Semillas y conocimientos de las mujeres

25/02/2003
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Las curadoras de semillas, aquellas que se han ocupado históricamente de proteger ese núcleo primordial de la vida vegetal, no las venden, las intercambian en una suerte de gesto ritual, donde a la vez transmiten los conocimientos sobre cada una de ellas, su protección y perennidad, relata la chilena Francisca Rodríguez, líder de la organización mundial Vía Campesina. Para las mujeres, agrega, esto tiene que ver con la soberanía alimentaria, de la cual depende la vida humana, pero también con el mantenimiento de la vida en el campo y la suerte del planeta. Por eso, la Campaña Mundial de Defensa de las Semillas, como patrimonio de la humanidad, impulsada por la Vía Campesina, es una de defensa de ese principio vital, ahora manipulado y convertido en mercancía por la avidez de lucro de las corporaciones transnacionales y amenazado de una total apropiación privada, amparada por las legislaciones sobre patentes y propiedad intelectual. La manipulación y monopolio privado de las semillas, no sólo pone en riesgo la reproducción de estas y los respectivos ecosistemas, al generar semillas desechables y estériles, cuyos genes reproductivos solo sirven para un solo cultivo, y que por lo tanto obligan a las/os agricultoras/es ha comprarlas nuevas para cada cosecha (1), sino que su estandarización obliga a que la tierra, a fuerza de agrotóxicos, se ajuste a sus necesidades, rompiendo con el acoplamiento armonioso entre ambas, en el cual se genera la biodiversidad. Por otro lado, las dinámicas que imponen la introducción de la agricultura trasgénica (2) y la mercantilización universal del mundo rural, acarrean serias modificaciones en los modos de producción agrícola, cuyos alcances tienen estrecho vínculo con la propia definición social, de género, y económica de la vida en el campo. Así, la transnacionalización del agro donde, insistimos, la agricultura y la producción alimentaria se ciñen a fines comerciales, ha modificado negativamente la vida de las mujeres, convirtiéndolas en simples asalariadas, por lo general temporales, y enajenándolas de su relación con la tierra, la agricultura, los saberes y conocimientos históricos, especialmente aquellos que, como inventoras de la agricultura, las mujeres los transmitían de generación en generación. Es gracias a esos conocimientos, vinculados a la práctica agrícola, a la previsión productiva, al procesamiento y distribución, que las mujeres han venido alimentando a la humanidad, aún en contextos de pobreza extrema, y manteniendo patrones de consumo congruentes con el cuidado de la tierra y la colectividad, sabiendo que los recursos de la tierra no son inagotables. Sin embargo, además de poner en jaque mate todo principio de alimentación sana, la legitimación de la apropiación privada de las patentes de las semillas, los alimentos, los principios genéticos, en fin de todo, llevará a la eliminación de las prácticas de soberanía alimentaria puestas en aplicación por las mujeres en todas partes. Aquellas que producen y comercializan cereales, derivados agrícolas, y hasta platos típicos, sólo podrán hacerlo bajo la obtención de franquicias, compradas a los dueños de las patentes, de sendas invenciones que ellas mismas han creado. Por eso, "Hay que rescatar las semillas, para que podamos también rescatar la cultura campesina, que se viene perdiendo desde hace décadas por la arbitrariedad de la arremetida capitalista en el mundo. La Campaña de las semillas como patrimonio de la humanidad, es rescatar también los valores perdidos y construir nuevos enfoques, un nuevo hombre y una nueva mujer, no sólo en el campo sino también en la ciudad", señala Rodríguez. Un asunto de soberania La defensa de las semillas naturales es una cuestion de soberania, señala Joao Pedro Stedile, dirigenete del Movimiento Sin Tierra de Brasil, pues "un país que pierde la capacidad de producir sus propias semillas estará siempre condenado a la importación de alimentos de las grandes potencias; y un país que depende de esa importación es un país que no tiene soberanía". De allí la postura de oposición contundente de las organizaciones del campo a los acuerdos del ALCA y la OMC, cuyas normativas impedirían, entre otros, que los países y las personas del campo continúen ejerciendo el derecho de acceder libremente a las semillas, cuyas patentes son acaparadas por las corporaciones y hasta por individuos particulares. "En el 2000, el mercado mundial de las semillas generó aproximadamente 28 billones de dólares, de ese total 12 billones fueron acreditados a las semillas transgénicas" (3). El distanciamiento de lo humano de la llamada agricultura científica, tiene relación con su filiación directa con las corporaciones transnacionales, que son a la vez dueñas de las patentes, de las semillas, vendedoras de agroquímicos, y mecenas de la investigación científica para producirlos. "Las 10 mayores transnacionales del mundo facturaron en 1997, 26,2 billones de dólares, o sea 85% del mercado agroquímico mundial" cuyo valor fue de 31 billones? (4) y, en los últimos tres años, tan sólo la empresa Monsanto, de Estados Unidos, invirtió 8 billones de dólares en la compra de empresas en el sector de las semillas y agrobiotecnología (5), cifras que dan cuenta de que los términos acaparamiento y afán de lucro no son simple retórica. La Campaña Mundial de Defensa de las Semillas, es una de humanidad, que concierne a todas las personas, pues la sobrevivencia del planeta y de todo lo que él contiene, depende de la puesta en marcha de un modelo sustentable, atento a la salud humana (6) y ambiental. Por eso, la Vía Campesina reivindica que la agricultura quede al margen de los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio ?OMC-, cuyos contenidos hieren de muerte a los principios de sustentabilidad. (Notas) 1) "Monsanto e uma especie de Microsoft rural", Revista Sem Terra, Ano III No 14, Jan/fev 2002, Brasil, Pag. 11. 