiento de 15 asentamientos de colonos que no son otra cosa que auto-caravanas sin población. La lógica de la Hoja de Ruta identifica el terrorismo como la raíz del conflicto, no a la ocupación que es el verdadero problema. Por cierto que Abu Mazen puesto como ejemplo de una burguesía compradora, es un exitoso hombre de negocios, con una clara mentalidad conservadora muy receptiva a los mensajes norteamericanos.

En realidad, la Hoja de Ruta, aun cuando tiene la ventaja formal de reconocer un futuro estado palestino, algo que no hacía el acuerdo de Oslo, es una propuesta hecha a la medida de los intereses estratégicos de Israel: diseña un "hogar palestino" formalmente llamado Estado, pero sin la soberanía de un Estado-nación, ya que propone una entidad política desmilitarizada, sitiada geográficamente por un Muro de separación que los israelíes están construyendo velozmente para aislar Cisjordania, y dependiente en recursos como el agua de Israel. Un "hogar" seccionado en múltiples islotes rodeados de vías de comunicación exclusivamente israelíes y dominados desde las colinas por unos 170 asentamientos de colonos judíos armados hasta los dientes. Por si fuera poco, las catorce enmiendas propuestas por Sharon advierten de antemano que el gobierno de Israel no acepta el derecho al retorno de cuatro millones de palestinos que viven en los países vecinos y anhelan el retorno, ni acepta el desmantelamiento significativo de los asentamientos de colonos judíos en los territorios de Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este. Son dos asuntos que afectan decisivamente a su política de ocupación, a la que no va a renunciar, por cuanto es la vía de construcción del proyecto sionista: el Gran Israel. Pero las autoridades palestinas no pueden aceptar las pretensiones israelíes sin traicionar a su propio pueblo y a la idea de un Estado propio soberano y viable.

Esta Hoja de Ruta se encuentra muy distante de lo que pudo ser –y no fue- el acuerdo de Taba (Egipto) en enero de 2001. Israel proponía una retirada del 94% de Cisjordania y la ANP estaba dispuesta a abandonar un 3,1 por ciento de ese mismo territorio; hubo un acuerdo sobre Jerusalén según la población mayoritaria de cada distrito; el problema de los refugiados se abordaría con la absorción por Israel de unas docenas de millares cuyo regreso se escalonaría y otros miles se instalarían en tierras canjeadas que quedarían en manos palestinas.47 El acuerdo –parcial desde luego- estaba hecho pero Ehud Barak no tuvo la valentía de presentarlo al electorado. No es que fuera el acuerdo deseado por el pueblo palestino, particularmente en lo referente al tema de los refugiados, pero ocurre que la Hoja de Ruta no se acerca ni de lejos al diseño de Taba. La clave en la posición de Ariel Sharon ante la presión norteamericana que quiere hacer de la Hoja de Ruta el punto y final del conflicto consiste en negociar sin ceder un ápice en sus principios sionistas. La resultante de ello es una estrecha salida para el pueblo palestino, consistente en verse obligado a aceptar un mini-Estado vulnerable y sometido.

A la Hoja de Ruta le hace Sharon catorce enmiendas que de ser aceptadas dará como resultado un mapa con un 16-18 por ciento de la palestina histórica para los palestinos (la partición de Naciones Unidas de 1947 dio a los palestinos el 44%). Dentro de los territorios palestinos quedarían cerca de 200.000 colonos judíos en Cisjordania y Gaza y unos 190.000 en Jerusalén Este. Pero incluso así la mentalidad sionista seguirá operando sobre el terreno, manteniendo la lucha por Judea y Samaría. Y es que, para los sionistas, la guerra de 1948 no ha terminado y sólo lo hará cuando Eretz Israel, el Gran Israel, sea una realidad plena. Para esta estrategia que busca la sustitución de un pueblo por otro, Sharon sigue fagocitando los resultados del 11 de septiembre mediante la ecuación Bin Laden=Arafat=pueblo palestino; todos los terrorismos son el mismo terrorismo. Su jugada para aislar a Arafat ha sido maestra: liquidar al rais para negociar con los jefes proclives a luchar contra los sectores más combativos de su propio pueblo. Si embargo, Arafat sigue y seguirá siendo hasta su muerte el poder que mueve los hilos en la estructura de poder palestina. A pesar de Sharon.

El conflicto parece haber encontrado en la Hoja de Ruta un cierto espacio de diálogo y negociaciones muy parciales, sometido a las turbulencias de la violencia. Pero en lo esencial pienso que sigue en situación de bloqueo. Sólo una acción concertada desde el exterior podrá doblar el brazo del sionismo, comenzando por el despliegue de una fuerza de interposición bajo el mando de Naciones Unidas. En cuanto a una solución justa del conflicto la agenda está hecha: es la misma que Naciones Unidas ha elaborado desde 1967 hasta hoy. Por una sola resolución se ha invadido Irak. ¿Por qué Israel goza de tanta impunidad?

Una buena y sana Hoja de Ruta hubiera comenzado por medidas que son un clamor:

  • Una primera a favor del despliegue de una fuerza internacional de interposición, con el fin de poner fin a la violencia.

  • Una segunda en exigencia del fin de los asesinatos selectivos que ejecuta Israel, el fin de las operaciones represivas y de incursiones militares israelíes; el fin también de atentados palestinos.

  • El repliegue de las fuerzas militares israelíes a las fronteras de 1967, pues mal se puede negociar cuando una de las partes ocupa el territorio de la otra.

  • Es importante la participación activa en las negociaciones, en igualdad de condiciones que Estados Unidos, de otros padrinazgos como la Unión Europea, Rusia, Naciones Unidas.

  • Las resoluciones de Naciones Unidas no pueden ser obviadas pues marcan una ruta para la paz. Dejarlas a un lado significaría una conducta arbitraria en el tratamiento de los conflictos, más todavía cuando acabamos de asistir a la ocupación de Irak bajo el pretexto del incumplimiento de una resolución de la ONU.

En todo caso hay que ser lúcidos para evitar alimentar esquemas de desesperación. Hace falta que los dos pueblos visualicen un camino creíble. Los procesos demasiado largos facilitan la labor de aquellos agentes interesados en reventar la dinámica de paz. Creo que convienen acciones de tipo electroshock: decisiones valientes y rápidas. Es preciso que se den hechos irreversibles, rompiendo ese círculo vicioso mediante el que Israel impone los ritmos y la agenda, concede y arrebata, avanza y retrocede, retira su ejército un día y al siguiente reocupa, mostrando una prepotencia difícil de asimilar por la otra parte. Sólo si los palestinos tocan con sus manos resultados concretos podremos ver un proceso de paz que avanza. La crisis de la Hoja de Ruta en agosto de 2003 es una prueba de la extrema debilidad de cualquier proyecto que no se base en la restauración de la soberanía palestina.

El Muro del Apartheid

Delante de mí el Muro. Un monumento a la perversidad y al racismo. Un Muro para encerrar de por vida al pueblo palestino, inmovilizándolo bajo siete llaves. Lo miro con ojos de tristeza y de rabia en Qalqilia y poco más tarde en Jayyus. Ocho metros de altura, una alambrada de púas, una zanja insalvable de cuatro metros de ancha por dos de profundidad, provisto de un sistema de alarma electrónico, de una pista asfaltada para la circulación de los vehículos militares israelíes y de nuevo una alambrada de púas.

Mientras lo observo pienso en el muro que durante décadas fue calificado por Occidente como el de la vergüenza. Derribar el Muro de Berlín fue el empeño de gobiernos que se consideraban a sí mismos como baluartes de la libertad. Del lado occidental el progreso y la democracia, del lado oriental un mundo oscuro y la opresión. Este fue el modo como se enfocó el asunto hasta la caída de los regímenes comunistas. Lo sucedido después en los países del Este no ha dejado en muy buen lugar al capitalismo. El Muro de Berlín fue un envite, un símbolo, la frontera entre dos mundos. Sin embargo, desde 1989 hasta hoy, el llamado mundo libre no ha dejado de levantar nuevos muros que sumar a otros todavía vigentes. En el laberinto balcánico hay muros. Y en Chipre. En el Sahara el muro marroquí. El gobierno español construye muros en Ceuta y Melilla. Además hay muros compuestos de otros materiales que responden a las palabras ley, política, economía, seguridad, xenofobia, riqueza y pobreza, racismo... Nuestro mundo está lleno de muros. El que tengo delante de mí, en Qalqilia, es un Muro cárcel, ladrón, que pertenece a la tradición totalitaria. Como el que rodea Gaza.

El Muro fue anunciado por Ariel Sharon en abril de 2002 como procedimiento para aislar y enjaular a los palestinos. Su construcción se inició poco después y comprende la Cisjordania occidental, 360 kilómetros que discurren serpenteando y rodeando aldeas, pueblos y ciudades. Pero el gobierno de Israel no descarta su continuidad en el valle del Jordán, completando el cerco. Las obras costarán al menos dos billones de dólares. El Muro no respeta la Línea Verde (la frontera del 4 de junio de 1967) que separa teóricamente a Israel de los territorios ocupados, sino que se adentra en Cisjordania, dejando del lado israelí tierras productivas, manantiales, olivares y bosques, en un acto de latrocinio. En Qalqilia y la vecina Tulkarem, 28 pozos de agua han quedado al otro lado del Muro. El distrito de Qalqilia se asienta en una base acuífera que genera más de trescientos millones de metros cúbicos; el Muro roba para Israel algo más de un 30% de esta producción.

Actualmente ya están construidos 160 kilómetros en la zona norte de Cisjordania, para lo que han trabajado a destajo 500 excavadoras simultáneamente. El gobierno de Israel tomo la decisión, pero han sido el ejército y los colonos quienes han determinado en la práctica el curso del trazado. De momento son ya 30.000 campesinos los que han perdido sus medios de subsistencia, dado que sus campos se encuentran al otro lado del Muro. El gobierno tiene previsto un mecanismo de permisos a palestinos para trabajar sus tierras, siempre que colaboren con el ocupante. ¿Se puede imaginar mayor perversidad? Los ingenieros de este espanto lo tienen previsto todo: según la ley israelí, si estas tierras dejan de ser trabajadas durante tres años pasarán a propiedad del Estado de Israel.

