El negocio de la guerra... el botín de la reconstrucción

07/05/2003
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
En los últimos días los grandes temas de la "ayuda humanitaria" pos-guerra y el de la "reconstrucción futura" de Irak han vuelto a resurgir en la reflexión y debate de numerosas ONGs internacionales. Ya se ha repetido hasta el cansancio el interés económico de la guerra contra Irak: apropiarse del petróleo del segundo país productor del mundo después de Arabia Saudita. Casi nadie se ha animado hasta ahora en rechazar esta tesis que se complementa con el interés prioritario de la economía estadounidense por reactivarse luego de algunos años de peligrosas señales recesionistas. Sin embargo, esto es sólo una parte del rédito económico de la agresión. Horas después de ocupada Bagdad y cuando todavía nadie -ni agresores, ni organizaciones de derechos humanos ni instituciones internacionales- había podido avanzar ni siquiera una cifra de víctimas civiles (desconocida hasta ahora), ya estaba en plena marcha el negocio de la reconstrucción. El gobierno de George Bush concedió el 17 de abril un primer e importante contrato a la Compañía norteamericana Bechtel - dedicada a la construcción y trabajos públicos- para que se haga cargo de una parte significativa de la reconstrucción de Irak. Si bien el monto inicial es de apenas 34,8 millones de dólares, el mismo podría elevarse en los próximos 18 meses a 680 millones. Programa, bien hay que mencionarlo, reservado exclusivamente a empresas americanas. Días después, en otra señal para nada ingenua, el gobierno norteamericano designó a Dam Amstutz del grupo privado Amstutz y Compañía, basado en la misma capital norteamericana, como principal asesor para los temas agrícolas relacionados a la reconstrucción. Empresas privadas que como zopilotes caen sobre el cadáver moribundo de toda una nación ya debilitada desde que comenzara el embargo en 1991 y que ahora vive al límite de la misma extinción. Completando sin embargo un rompecabezas de intereses económicos reactivados, el 24 de abril los ministros de relaciones exteriores de Gran Bretaña, Francia y Alemania se encontraron un tanto informalmente en Bruselas para analizar juntos la participación europea en la reconstrucción de Irak. La tajada para la empresa privada es grande y no está permitido dejar pasar la «fiesta» aunque semanas antes, Francia y Alemania se habían opuesto enfáticamente, por cuestiones de principio, a la agresión militar contra Irak fuera del consenso onusiano. Casi simultáneamente el Club de París sacó también sus propias garras anticipando que le pasarán a Irak la factura completa de su deuda externa que oscilaría, incluyendo intereses, en los 127 mil millones de dólares. Una serie de ofensivas de números y cuentas que continúan, casi inmediatamente, a la ofensiva militar de tanques y bombas sofisticadas. Con una pequeña aclaración adicional que no deja de ser importante consignarla: todo lo que viene de ahora en adelante, es decir, la reconstrucción de lo destruido, lo pagará integralmente, y a precios elevadísimos la nación Irakí con su propio petróleo. Difícil marco de acción para los ONGs y la sociedad civil planetaria que a pesar de toda su buena voluntad, en caso de no clarificar perfectamente sus roles, áreas y proyectos, podrían quedar entrampadas en un cínico escenario liderado por la pujante empresa privada estadounidense. * Sergio Ferrari, desde Suiza.
https://www.alainet.org/es/articulo/107493
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS