Venezuela: A mis compañeros periodistas

14/04/2002
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Por una discusión ética en serio. Magdalena Ruiz Guiñazú, Nelson Castro y Joaquín Morales Solá; claros ejemplo de lo que no se debe hacer en periodismo "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras nunca pasarán": Marcos 13-31 Pocas veces quien escribe observó un tratamiento de la información, del hecho periodístico en sí, mas irresponsable, perverso y canalla, como el que se dio en estos días, en el tratamiento de la grave crisis venezolana. Quien firma(con algo mas de medio siglo sobre sus espaldas) es periodista, vive de la profesión y la ama, en una provincia (San Luis)dónde ser comunicador implica riesgos severos, y es una elección que entre otras cosas, para quien privilegia la ética, implica la marginalidad y hasta el hambre. VIA LIBRE, el medio que conduce desde hace seis años, ganó un espacio y un respeto en la comunidad, por su apego a la verdad, por su pluralismo y por su independencia con respecto a los grandes grupos de poder, humildemente en sus ediciones de los martes y viernes, gráfica y por Internet, informa y opina. Amar la verdad es una toma de conciencia en la dignidad absoluta que Dios dio a la humanidad, es la irrestricta y consecuente sumisión a la ética. "La exigencia ética y su cumplimiento son también productos de evolución, pero se han producido sólo en el hombre"; dice G. C. Simpson. La verdad en comunicación significa entre otras cosas ajustarse a los cambios permanentes de la realidad, sin preconceptos, de todo lo conocible y por conocer, con conciencia del papel protagónico de la criatura humana en la creación. Pocas veces se juzgó, con la liviandad, irresponsabilidad y las mentiras mas aviesas desde la comunicación; al pueblo y los lideres políticos bolivarianos, pocas veces el periodismo que se autocalifica de "analítico" y "crítico", jugó mas descaradamente a favor de los amos del mundo, con un desprecio casi racial hacia los hermanos venezolanos, y deliberadamente se ocultó el apoyo del FMI y Washington al golpe. Es así que el pasado viernes con la insolencia de los soberbios nos desayunamos con Magdalena Ruiz Guiñazú con la "noticia" de que los círculos bolivarianos eran algo parecido a la tristemente celebre "AAA"(triple A) de Argentina, y por la noche cuando vivíamos la congoja de la aparente derrota de la Revolución Bolivariana, la calificación que hiciera Joaquín Morales Solá de "inimputable" al presidente constitucional de ese país Hugo Chávez Frías, de "demagogo" y "mesiánico" de Nelson Castro. Los hechos se encargaron de refutar a estos personajes que casualmente trabajan en los confortables estudios y oficinas pertenecientes al grupo Clarín, que con la pesificación de alguien que seguramente no es "inimputable" licuó millones de dólares. La persona es libre de hacer y decir lo que se le venga en ganas cuando eso no perjudique a terceros sin razón alguna, ahora si por su posición en la sociedad, por ser un comunicador social afecta al desprevenido escucha, lector, o televidente, no solo se traiciona a sí misma, sino que traiciona la confianza de quien pasivamente recepta la comunicación. Como comunicadores estamos obligados a fomentar la comunidad, la solidaridad, concebido esto en términos interpersonales, y debemos priorizar el bien de ella por encima de lo privado o particular, no somos alguien mas, influimos en la formación de opinión y ello implica; responsabilidad, amor, un proceso constante de purificación y una actitud critica responsable. La ética periodística al parecer es un debate que nos debemos y que se renueva cotidianamente. San Luis ,abril 15-02 Alejandro Rodríguez Director de VIA LIBRE
https://www.alainet.org/es/articulo/105964

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