Foros de Davos y Porto Alegre

08/01/2001
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Foros de Davos y Porto Alegre:
Dos miradas distintas de la mundialización

Eduardo Tamayo
Ginebra

Durante la última semana de enero de 2001 tendrán lugar dos eventos mundiales
que miran la globalización con ojos distintos: el Foro Económico Mundial y el
Foro Social Mundial. El primero congrega, desde 1971, a la élite del
pensamiento neoliberal y se desarrollará, como todos los años, en la
exclusiva estación de ski de Davos, Suiza. El segundo reunirá, por primera
vez, a intelectuales y líderes sociales de todo el mundo que desafían al
pensamiento hegemónico y se llevará a cabo en Porto Alegre, Estado de Río
Grande do Sul, Brasil. En este estado, gobierna, desde hace desde hace 12
años, el Partido de los Trabajadores con un programa de participación,
inclusión social y solidaridad.

"La idea de realizar el Foro Social Mundial, en el mismo período en que se
realiza el Foro Económico de Davos no es una mera coincidencia, se trata de
construir un espacio alternativo al pensamiento único y a la hegemonía
conservadora neoliberal", dice Miguel Rosseto, vicegobernador del Estado
Grande de del Estado de Río Grande do Sul en Brasil, que forma parte del
equipo organizador y que realizó una visita a Naciones Unidas en Ginebra para
promocionar el evento.

Mientras Davos es impulsado por el Foro Económico Mundial, una institución
privada con asiento en Ginebra que tiene como miembros a las 2000 empresas
más grandes y con mayor crecimiento en el mundo, el de Porto Alegre es
organizado por noventa entidades y movimientos sociales de nivel
internacional, y por una coalición de 50 entidades y organizaciones populares
de Brasil.

En Davos se espera la participación de 3000 delegados que incluirán a los más
altos ejecutivos de transnacionales como la Coca Cola, McDonald`s, Shell y
Nestlé y a los jefes del Fondo Monetario Internacional, del Banco Mundial y
de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que comandan el actual proceso
de globalización, además de políticos y dueños de medios de comunicación. En
años anteriores, han concurrido a Davos Bill Gates (el hombre más rico del
mundo, con una fortuna de 85.000 millones de dólares, según la revista
Forbes), Bill Clinton, Tony Blair, Ernesto Zedillo, Mike More, jefe de la
OMC. Kofi Annán, secretario general de Naciones Unidas, también ha
concurrido también a Davos, pero este año ha deseado éxito al Foro de Porto
Alegre y ha prometido "seguir las deliberaciones del Foro con especial
interés", en una carta enviada a Olivio Dutra, gobernador de Río Grande do
Sul.

En Porto Alegre, se espera la asistencia de 2700 delegados de pequeños
campesinos, trabajadores, pueblos indígenas, mujeres, iglesias, redes
ciudadanas, autoridades locales, y ONGs de América, Europa, Asia, Africa y
Medio Oriente. Estarán presentes destacados exponentes del pensamiento
solidario, pluralista y democrático como José Ramos Horta, Premio Nobel de la
Paz 1996; el escritor uruguayo Eduardo Galeano; el teólogo brasileño Leonardo
Boff; el economista egipcio Samir Amin; la escritora y líder feminista
africana Vandana Shiva; el Premio Nobel de Literatura 1998, José Saramago.
Se espera la llegada de unos 150 diputados: entre otros, asistirán 10
parlamentarios suizos.

Las diferencias

Los propósitos de uno y otro foro son diametralmente opuestos. El de Davos
es un instrumento para el establecimiento de la política neoliberal pura y
dura, que se inició en las décadas del 70 y el 80 con los gobiernos de
Pinochet en Chile, Margaret Tatcher en Gran Bretaña y Ronald Reagan en
Estados Unidos, y que en la del 90 se extendió a todo el mundo. De su seno
han salido iniciativas comerciales de trascendencia planetaria como La Ronda
de Uruguay del GATT (que luego desembocaría en la formación OMC) y el Tratado
de Libre Comercio de América del Norte, NAFTA (por sus siglas en inglés).
Davos es el símbolo y la inspiración del dogmatismo neoliberal que proclama
el achicamiento del Estado y las privatizaciones, la liberalización de los
mercados y del capital, la rebaja de los impuestos para los más ricos y el
recorte de los gastos sociales.