El Muro del apartheid es también el instrumento físico pensado para sancionar un sistema de cercos y enclaves que impide la continuidad territorial de Cisjordania y fortalece la posición de los asentamientos de colonos. El Muro se adentrará en algunos puntos de Cisjordania hasta treinta kilómetros, con el fin de cumplir ese objetivo. En la región de Jerusalén un sistema de muros anexionarán una parte de Belén y cerrarán círculos sobre suburbios palestinos y barrios árabes del gran Jerusalén. El enclave de Qalqilia ha dejado encerrados a 40.000 personas que han de pasar por una puerta militarizada para acceder al resto de Cisjordania. Es decir, para ir de territorio palestino a territorio palestino es el ejército ocupante quien da o niega permisos. Cuando se complete el cerco de Tulkarem otros 74.000 palestinos quedarán inmovilizados. Mientras en la zona norte el Muro completa su misión, los arquitectos sionistas dibujan en sus planos futuro proyectos: los cercos de Hebrón y Jericó.

En Yayyus, el muro toma la forma de una alta alambrada electrificada. Del lado palestino una pista de arena revela las pisadas de quienes osen acercarse. Del otro lado hay una pista asfaltada exclusiva para los vehículos militares israelíes. En la alcaldía nos muestran mapas y nos dan indicadores. De 540 familias que viven en el pueblo 300 dependen de las tierras que han quedado en la otra parte de la alambrada. De éstas, 180 familias han quedado sin ningún recurso para sobrevivir. Sesenta pozos de agua de Jayyus han sido confiscados y para más humillación los soldados israelíes se dedican a tirotear los tanques de agua particulares de este pueblo asentado en un alto: falta el agua, para beber y para la tierra. Muchos jóvenes de Yayyus no pueden acudir a la universidad. Quien logra producir en sus huertas no puede caminar al mercado del pueblo vecino. Como Jayyus hay otras 55 poblaciones afectadas de igual manera en la región.

La perversidad del Muro logra su máxima expresión al dejar atrapados, de momento, a 200.000 palestinos entre la Línea Verde y la imponente construcción de hormigón y despliegue de alambradas eléctricas. Muchas viviendas han quedado desgajadas de sus aldeas y pueblos, como islas en tierra de nadie, vulnerables a los disparos nocturnos de los soldados que gritan. “¡Váyanse!” No es fácil que estas familias soporten mucho tiempo semejante presión. Probablemente, dentro de un año las contabilizaremos como familias desplazadas, tal vez refugiadas en alguna parte.

Da que pensar el hecho de que 160 kilómetros de este Muro maldito se hayan construido sin que los gobiernos de occidente hayan abierto la boca. Los mismos que hicieron del Muro de Berlín un principio, una herramienta ideológica, una doctrina, para significar las maldades de los regímenes de Europa del Este, ahora callan. Lo hacen porque Israel tiene permitido todo. Pueden molestar algunas de sus conductas, de sus matanzas. Molesta incluso la ocupación. Pero esa molestia es un mal menor que me recuerda a la ya famosa frase que un presidente norteamericano dedicara al general Anastasio Somoza “es un hijo de... pero es nuestro hijo de...” Últimamente, en el contexto de una Hoja de Ruta que va de crisis en crisis, Estados Unidos ha aconsejado al primer ministro Ariel Sharon que detenga la construcción del Muro. Es un consejo táctico que no podemos interpretar como oposición sino tan solo como un consejo de prudencia política. Las posiciones de Estados Unidos y de la Unión Europea son de permisividad, atendiendo al criterio israelí de seguridad.

Sin embargo, como dice la competente arabista Loles Oliván, el Muro viola la IV Convención de Ginebra que prohíbe tajantemente a la potencia ocupante extender, destruir y expropiar propiedades situadas en el territorio ocupado, sin justificación derivada del concepto de seguridad. La violación de esta norma, constituye un crimen de guerra. Israel trata de justificar su conducta precisamente en nombre de su seguridad, pero como afirma Oliván, el Muro no tiene nada que ver con la seguridad de las fuerzas de ocupación o con la de su administración sino con la de los colonos asentados ilegalmente y el objetivo de consolidar la partición de Cisjordania en enclaves separados entre sí. Europa y Estados Unidos lo saben. Pero miran para otro lado. Al parecer el 11 de septiembre justifica cualquier método de castigo colectivo siempre que se apele a la seguridad, la nueva Diosa investida por George W. Bus y ante la que Europa hace su propia genuflexión.

Las aguas del Jordán

En los días en que Jesús de Nazaret se iba abriendo camino como predicador en las orillas del Tiberíades, Juan el Bautista era ya muy famoso. De toda la región de Judea e incluso desde Jerusalén acudían a él y después de reconocer sus pecados eran bautizados en el río Jordán. Juan iba vestido con pelo de camello, llevaba una correa de cuero a su cintura y se alimentaba de saltamontes y de miel silvestre, según nos cuenta el evangelio de San Marcos. Enterado Jesús de su fama acudió a él para que lo bautizara. Cuentan los evangelios que nada más verlo, Juan el Bautista supo que aquel que venía de Galilea era el hijo de Dios y dijo: “Este es el cordero de Dios”. Juan tuvo que convencer a los que le seguían que él no era el Mesías y que semejante honor correspondía al recién llegado, un desconocido en la región del Jordán. ¿Aprovechó Juan el Bautista la oportunidad para liberarse de una responsabilidad que le empezaba a pesar, debido a las presiones que sobre su figura ejercían las comisiones de sacerdotes y levitas que viajaban desde Jerusalén?48

Las aguas del Jordán fueron en una época el pasaporte para la vida eterna, en el más allá. Hoy son el agua indispensable para la vida, para el desarrollo de la agricultura, de la industria y de los servicios. El control de la cuenca del Jordán es un asunto geoestratégico de primera magnitud. Lo es para Israel, para los territorios ocupados y para el reino de Jordania. El río Jordán tiene su curso por los tres países; baja desde el monte Hermon hasta desembocar en el Mar Muerto.

Un día de sol espléndido hicimos casi todo el recorrido, en paralelo a la línea fronteriza. Pudimos observar el despliegue militar israelí que desde 1967 ocupa la ribera occidental del río, ejerciendo un severo control sobre gran parte de sus recursos. Israel también se ha apropiado del lago Tiberíades y de gran parte de los acuíferos de Cisjordania. Es de este modo que se ha producido el “milagro israelí” de convertir parte del desierto en prósperas huertas.49 Hoy día el monopolio israelí sobre el agua es casi absoluto, en virtud de una hidropolítica que premia los judíos y restringe el uso del agua a los palestinos que deben pagarla hasta veinte veces más cara. El gobierno de Israel facilita el agua necesaria a los asentamientos de colonos en Cisjordania y Gaza. Para el caso de los palestinos menos del 10% del agua disponible en la franja de Gaza es considerada óptima para el consumo humano, mientras que el 24% de las viviendas palestinas en Cisjordania carecen de agua corriente. Para los colonos el agua está subvencionada; dicho de otra manera, la pagan los palestinos a un sobreprecio. El agua, como la arqueología, es en Palestina un arma político-militar.

En todo el Oriente Medio el agua es un factor potencial de conflictos. Es así en el Nilo y en la cuencas del Eufrates y Tigris. En el caso del Jordán el asunto es más grave pues una potencia ocupante mantiene una posición de dominio, utilizando el agua como parte de una estrategia de castigo del pueblo ocupado y como arma de presión para despoblar de palestinos determinadas zonas. Sionismo, agricultura y agua forman una ecuación política. No hay que olvidar que la conquista de la tierra, para que sea real y efectiva, requiere una colonización con resultados exitosos, lo que coloca a la agricultura en un espacio de centralidad ideológica y política dentro del proyecto estatal sionista. Tal es la importancia del agua en el conflicto que en 1959 la Liga Árabe preparó un proyecto para desviar el agua de las fuentes superiores del Jordán que nacen en el sur de Líbano y en los Altos del Golán sirios. Pero las conquistas israelíes de 1967 dejaron el Golán en sus manos y el proyecto árabe fue derrotado. Esta “guerra de los seis días” dio lugar a una Orden Militar que puso bajo la autoridad militar israelí todos los recursos hídricos de los territorios ocupados. Hoy día, sectores sionistas justifican la ocupación permanente de los Altos del Golán por su situación estratégica respecto del agua.

Una muestra de la política israelí lo da el hecho de que tras 1967 disminuyó casi un 30% de la superficie irrigada de propiedad palestina. Tras los acuerdos de Oslo ha habido una mejora que ha reducido este porcentaje a menos del 10%. Pero el hecho es que el Gobierno de Israel sigue manejando las cuotas que concede a los palestinos de un agua que en buena parte es robada. Algunos estudios indican que los colonos gozan de un consumo per cápita entre cinco y diez veces superior al de los palestinos. Lo cierto es que el futuro Estado palestino necesitará de la agricultura para su desarrollo y para facilitar el asentamiento de aquellos refugiados que retornen. Actualmente la agricultura contiene el 47% de su población activa y significa el 39% de su PIB. El agua jugará un papel decisivo en la formación de ese Estado.

El valle del Jordán, siguiendo el curso del río, es espectacular al atardecer. Las montañas jordanas del otro lado del río y del Mar Muerto se visten de naranja y rosa. Un cielo violeta proyecta su luz sobre los blancos pueblos dormidos sobre sus laderas. Sobre el azul violeta cupular destacan unas finas nubes oscuras pintadas por algún impresionista. La belleza del paisaje inspira armonía e invita a olvidar por unas horas la existencia de un conflicto bajo el mismo cielo. Contemplándolo pienso en el conflicto de las aguas, pero enseguida mis pensamientos encuentran el consuelo de que al menos algo mágico permanece vivo con el paso de los siglos: me refiero a este cielo, el mismo cielo que gozaron Juan el Bautista y Jesús de Nazaret.

Jericó en el desierto

Cuentan que cuando Jesús atravesaba Jericó era tanta la gente que le esperaba que un hombre llamado Zaqueo, bajo de estatura, hubo de subirse a una higuera para verlo mejor. Es muy probable que hoy día Jesús no pasaría del checkpoint israelí que controla las entradas y salidas de la ciudad. Jericó está doblemente aislada: es un oasis en el desierto de Judea, conectada con Jerusalén por una carretera bien asfaltada, y es asimismo una prisión al aire libre ya que son los soldados judíos quienes deciden a cada momento quién entra y sale de la ciudad. A partir de las nueve de la noche se cierra el checkpoint y sólo queda mirar a las estrellas y encontrar en ellas la libertad. Jericó fue junto a Gaza el primer territorio bajo mandato de la Autoridad Nacional Palestina, según los acuerdos de Oslo. Pero Oslo ha muerto y con su muerte Jericó padece su agonía.

