Afroamericanos: presencia y expansión

30/09/1995
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Se ignora la cantidad de negros que la trata arrancó al continente africano para esclavizarlos en el Nuevo Mundo. El comercio masivo comenzó en 1518 con el primer barco negrero que llegó a América directamente de Africa con su "cargazón" de piezas de ébano. Sabiéndose que el tráfico esclavista fue suprimido en 1873 y considerando que las licencias concedidas en los comienzos autorizaban un total de 4000 "piezas" al año, e ir en aumento gradual hasta llegar al siglo XVIII con la participación de buques negreros de todas las naciones interesadas, arrojando un cifra media de 100.000 por año, se ha llegado a calcular en 15 y hasta en 20 millones el total de negros introducidos durante esos casi cuatro siglos.


Pero en estas cuentas no se incluye el comercio clandestino, que se prolongó hasta los últimos años del siglo XX. Y si se piensa en la cantidad bruta del proceso, que comenzaba con el incendio de los caseríos africanos, continuaba con la cuerda de cautivos marchado hacia las factorías costeras, seguía con la "travesía intermedia" que mermaba considerablemente el stock y finalmente en los puertos de Cartagena de Indias, Veracruz, La Habana, Portobelo, Bahía y Buenos Aires para su mercadeo interior, habría entonces que duplicar y hasta triplicar ese total estimado.


Bozales, ladinos y criollos


"El esclavo negro -según Rolando Mellafe- fue un objeto de comercio que llegó a todas partes con la conquista misma, no después de ella. En las huestes que pusieron sitio a la ciudad maravillosa de Tenochtitlán, en las que en un golpe de suerte y de audacia apresaron a Atahualpa, en las que atravesaron las cumbres de los Andes para llegar a los frescos valles de Chile; en todas ellas se vendían y compraban esclavos negros, alternando el comercio con la guerra y con los actos de toma de posesión y las fundaciones de las primeras ciudades".


En efecto, los primeros negros llegan al Nuevo Mundo casi con los primeros españoles. Estos negros provenían de la Península Ibérica, donde residían desde finales del siglo XIV llegando a sumar algunas decenas de miles a mediados del siglo XV. Por estar cristianizados y expresarse en castellano recibieron el nombre de ladinos. Casi todos los descubridores y conquistadores llevaron negros en sus empresas como "aliados" o "auxiliares", corriendo la misma suerte que sus amos castellanos y participando del botín en caso de triunfo.


El citado Rolando Mellafe los llama "esclavos-conquistadores", y es muy posible que estos negros llegaran a poseer esclavos indios durante su corta etapa de privilegios que empieza a eclipsarse a mediados del siglo XIV, cuando pacificadas las luchas entre encomenderos y consolidados los virreinatos de México y Perú, empieza la gran demanda de fuerza laboral.


Entonces se dará la vuelta la tortilla, porque ya a principios del siglo XVII y con anuencia de la autoridad virreinal, serán los indios quienes puedan adquirir esclavos negros; y no solo los caciques y curacas, sino también los indios del común, como lo detecta el arquitecto peruano Emilio Harth-Terré en numerosos casos: "María Choque...con sus hermanos...solicitaron ante el corregidor, en 1640, que se les permitiese vender una parcela para acabar de pagar un negro".


También hay datos en los testamentos de indios: "...Dejaron entre sus bienes a una esclava negra, nombrada Magdalena Bañón, que habían comprado ante Francisco de Fuentes, indio, escribano del cabildo". Ya en estos casos no se trata de negros ladinos, sino de los llamados negros "bozales" o negros de nación, aunque tratándose de Perú bien pudieran ser negros "criollos", como se les decía a los hijos de africanos nacidos en América.


Pero la breve presencia de los tempraneros negros ladinos, ya fuera como "auxiliares" de los conquistadores o bien para el trabajo en los lavaderos de oro de los ríos antillanos, no constituye ciclos a tenerse en cuenta como capítulos importantes en la historia de la esclavitud negroafricana en América. La verdadera actividad laboral es de carácter agrícola (con excepción de la minería en Brasil y Alto Perú). Y los cubanos la dividen en dos ciclos: uno, formado por el predominio del tabaco, y el otro por el de la caña de azúcar. De éste, separan un tercer ciclo agroindustrial, basado en el proceso sacarífero.


El descubrimiento de América adquiere un sentido particular no porque Colón ya conociera la industria azucarera a través de sus experiencias en Madeira y Canarias, sino porque el nuevo continente, pletórico de feraces tierras, permitirá desarrollar hasta lo inimaginable la economía de plantaciones.


