Temas para el Foro Social de 2002

El estado actual de la globalización

21/06/2001
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  • Opinión
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El Foro Social mundial de Porto Alegre significó un cambio fundamental de orden cultural: de "no hay alternativas" a "existe una otra manera de pensar la economía, la política, la cultura". Eso es un salto cualitativo de gran importancia. Sin embargo, las expectativas actuales en el mundo son las alternativas. Ese va a ser el desafío de la reunión de Porto Alegre de 2002. Sin embargo, el Foro Social Mundial no puede convertirse en un simple supermercado de alternativas. Por eso se necesita, por una parte, una coherencia en las propuestas, y, por otra parte, una visión amplia de las alternativas. Desde este punto de vista parece importante pensar en tres niveles de alternativas. El primero consiste en reconstruir las utopías, no en el sentido de cosas imposibles, sino en cuanto a objetivos movilizadores. Se trata de saber cuál sociedad queremos, cuál trabajo, cuál educación, cuál agricultura, cuál comunicación, cuál ética. Las utopías no caen del cielo. No pueden ser sino el resultado de un trabajo en conjunto con aporte de todos en el mundo entero. El segundo nivel es el de las alternativas a mediano plazo, es decir los objetivos que van a tomar tiempo, porque se trata de un proceso largo o del resultado de duras luchas sociales, en función de la resistencia del sistema capitalista mismo. El tercer nivel son las alternativas a corto plazo: lo que es factible en un tiempo previsible y que puede ser movilizador aún si son objetivos parciales. En función de eso podemos recordar, primero, lo que significa la globalización hoy; segundo, cuáles son sus consecuencias y las resistencias que se organizan; tercero, cuál es la etapa actual de la globalización; y, finalmente, cuáles son las estrategias contra la globalización del capital. ¿Qué es la globalización hoy? Se trata de un proceso económico con apoyo político, militar y cultural. Se trata de una nueva etapa de acumulación del capital en su fase neoliberal, que empezó a la mitad de los años 1970, con lo que se llama el Consensus de Washington. Tomamos la palabra globalización en un sentido muy preciso, sabiendo evidentemente que es una realidad histórica y antigua, pero que ha tomado características específicas en los últimos 30 años. La razón fundamental de la puesta en marcha de este proceso económico fue la rentabilidad decreciente del capital, causada por una disminución de la productividad. Esta última había permitido, después de la segunda guerra mundial, una cierta distribución del producto social entre capital, trabajo y Estado. En otras palabras, fue el fin del keynesianismo, al cual se debe añadir el fracaso del desarrollismo del Tercer mundo y finalmente la caída del socialismo real en Europa del Este. Para aumentar de manera acelerada su acumulación, el capital ha tenido que desarrollar dos estrategias principales. 1- Hacer disminuir la parte del trabajo en el producto social, lo que se realizó por una verdadera ofensiva contra el trabajo: disminución de su parte en el producto social, por la reducción del salario real; desregulación; deslocalizaciones; disminución del seguro social; aflojamiento de las organizaciones laborales. 2- Hacer disminuir la parte del Estado como redistribuidor de riquezas y árbitro social, lo que se hizo por las olas de privatización, no solamente de los sectores económicos, sino también de los servicios públicos, con las políticas de austeridad impuestas por las organizaciones financieras internacionales, en particular el FMI (Programas de ajuste estructural). Si analizamos los principales mecanismos de la globalización económica actual podemos notar los siguientes. Primero, se realiza una integración de los procesos de producción y de distribución que no tiene que tener cuenta las fronteras. Asistimos también a una concentración de la producción, de la distribución y de la comunicación en las manos de grandes empresas menos y menos numerosas. El capital financiero es lo que predomina y, finalmente, hay una extensión de las fronteras del capitalismo, tanto geográficas como tecnológicas. Consecuencias sociales y culturales y resistencias El proceso de globalización tiene como consecuencia una serie de destrucciones del actuar colectivo de la humanidad. 1) Destrucción de la economía.- Si la economía es la acción humana destinada a establecer las bases materiales de la vida física y cultural de todos los seres humanos en el mundo entero, el capitalismo es el sistema lo más ineficaz de la historia humana. Nunca hubo tantos pobres, nunca hubo tantas distancias sociales. Eso constituye la primera base de las revueltas y de las resistencias. 2) Destrucción de la naturaleza.- La explotación con la idea del provecho a corto plazo significa desastres ecológicos, tanto en el clima como en el agotamiento de recursos naturales, lo que ha provocado, en los últimos años, el desarrollo de muchos movimientos ecologistas. 