2) El crecimiento del mercado de las plantas transgénicas llegó en 1999 a 4 mil millones de dólares en Estados Unidos y se proyecta que en media década esta cifra crecerá unas 5 veces -es decir 20 mil millones-, mientras que el año 2020 llegaría hasta los 75 mil millones. Se dice que es probable que en el siglo XXI, todos los productos alimentarios contendrán algún elemento de ingeniería genética. "Las Plantas y los alimentos transgénicos", en 21 Desafíos para las Mujeres Rurales, Indígenas y Pescadoras, Articulación de Mujeres de la CLOC, Ed ANAMURI, -Chile 2002, Pag. 127. 3) Sueli Auxiliadora dos Santos, "A luta inconciliável entre dois projetos, o oficial e o popular", Revista Sem Terra, Ano III No 14, Jan/fev 2002, Brasil, Pag 33. 4) Idem. 5) Idem. 6) En la salud -los transgénicos- generan alergias, principalmente por la presencia de compuestos nunca antes consumidos por seres humanos, por ejemplo bacterias y toxinas que vienen junto al gen de interés y que cambian la composición o el equilibrio genético del organismo receptor... Todavía en el aspecto ambiental, tenemos insectos "plagas" y hongos, virus y bacterias que van adquiriendo resistencias a las plantas transgénicas que produzcan toxinas contra ellas, matando de paso a insectos benéficos. Idem 2. ---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------- Semillas para la Vida. En la Articulación de Mujeres del Campo de la CLOC y la Vía Campesina, nos hemos propuesto ser promotoras activas de la Campaña Mundial de las Semillas, que es una propuesta para volver a nuestras raíces. En ella las mujeres tenemos un papel importantísimo, porque hemos sido nosotras las descubridoras, conservadoras y propagadoras de las semillas. Así, si nos proponemos recuperar especies que casi están extinguidas, este proceso y poder está, en gran medida, en manos de las mujeres. Pero, debemos evitar pensar que tenemos que ser nuevamente las cuidadoras y propagadoras de semillas, sino que más bien nuestra responsabilidad está en ir estructurando iniciativas para llevar a cabo estas propuestas. Esta campaña implica un reforzamiento bastante grande en el terreno de las alianzas. Tenemos que involucrarnos y hacer alianzas con los sectores populares y la sociedad civil, y relacionarnos también con la gente que trabaja en el campo científico. Hacer alianzas entre las mujeres de la ciudad y del campo, o sea, fortalecer el movimiento y solidaridad entre mujeres. En nuestra campaña también tenemos que recuperar valores, cultura, tradiciones, pero eso sí, debemos estar alerta sobre qué tradiciones vamos a recuperar, porque muchas veces las tradiciones pueden volverse contra nosotras. Por ello, es muy importante hablar del concepto de "comunidades campesinas de resistencia", pero teniendo muy en cuenta nuestro rol dentro de ese proceso de resistencia. Y es que, existe un peligro latente, es el hecho de olvidar la posición y situación precaria que las mujeres han tenido tradicionalmente en las comunidades campesinas, pues éramos las personas que trabajábamos y nadie nos reconocía, ni siquiera nosotras mismas. Entonces, lo que queremos plantear es que para la Campaña de las Semillas las mujeres, del campo y la ciudad, construyamos alianzas fuertes. Nosotras tenemos que proclamar y recrear una agricultura urbana que permita mejorar la calidad de vida de los sectores pobres, para poder buscar esa resistencia que nos permita generar un banco de semillas propio y recuperar nuestro sistema productivo, pero dentro del marco de la agricultura solidaria, que es la única forma para que las semillas sean patrimonio de la humanidad. Es un reto de la Campaña recuperar las semillas originales y recuperar las formas tradicionales de tratarlas, la forma de guardarlas y conservarlas, la forma misma de producir y, como consecuencia, la forma tradicional de procesar alimentos sanos. Tenemos, además, que buscar un sistema para compartir nuestras experiencias, establecer cómo se llevarán a cabo nuestras alianzas, y cómo vamos a ir evaluando este proceso. Recordemos que para hablar de soberanía alimentaria tenemos que tener materia prima y la materia prima son, justamente, nuestras semillas. * Extracto de Francisca Rodríguez, "Mujeres del Campo: Semillas para la Vida", 21 desafíos para las mujeres rurales, indígenas y pescadoras, Articulación de Mujeres de la CLOC, Chile, 2002
https://www.alainet.org/es/articulo/109151
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS