Encuentro Internacional de Economistas

Globalización y Problemas del Desarrollo

03/02/1999
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Del 18 al 22 de enero, en La Habana, se llevó a cabo el Encuentro Internacional de Economistas "Globalización y Problemas del Desarrollo", convocado por la Asociación de Economistas de América Latina y el Caribe (AEALC) y la Asociación Nacional de Economistas de Cuba (ANEC), que reunió a 600 delegados e invitados, procedentes de 51 países. El evento abordó en sesiones plenarias temas de carácter general y experiencias concretas vinculadas a la temática central, pero también contribuyó a perfilar un diagnóstico de la economía mundial con ingredientes aportados desde diferentes visiones, así como a la formulación de alternativas variadas para su evolución o transformación. De la síntesis elaborada por los organizadores, recogemos a continuación lo referido al impacto de la globalización en la soberanía nacional y a la temática monetaria y financiera, que fueron ampliamente debatidas en las diferentes sesiones. Globalización y soberanía nacional La globalización ha impuesto límites a la soberanía nacional y a la capacidad de acción de los Estados. Ello se manifiesta a través de la creciente expansión del poderío de sus principales agentes (las empresas transnacionales), los organismos internacionales y supranacionales y a lo que se perfila como un gobierno mundial, en el cual instituciones como el FMI, el Banco Mundial, la OMC y la OCDE, entre otras, son los brazos institucionales que están imponiendo al resto del mundo una arquitectura del sistema de economía global que responde cada vez más a los intereses de los grandes centros de poder económico, y que ha traído inevitablemente crecientes niveles de inestabilidad, precariedad y exclusión de las oportunidades al mundo no desarrollado. Naciones Unidas por su parte, a pesar de ser la institución multilateral más universal, está fuera de los procesos de negociación y toma de decisión real sobre estos temas tan vitales. Esos grupos de poder, liderados por los EEUU, la utilizan dentro de su esquema de gobierno mundial para legitimar sus pretensiones de dominio político y militar al resto del mundo, a través del Consejo de Seguridad, así como para tratar de imponer la globalización de sus concepciones políticas e ideológicas. Las economías nacionales son, como nunca antes, cada vez más dependientes de las dinámicas de la economía global en los ámbitos comercial, financiero y monetario y por tanto escapan al control de los Estados nacionales en varias esferas claves. Ello también se extiende al ámbito de las comunicaciones, las redes de información y a lo cultural en su más amplia acepción, lo que tiene además profundas implicaciones para el mantenimiento de las identidades culturales. Los centros de poder promueven un discurso de alcance cada vez más universal, de postulados básicamente neoliberales, cuyos pilares descansan en la desregularización a ultranza y la liberalización indiscriminada de las fuerzas del mercado. Esta fórmula se presenta como la panacea del éxito económico, sin distinciones entre los diferentes niveles de desarrollo y las diversas realidades económicas en el mundo de hoy. La inestabilidad e incertidumbre reinantes en el entorno económico internacional han afectado significativamente la capacidad de planificación y de promoción del desarrollo de los gobiernos nacionales. Las políticas económicas y sociales han quedado reducidas a procesos de ajuste y de gestión de muy corto plazo, en virtud de la búsqueda de equilibrios financieros y contables. Al propio tiempo se constató un creciente consenso con respecto al deterioro de la capacidad del Estado para promover el crecimiento económico y el empleo, al perder éste control sobre la demanda y la inversión. El debilitamiento progresivo de las funciones del estado, en relación con la redistribución de los ingresos y como moderador de las tensiones sociales, se aceptó por la inmensa mayoría de los participantes como otra de las principales consecuencias de la globalización en términos de la soberanía nacional. Los gobiernos han sido obligados, en nombre de la eficiencia económica y guiados por la lógica del mercado a enfrentar significativos recortes en los gastos públicos y desmantelar los sistemas de bienestar social. En definitiva prevaleció el criterio de que existe una reducción apreciable del grado de independencia nacional para realizar una política económica autónoma. No obstante se acotó que es posible ejercer la soberanía cuando existe voluntad política, aún cuando se trate de países que no están en el centro del poder mundial. Lo importante es que el gobierno no renuncie a conservar la integridad del país. El escenario financiero internacional Durante las tres últimas décadas, se han producido profundas transformaciones en la economía mundial que explican la creciente inestabilidad e incertidumbre que caracteriza la esfera monetaria y financiera, cuestionándose la existencia misma de un sistema monetario internacional. Como resultado de todas estas transformaciones se consolidó el proceso de internacionalización financiera caracterizado por: Fuerte desregulación y liberalización financiera. Volatilidad e inestabilidad de las economías. Elevada vulnerabilidad ante el efecto de shock interno y externo. Considerable desarrollo y conexión de los mercados de divisas y capitales. Cambio en el patrón de financiamiento a favor de los títulos valores. Incremento sin precedentes de la actividad especulativa a nivel internacional. Notable y sostenido auge de la innovación financiera centrado en nuevos productos y procesos. Predominio indiscutible de los grandes bancos comerciales, las empresas transnacionales e inversionistas institucionales en las transacciones financieras internacionales. Concentración de los flujos financieros en los países altamente industrializados. Acelerada expansión de la Inversión Extranjera Directa. Primacía del dólar como moneda de reserva y curso forzoso, medio de pago y unidad de cuenta. Pérdida de funciones monetarias del FMI. Fuerte proceso de privatización, que destruye las bases productivas de los Estados, mediante la desvalorización de los activos productivos y su ulterior remate al capital extranjero. Disminución del gasto público, destacándose la elevación del pago de la deuda y los servicios en detrimento del gasto social. Reconociendo que estas son las tendencias fundamentales que dominan el actual escenario financiero internacional, se debatió fuertemente sobre su impacto en las economías domésticas. La volatilidad resultante de las mismas, el efecto contagio y el riesgo permanente que esto provoca para la estabilidad monetaria, los sistemas bancarios y, en general para el crecimiento económico y el bienestar social, es uno de los aspectos más preocupantes que acaparó la atención de los participantes en el encuentro. Economía real Vs financiera La tradicional vinculación entre la esfera de la economía real y la financiera ha experimentado una notable discontinuidad adquiriendo los flujos financieros vida propia como consecuencia de la posibilidad que hoy brinda el mercado de obtener enormes ganancias con la inversión de un monto relativamente pequeño de recursos. Estos flujos cruzan fronteras con total independencia de las transacciones económicas reales. Es presumible que la desvinculación de las finanzas de la economía real, unida a la combinación con otros factores hayan eliminado prácticamente las barreras que protegían a los países emergentes de las transnacionales de las finanzas y de los especuladores internacionales. Entre esos factores se encuentran el anclaje de la moneda al dólar en países emergentes que no tenían condiciones para ello, la ola de privatizaciones que puso en manos de inversores privados las empresas estratégicas rentables estatales y el acelerado crecimiento de las bolsas de valores. Debido a la apertura financiera, los Estados se encuentran hoy en situación de incompetencia fiscal frente a la inversión extranjera, con una marcada tendencia hacia las exoneraciones y ventajas fiscales y un retroceso de sus capacidades recaudatorias. Los Estados dejan de responder a los intereses nacionales para evitar la fuga de capitales satisfaciendo sus requerimientos de ganancias, lo que en última instancia origina un endeudamiento crónico. Se ubicó en un primer plano el tema del creciente auge de la actividad especulativa, vinculándolo a la amplia difusión de técnicas cada vez mas sofisticadas de cobertura de riesgos por parte de los inversionistas en el mercado entre los que se destacan fondos de pensiones, compañías de seguro y los hedge funds que realizan operaciones especulativas buscando siempre alta rentabilidad. Se constató que dichos movimientos especulativos son capaces de desestabilizar el sistema en un solo día además de provocar una enorme sangría de divisas en las reservas internacionales de los Bancos Centrales que actúan en defensa de la paridad de sus monedas. Crisis financieras Resultó de gran interés la discusión en torno a la ocurrencia de crisis financieras y bancarias como las que tuvieron lugar en diversos países asiáticos y de América Latina cuyas repercusiones se hicieron sentir a escala mundial dada la mayor vulnerabilidad e interdependencia de las economías. La proliferación de crisis bancarias en la actualidad denota un alto grado de fragilidad de los sistemas bancarios nacionales que, con la mayor liberalización y desregulación, se caracterizan por una elevada exposición, inadecuada supervisión, aumento desmesurado de la liquidez y mal manejo de las carteras de activos, elementos que combinados con shocks internos y externos potencian las posibilidades de estallidos de crisis. Los acontecimientos ya enunciados que tuvieron lugar en México, Asia, Rusia y ahora Brasil no son fenómenos aislados ni casuales sino que constituyen partes consustanciales de la propia dinámica de mercados financieros cada vez más integrados y desregulados. Resultó evidente que muchos de los participantes valoran que ante el peligro latente de crisis financiera sistémica los mecanismos e instituciones existentes para la regulación financiera resultan obsoletos, dada la velocidad con que hoy se transmiten las perturbaciones acaecidas en cualquier lugar del mundo. Hubo además consenso por parte de los delegados e invitados de que el proceso actual de internacionalización financiera es un fenómeno objetivo e irreversible y en consecuencia resulta necesario diseñar un orden financiero acorde a las nuevas exigencias y desafíos impuestos por la globalización. Un orden que incluya como elemento fundamental la reestructuración institucional del sistema en aras de desarrollar una efectiva supervisión y regulación de los movimientos de capitales especulativos y que se subordinen al objetivo del bienestar social. En cuanto al impacto de la globalización financiera para los países en desarrollo, aunque algunos participantes señalaron las oportunidades que la misma brinda con el mayor y más variado acceso a las corrientes financieras, la mayoría de los planteamientos estuvieron dirigidos a resaltar sus debilidades y contradicciones. En ese sentido, además de plantearse el carácter excluyente de la globalización ya que son pocos los países subdesarrollados que efectivamente captan flujos en los mercados internacionales de capital, se insistió en que los flujos que arriban a esas economías no necesariamente se dirigen a la inversión productiva y por lo tanto no crean condiciones para emprender un proceso real de transformación productiva. En el caso de los países más pobres, marginados aún de los mercados financieros, el financiamiento oficial multilateral sigue siendo muy insuficiente y sin perspectivas de incremento si los Organismos Financieros Internacionales continúan canalizando grandes sumas para paliar crisis que en gran medida son consecuencia de la propia globalización financiera. Prevalecieron pronunciamientos críticos sobre los esquemas neoliberales de ajuste estructural que imponen los organismos financieros internacionales como receta de política económica para la inserción de los países subdesarrollados a un mundo cada vez más global. Fue ampliamente aceptado que estos programas, por la apertura indiscriminada al comercio y las finanzas que suponen, la desenfrenada privatización que promueven, la pérdida de autonomía en el diseño de estrategias nacionales que provocan y la secuencia y ritmo con que se ejecutan, resultan contradictorios para la estabilidad macroeconómica, el desarrollo a largo plazo y la justicia social. Propuestas Este foro constató que existe una contradicción entre el pensamiento económico que propugna el equilibrio y una práctica de desequilibrio permanente, resultado de la aplicación acrítica de esas concepciones, que no toman en consideración las especificidades del Tercer Mundo. De ahí la importancia de continuar avanzando en un pensamiento estratégico a largo plazo que propicie el desarrollo de la teoría y la práctica socio - económica. En este sentido se escucharon diversos criterios y propuestas; entre ellos: * Solución al problema de la deuda de los Estados y canalizar los recursos que se liberen con destino al desarrollo económico y a programas sociales. * Diseño de un orden financiero acorde a las nuevas exigencias y desafíos, que incluya como elemento fundamental la reestructuración institucional del sistema en aras de desarrollar una efectiva supervisión y regulación de los movimientos de capitales con fines especulativos. * Necesidad del rediseño del Sistema de las Naciones Unidas y de los organismos multilaterales de negociación, propiciando mayor transparencia y democratización. * Fortalecimiento del papel de los Estados Nacionales en el diseño y control de políticas económicas propiciadoras del desarrollo y la equidad. Este proceso requiere de la utilización de fórmulas participativas y rigurosa rendición de cuentas a la población por parte de los Gobiernos. * Respeto y preservación de la identidad y la cultura de los pueblos. * Priorización de las políticas educacionales y de superación de los recursos humanos que contribuyan al incremento de la creatividad, el desarrollo científico - técnico y la innovación. * Impulso a los procesos de cooperación e integración entre países del Tercer Mundo para incrementar su competitividad internacional y capacidad negociadora frente a los bloques, grandes potencias y en los Organismos Internacionales. * Rescate de los fundamentos de la solidaridad internacional así como del trato preferencial a países subdesarrollados por encima del principio de reciprocidad entre desiguales. * Defensa del medio ambiente y lucha contra la degradación de los recursos naturales. * Programas para atenuar los efectos negativos de la globalización en la desigual distribución regional e interna del desarrollo y la riqueza. * Avance en el esclarecimiento de proyectos nacionales a corto y mediano plazo que permitan a los países del tercer mundo, sin perder la utopía del cambio sistémico avanzar por la senda del desarrollo. * Construcción de proyectos locales, nacionales y regionales que aglutinen y movilicen a las fuerzas populares y progresistas sin distinción de ideologías, credos, género y etnias, en defensa de un mundo de equidad y justicia social.
https://www.alainet.org/es/articulo/104678
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