Los objetivos fundamentales del Foro de Porto Alegre son crear un espacio
alternativo para el pensamiento teórico, cultural, político, económico y
social, y permitir un encuentro de un conjunto de organizaciones que a lo
largo de los últimos han venido resistiendo al proyecto neoliberal. "Esta
idea ha sido madurada a lo largo de los últimos años y ha ganado fuerza a
partir de los grandes movimientos que desbordan los espacios nacionales como
Seattle, Praga, Washington, las marchas mundiales de Nueva York, y los
movimientos de naturaleza continental de lucha por la tierra, la defensa de
los derechos indígenas y las marchas por el empleo", manifiesta Rosseto.

Igualmente diferentes son las agendas que abordarán los dos eventos en este
año. En Davos, los representantes de las corporaciones transnacionales y sus
aliados discutirán temas claves como la "La formación de una Corporación
Global", la "Biotecnología: Planear nuestro futuro" y " Cómo tratar la
contrarreacción de la globalización". En definitiva, en las 300 reuniones
planeadas para los 6 días de trabajo, los poderosos hombres de negocios,
políticos e intelectuales tratarán de alcanzar consensos sobre los temas de
la globalización ?que les ha favorecido enormemente- y la manera de seguir
extendiendo sus negocios y su poder, neutralizando a los adversarios, cada
vez más numerosos y organizados.

El tipo de globalización que promueve el Foro de Davos ha polarizado las
desigualdades, las exclusiones sociales y la pobreza, aseguran sus críticos.
Los tres multimillonarios más ricos poseen activos que superan el Producto
Nacional Bruto de que suman todos los países menos desarrollados y sus 600
millones de habitantes, según el Informe de Desarrollo Humano 1999 del
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD. Mientras 200
transnacionales se reparten el mundo y son más poderosas que muchos Estados,
1200 millones de personas viven en la extrema pobreza con menos de un dólar
al día; 11 millones de niños/as menores de 5 años mueren cada año por causas
que podrían evitarse fácilmente; 1000 millones de personas carecen de agua
potable y 2500 millones de personas carecen de medios sanitarios de
eliminación de excretas.

Frente a esta realidad, el Foro de Porto Alegre se ha planteado, como uno de
los ejes de sus debates, el tema de la producción, distribución y
concentración de la riqueza mundial entre las naciones y dentro de las
propias naciones, y a partir de ahí, la discusión sobre el trabajo, el
empleo, la hegemonía del capital financiero, las consecuencias de los planes
estructurales patrocinados por el FMI y el Banco Mundial en los últimos 20
años. Un segundo tema de reflexión se dará sobre la democracia y la pérdida
de soberanía de los Estados nacionales, y el comportamiento de las
corporaciones y grandes agencias internacionales que no están sujetas a
ningún control democrático o ciudadano.

El Foro definirá una estructura ejecutiva que le dé continuidad como red
internacional, incluyendo la pluralidad de pensamientos y movimientos allí
representados. "Nosotros pensamos que el Foro ?dice Miguel Rosseto- deberá
también producir directrices políticas que combinen una enérgica crítica a
las políticas de ajuste y sus consecuencias para el conjunto de las naciones,
con la formulación de alternativas al comercio internacional, al control
capital financiero, los derechos sociales fundamentales y la distribución de
la riqueza".

Las cartas están echadas sobre la mesa: son dos foros, dos actores, dos
formas distintas de vivir y apreciar la mundialización.
https://www.alainet.org/es/articulo/105035
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