Venta de bonos y renegociación de bonos globales de 12 años
24/02/2005
- Opinión
Existe la decisión del Gobierno de colocar en los mercados financieros bonos por 895 millones de dólares, 750 millones para el mercado externo 145 millones para el mercado interno, y realizar una operación de canje o de recompra de bonos de deuda externa soberana en el 2005.
Esta operación financiera suscita muchos interrogantes y en los términos que ha sido planteada difícilmente logrará una reducción de la deuda. Todas las renegociaciones de la deuda soberana, sea comercial o la oficial con el Club de Paris, han sido desfavorables para el país, pues no han aportado alivio alguno al peso de la deuda ni han contribuido a reducir la pobreza y reactivar la inversión económica y social. En los últimos 24 años el porcentaje del gasto fiscal en el servicio de la deuda pasó del 16 % en 1980 al 36 % en el 2004, mientras que los de salud y educación descendieron del 12 % al 4 %, y del 28 % al 10 % respectivamente. El 50 % de los ingresos corrientes del PGE son para el pago del servicio de la deuda, el 70 % de los ingresos de crudos pesados y el 45 % del diferencial de precios del petróleo, por disposición de ley, son para recompra de deuda. La política fiscal ha priorizado el pago de la deuda pública y ha postergado el pago de la deuda social.
Según declaraciones del Ministro de Economía (Universo, 17 de enero), la venta de bonos obedece al interés del gobierno de aprovechar la caída del riesgo país a menos de 700 puntos para volver al mercado de capitales a los 20 años y a la necesidad de garantizar a los acreedores que el país está en capacidad de pagar a sus acreedores.
Discrepamos de esta posición. Las deudas deben servir para invertir y no para pagar deudas viejas. Y para que la emisión de nuevos bonos sea ventajosa para el país, debe ser a plazos e intereses convenientes, con cláusulas de acción colectiva y sujeta a contingencias provenientes de crisis económicas o catástrofes naturales. El servicio de la deuda debe estar condicionado a la capacidad de pago medido en un porcentaje techo de las exportaciones del país. ¿Los tenedores de bonos estarían dispuestos a aceptar estas condiciones?
Dado el peso de la deuda, es urgente disminuirla y no lanzarla hacia el futuro. Para ello existen muchos mecanismos. Una de los medios es recomparando los bonos como se establece en la negociación del 2000. Para esta recompra el Gobierno dispone en el 2005 de alrededor de 500 millones de dólares de los fondos del FEIREP. Pero esta compra sería un nuevo regalo a los tenedores de bonos. ¿Qué tenedor de bonos podrá renunciar al jugoso 12 % de interés con bonos de mercado que sobrepasan el 100 % de su valor?
Otra medida que lo consideramos más eficaz es invertir los fondos del FEIREP en infraestructura física y capital humano. El BM en esta semana publica lo que todos sabemos, que el atraso del Ecuador se debe a su dependencia del factor recursos naturales y a la falta de capital humano. Por desgracia en décadas no se hace nada en el país por cambiar esta situación. La salud y la educación siguen siendo rubros marginales en el gasto público. La inversión bien planificada y sostenida en conocimientos y tecnología contribuiría al desarrollo humano de los ecuatorianos, multiplicando empleo, ingresos, equidad y ahorro para ampliar la inversión. La deuda dejaría de ser la cadena que nos sume en la pobreza.
Estamos hablando de un nuevo modelo de desarrollo, centrado más en las personas que en la acumulación de capital financiero.
Para iniciar el cambio de modelo al servicio del desarrollo humano, Jubileo 2000 y muchas organizaciones sociales estamos promoviendo la aprobación de una Ley de Responsabilidad Social, que obligue al gobierno central y local a dirigir los fondos públicos al desarrollo humano sostenible y a la inversión productiva.
Otra manera de desendeudar al país es mejorar la calidad del gasto y poner freno a la corrupción reinante. Para ello, Jubileo y las organizaciones sociales están planteando la creación de mesas de auditoría y la aprobación de una ley que respalde oficialmente este proceso.
Una buena parte de créditos se diluyen en los bolsillos de corruptos, quienes, para mantener el modus vivendi, promueven nuevos créditos. Las deudas contraídas y utilizadas sin transparencia, o cuyo servicio afecta a la satisfacción de las necesidades básicas de la sociedad, deben ser anuladas. Para ello hay un movimiento mundial del que formamos parte, que aboga por la creación de un Tribunal Internacional de la deuda, que ponga freno a la corrupción y a la violación de los derechos humanos por causa de la deuda.
Desde el año 2000, los países del Club de Paris han abierto las posibilidades de canje de deuda por inversión social, ambiental y productiva. Una reducción de 200 o 250 millones de dólares por este concepto no es nada desdeñable. Sobre esto no se ha hecho nada. A más de acción, exigimos al Gobierno transparencia y participación ciudadana, para que los recursos del canje sean utilizados en forma eficiente y con equidad, en los sectores más necesitados del país.
Otra forma de desendeudar al país es no endeudarse más, al menos en la forma irresponsable como sucede hoy en buena parte de los casos. El exceso de liquidez de los organismos internacionales se traduce en créditos fáciles para muchos proyectos que no necesitan financiamiento externo, o no son rentables ni convenientes para el país. Jubileo 2000 ha entregado a los bloques legislativos del Congreso Nacional un proyecto de Ley sobre Racionalización y Control del Endeudamiento Público, para frenar créditos fáciles, innecesarios o no rentables.
Invitamos al Gobierno a dialogar sobre estas propuestas y a encuadrar sus operaciones financieras en el marco del desarrollo humano. Sin una agenda interna de desarrollo económico y social centrado en la formación de capital físico y humano, la deuda con y sin reingeniería seguirá creciendo y estrangulando la economía y la condición de vida de los ecuatorianos. Los recursos naturales y la inversión extranjera, por si solos, nunca generarán desarrollo, al contrario, como ahora, seguirán depredando recursos naturales y la fuerza laboral, y transfiriendo los frutos de la producción a las sedes de las multinacionales.
* Hugo Arias Palacios es Coordinador General de Jubileo 2000 Red Guayaquil
https://www.alainet.org/es/articulo/111421
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