La "cañamiel" y las islas de azúcar


En Europa de finales del siglo XV, la "cañamiel", introducida siglos atrás por Marco Polo, producía muy pequeñas cantidades de azúcar en Madeira y Canarias, y este producto se vendía en las botica por onzas y a precio de oro.


La caña pasó a América en el tercer viaje de Colón (1498) para ser aclimatada en La Española, de donde se expandió con gran rapidez por todo el continente. El apremio con la que tiene que ser molida la caña, luego de ser cortada, y el hecho de que la zafra requiere un período de corte lo más breve posible, crearon la necesidad de acumular brazos disponibles, baratos y estables para un trabajo que en si es discontinuo.


Así pues, la necesidad de abundante mano de obra en América no inventó la esclavitud, pero sí aumentó el tráfico de esclavos en cantidades nunca vistas hasta entonces. Para que esto pueda cuantificarse, vamos a tomar como ejemplo la parte occidental de La Española que, bajo el colonialismo francés, producía por 1750 "los mejores y más bellos azúcares del mundo entero". Tal era la importancia que tenía sobre las demás colonias francesas del Caribe, que en lugar de Saint Domingue se le llamó "La Perla de las Antillas".


Para el mismo año en que estalla la Revolución Francesa, éste era el panorama económico de Saint Domingue. "En dicha época de 1789 estaba la colonia en su mayor apogeo: su población se componía de 40 a 50.000 blancos, de 500.000 esclavos negros, y de un número casi igual de mulatos y negros libres. En la parte Oeste se contaban 813 ingenios de azúcar, 3.117 cafetales, 789 algodonales, 3150 haciendas de añil, 54 de cacao, 182 fábricas de ron, 6 tonelerías, 370 hornos de cal, 29 alfarerías y 37 tejares.


"Su comercio de exportación hacia Francia ascendió en dicho año a 135'620.000 millones de francos y el de importación a 65'578.000; y el comercio extranjero fue tan solo de 7 millones de francos a la importación y 3'007.000 a la exportación. La navegación entre Saint Domingue y Francia ocupaba 700 buques y más de 18.000 marineros.


"El azúcar exportado en 1790 se elevó a 6'416.209 arrobas, equivalente a 401.013 cajas; el café exportado subió a 76'837.219 libras; el algodón a 7'400.724 libras y el añil a 758.628 libras. Se extrajeron asimismo 29.502 bocoyes de miel de purga, 303 barricas de tafia, 7887 cueros curtidos, 5.180 sin curtir y 5.000 libras en conchas de carey".


De esta manera y por el trabajo de los esclavos africanos, América hizo posible que el azúcar pasara, de ser un producto al alcance de muy pocos, a un alimento que por sus cualidades energéticas jugaría un papel trascendental en la historia de la nutrición humana.


Cimarrones y apalencados


La historia de la esclavitud en América, con toda su monstruosa barbarie tiene paralelamente una contrapartida heroica en los indios y negros cimarrones, cuyas sistemáticas fugas hacia la libertad -o hacia la muerte- se dan desde los años inmediatos al descubrimiento, para continuar ininterrumpidamente hasta las postrimerías del siglo XIX.


Inicialmente el término cimarrón se aplicó al ganado doméstico que escapaba a las montañas en la Isla Española. Luego, los colonizadores llamaron cimarrón a los indios taínos que habían escapado de las encomiendas; y ya en 1530 se había empezado a llamar así a los negros fugados. A los esclavos rurales que huían de la plantación hacia el monte se les decía cimarrones, pero al esclavo doméstico que escapaba de uno u otro poblado, le llamaban "huído".


Palenque fue el nombre que se aplicó a la ciudadela fortificada, erigida por los cimarrones para su refugio y defensa. Al conjunto de cimarrones en un palenque se les denominó negros apalencados. La toponimia registra en la actualidad muchas localidades bajo el nombre de "Palenque" en México, Guatemala, Panamá, Colombia, Perú, y todas ellas deben su nombre a aquellos refugios resguardados por empalizadas, a los antiguos palenques de cimarrones.


La palabra inglesa maroon, como la francesa marron, provienen de la voz española cimarrón. El equivalente brasileño del palenque fue el quilombo, particularmente en los Estados de Minas Gerais, Mato Grosso, Goias, Alagoas, Bahía, Maranhao y Sergipe. Las autoridades coloniales de Brasil, en el siglo XVII entendían por quilombo "toda habitación de negros furtivos que pasen de cinco, en parte desabastecida y aunque no tenga ranchos levantados ni se hallen empalizadas en ella".


