El niño es un juguete erótico

14/11/2000
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El título de arriba es una cita de Freud en su "Contribución a la sicología del amor II", de 1912. Eros es el principio de la acción, de la vida y del amor. Las palabras, sin embargo, sufren de corrupción etimológica. Hoy, erotismo es sinónimo de pornografía y de lucros billonarios. En septiembre, la Policía italiana descubrió una mafia de vídeos rusos, negociados a través de la Internet, cuyas imágenes muestran niños sexualmente violentados. El acervo contenía más de 50 mil fotos. Los pedófilos pagaban de USD 400 a USD 6.000 por un video o DVD, identificados por códigos. Los productores ya habían obtenido un lucro superior a USD 600 millones, y su clientela preferencial se encontraba en Estados Unidos, en Alemania y en Italia. Los "actores" eran secuestrados en orfanatos, circos y parques públicos y llevados a los estudios. Los videos más baratos muestran niños que no sabían que estaban siendo filmados. Los mafiosos los conducían a una tienda de ropa y, seducidos por los regalos, ellos se probaban prendas de vestir en cabinas enfocadas por cámaras ocultas. ?Las grabaciones más caras exhiben niños violentados y torturados hasta la muerte! En la misma semana en que la red de pedófilos fue desbaratada en Italia, el senado de Estados Unidos, interesado en detener la onda de vandalismo en las escuelas, convocó a los ejecutivos de Hollywood para exigir de ellos un proyecto capaz de reducir la violencia en las producciones cinematográficas. El informe de la Comisión Federal del Comercio acusó a la industria del entretenimiento de ofrecer a los niños películas, música y juegos electrónicos repletos de violencia. The New York Times denunció, el 27 de septiembre, que Hollywood utiliza niños de nueve y 10 años como cobayos para examinar producciones prohibidas a menores de 17 años, excepto cuando van acompañados de los padres o responsables. Mel Harris admitió que la Columbia Pictures, controlada por la Sony, actuó mal al probar la película "El quinto elemento" en un auditorio de adolescentes. La Hollywood Pictures, controlada por la bucólica Disney, reconoció que hizo un test de la película "El juez", protagonizada por Sylvester Stallone y prohibida a menores, con un auditorio de 100 jóvenes de 13 a 16 años. La MGM y la United Artists exhibieron comerciales de películas de terror, restringidos a menores, a más de 400 jóvenes con edad entre 12 y 18 años. La Columbia Tristar contrató investigadores para entrevistar a niños de 9 a 11 años, con el fin de evaluar cómo debería proseguir la película "Yo se lo que hicieron el verano pasado", basada en un cuento de terror que describe asesinatos brutales. En el auditorio de la versión original de la película predominaban niños de 10 años. Mercantilismo sin ética Toda película americana llega al mercado envuelto en una poderosa campaña de marketing, que va mucho más allá de quienes frecuentan las salas de cine. Según el informe del senado, de 44 películas con clasificación R (inadecuado para menores de 17 años), el 80% tenía una estrategia de marketing dirigida al público joven. Todas las 55 grabaciones musicales con la misma clasificación tuvieron publicidad centrada en menores de 17 años. Aunque el niño pueda no ser admitido en las salas de cine, podrá consumir productos, como juguetes y juegos de video, vinculados a la película. Y con seguridad saciará su curiosidad a través del video o DVD. O en el día en que la TV, ignorando los principios elementales de la ética, proyectará la película sin restricciones de edad. Esa es la razón porque las producciones cinematográficas, como los capítulos de las telenovelas, son sometidos a sesiones-test desde las primeras escenas. Freud explica. Muchos hombres tienden a disociar afecto y sensualidad. Aman a quien no desean y desean a quien no aman. En ellos el vigor sexual solo se manifiesta, según Freud, frente al "objeto sexual depreciado", como la prostituta o la mujer de condición social, intelectual o de edad inferior a él. Eso vale para el niño como objeto de deseo o "juguete erótico", pues es un ser indefenso, incapaz de ofrecer resistencia al adulto que se siente impotente delante de otra persona adulta y, sobre todo, inseguro en un mundo de mujeres emancipadas que no disocian atracción y afecto. La sociedad neoliberal, fundada en la competitividad y en el éxito egolátrico, favorece el desamor, pues instaura competencia donde debería haber solidaridad y, tratándose de riquezas, aumenta la acumulación engendrando la exclusión. En la imposibilidad de mercantilizar el afecto, ella exhalta la líbido. Basta observar un kiosko de revistas, un programa humorístico en la TV o un comercial. Allí la mujer es reducida a sus contornos anatómicos, tan desnuda de ropas cuanto de principios, ideas y valores. Mero objeto descartable, cuyo realce promueve una deseducación de la mirada, de tal modo que pasa a ser vista como un atractivo pedazo de carne expuesto en el matadero virtual. Esa cultura de la fascinación de las formas, que enriquece las academias de gimnasia y los cirujanos plásticos que se prestan a los caprichos de la vanidad, deteriora las relaciones de alteridad. Mujeres y hombres que no corresponden a los modelitos imperantes son marginados, condenados a purgar sus complejos en el limbo de los que no merecen afecto por no tener suficientes atractivos. Pedófilos, tarados, estupradores y asesinos de mujeres son irrigados por el caldo de cultivo de esa sociedad neoliberal que solo reconoce los valores del mercado financiero, pues cambia el corazón por el bolsillo y suprime la ética en nombre de la estética. Y lo más grave es que insisten en convencernos que la libertad de expresión es la invasión de la TV a nuestros lares, intoxicando niños con pornografía y violencia.
https://www.alainet.org/es/articulo/105005
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