Jericó es la ciudad de los naranjos, pomelos, bananas, dátiles, flores y vegetales. Cuando entramos, al atardecer, la ciudad está vestida de los mismos colores que hemos contemplado en el Mar Muerto, ¡qué bella es Jericó! Recorriendo la ciudad pienso en el mito judío. Según la Biblia, tras cuarenta años de deambular por el desierto, los israelitas dirigidos por Josué llegaron a las murallas de la ciudad. Marcharon alrededor de la ciudad una vez al día durante seis días. Al séptimo dieron siete vueltas completas, los sacerdotes soplaron las trompetas, las personas gritaron y las murallas cayeron. Después mataron a filo de espada a hombres, mujeres, jóvenes y viejos, y aún los bueyes, las ovejas y los asnos. Lo cierto es que todas las investigaciones realizadas mediante excavaciones demuestran que fue un accidente natural, un terremoto, el que echó abajo las paredes. Ocurre que la historia reconstruida juega en este caso a favor de quienes se sienten instrumentos de Dios.

Jericó-Ariha, como Nablus, es mencionada 71 veces en la Biblia. Es una de las ciudades más antiguas del mundo, con 10.000 años de existencia y de presencia cananea. Hoy día el nombre de Jericó se asocia a los acuerdos de Oslo, al sufrimiento diario de sus habitantes aislados, y al misterio que sigue inspirando su nombre. El Acuerdo Gaza-Jericó tomado en Oslo fue diseñado en sus detalles y firmado en El Cairo el 4 de mayo de 1994, luego de siete meses de debates. Los elementos centrales de las conversaciones fueron los temas referentes a la seguridad de los asentamientos israelíes, así como la seguridad externa en los límites y los cruces de frontera. El documento incluye un acuerdo referente a la retirada de las fuerzas militares israelíes de Gaza y Jericó, la transferencia de autoridad de la Administración Civil Israelí a la Autoridad Palestina, la estructura y composición de la Autoridad Palestina, su jurisdicción y poderes legislativos, la fuerza policial palestina y las relaciones entre Israel y la Autoridad Palestina.

El Acuerdo Gaza-Jericó se aplica a la Franja de Gaza y a un área definida de unos 65 kilómetros cuadrados, incluyendo a Jericó y sus alrededores. Aunque la declaración de principios es un documento corto, consistente en unas 20 páginas, el Acuerdo Gaza-Jericó contiene unas 300 páginas y seis mapas adjuntos. El Acuerdo Gaza-Jericó se refiere a cuatro cuestiones principales: acuerdos de seguridad, asuntos civiles, cuestiones legales y relaciones económicas. Según el concepto de seguridad aplicado a Gaza y Jericó, estas áreas se consideran parte de la "cobertura" de seguridad israelí. Esta cobertura está destinada a proveer seguridad ante amenazas externas a lo largo de las fronteras. Dentro de esta área, las responsabilidades de seguridad interna son divididas entre Israel y los palestinos. Mientras Israel sigue siendo responsable de la seguridad de los israelíes y en particular de los asentamientos de colonos, los palestinos son teóricamente responsables del orden público y de la seguridad interna de los palestinos. En la práctica, lo que se puede ver en Jericó es una policía palestina casi sin armas replegada en el centro urbano y un cinturón militar israelí que vigila la ciudad como Josué rodeando las murallas. Una prueba del escarnio es que según los acuerdos Israel garantizará el "paso seguro" para personas y transportes palestinos entre la Franja de Gaza y el área de Jericó durante las horas de luz del día; de hecho ni personas ni transportes palestinos tienen libertad de movimientos.

Cuando salimos de la ciudad poblada por gente hospitalaria que necesita ser visitada pienso en el absurdo del control militar sobre la ciudad. Como si el desierto no fuera bastante. La respuesta sólo puede ser una: es la venganza, el deseo irrefrenable de castigo colectivo que el sionismo ejerce sobre el pueblo palestino. Cuarenta siglos después, la historia de Josué se repite trágicamente: Ariel Sharon rodea la ciudad. Cuando lo disponga sus tropas entrarán a sangre y fuego.

La hora de los movimientos sociales?

El ruido de la violencia acalla las voces de la sociedad palestina e israelí y la ineficaz diplomacia desplaza a los movimientos sociales de ambos lados impidiéndoles tener un espacio para la propuesta. Ni en Oslo ni ahora en la fallida Hoja de Ruta se contempla consultar a la gente y a las organizaciones sociales acerca de decisiones importantes. Sin embargo, en Palestina y en Israel, hay una riqueza social con gran capacidad para proponer alternativas democráticas y por eso mismo radicales, superando los meandros de procesos inoperantes que dan ventaja a quienes no desean una resolución del conflicto por la vía negociada.

Precisamente a finales del mes de agosto de 2003, un grupo de internacionales fuimos testigos de algo singular: en la ciudad de Belén docenas de palestinos e israelíes de diferentes movimientos sociales se reunieron durante dos días para reflexionar juntos sobre el conflicto en el contexto de la globalización neoliberal y de la ofensiva político-militar de Estados Unidos en la región. El encuentro no era algo obvio. Muy al contrario fue un acto de desobediencia a las ideas dominantes en ambas sociedades que excluyen el acercamiento; de resistencia a las doctrinas del sectarismo y del dogmatismo; de superación del miedo; un miedo que es con frecuencia un factor de control de las poblaciones. Un acto singular, excepcional por cuanto era el primero en la historia del conflicto, por su número de participantes y la duración del mismo. El encuentro no deambuló por el firmamento de la retórica y la indefinición, sino que fue claro y unánime en contra de la ocupación y de la colonización y a favor de todos los derechos palestinos incluido el del retorno de los refugiados. Fue un acto de coraje político. Contra el muro que está construyendo Israel para aislar al pueblo palestino, pero también contra otro muro que responde a otro nombre: el muro mental que invita permanentemente a la no relación, por temor.

Los movimientos sociales palestinos e israelíes allí reunidos criticaron duramente la Hoja de Ruta por responder a un diseño del Imperio y de los intereses de Israel. Si ellos tuvieran voz en la mesa de negociaciones plantearían algo muy sencillo como centralidad: el fin inmediato de la ocupación, como paso primero e inevitable para empezar a negociar aspectos concretos del conflicto. En este punto hay coincidencia: una medida radical, no sujeta por el ocupante a condiciones previas que deba cumplir la parte ocupada, no sólo es justa, es la única manera de mostrar que la vía negociadora puede producir resultados tangibles satisfactorios.

Ocurre sin embargo que la voz de estos movimientos sociales contra la ocupación es una voz molesta. Se prefiere que sigan siendo realidades invisibles, mudas a efectos prácticos. Para el sionismo, los movimientos israelíes insumisos y solidarios con la causa palestina son un grano en las nalgas. El hecho de que sean pequeños no les impide ser cualitativamente significativos. Las Mujeres de Negro con su testimonio recuerdan todos los días que los gobiernos de Israel se emplean con el pueblo palestino como fascistas. Llegará el momento en que la persistencia y la claridad de principios de los movimientos sociales dará sus frutos. Para la Autoridad Nacional Palestina (ANP) los movimientos sociales representan la amenaza de quien señala con el dedo políticas poco presentables y conducciones a veces lamentables en los espacios de negociación con los israelíes. Es significativo que numerosos movimientos sociales estén proponiendo una reforma política en la estructura de poder de la entidad palestina, pues parten del principio que un futuro Estado viable está íntimamente conectado a cambios profundos en la ANP y en el sistema de gobierno incluyendo el funcionamiento de los poderes legislativo y judicial. En realidad sucede como en otras partes: los movimientos sociales piensan demasiado y son demasiado libres. Pero están ahí y con cada día mayor fuerza.

Los movimientos sociales palestinos e israelíes son los llamados a proyectar en el mundo la tragedia de la vida cotidiana. Organizados alrededor de ejes temáticos están en condiciones de informar, denunciar y exigir el fin de las atrocidades, impulsando redes internacionales de apoyo. Esto es muy importante en un momento en que buena parte de la opinión pública occidental percibe el conflicto como un asunto de fronteras y no entre ocupante y ocupado. Estoy persuadido que en este conflicto la opinión pública y los medios de comunicación pueden cambiar el curso de los hechos. Sucedió en Sudáfrica: el apartheid entró en su recta final cuando la opinión pública fue un clamor y una minoría de blancos rompió la supuesta cohesión de los blancos racistas, uniéndose al Congreso Nacional Africano. En este conflicto, exponer las condiciones de la vida cotidiana: el infierno de los checkpoint, la barbaridad del muro, la existencia de cárceles secretas israelíes, es la gran misión de los movimientos sociales. En Israel funciona un grupo dedicado a denunciar el derribo de casas palestinas por el ejército sionista;50 su misión puede parecer poca cosa en relación a la gravedad del conflicto, pero es a partir de hechos particularmente injustos como puede mostrarse el verdadero rostro de los ocupantes.

Algunos analistas árabes están pidiendo a los movimientos sociales palestinos, particularmente a los laicos, un mayor compromiso con los procesos de construcción nacional. Esta opinión sostiene que la visión panarabista de la lucha difumina con frecuencia el objetivo de lograr un Estado propio, palestino. En mi opinión este es un problema mayor entre las organizaciones sociales islámicas. En todo caso es verdad que hay una brecha entre la visión de un Estado árabe y la visión de un Estado concreto, nacional. El asunto no es de matiz, ya que la prioridad de construcción de un Estado propio pone por delante la agenda de su logro, incluyendo el diseño de estrategias realistas. No quiere esto decir que deba olvidarse que el papel del sionismo en la región es modificar el escenario no sólo en sus aspectos territoriales, políticos y económicos sino, muy particularmente, en lo que a la identidad cultural árabe se refiere. No soy quién para dimensionar este problema y mucho menos para aconsejar lo que debe hacerse. En todo caso este fue un punto de reflexión en el mencionado encuentro de Belén.