En el Caribe y las Antillas, los buscadores y captores de negros cimarrones fueron los rancheros, rancheadores o arranchadores, y para poder cobrar su botín mostraban al cliente las dos orejas de cada negro muerto. Cuarenta rancheadores cubanos y sus cien perros de presa acabaron con los irreductibles cimarrones de Cudjoe, en Jamaica. Doscientos perros y sus rancheadores fueron enviados contra los cimarrones de Ti Noel, en Haití.


Pero ni los más duros castigos ni las crueles torturas y mutilaciones, ni la misma suerte en la horca e inmediato descuartizamiento pudieron impedir el cimarronaje o doblegar al esclavo hasta apartarlo en su terco empeño en buscar la libertad apalencándose hasta las últimas consecuencias. En cambio, si se dieron muchos casos en que la autoridad colonial desistiera en su empeño y, tras pactar con el jefe de los cimarrones apalencados, terminara por reconocerle cierta soberanía al palenque o, por lo menos, conceder la libertad a los esclavos apalencados.


Alzamiento y rebeliones


El ya desaparecido profesor brasileño Edison Carneiro, clasifica la insubordinación de los esclavos en su país, bajo tres instancias:


a) Fuga al mato (monte) de la que resultaron los quilombos.


b) Revuelta organizada, dirigida contra el poder esclavista local.


c) Insurreción armada, que se inscribe en la lucha independentista.


Este esquema es ampliable a todo el continente americano, pero intentar una cronología de estos tres tipos de lucha sería labor ímproba, sin que ni por asomo llegásemos a agotar los nombres, fechas y lugares.


Solo a manera de ejemplo citaremos: en la Española al "Capitán Lemba" y a Diego de Campo (1548); en Tierra Firme al negro "Felipillo" en el Palenque de San Miguel (1549); en Barquisimeto -Nueva Granada- al famoso negro Miguel (1555); en Castillla del Oro a Antón Mandinga (1582) y a Pedro Cazanga, Juan Angola y Antón Sosa (1559); en Martinica a Francisco Fabule (1665) al negro Michel, en Bahoruco, Santo Domingo (1719); y en Venezuela al negro Andresote, campeando por Puerto Cabello y Tucacas (1732), a Miguel Luengo, en Tutú (1747), a José Leonardo Chirinos en Coro (1795) y Francisco Pirela en Maracaibo (1779).


Otro caso notable es el negro Bayano, cimarrón que forma un gran palenque en la zona montañosa de Panamá. Erigido "Rey de los Negros" (1553), durante cinco años imperó en la región, hasta que el Gobernador logró llegar a un acuerdo con Bayano, reconociendo la libertad de su palenque a cambio de que no aceptara nuevos cimarrones.


Casi un siglo (1630-1695) resiste invicto el complejo quilombola de Palmares, en Pernambuco (Brasil). En el año 1646 ya tenía cerca de 6000 cimarrones. Más tarde se convirtió en una confederación de quilombos sobre una extensión de 60 leguas, albergando más de 20.000 almas. La llamada República Negra de Palmares estuvo gobernada por una dinastía de reyes, fundada por Ganga Zumba. Un sobrino de éste, Ganga-Zumbi, gobernaba Palmares cuando fue aplastado en 1695 por todo un ejército al mando de Domingo Jorge Velho. El rey Zumbi fue decapitado.


La gran epopeya haitiana


El caso de Haití, que culmina triunfalmente, instaurando la primera República soberana de Latinoamérica, merece capítulo aparte. Entre los jefes rebeldes que desde la segunda mitad del siglo XVIII se sublevaron contra el colonialismo francés, destaca por méritos propios Francois Macandal. Decía ser un iluminado, inspirado por las divinidades superiores de Africa, con la misión sagrada de expulsar a los blancos y hacer de Saint Domingue un reino independiente de negros. Durante cinco años los colonos del llano persiguieron al jefe cimarrón, hasta que al final lo consiguieron y Macandal fue quemado vivo el 20 de enero de 1758.


La lucha continuó Boukman, un negro esclavo originario de Jamaica, muerto heroicamente en 1791. A este le siguió Jean Francois, quien se hizo llamar generalísimo; y a él se suman Henry Christophe y Tousaint-Louverture. La terrible epopeya de esclavos para fundar un pueblo libre duró trece años. El 1 de enero de 1804, en la Plaza de Gonalves, Jean Jacques Dessalines, vencedor de las tropas napoleónicas, rodeado de sus generales, soldados y pueblo, proclamaron la independencia de Haití.


