Atacar el Eje del Mal

20/02/2002
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Washington, entre la inclinación a atacar al eje del mal o seguir la visión europea Los partidarios del diálogo entre civilizaciones sepultados bajo la actuación unilateral Desde Europa se observa con recelo y desconfianza la actitud beligerante de EE.UU. de anunciar próximas campañas militares contra Irak, Corea del Norte e Irán, los tres países situados por George W. Bush en el "eje del mal" por acoger a terroristas y amenazar con armas de destrucción masiva a América e, indirectamente, a Occidente. Tras el 11 de septiembre, la superpotencia parece estar decidida -animada por el amigo Israel e influenciada por los prominentes intereses judíos que dominan buena parte de la economía financiera y mediática de EE.UU.- a acabar con el terrorismo islámico integrista, reactivar la economía por la vía del impulso de la industria tecnológico-militar e implantar una pax americana en el mundo, que, eventualmente, pueda servir para expandir el poder y los mercados de las grandes corporaciones, lo cual, se entiende, redundará en un mayor bienestar y seguridad en el homeland, esto es, en territorio de EE.UU. Ello es, desde luego, legítimo, aunque seguramente constituye un error que puede contribuir a agravar las tensiones en el mundo entre las dos civilizaciones dominantes (islámica y judeo-cristiana). La tragedia del 11-S alimentó la esperanza de que EE.UU. avanzara por la senda de la solidaridad, el diálogo y el apoyo financiero a países y regiones dominadas por dictaduras políticas, acostumbradas tanto a la negación de derechos humanos y libertades individuales como de oportunidades económicas. Hasta el momento, la vía escogida por la Administración Bush parece ser la del unilateralismo, en lugar de la búsqueda de coaliciones y apoyos para combatir la amenaza del terrorismo. Ni Eje del Mal ni país de cowboys Cierto es que las posturas en la Administración Bush no son monolíticas ni concluyentes. La sensibilidad, por ejemplo, de Collin Powell, más cercana al sentir europeo, difiere mucho, por citar el otro extremo, de los halcones del Pentágono, con el secretario de Rumsfeld y los intereses de la gran industria como estandartes. La prensa europea, y forma exagerada hasta la deformación, la islámica, se empecinan en presentar Estados Unidos como un superpower dominado por gentes dispuestas a desenfundar el Colt e inclinadas a la pronta justicia del Viejo Oeste, de colgar al malhechor de una soga. Bush sería, así, el Sherif del poblado. La esperpéntica imagen nada tiene que ver, como es de suponer, con la realidad. Estados Unidos es hoy un país que, en términos generales, se siente amenazado en su seguridad y teme sufrir en el momento más inesperado un atentado aterrador (desde la explosión de la central nuclear que está a 35 millas de Manhattan hasta la destrucción de San Francisco). Ante este miedo -que, contra lo que se piensa, ni tiene ribetes cinematográficos ni es fruto de la mente simple de los americanos- los gobernantes intentan buscar salidas. Adviértase que ahora, como en la víspera del ataque de Afganistán, nos estamos moviendo en el terreno del debate; nada se ha decidido todavía respecto al "eje del mal" y, sin embargo, algunos se precipitan ya en el tópico análisis anti- norteamericano. Las tensiones, desequilibrios y amenazas de toda índole (político-religiosa y económica, básicamente) han dibujado un mundo sumamente complejo, tan globalizado como inestable, por lo que las simplificaciones y las imágenes fáciles -ni eje del mal ni Gran Satán americano ni país de cowboys- no sirven para explicar la realidad. Hay que diferenciar los hechos de las opiniones. Y de las suposiciones.
https://www.alainet.org/es/articulo/105766?language=en

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