Plebiscito y Democracia

27/07/2002
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Antes de las elecciones de octubre, tendremos en Brasil un plebiscito en septiembre. Está siendo organizada, por iniciativa de movimientos populares, iglesias y entidades civiles, una consulta popular sobre el ALCA –Área de Libre Comercio de las Américas. Se va a extender a lo largo de la Semana de la Patria, y tendrá su momento culminante el día 7 de septiembre, cuando se lleve a cabo nuevamente el Grito de los Excluidos, esta vez cadenciado por el lema LA SOBERANÍA NO SE NEGOCIA. Ahí está el contexto de este nuevo plebiscito. Este se realiza luego del otro, realizado hace dos años, sobre la deuda externa. Continúa la campaña del Jubileo, que levantó con insistencia en el mundo entero la bandera de la construcción de nuevas relaciones entres los pueblos, basadas no en la dominación y explotación de los países ricos sobre los pobres, sino en la cooperación inspirada en la solidaridad y en el respeto a las diferencias. Queda así evidenciado el potencial educativo de esta iniciativa de la ciudadanía, que ahora puede ser percibido por la sorprendente adhesión que ha encontrado en todo el país. Al lado de una campaña política que corre el riesgo del monólogo de los candidatos ante la población incrédula de sus intenciones, el plebiscito viene suscitando interés, debate, movilización, organización y participación popular en todas partes. Sin ningún apoyo oficial, sin recursos financieros, sin aparato técnico, el pueblo está preparándose para el plebiscito, procurando conocer lo que está embutido en esta propuesta presentada con tanta insistencia por parte del gobierno estadounidense, y la mirada con tanta desconfianza por todos los países de América Latina. Ante el acostumbrado desinterés popular por cuestiones políticas, que tanto perjudica al ejercicio de la democracia, es saludable percibir esta nueva vertiente de ciudadanía, que encontró en este proceso un camino promisorio de reversión de la alienación y de participación consciente en el debate de los problemas nacionales. Ahora mismo bastaría esto para mirar con simpatía este nuevo plebiscito, que viene a dar consistencia política a la celebración de la Semana de la Patria, junto con el Grito de los Excluidos. Este plebiscito acarrea, sobretodo, un potencial positivo de práctica democrática. La manera en la que está siendo organizado marca la pauta para el ejercicio de la ciudadanía. No es impuesto por ningún movimiento o entidad, es asumido libremente, no es arbitrario, no se caracteriza por actitudes dogmáticas, simplemente invita al debate y al posicionamiento responsable de los ciudadanos ante un asunto de evidente interés nacional, con alto potencial de compromiso sobre el futuro del país. Pero el plebiscito es también muy oportuno políticamente. Presta atención a la cuestión de fondo, que posterga todo debate en torno a la situación actual del Brasil, en el contexto mundial que se va desencadenando. Lo que está en juego es la soberanía nacional. Lo que el pueblo comienza a preguntarse es si todavía somos Estados Unidos del Brasil, o si ya pasamos a ser el Brasil de Estados Unidos. Por esto, como alerta emblemática, más allá de las cuestiones sobre el ALCA, el plebiscito va a plantear la problemática de la entrega de la Base de Alcántara al control militar de Estados Unidos. En el momento en que la Compañía Siderúrgica Nacional, mayor símbolo de nuestro desarrollo autónomo, está siendo vendida a los extranjeros, es urgente aglutinar la resistencia popular para impedir que volvamos a ser colonia, proveedora de materias primas baratas para el provecho de intereses ajenos. Si el gobierno no es capaz de resguardar nuestra soberanía es preciso que el pueblo adopte una postura. La Semana de la Patria nos hace revivir la necesidad de reconstruir nuestra independencia. El plebiscito nos permite afirmar colectivamente esta disposición. ¡Soberanía sí, ALCA no!
https://www.alainet.org/es/articulo/106268
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