Los movimientos sociales palestinos tienen ante sí el desafío de buscar espacios de mayor unidad entre laicos y musulmanes. La afiliación a estos últimos de muchos jóvenes responde a la necesidad de defender una entidad frente al ataque que viene de occidente. Los escenarios geográficos también inciden notablemente en una cierta separación. No es lo mismo Hebrón y Gaza que la región de Belén. Ramallah presenta una variedad. Tratándose de una lucha nacional frente a un ocupante tan poderoso parece evidente que lo que une debe prevalecer sobre las diferencias estratégicas y de modelos de sociedad. “Crucemos juntos el río y luego que cada cual haga su propia propuesta” es una frase que responde bien a la necesidad imperativa de unir fuerzas. También es un reto la mayor participación de las mujeres en las organizaciones sociales, laicas y musulmanes. Los movimientos sociales israelíes parecen necesitar de una especie de confederación que reúna la actual constelación de grupos pequeños para conseguir una influencia mayor en una sociedad machacada por la propaganda oficial. Parece de mucho interés asimismo que estos movimientos pongan en su sitio a la democracia israelí. Esta última tiene una buena propaganda, pues se presenta como una isla dentro de una región totalitaria, pero en realidad es una maquinaria de opresión hacia fuera y en su propio Estado. Lo cierto es que Israel exporta su propio producto político con no poco éxito: la sharonización se observa en las relaciones internacionales, el ascenso del estado penal y la ilegalización de partidos políticos, así como en el impulso de una confrontación entre civilizaciones. Pero es en la cuestión del sionismo donde los movimientos sociales israelíes han de poner un especial énfasis: el sionismo es una ideología etnocéntrica y fascista que se ha coaligado con los intereses del capital internacional para integrar a Oriente Medio en los circuitos de la
globalización. Incluso cuando acabe la ocupación la lucha contra el sionismo deberá proseguir, pues de otro modo nunca habrá paz y seguridad en la región.

Me parece importante regresar al acto de Belén. Creo que para la dimensión internacional de la causa palestina es muy importante el acercamiento entre movimientos sociales de ambos lados. Cada día de ocupación ya es demasiado. Y creo sinceramente que la suma de voces compone una polifonía necesaria desde la que cantar la misma partitura contra la ocupación, complementándose. Occidente necesita ver revitalizada la conciencia de que el sufrimiento palestino debe acabar de inmediato. Debe regresar a una percepción clara de que el problema principal no es el terrorismo sino la ocupación que provoca lo que no se desea. Para lograr esta vuelta al sentido común, el concurso de voces israelíes que denuncian a su propio gobierno, al sionismo, sin renunciar a Israel, puede ser algo importante, una llamada de atención. Palestinos e israelíes juntos, con lealtad a la causa de la libertad completa del pueblo ocupado, es un hecho que rompe esquemas, que muestra que del lado del opresor no toda la gente está de acuerdo; que hay disidentes; que hay hombres y mujeres como los muchos que en el mundo aspiramos a la fraternidad, a la igualdad, a la libertad toda y para todos.

Realidad compleja, solución compleja

Aspiraciones políticas nacionales, versiones unilaterales de la historia, la lucha por la misma tierra, el choque de religiones y confrontaciones violentas, son algunos de los materiales de que está compuesto el conflicto palestino-israelí. Si a todo ello añadimos los odios acumulados, los deseos de venganza, el no reconocimiento del otro, nos encontramos ante un nudo que parece imposible desatar. No resulta fácil imaginar de qué manera podrá encontrarse una solución en la mesa de negociaciones, pero incluso si ello es posible algunos problemas seguirán latentes y exigirán la máxima atención internacional. El hecho de que ambos pueblos tengan interés en los mismos lugares y territorios hará que más allá de los acuerdos de fronteras las tensiones proseguirán. Por otra parte la presencia de un Estado judío provoca o potencia un proyecto islámico del lado palestino. La solución solamente podría venir de una verdadera democracia en la región. Cualquier acuerdo deberá abordar con precisión las competencias sobre recursos como el agua y sin embargo la lucha por su control continuará. Un acuerdo de paz deberá garantizar todos los derechos nacionales palestinos sin los que no es posible un Estado. Sin embargo, es probable que si alguna vez se firma la paz, la lucha de los palestinos por todos sus derechos no cejará. En el futuro, el Estado palestino tendrá que comenzar a caminar sin resolver satisfactoriamente la cuestión de los asentamientos de colonos judíos en su territorio. Los dos Estados vecinos serán muy desiguales y es más que probable que el afán hegemónico de Israel se exprese con formas económicas y también militares. Por consiguiente, una primera conclusión nos recuerda la complejidad del conflicto.

El nudo del conflicto ha sido apretado aún más desde el 11 de septiembre. La primacía de la seguridad y la extensión arbitraria de la calificación de terrorismo a todo movimiento radical contra el poder global o local, complica hasta la posibilidad de la comunicación; el lenguaje se ha pervertido y apenas sirve para el diálogo.

Cada vez que el gobierno de Israel habla del terrorismo palestino da un paso más en el proceso de ocupación y colonización de Cisjordania. La apelación a la lucha contra el terrorismo es un falso pretexto para aislar a Yasir Arafat y pretender su deportación o su asesinato y, lo que es más alucinante, es el principio por el cual la potencia agresora trata de imponer quién debe ser el interlocutor del pueblo ocupado como condición para abrir cualquier proceso de negociación. El antiterrorismo como doctrina y estratagema política alcanza del lado israelí la mayor cota de oportunismo y de maniqueísmo. Da la impresión que el sionismo prefiere que la herida abierta no cicatrice en un período en el que el campo de las relaciones internacionales, sumamente jerarquizado bajo el mandato del Imperio, le otorga todas las ventajas para proseguir en su empeño de hacerse con el control del máximo de tierra en Judea y Samaría. La herida abierta permite la continuidad de las crueldades, de la represión y la construcción de nuevos asentamientos de colonos y la prolongación del Muro, un monumento a la opresión.

El discurso de Israel cuenta con apoyos incondicionales, previsibles, en los partidos republicano y demócrata de Estados Unidos, pero suena a hipocresía y sometimiento la comprensión que se le otorga desde la Unión Europea, más preocupada por presionar a la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que de imponer medidas económicas de castigo al gobierno ocupante, denunciando los actuales acuerdos comerciales. Creo que la conducta diplomática de manga ancha con el agresor y de presión unilateral al lado débil del conflicto, como estrategia para obtener audiencia ante el gobierno de Tel Aviv, ha fracasado. Ariel Sharon sólo escucha a la administración norteamericana y al sionismo del que forma parte estelar. Pienso asimismo que es insostenible la afirmación que sitúa a Sharon y Arafat en un mismo plano de responsabilidad, siendo que el primero mantiene cautivo en Ramallah al segundo y la correlación de fuerzas entre ambos es abismal. La complacencia con la política israelí, amparada retóricamente en la lucha contra el terrorismo, cuando el ejército en manos del sionismo es una máquina de terror cotidiano en Cisjordania y Gaza, es un hecho que impide avanzar en un proceso de paz justa. De modo que un gesto a favor de la paz debe pasar por un cambio sustancial de la posición que mantiene la Unión Europea ante el gobierno de Israel. Europa no puede tragar un minuto más la burla sionista.

Quienes acusan a Arafat de no hacer lo posible por calmar la ira israelí deteniendo a cientos o miles de militantes de Hamas, abusan de connivencia con el ocupante y de dureza con la víctima. Olvidan que si el conflicto es complejo, tan o más complejo es ejercer la represión contra quienes representan un segmento amplio de la sociedad gracias justamente al permanente acoso que el ejército israelí implementa contra la población palestina. Cada asesinato selectivo cometido por Israel contra un líder de Hamas multiplica los apoyos sociales que esta organización recibe. Empujar a la ANP a una política de ruptura de la sociedad palestina es injusto, errático y conduce el conflicto al borde de un precipicio. Se impone, por el contrario, una deconstrucción de la ideología alimentada por el 11 de septiembre, reduccionista y sectaria, para recuperar el sentido común y sancionar la acción colonial de Israel como el origen del problema. Pero esto no sucederá mientras Europa, raptada, prosiga con su seguidismo hacia Estados Unidos, en un acto de enajenación y pérdida del sentido. Lástima, porque el pueblo palestino necesitado de esperanza piensa en Europa.

Una segunda conclusión es que la complejidad del conflicto se visualiza también en su desnaturalización. Los gobiernos más fuertes, particularmente occidentales, hace mucho tiempo que no hablan de ocupación, de colonización; prefieren omitir el carácter del conflicto y difuminarlo en llamamientos a las partes como si el asunto fuera un contecioso de fronteras y de voluntades torticeras.

En cuanto a la posición de la Administración y de los grandes medios de comunicación de Estados Unidos revista gravedad el hecho de que se da por supuesto que el mundo considera el conflicto palestino-israelí como parte de la lucha contra el terror y del choque universal de culturas, creencias y civilizaciones. La última guerra colonial del planeta se ve beneficiada por el predominio y exportación de una ideología simplista y peligrosa. Se ha llegado al extremo de considerar a Arafat como terrorista y a Sharon, responsable personal de la matanza de Sabra y Chatila, como hombre de paz. Mayor manipulación no cabe.

Actualmente Estados Unidos manda más que nunca y en lo que se refiere al conflicto palestino-israelí la unidad es casi total alrededor de las posiciones neoconservadoras que conectan con fervor su cristianismo al Antiguo Testamento judaico, sumándose a las fuerzas del sionismo. Tom DeLay, dirigente de la mayoría republicana en la Cámara de diputados, declara que Dios le confió la tarea de dar “una visión bíblica del mundo” a la política estadounidense. El presidente Bush comparte con entusiasmo esta creencia. Rara vez desaprovecha la oportunidad de citar la Biblia: “La libertad a que estamos apegados no es el don de América al mundo, sino el don de Dios a la humanidad”. Bush gusta decir: “Los acontecimientos no son movidos por cambios ciegos ni por el azar, sino por la mano de un Dios justo y fiel”. El puritanismo de Bush es exportador de violencia y guerras y peligrosamente sectario. Sus posiciones son similares a las del sionismo que afirma: “Esa gente –los palestinos- debe desaparecer . No hay otro remedio. Dios dio esta tierra a quienes la dominarán y la cultivarán y es en vano combatir su justo orden”. Su discurso mesiánico considera que Estados Unidos tiene el privilegio de cumplir su destino de salvar al mundo, si es necesario por la fuerza. Su cristianismo ultraortodoxo comparte con el sionismo un Dios colérico: “Por Dios te despojaré como se descorteza un árbol”. Este mensaje encuentra tras el 11 de septiembre un campo abonado. En Nueva York, ciudad abierta y multicultural, la gente toma distancia respecto de todo lo árabe y musulmán. En este ambiente nadie que aspire a un puesto político relevante en Estados Unidos puede hacer públicas opiniones comprensivas con los derechos palestinos so pena de suicidarse políticamente. Pareciera que son los amigos del Gran Israel quienes dictan la política exterior de la primera potencia mundial y esta influencia se extiende ya a toda la llamada clase política norteamericana. Hillary Clinton comprendió rápidamente el problema. Para ser elegida senadora en noviembre de 2000 por la ciudad de Nueva York tuvo que renegar de su apoyo a la idea de un estado palestino que había expresado en 1998. Mi punto de vista es que poco bueno cabe esperar de la política norteamericana en lo que respecta a una paz justa para Palestina. El error de la comunidad internacional, de la Unión Europea y de Naciones Unidas , es confiar en el liderazgo del inquilino de turno de la Casa Blanca

La tercera conclusión plantea la necesidad de sustituir el liderazgo pro-sionista de Estados Unidos por un liderazgo multilateral que fuerce a Israel a cumplir las resoluciones de Naciones Unidas. Seguir confiando en la voluntad del actual o del próximo gobierno norteamericano es una forma de dejación de las obligaciones de los organismos inter-gubernamentales y de los gobiernos europeos.

Oriente Medio, y dentro de la región el conflicto palestino-israelí, es un escenario en el que la coalición de la industria del petróleo y de armamentos, tiene intereses particulares que se expresan en la geopolítica de la primera potencia del mundo y de sus aliados-subordinados. Para abordar el problema político debe impedirse su contaminación por las grandes corporaciones. Esta es una cuarta conclusión.

Despejado significativamente el camino el nudo seguirá ahí, fuertemente apretado. Pero al menos las posibilidades de alcanzar buenos resultados habrán aumentado.

Cronología

1896 Theodor Herzl publica en Viena el libro “El Estado judío” donde elabora el proyecto sionista

1897 Primer congreso sionista mundial en Basilea, en el que se afirma el propósito de crear un hogar para el pueblo judío.

  1. A partir de este año se da un auge de la inmigración judía a Palestina.

  1. Acuerdo Sykes-Picot por el que Gran Bretaña y Francia se reparten en secreto la zona de Oriente Medio. Se determina que Palestina se constituiría como zona internacional bajo mandato británico

1917 (noviembre) Declaración Balfour: el ministro británico de Exteriores propone la creación de un “hogar nacional” judío en Palestina. (diciembre) Las tropas británicas entran en Jerusalén y acaban con el dominio otomano en la zona.

  1. Constitución del mandato británico en Palestina. La Sociedad de Naciones no entrega Palestina como mandato a Gran Bretaña hasta 1922, aunque ya la administraban desde 1917. Lo importante es que la Resolución de la Sociedad de Naciones recoge la Declaración Balfour.

1920 Auge el nacionalismo árabe y choques entre la población autóctona palestina y los colonos judíos

1921 Primera gran revuelta de la población árabe contra las fuerzas británicas por la creciente llegada de inmigrantes judíos a Palestina. Masacre de judíos en Hebrón..

1922 Se establece la Agencia Judía para que represente a la comunidad judía frente a las autoridades del Mandato Británico. Anteriormente, en 1897 (durante el primer Congreso Sionista) se había fundado la Organización Sionista Mundial, y en 1901 (durante el quinto Congreso Sionista) se había creado el Fondo Nacional Judío para financiar la compra de tierras en Palestina.

1935 Gran avalancha de judíos alemanes a Palestina ante el auge del nazismo.

1936 Gran revuelta palestina en contra de la policía británica por favorecer la instalación de colonias judías en Palestina. Duró hasta 1939.

1939 Radicalización de los grupos sionistas ante las restricciones puestas por los británicos a la inmigración. Gran Bretaña publica el Libro Blanco sobre Palestina, limitando la inmigración judía para calmar la situación en la región.

  1. El grupo clandestino terrorista judío Irgun dinamita el Hotel King David de Jerusalén, matando a cerca de 100 personas, mayoritariamente soldados británicos. (julio) Los británicos proponen la partición de Palestina. Gran Bretaña no anuncia oficialmente su deseo de entregar el Mandato de Palestina (que no la partición) a Naciones Unidas hasta febrero de 1947. Lo que sí es cierto es que en 1937, el informe de la Comisión Peel había recomendado ya la partición del territorio entre judíos y árabes, en un contexto marcado por los duros enfrentamientos de la etapa 1936-39, pero no tuvo mayor repercusión.

1947 (noviembre) La Asamblea General de la ONU aprueba la partición de Palestina en dos estados mediante la resolución 181, con los votos afirmativos de EEUU y la URSS. La propuesta fue realizada por la UNSCOP (Comisión Especial de Naciones Unidas para Palestina), creada por Naciones Unidas ese mismo año. Los enfrentamientos entre judíos y la población árabe se recrudecen.

1948 Matanza de Deir Yasin a cargo de los grupos judíos Irgun y Stern. Retirada británica. (15 de mayo) Proclamación del Estado de Israel. Ben Gurion proclamó el Estado de Israel el 14 de mayo, un día antes de la retirada británica. EEUU y la URSS reconocieron rápidamente a Israel. Primera guerra árabe-israelí (Guerra de la Independencia para los israelíes y Al-Naqba o el Desastre para los palestinos). Éxodo de refugiados palestinos a países vecinos. El grupo terrorista judio LEHI asesina al representante de Naciones Unidas en Palestina (el Conde Bernadotte) que acababa de presentar un nuevo Plan de Partición que corregía el anterior (en detrimento de la posición israelí) y que abogaba por el retorno de los refugiados palestinos. (11 de diciembre) Aprobada la Resolucion 194 de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

  1. (marzo-junio) Armisticios entre los estados árabes e israelí en base a las Negociaciones de Rodas. Israel se apodera de cerca de una cuarta parte más del territorio de Palestina acordado en el Plan de Partición. Cisjordania y la Franja de Gaza son administrados por Jordania y Egipto respectivamente. Jerusalén queda dividida bajo dominio israelí y jordano.

  2. La Knesset proclama Jerusalén como capital de Israel ante el repudio de la comunidad internacional. Israel aprueba la Ley del Retorno, por la que todo judío tiene derecho a residir en el país, y la Ley de la Propiedad Ausente, por la que se apropia de las tierras abandonadas por los palestinos en su huída.

1952 En el período 1948-52 se produce una inmigración masiva de judíos provenientes de Europa y los países árabes. Golpe de los Oficiales Libres en Egipto, liderado entre otros generales por Abdel Nasser, que obligó al rey Faruq a abdicar.

  1. El Presidente Nasser nacionaliza la Compañía del Canal de Suez. Francia, Gran Bretaña e Israel acuerdan atacar a Egipto en la reunión de Sèvres (donde Israel alcanzaría el compromiso del Gobierno francés de apoyar la construcción de un reactor nuclear en Dimona, Neguev). Segunda guerra árabe-israelí, en el marco de la nacionalización del canal de Suez por Egipto. Israel invade el Sinaí y EEUU adquiere un papel más protagonista en la región en detrimento de Francia y Gran Bretaña

1957 Israel se retira del Sinaí.

1958-9 Fundación de al-Fatah 1964 Fundación de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina).

1967 (junio) Guerra de los Seis Días. Israel ocupa militarmente Cisjordania y la Franja de Gaza. Israel ocupa también los Altos del Golan (Siria) y la península del Sinai (Egipto). (noviembre) El Consejo de Seguridad de la ONU aprueba la resolución 242 por la que rechaza la ocupación de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental

1967 El Gobierno de Israel elabora el llamado Plan Allon, que contempla la construcción de asentamientos judíos en los territorios ocupados de Cisjordania, Franja de Gaza, Altos del Golán y Sinaí.

1969 Yasir Arafat es elegido presidente de la OLP.

1970 Septiembre negro: los fedayines palestinos son expulsados de Jordania. La OLP se instala en Beirut (Líbano). Muere Nasser y Sadat ocupa la presidencia de Egipto

1973 (octubre) Guerra del Yom Kippur y Alto(o Guerra del Ramadán para los musulmanes) en la que Egipto y Siria atacan a Israel para recuperar los territorios del Sinaí y del Golán. El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprueba la Resolución 338, que insta a todas las partes a poner en práctica la Resolución 242 de 1967.

1974 La ONU, mediante la resolución 3236 de la Asamblea General de Naciones Unidas reconoce a la OLP como legítima representante del pueblo palestino y como miembro observador de la ONU. (noviembre) Yasir Arafat pronuncia un discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York.

1975 La Resolución 3379 de la ONU define al sionismo como una forma de racismo y discriminación racial (revocada en 1991 a instancias de EEUU para pavimentar el camino hacia las negociaciones de paz de Madrid). Israel pasa a ser miembro asociado del Mercado Común Europeo.

  1. (abril) Comienza la guerra civil del Líbano.

  2. (30 de marzo) Protestas y huelgas de la población palestina del interior de Israel para protestar por el intento de expropiación de tierras árabes por parte del Gobierno hebreo. Ese día pasará a historia como el Día de la Tierra.

  3. Sadat viaja a Jerusalén y pronuncia un dicurso ante la Knesset

1978 (septiembre) Acuerdos de Camp David entre Israel y Egipto, que constituyen el intento de establecer un marco para la paz en Oriente Medio y una propuesta para hacer frente a los ataques de los fedayines palestinos. Fundación del grupo Paz Ahora de autogobierno palestino. Israel invade el Sur del Líbano bajo el pretexto de por parte de militares reservistas israelíes que exigían negociaciones con los palestinos.

1979 (marzo) Firma del Tratado de paz entre Egipto e Israel. Egipto recupera el Sinaí y reconoce el Estado de Israel. Poco después es expulsado de la Liga Árabe. Anwar el-Sadat y Menachem Beguin son galardonados con el Premio Nobel de la Paz.

1980 (30 de julio) La Knesset aprueba la Ley Básica “Jerusalén” por la que declara la ciudad capital eterna e indivisible de Israel. No reconocimiento por parte de la comunidad internacional

1981 Anwar el-Sadat es asesinado. Le sustituye Hosni Mubarak.

1982 Israel se retira definitivamente del Sinaí. Israel lanza la Operación Paz para Galilea e invade el Líbano hasta Beirut. La OLP se traslada a Túnez a raíz de la invasión del Líbano. (septiembre) Matanzas (en los campos de refugiados palestinos) de Sabra y Shatila perpetradas por las brigadas falangistas cristianas libanesas con la connivencia de las tropas israelíes. Darían lugar a una acusación por parte de algunas de las víctimas supervivientes y por familiares contra Ariel Sharon como criminal de guerra. La Comisión Kahan, creada al efecto por el Gobierno israelí para dilucidar de manera independiente la culpabilidad de los hechos, acusó a Ariel Sharon, entonces,Ministro de Defensa, de tener una “responsabilidad personal” por “no haber tomado las medidas necesarias para prevenir y evitar las matanzas”. A su vez, la Comisión invitaba a Sharon a dimitir. Si bien Sharon tuvo que renunciar a Defensa, pasó a ser Ministro sin cartera en el mismo Gobierno y a presidir varias Comisiones parlamentarias, entre ellas la de Asuntos del Líbano.