3) Destrucción social que es doble.- a) Extensión de las relaciones directas capital/trabajo, es decir el asalariado, que ahora se extiende en el mundo entero, aún si no de manera mayoritaria y en todos los sectores de la actividad colectiva. Movimientos sindicales y campesinos han aparecido en nuevas áreas geográficas y en nuevos sectores de la actividad económica. b) Extensión de la relación indirecta capital/trabajo, que afecta a cada vez más grupos sociales en el mundo. Se trata de los mecanismos indirectos de la lógica de la organización capitalista de la economía, como la fijación de los precios de las materias primas, la deuda externa, la reexportación de capital, los paraísos fiscales, etc.; todos obstáculos al verdadero desarrollo de las economías locales y de los cuales las consecuencias afectan a centenares de millones de personas. Es así como asistimos a un número cada vez más grande de resistencias y de movimientos sociales. Se trata por ejemplo de las mujeres, particularmente afectadas por la feminización de la pobreza y el aumento de la violencia o simplemente porque la lógica del sistema de explotación capitalista utiliza las relaciones de género en función de sus propios intereses (por ejemplo salarios más bajos, contabilidad nacional que no toma en cuenta el trabajo de reconstitución de las fuerzas productivas realizada por las mujeres, para hablar en términos económicos, etc.). Se trata también de las resistencias de los pueblos indígenas, que son las primeras víctimas de las nuevas políticas económicas y que en sus resistencias redefinen su sentido de identidad. Se trata también de los movimientos de castas, en la India, donde la lucha de los Dalits (los sin castas) se multiplicaron desde el momento de la adopción de una orientación neoliberal. Se trata también de movimientos de jóvenes. Así como de los conflictos étnicos, muy ligados con mecanismos macroeconómicos, como la caída de ciertos precios agrícolas, etc. Evidentemente no es el capitalismo que inventó o inició el machismo o el patriarcado, la opresión de pueblos indígenas, las contradicciones de castas, los conflictos étnicos o la marginalización de los jóvenes. Sin embargo el capitalismo -y eso se puede comprobar- agudizó los conflictos y muchas veces los utilizó para construir su organización del trabajo y sus estrategias de absorción del sobreproducto. 4) Destrucción cultural.- Asistimos a una verdadera desviación del sentido de la educación, de los medios de comunicación, de la filosofía y aún de las religiones, en función de los valores del capitalismo, con la definición propia que él tiene de la modernidad, y por la instrumentalización de los aparatos culturales para apoyar su proyecto y legitimar sus objetivos. También, como resistencias en este dominio, notamos nuevos movimientos de ideas, resistencias culturales, elaboración de teologías de la liberación, etc. Al mismo tiempo se desarrollan movimientos culturales paseístas, que se expresan en varios tipos de fundamentalismos, como mecanismos de defensa frente a una modernidad que desprecia las tradiciones culturales. 5) Destrucción política.- La democracia, ya relativamente limitada en la perspectiva de la organización política parlamentaria, tiene menos y menos sentido, cuando los poderes políticos, emanaciones de los votos populares, ven disminuir su poder de decisión, especialmente en el orden económico. En reacción, asistimos también a esfuerzos nuevos de descentralización de las decisiones, de democracia participativa, de reconstrucción de una política con bases populares. La situación puede definirse en resumen diciendo que frente a un capitalismo que construye las bases de su reproducción mundial, gracias a las nuevas tecnologías, asistimos a un aumento, pero también a una fragmentación de las resistencias y de la luchas, tanto geográfica como sectorial. La etapa actual de la globalización del capital Se puede decir dos cosas a propósito de la etapa actual, que son importantes para pensar la organización de las resistencias y su mundialización. 1- El proyecto neoliberal no está abandonado, aún si pierde credibilidad. Está fragilizado, porque tiene estrategias a relativamente corto plazo. Eso se manifiesta en diferentes aspectos: - económicamente: el sistema financiero; el sistema de producción y los servicios públicos... - ecológicamente: los límites ecológicos son más y más visibles. - socialmente: el aumento de la pobreza y de las distancias sociales, de las migraciones, ... - culturalmente: crítica intelectual, artística y popular del sistema. 