En la Constitución de 1805, Dessalines, el Fundador, hizo insertar el siguiente precepto: "Ningún blanco, cualquiera que sea su nación, podrá pisar este territorio a título de amo o de propietario y no podrá en el porvenir adquirir ninguna propiedad".


Pero trece años de cruenta lucha, en la que el negro esclavo empuñando la tea libertaria -no como poética metáfora sino como arma destructora- había incendiado por igual fincas y cañaverales, dejaron a Haití en la más completa ruina, reduciendo a cifras insignificantes aquella inmensa producción que surtiera de azúcar las tres cuartas partes del mercado mundial, pues el ingenio que no estuviera destruido no tenía una sola caña que moler.


Conclusión


Cuba llenó el vacío dejado por el mercado azucarero de Haití. Ya la desaparición repentina de la producción haitiana había producido un alza enorme en los precios; y el azúcar de Cuba, para la cual no había casi compradores, fue objeto de viva demanda, pagándose a más del doble. La catástrofe de Haití abrió una nueva era en la producción azucarera de Cuba, pero el efecto de estos hechos, tanto en sus causas como en sus consecuencias, repercutió sobre ambas islas negativamente al decurso de todo el siglo XIX.


Mientras Haití, tras convertirse en la primera república creada por esclavos en toda la historia de la humanidad, fue inmediatamente bloqueada por un "cerco de seguridad" para que el mal ejemplo no cundiera por el continente, Cuba, la favorecida incluso con la migración de la sacarocracia que huía de la revolución haitiana para refugiarse en Oriente, vio posponer su independencia política hasta 1902. Así mismo tuvo que soportar la esclavitud hasta 1886 (la abolición llegó solo dos años antes que Brasil) como resultado de su tardío boom azucarero que produjo el enfrentamiento, tanto en la metropoli peninsular como en la colonia antillana, entre propietarios agrícolas (conservadores) y propietarios industriales (liberales), partidarios estos de la libre contratación entre patrono y obrero, expulsando el término esclavitud de su sistema mercantil.


Como corolario de aquellos cuatro siglos de esclavitud quedó el racismo. La esclavitud se identificó estrechamente con el negro hasta producir la sinonimia. De este modo se dio un giro racial a lo que fundamentalmente había sido un fenómeno económico. Así lo esclarece Eric Williams: "La esclavitud no nació del racismo; por el contrario, el racismo fue la consecuencia de la esclavitud. La fuerza del trabajo esclavo del Nuevo Mundo fue mestiza, negra y amarilla; fue católica, protestante y pagana".


Tomado de la revista Misión sin Fronteras, No. 128, Lima, julio-agosto 1991.



América: población negra y porcentaje en relación a la población de cada país


País

Población Negra

% Población Total

Población Total

Antigua

75.200

94

80.000

Antillas Holandesas

9.500

5

190.000

Barbados

231.400

89

260.000

Brasil

64'672.000

43

150'400.000

Belice

109.800

61

180.000

Bolivia

5.000

0.68

7'300.000

Bahamas

212.500

85

250.000

Bermudas

36.000

60

60.000

Colombia

5'867.640

18

32'598.000

Costa Rica

58.400

2

2'900.000

Cuba

1'269.840

12

10'582.000

Cristóbal Nevis

45.000

90

50.000

Dominica

55.200

69

80.000

Ecuador

524.500

5

10'490.000

Estados Unidos

29.904.000

12

249'200.000

Guyana

366.600

33

1'020.000

Granada

53.000

53

100.000

Guadalupe

34.000

10

340.000

Guatemala

178.000

2

8'930.000

Haití

6.178.800

95

6'504.000

Honduras

105.200

2

5'261.000

Jamaica

1'872.300

79

2'370.000

Islas Caimán

7.260

33

22.000

Monserrat

11.376

96

11.850

Nicaragua

312.230

8

3'900.000

Perú

95.000

0.43

21'904.000

Panamá

339.220

14

2'423.000

Paraguay

4.660

1

4'660.000

Puerto Rico

529.500

15

3'530.000

República Dominicana

1.404.000

20

7'020.000

Santa Lucía

75.000

50

150.000

Surinám

44.000

11

400.000

Trinidad y Tobago

529.200

42

1'260.000

Venezuela

1.347.500

7

19'250.000

Uruguay

186.000

6

3'100.000

Total

116'747.626

20

566'775.850



Fuentes: Guía del Mundo, Instituto del Tercer Mundo, Uruguay, 1992, y publicaciones afroamericanas. Elaboración: ALAI.


* Este documento es parte de "Afroamericanos: Buscando raíces, afirmando identidad", serie Aportes para el Debate No. 4.

https://www.alainet.org/es/articulo/104921

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