1984 Simón Peres es elegido primer ministro israelí.Su victoria fue tan pingüe que tuvo que formar un Gobierno de unidad con el Likud y repartirse con Shamir la Jefatura de Gobierno. Operación Moisés organizada por el Gobierno israelí y que supone la inmigración de los judíos de Etiopía.

1985 Ataque aéreo israelí contra el cuartel general de la OLP en Túnez

1986 España establece relaciones diplomáticas con Israel

1987 (diciembre ) comienza la Intifada que se prolongará hasta 1992.

1988 El Consejo Nacional Palestino, con la negativa del FPLP, proclama en Argel el Estado palestino sin especificar las fronteras. En diciembre se hizo público un documento en el que la OLP reconocía implícitamente el derecho a existir de Israel, aceptando la Resolución 242 de Naciones Unidas y renunciando a cualquier forma de terrorismo. Buscaba así el reconocimiento de EEUU. En cualquier caso, el CNP ya había aceptado esta Resolución en una reunión en Amman en 1984.

1989 (abril) Arafat es elegido presidente del Estado palestino. Comienza la inmigración masiva de los judíos de la Unión Soviética.

1990 Guerra del Golfo. La OLP apoya a Irak que invade Kuwait en agosto de 1990 pero EEUU no ataca a Irak hasta enero de 1991.

1991 (octubre) Conferencia de Madrid. Primera negociación pública directa entre Israel y los palestinos. Los palestinos van dentro de una delegación jordana y representados formalmente por los líderes del interior, ya que Israel no reconocía a la OLP.

1992 (junio) Victoria laborista en Israel. Rabin primer ministro.

1993 (agosto) Conversaciones secretas en Oslo entre israelíes y palestinos. (septiembre) Arafat y Rabin firman en Washington el acuerdo por el que ambas partes se reconocen recíprocamente y se establecen pasos provisionales de autogobierno palestino en Gaza y Jericó. Rabin y Arafat firman en Washington la Declaración de Principios para un Acuerdo de Autogobierno Interino, por la que Israel y la OLP se reconocen mutuamente (los israelíes sólo reconocen a la OLP como representante del pueblo palestino, pero nada más) y se establecen los pasos provisionales para un gobierno palestino en Gaza y Jericó.

1994 (25 de febrero) En la ciudad de Hebrón un colono judío, Baruch Goldstein, asesina a 29 palestinos en la mezquita). (6 de abril) Rashid Zakarna, de la organización Hamas, se convierte en el primer suicida palestino con víctimas israelíes al estallarse en la ciudad de Afula. (mayo) Rabin y Arafat fiman en el Cairo el acuerdo para la implementación del autogobierno palestino en la Franja de Gaza y Jericó. (julio) Arafat se convierte en (Arafat llega a Gaza el 1 de julio como) presidente provisional de la Autoridad Palestina con residencia en Gaza. Arafat, Rabin y Peres reciben el Premio Nobel de la Paz. Israel establece relaciones diplomáticas con la Santa Sede y algunos países árabes (Marruecos y Túnez) abren oficinas de intereses comerciales en Israel. (octubre) Israel y Jordania firman un Acuerdo de Paz.

1995 (septiembre) Firma en Washington de los acuerdos llamados de Oslo II o de Taba para la ampliación territorial de la autonomía palestina. Se dividen los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) en zonas con diverso grado de autonomía (Zonas A, B, C) dejando el mapa de los TPO en lo que ha venido a llamarse la “piel de leopardo”. (4 de noviembre) Asesinato del primer ministro Isaac Rabin por un fundamentalista judío, Yigal Amir, del grupo Eyal.

1996 (enero) Arafat es elegido presidente de la ANP, al obtener al-Fatah dos tercios de los escaños al Consejo Legislativo palestino. Las elecciones de enero fueron presidenciales y legislativas. Arafat fue elegido directamente por el electorado. A su vez, al-Fatah obtuvo cerca de 2/3 de escaños en las legislativas. (abril) La Carta Nacional Palestina es enmendada para eliminar los artículos que hacen referencia a la destrucción de Israel. Oleada de atentados suicidas en Israel tras el asesinato de un líder de Hamas, Yehiye Ayash, apodado el Ingeniero. Shimon Peres ordena la Operación Uvas de la Ira contra Líbano como represalia a los sucesivos ataques de Hizbollah sobre el norte de Israel. Israel bombardea el centro de acogida de Naciones Unidas en la población libanesa de Qana y mata cerca de 100 personas. (noviembre) En Israel es elegido Primer Ministro el candidato conservador del Likud Benjamín Netanyahu. Revuelta palestina por la decisión de Netanyahu de abrir el Túnel de los Asmoneos bordeando la Explanada de las Mezquitas.

1997 Paralización del proceso de paz por las acciones militares israelíes en Cisjordania. (enero) Firma del Procolo de Hebrón tras el atentado de un colono judío contra habitantes palestinos. Dicho Acuerdo dividía la ciudad en dos zonas: H1, bajo control palestino, y H2 (donde se encuentra la Cueva de Macpelá y los asentamientos judíos) bajo control de los soldados israelíes. Nueva crisis en las relaciones palestino-israelíes tras la decisión de construir un gran asentamiento judío, Har Homa en la montaña de Abu Gneim, a las afueras de Belén.

1998 Celebración de los 50 años del Estado de Israel. El Gobierno de Israel crea el Plan del Gran Jerusalén, ampliando el municipio con nuevos asentamientos a fin de acelerar la judaización de la ciudad. (octubre) Memorándum de Wye Plantation firmados por Arafat y Netanyahu (bajo la mediación de Clinton) para desbloquear el proceso de paz. Se acuerdan nuevas cesiones territoriales a los palestinos. (noviembre) Apertura del aeropuerto de Gaza construido con fondos europeos, bajo control israelí.

1999 (marzo) La Unión Europea reconoce el derecho de autodeterminación del pueblo palestino. Termina el período de transición acordado en Oslo en 1993 sin que los objetivos previstos hayan sido cubiertos.

1999 (mayo) El laborista Ehud Barak gana las elecciones en Israel. Forma un gobierno de coalición con partidos religiosos y también con el Meretz. (noviembre) Una veintena de personalidades palestinas firman una carta crítica a Arafat. Algunos firmantes son detenidos.

2000 (mayo) Israel, ante el acoso de Hezbollah, se retira de la franja de seguridad del sur del Líbano, aunque permanecen en una zona llamada Granjas de Sheba, que los libaneses reclaman como suya y que los israelíes atribuyen a Siria. (julio) Negociaciones de Camp David entre Arafat, Barak y Clinton. Barak se muestra intransigente en el asunto de Jerusalén y Arafat rechaza un acuerdo. Lo que se dice, por parte palestina, es que Clinton (que no Barak) proponía unos acuerdos sobre territorio, agua, refugiados y Jerusalén que no satisfacían a los palestinos. Después se ha vendido que fue Arafat quien desaprovechó la gran oportunidad de alcanzar la paz pese a las “tremendas concesiones” a las que se comprometía Barak. (septiembre) El líder del Likud, Ariel Sharon visita la Explanada de las Mezquitas (Monte del Templo para los judíos), acompañado por cientos de soldados y policías. Se producen y protestas y da inicio la Intifada de Al-Aqsa. (octubre) Cumbre de Sharm el-Sheij en la que participan Clinton, Kofi Annan, Javier Solana, Abdallah de Jordania, Barak y Arafat, para poner fin a la violencia. En El Cairo la cumbre de jefes árabes condenan al Estado de Israel. (diciembre) Dimisión de Barak, provocada por la estrategia de Sharon de adelantar las elecciones.

2001 (febrero) Victoria del ultraderechista Sharon en las elecciones israelíes. Los laboristas dirigidos por Peres entran en un gobierno de coalición. En el programa de gobierno se sanciona a Jerusalén como “capital eterna e indivisible de Israel y de los judíos” (como han hecho todos los gobiernos israelíes desde la Ley Básica de 1980). Se rechaza cualquier negociación con los palestinos antes de que cese la violencia de sus organizaciones. (marzo) El gobierno de Israel bloquea las ciudades y villas palestinas. (abril) Se hacen público el Informe Mitchell y el Plan Tenet (iniciativas estadounidenses) que pretenden el reinicio de las negociaciones, pero poniendo como condición inicial el fin de la violencia. (septiembre) El día 11 se produce el atentado contra las Torres Gemelas de Nueva York.

2002 (marzo) El príncipe Abdullah de Arabia Saudí da a conocer una plan de paz que prevé la retirada de los israelíes a las fronteras de 1967 y el reconocimiento de Israel por los Estados árabes. (marzo-abril) El Gobierno de Sharon lanza la operación Muro Defensivo que consiste en la reocupación de las poblaciones de Cisjordania. Arafat queda sitiado en Ramallah. El ejército israelí destruye infraestructuras, sedes oficiales de la ANP, archivos palestinos. Se produce la tragedia del campo de refugiados de Jenin (mayo) Se pone fin a los asedios de Ramallah y a la basílica de la Natividad de Belén. Arafat anuncia elecciones, bajo presión de los EEUU, que no podrán realizarse debido a la ocupación. (junio) Sharon anuncia la construcción de un muro de unos 360 kilómetros de longitud para separar los territorios ocupados de Israel. El definitivo trazado superará los 650 km.