2- El capitalismo adopta ahora nuevas estrategias en varios sectores : - estrategias económicas: se pasa progresivamente del neoliberalismo puro y duro a un neoclasicismo, centrado sobre la reconstrucción de condiciones de competencia por medio de nuevas regulaciones (relegitimación del Estado). - ecología: se adoptan algunas medidas de urgencia (protocolo de Kyoto)... - estrategias sociales: hay políticas concertadas de lucha contra la pobreza, lo que se inició por el Banco Mundial; cooptación de las ONG, de las asociaciones voluntarias, de las Iglesias y de las religiones, para disminuir sus fuerzas de resistencia y obtener una legitimación; represión administrativa y poco a poco también policíaca, sin hablar del aspecto militar en asuntos internacionales. - estrategias culturales: adopción del lenguaje ecológico y de los conceptos utilizados por las resistencias, como sociedad civil, democracia participativa, etc., transformando el sentido, de los conceptos. Las estrategias de lucha contra la globalización del capital Las grandes líneas Podemos exponer algunas grandes líneas de la estrategia iniciada y a desarrollar en el futuro inmediato. 1) Deslegitimizar el sistema, no solamente con condenas de sus abusos, lo que hacen varias entidades éticas, como las doctrinas sociales de las religiones, sino denunciando las lógicas del sistema capitalista que constituyen las bases de las varias destrucciones. 2) Construir la convergencia de luchas antisistémicas, cada una salvaguardando su especificidad, pero también entendiendo su lugar en el conjunto. 3) Formular alternativas a los tres niveles expresados: utopías, medio plazo y corto plazo. 4) Encontrar formulas de expresión política, también en forma de convergencias, porque los cuatro aspectos, económicos, ecológicos, sociales y culturales tienen todos una dimensión política y porque sin presencia de esta dimensión, no se puede llegar a soluciones eficaces. 5) No dejarse marginalizar por el sistema económico y político, es decir aceptar de ser reducido a un rincón donde se puede tomar la palabra y expresar opiniones y no dejarse "folklorizar", especialmente por los medios de comunicación que subrayan algunos tipos de violencia o de expresiones culturales aparentemente "raras". Los criterios de elección de temas y de acciones Tres criterios principales aparecen importantes. 1) Tener en cuenta la sensibilidad popular contemporánea a ciertos temas y en particular el acercamiento de nuevos públicos, que al ser afectados por los efectos directos o indirectos de la globalización, parecen listos a entrar en una convergencia de resistencias. 2) Articularse sobre eventos de la coyuntura, tales como las conferencias internacionales sobre el racismo, Río más diez, la ratificación del protocolo de Kyoto, o de políticas tales como la ?guerra de estrellas?, etc. 3) Abordar temas que ya están bastante preparados por grupos específicos y que pueden desembocar sobre alternativas concretas. Es en función de estas consideraciones que se podría proponer temas de paneles, de talleres, de seminarios y una organización coherente del programa de Porto Alegre II. Un sueño Puedo terminar diciendo que tengo un sueño. No como el Banco Mundial que inscribe a la entrada de su edificio en Washington: We have a dream, a world free of poverty (Tenemos un sueño, un mundo libre de pobreza), abajo del cual yo quería escribir: and thanks to the World Bank it remains a dream (y gracias al Banco Mundial, se queda como sueño). Sino en el sentido de Dom Helder Camara que me contaba cuando trabajé con él en el Concilio Vaticano II, que no se podía entender el Brasil si no se entendía el carnaval y el fútbol. ¿Dónde estarán en Porto Alegre el carnaval y el fútbol? Es una manera de preguntarse como expresar simbólicamente los valores que queremos afirmar: grandes orientaciones para la humanidad de hoy que entran en contradicción con las lógicas fundamentales del capitalismo. Se puede pensar en dos orientaciones principales: la contemplación de la naturaleza y la solidaridad interhumana. El respeto, amor y contemplación de la naturaleza Retomando grandes textos de las tradiciones religiosas del mundo, incluyendo las religiones autóctonas (la Pacha Mama); los grandes mitos de la creación; los textos de los poetas de varios pueblos, se podría afirmar que la naturaleza no es un objeto de explotación, sino que somos parte de ella y que queremos expresar un sentido de admiración y de contemplación. Eso se podría expresar con cantos, danzas, recitaciones, participación de todos en un acto colectivo. La solidaridad interhumana Se podría encontrar en las mismas tradiciones culturales y religiosas, todo lo que celebra la fraternidad, el amor, la paz, el rechazo de la agresividad y de la violencia, como también del individualismo económico. No se trata de celebrar de manera romántica este tipo de valores, sino de referirse a las relaciones sociales concretas del capitalismo y todas sus consecuencias humanas y expresar también la necesidad de una ética nueva para un nuevo mundo. * François Houtart, economista belga, es Director del Centro Tricontinental y Vicepresidente del Foro Mundial de las Alternativas. El presente texto recoge la intervención del autor en la reunión del Consejo Internacional del Foro Social Mundial (Sao Paulo, 9 - 11 junio 2001).
https://www.alainet.org/es/articulo/105215?language=es
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