2003 (marzo) Estados Unidos y sus aliados atacan a Irak. (abril) A iniciativa del Cuarteto formado por EEUU, Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas se hace público la Hoja de Ruta que prevé la implementación de medidas para poner fin a la violencia. (abril) Abu Mazen es elegido primer ministro palestino. El ejército israelí detiene en Tulkarem a 1000 palestinos para interrogarles. (mayo) Abuz Mazen solicita la liberación de miles de prisioneros palestinos. (junio) El gobierno de Ariel Sharon hace públicas catorce objeciones a la Hoja de Ruta. Bus se entrevista con Abu Mazen y Sharon en Sharm el Sheik. (marzo) Estados Unidos y sus aliados atacan a Irak. (abril) A iniciativa del Cuarteto formado por EEUU, Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas se hace público la Hoja de Ruta que prevé la implementación de medidas para poner fin a la violencia. (abril) Abu Mazen es elegido primer ministro palestino. El ejército israelí detiene en Tulkarem a 1000 palestinos para interrogarles. (mayo) Abuz Mazen solicita la liberación de miles de prisioneros palestinos. (junio) El gobierno de Ariel Sharon hace públicas catorce objeciones a la Hoja de Ruta. Bus se entrevista con Abu Mazen y Sharon en Sharm el Sheik. (junio) En la Conferencia de Aqaba, Abu Mazen, Sharon y Bush hacen público su compromiso con la implementación de la Hoja de Ruta, plan de paz estadounidense avalado por el Cuarteto (EEUU, UE, ONU y Rusia). (agosto) Israel pone en libertad a unos cientos de prisioneros palestinos de los 6.500 existentes. El gobierno israelí amenaza a Siria y Líbano con un ataque aéreo como represalia a las acciones de Hezbollah contra colonos judíos. Prosiguen los asesinato selectivos de militantes de la resistencia palestina. Un atentado reivindicado por la Yihad mata a 20 personas judías en Jerusalén. Israel suspende las negociaciones de la Hoja de Ruta.

Glosario

OLP. Organización para la Liberación de Palestina creada en mayo de 1964 en Jerusalén. Es una unión de partidos. En los años setenta fue reconocida por la Liga Arabe y después por la ONU como representante del pueblo palestino.

Al Fatah. Movimiento Palestino de Liberación Nacional, creado y dirigido por Arafat. Es la organización más importante de la OLP. Tendencia socialdemócrata.

ANP. Autoridad Nacional Palestina equivalente a un gobierno .

FLP. Frente de Liberación Palestina, escindido del FPLP en 1977.

FPLP. Frente Popular para la Liberación de Palestina. Segunda fuerza de la OLP. Creado el 11 de diciembre de 1967 por el doctor George Habash y personas cercanas al nasserismo. Se considera marxista.

FDLP. Frente Democrático para la Liberación de Palestina. Se escindió del FPLP en 1968-69. Es la tercera fuerza de la OLP.

PPP. Partido del Pueblo Palestino, antes Partido Comunista de Palestina.

Hamas (celo/entusiasmo). Movimiento Islámico de Resistencia creada en 1987 como movimiento político-militar. Mucha influencia entre la juventud, especialmente en Gaza. Defienden una Palestina musulmana. Se oponen a la autonomía y por ello no están en la OLP. Dirigida por el jeque Ahmed Yassin.

Yihad islámica (guerra santa). Organización musulmana integrista cuyo fin es recuperar Palestina entera y echar a los judíos. Surge en las universidades de Gaza a principios de los 80. Escasa implantación social pese a su fama.

Hizbollah (Partido de Dios). Movimiento libanés integrista shií pro-iraní. Actúa sobre todo en el sur de Líbano. Surgió en 1982 con la ocupación sionista.

Intifada. Rebelión palestina 1987-1992 y desde septiembre 2001 hasta hoy.

Likud. Actual partido gobernante en Israel, en coalición con fuerzas religiosas. Es una Coalición nacionalista de derechas, reunida por Menajen Bejín en 1973 en torno a su partido, el Herut. Reivindica toda Palestina como tierra de Retes Israel.

Partido Laborista. Surge como es hoy en día en 1969 con la unión con el MAPAI que era el Partido de los Trabajadores de la Tierra de Israel. Está afiliado a la Internacional Socialista. Líder conocido, Simón Peres.

Meretz. Coalición israelí socialdemócrata, considerada una escisión del partido Laborista. Pacifistas moderados, defienden la igualdad entre palestinos e israelíes, así como la retirada de los Territorios Ocupados.

Agencia judía. Organización internacional sionista dedicada al establecimiento judío en Palestina.

Asentamientos. Poblados por colonos se extienden a lo largo y ancho de los territorios palestinos. Se ubican sobre todo en los altos de las colinas y en zonas con recursos de vegetación y agua.. Están defendidos militarmente.

Ashkenazíes. Judíos de origen europeo. (Ashkenaz significa Renania). Convertidos al judaísmo durante el siglo VII.

Beduinos. Se refiere a pueblos nómadas o semi-nómadas árabes. Mantienen una estructura social de tribu.

Canaán. Término empleado para designar la región que actualmente ocuparía Siria, Líbano, Jordania, Palestina e Israel, aunque a veces, como en este libro, se usa para denominar únicamente la antigua Palestina. Sus habitantes eran los cananeos.

Ciudad Vieja. Es la Jerusalén amurallada que engloba los Santos Lugares. Se divide en cuatro barrios: judío, cristiano, musulmán y armenio.

Diáspora. Término con el que se define el mundo de fuera de Israel, donde se supone que los judíos vivían exiliados según los sionistas.

Eretz Israel. Literalmente la Tierra de Israel.

Fenicios. Pueblo de la antigüedad situado en las costas de Canaán.

Hebreos. Pueblo semita nómada que pasó por Palestina dirigido por Abraham. Siglos más tarde regresó de Egipto para ocupar el territorio ocupado por otros pueblos como los filisteos y los cananeos.

Judío. Frente a israelita designaba inicialmente a los habitantes de Judá, una de las 12 tribus hebreas de la cual procedía David que reunificó a todas en su reino. Según la legislación judía es todo varón mayor de trece años que no presenta ningún impedimento que le impida hacer la oración en la sinagoga.

Ismael. Hijo de Abraham, considerado el padre de los árabes.

Jacob. Nieto de Abraham e hijo de Isaac, considerado el padre del pueblo hebreo pues sus hijos fueron el origen de las 12 tribus de Israel.

Kibutz. Organización colectiva, inicialmente agraria. Basada en la idea “de cada cual según sus capacidad, a cada cual según sus necesidades”. Su plural es kibutzim. Quedan 269 y se están privatizando.

Línea verde. Israel propiamente dicha está dentro de la línea verde. Cisjordania y Gaza queda del otro lado. Teóricamente sigue dividiendo Jerusalén Este-Oeste, en la práctica Israel ha tomado toda la ciudad.

Menorah. Candelabro de siete brazos. Emblema oficial del Estado de Israel y antiguo símbolo del pueblo judío que aparece en un bajorrelieve del Arco de Tito de Roma.

Muro de las lamentaciones. Según la tradición judía son los restos del muro occidental exterior del templo de Salomón, reedificado en tiempos de Herodes el Grande. Es un lugar sagrado, de oración para los Judíos.

Al Nakba (el desastre). Término árabe con que se conoce la formación del Estado de Israel y la pérdida de Palestina.

Panabarismo. Designa la corriente política árabe nacionalista que defiende la reunificación de los estados árabes.

Progrom. Originariamente en Rusia, eran levantamientos populares contra los judíos.

Saharia, Charia o Sharía. Sistema legal islámico.

Sefardíes. Judíos descendientes de los que habitaron la España musulmana y fueron expulsados por los Reyes Católicos.

Semitas. De Sem, hijo de Noé. Se aplica a una serie de pueblos descendientes de Sem: los árabes, hebreos, caldeos, fenicios y sirios son los pueblos más representativos. Por tanto está fuera de lugar acusarnos de antisemitas a quienes somos contrarios al sionismo.

Sión. Nombre dado al monte del Templo, antes llamado Moriah, sobre el que se edificó Jerusalén

Sinagoga. Se refiere a una asamblea judía o al edificio donde se realizan las reuniones de adoración y cánticos..

Sunna. Conjunto de relatos y dichos sobre la vida de Mahoma.

Talmud. Interpretación de la Biblia judía (Antiguo Testamento) por los rabinos

Torah. Ley judía como puede ser leída en el Pentateuco. Se basa en un Dios vengativo, tribal y sádico.

Yom Kippur. Fiesta judía del gran perdón o expiación.

Zelotes. Grupos cananeos de Judea que surgen en el siglo I a.C. Se oponen al dominio romano y comenzaron a no pagar tributos a Roma. Entre ellos surgió un grupo más radical, los sicarios de la pequeña daga que creían en el asesinato como instrumento político.

Bibliografía para conocer más

BASTENIER, MIGUEL ANGEL. (2002) Israel-Palestina: la casa de la guerra. Taurus. Madrid.

DEZCALLAR, RAFAEL. (1998) Entre el desierto y el mar: viajes por Israel y Palestina. Destino. Barcelona.

FEILER, BRUCE. (2003) Recorriendo la Biblia: un viaje literario. Ediciones Bronce. Barcelona

REYES BLANC, LUIS. (1999) Viaje a Palestina. Ediciones B. Punto de Lectura. Madrid.

SOLAR, DAVID. (1997) El laberinto de Palestina: un siglo de conflicto árabe-israelí. Espasa y Calpe. Madrid.

W. SAID, EDWARD. (2003) Nuevas crónicas palestinas. Mondadori. Barcelona.


1Nombre original Josué, significa Ungido. Nacido hacia el 6 a. C (un error de cálculo fechó el inicio de nuestra era más tarde de lo debido) Considerado Mesías, hijo de Dios, no se proponía fundar una nueva religión sino mejorar la existente. El judaísmo había corrompido el Templo, abandonado a los pobres y blasfemado contra las leyes de la pureza.

2A la muerte de Mahoma en el año 632, la comunidad islámica se divide en tres corrientes: los sunnitas consideran que el sucesor del profeta, el califa, debe ser elegido entre los miembros de la tribu de Mahoma; los chiitas afirman que el sucesor solo pueder ser un miembro de la familia del profeta; los kharejitas piensan que debe ser un hombre digo y piadoso, aunque se trate de un esclavo negro. De mil millones de musulmanes 180 millones son árabes.

3Judaísmo, cristianismo e islam reivindican la figura de Abraham. Es el judaísmo quien más esfuerzo ha realizado para “apropiarse” de él como padre de los judíos. También el cristianismo, desde Pablo y sus Cartas ha conectado la figura de Jesús con Abraham, esto es con la tradición.

4Los judíos también denominan este lugar Monte del Templo, precisamente en referencia a la antigua presencia de los templos de Salomón y Herodes.

5Levantamiento popular en lengua árabe.

6El Arca de la Alianza, de un metro veinte por setenta centímetros, es considerada el envase de las Tablas de la Ley que recibió Moisés en el monte Sinaí.

7Sergio Yahni en "Brazil do Facto"

8Zorgbibe, Charles, Historia de las Relaciones Internacionales. Alianza Editorial. Madrid, 1994.

9El 2 de noviembre de 1917 se redactó la declaración Balfour en forma de una carta que Lord Balfour le mandaba a Lord Rothschil, en la que decía : "El gobierno de su majestad ve favorablemente ele establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío".

101948 es para los palestinos Al-Naqba, “el desastre” o la “catástrofe”.

11Los acuerdos de Oslo estipulaban un proceso de cinco años, durante los cuales Israel se retiraría gradualmente de los Territorios Palestinos Ocupados (TPO) y el control en ellos pasaría a manos de una Autoridad Nacional Palestina (ANP), que negociaría la creación de un estado palestino Independiente. Estos acuerdos dejaban para las negociaciones finales las cuestiones centrales del movimiento de liberación nacional palestino: Las fronteras del estado, la ciudad de Jerusalén como capital palestina, el retorno de los refugiados palestinos, la colonización israelí de los TPO y el carácter de la soberanía palestina.

Si bien los acuerdos declaraban que las partes no tomarían medidas unilaterales, Israel utilizando su superior fuerza militar y económica tomó medidas unilaterales en todos los temas dejados para la fase final del proceso: todas la instituciones nacionales palestinas fueron deportadas de Jerusalén, prohibiéndose a palestinos no residentes en la ciudad el entrar a ella; Israel no paró de colonizar los TPO y de confiscar tierras de campesinos palestinos, multiplicando el número de colonos durante el llamado proceso de paz.

12El 22 de noviembre de 1967 el Consejo de Seguridad aprobó una resolución que exige la retirada militar de Israel de los territorios árabes ocupados: Palestina –incluyendo Jerusalén Este- las alturas del Golán de Siria y el Sinaí de Egipto. Exige a Israel fijar sus fronteras nacionales.

13Ariel Sharon es un sionista convencido de que el lugar de los palestinos es Jordania (también lo piensan muchos laboristas, como así ha declarado Peres muchas veces en el pasado) Su meta es la expulsión de la mayor parte y la plena sumisión de los que queden. No tiene ningún plan de paz porque no quiere la paz. Lo que él representa está detrás del asesinato de Isaac Rabín, cuya línea era más pragmática y buscaba una cohabitación con la parte palestina. Sharon es un militar responsable de las matanzas de Sabra y Chatila en el Líbano, asunto del que se ocupan los tribunales belgas.



14El Antiguo Testamento se abre con una gran obra literaria en cinco libros que entre los judíos recibe el nombre de Torah y entre los cristianos Pentateuco. Se presenta como un bloque literario bajo los títulos de Génesis, Exodo, Levítico, Números y Deuteronomio. El más importante es el Exodo: la salida de Egipto y el paso del mar Rojo, liderados por Moisés, experimentados como una liberación otorgada por Dios constituyen el dogma fundacional y fundamental del Antiguo Testamento que contiene la promesa de la Tierra. También son muy importantes las Narraciones de los profetas, principalmente las de Moisés.

15Theodor Herzl, tras haber comprobado la irreductibilidad del antisemitismo, propone crear dos organismos para la realización del designio nacional judío. El primero, Society of Jews, (Sociedad de los Judíos) será un poder político constituyente, encargado de obtener, con el apoyo de la comunidad internacional, una soberanía sobre un territorio determinado (en esa fecha, Theodor Herzl todavía no ha decidido entre Palestina y Argentina). El segundo, la Jewish Company (Compañía Judía), deberá trasladar el programa sionista a los hechos, organizando la emigración de los judíos, procediendo a la compra de las tierras y dotando al nuevo estado de bases económicas y sociales. En agosto de 1897 Theodor Herzl convoca en Basilea el primer congreso sionista: crea allí la Organización Sionista que se esforzará por obtener en Palestina un hogar nacional reconocido públicamente y garantizado jurídicamente.

16Dreyfus, Alfred (1859-1935) era un capitán de artillería francés, hijo de un industrial judío nacido en Alsacia. Acusado de haber entregado a un gobierno extranjero documentos relativos a la seguridad nacional fue juzgado y condenado a cadena perpetua. El escritor Emile Zola escribió un artículo titulado <<Yo acuso>> contra el antisemitismo del gobierno francés. Dreyfus fue reconocido inocente tras una confesión del jefe de los servicios secretos franceses que reconoció haber falsificado pruebas contra el militar judío.

17En los últimos tiempos, la posición del Likud ha sido la de la soberanía absoluta sobre los Territorios Palestinos, mientras que la del laborismo ha sido la de la separación entre israelíes y palestinos, cediendo a estos últimos una autonomía limitada al tiempo que se controlan los principales recursos y fronteras.

18Reyes Blanc, Luis, Viaje a Palestina. Punto de Lectura, Ediciones B. Madrid, 1999.

19Abraham recibió un mensaje del Señor para que visitara Canaan “a lo largo y lo ancho porque a ti he de tele”.

20Génesis.

21Nieto de Abraham e hijo de Isaac, Jacob es considerado el padre del pueblo hebreo, pues tuvo doce hijos que según la Biblia fueron el origen de las doce tribus de Israel, cuyos descendientes recibirían siglos más tarde el nombre de israelitas.

22Hay una parte judía que sigue siendo sinagoga.

23Muchos de los campos de refugiados, dentro y fuera de Palestina, reciben el nombre de antiguas poblaciones palestinas en Israel. Es una lucha por la preservación de la memoria histórica.

24No es intención del autor minusvalorar los sufrimientos de los judíos en la Alemania nazi. El 9 de noviembre de 1938, durante la Noche de los cristales rotos, fueron asesinados 91 judíos alemanes, 27.000 fueron detenidos y las escuadras nazis incendiaron más de 7.000 casas y tiendas judías y un centenar de sinagogas. Después, cientos de miles fueron asesinados en campos de concentración.

25Movimiento Islámico de Resistencia. Acrónimo árabe: Harakat al-Muqawama al-Islamia.

26Coalición nacionalista de derechas, reunida por Beguin en 1973 en torno a su partido, el Herut. Reivindica toda Palestina como territorio israelí.

27También ashkenazíes o askehnazims llegados de Rusia, Polonia, Rumanía, descendientes de los kazares del sur de Rusia, convertidos al judaísmo en el siglo VII.

28Coalición israelí socialdemocrata, considerada escisión del laborismo.

29La verdadera alma mater de esta organización es Michael Warschawski, Mikado, escritor e intelectual israelí, hijo del gran rabino de Estrasburgo, Meïr Warschawski, una de las figuras más destacadas de la resistencia judía contra el nazismo.

30De hecho, el AIC ostenta el récord de disponer de un personal que, en cerca de un 90%, ha pasado alguna vez por prisiones israelíes.

31Paz y Tercer Mundo-Hirugarren Mundua ta Bakea es una ONGD vasca que trabaja en Palestina.

32La victoria” “ La conquista”. Movimiento Palestino de Liberación Nacional creado y liderado por Arafat.

33Cerca de 8.000 según la Palestinian Prisoners Society. Lo cierto es que es complicado saber la cifra exacta, pues el gobierno de Israel no la da y además se sabe que hay cárceles secretas de las que ni el propio parlamento israelí tiene noticia de su ubicación, número de prisioneros y condiciones de vida.

34La ONGD Hirugarren Mundua ta Bakea-PTM trabaja dando apoyo legal a los presos y presas palestinas, así como en programas de inserción social.

35Es inquietante el caso del famoso Antrax, atribuido primero a Al-Qaeda y después a grupos de extrema derecha estadounidenses.



36Hay que agregar, en honor a la verdad, que antes de 1948 en esta zona de Jerusalén vivían judíos que fueron expulsados por el ejército y la administración jordana que permaneció hasta 1967.

37Tomado de Al-Aqsa de Jerusalén, Michael Ghattas Jahshan. Amaru Ediciones. Salamanca, 1992.

38La tradición judía dice que fue en Silwan donde el Rey David hizo traer el Arca de la Alianza – que mantenía unidas a las doce tribus – y convirtió Jerusalén – antes una pequeña ciudad jebusita – en centro efectivo de su pueblo. De hecho, en Silwan se encuentran las ruinas de la llamada Ciudad de David.

39Término utilizado para designar fábricas, por lo general manufactureras, ubicadas en zonas francas libres de impuestos y aranceles, dedicadas al ensamblaje y a la producción final de bienes destinados a los mercados de los países desarrollados.

40Jihad (guerra santa) Organización musulmana integrista cuyo fin es recuperar Palestina entera. Surge en las universidades de Gaza a principios de los 80, al igual que Hamas, de Hermanos Musulmanes.

41Shekhem es su nombre para los judíos. Fue en Shekhem donde, según el Génesis, Abraham recibió de Dios la promesa de la Tierra de Israel allá por el 1850 a.C.)

42Al parecer era una ciudad judía que contó con una comunidad cristiana hasta el siglo III. Los cruzados la hicieron capital de Galilea en el siglo XI y después fue tomada por los musulmanes. En cualquier caso fue gobernada previamente por romanos y griegos, estos últimos durante la época helenística.

43En los 269 kibutz viven 120.000 personas.

44Plural de kibutz.

45John Fedler, periodista, miembro del kibutz Beit Haemek, ha elaborado varios trabajos de interés.

46La Hoja de Ruta comprende tres fases. En una primera (recomposición de la confianza mutua): derecho de Israel a existir en paz; alto el fuego incondicional; esfuerzos palestinos para evitar atentados; retirada de las fuerzas hebreas hasta las posiciones del año 2000, antes del inicio de la segunda Intifada ; elecciones palestinas tras la redacción del proyecto de Constitución; Israel facilita la libre circulación de las personas y mercancías; los asentamientos construidos desde marzo de 2001 serán desmantelados (sólo los que el mismo Gobierno de Israel considera ilegales. Este punto también se refiere a la congelación de los asentamientos en construcción). En una segunda fase (hasta finales de 2003): fronteras provisionales palestinas; conferencia internacional de paz incluyendo a Siria y Líbano; Constitución palestina. Tercera fase (2004-2005): proceso para lograr un acuerdo sobre el estatus final de fronteras; estatuto de Jerusalén, refugiados y asentamientos; acuerdo de paz de Israel con Siria y Líbano.

47Es cierto que estos datos han sido publicados, pero no se sabe si existe un documento oficial que los ratifique.

48En todo caso no le sirvió de mucho pues le cortaron la cabeza.

49El 64% del agua que consume Israel está destinada a la agricultura, aun cuando ésta sólo representa un 2,5% del PIB.



50El día 5 de agosto de 2003, el ejército ocupante de Israel dinamitó un bloque de siete pisos en Nablus, dejando sin vivienda a 28 familias. El pretexto: la búsqueda de un dirigente local de Hamas.


https://www.alainet.org/es/articulo/111895
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