Un Código de Conducta Internacional para poner fin al bazar de armamentos

11/04/1999
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Mientras la atención mundial sigue los bombardeos de la OTAN en Kosovo, en el mundo continúan con pleno vigor 28 guerras, y el 90% de sus bajas son civiles. Desde el final de la Segunda Guerra Mundial han muerto en conflictos bélicos más de 25 millones de personas. Pero en lugar de buscar el desarme real, nuestros gobiernos gastan más de 2 mil millones de dólares en ejercicios y armamento, cada día. Y los fabricantes de armas del mundo las suministran prestamente a regímenes que violan los derechos humanos. Durante años, y con justa razón, la gente se ha preocupado por los peligros de las armas nucleares. Pero se sabe mucho menos acerca de las enormes reservas de armas "convencionales" no nucleares, que casi todos los países de la Tierra poseen, y que usan a diario para matar. El irresponsable comercio mundial de armas, principalmente, desde países ricos hacia países pobres estimula las violaciones de los derechos humanos, desestabiliza regiones enteras y socava el desarrollo sustentable. Al mismo tiempo, los gobiernos más poderosos del mundo gastan enormes sumas de dinero en su propio armamento. La mayoría de las bajas en la guerra moderna se deben a la proliferación de las llamadas "armas pequeñas" -pistolas, granadas, minas, rifles y morteros-. Las armas pequeñas son fáciles de contrabandear y se reciclan de una zona de guerra a otra. Prácticamente, cualquiera que tenga dinero puede comprarlas. Dictaduras, como la de Indonesia, Burma e Irak, han podido adquirir cantidades enormes de tales armas para utilizarlas en contra de sus mismos pueblos. Para enfrentar este problema, es necesario que las ventas de armas estén regidas por normas internacionales acordadas, que coloquen la vida humana por sobre las ganancias. Recientemente, una comisión de Premios Nobel de la Paz, dirigida por el Dr. Óscar Arias, ex presidente de Costa Rica, ha redactado el borrador de un Código Internacional de conducta para regir las ventas de armamento. El Código de conducta estipula que cualquier país que desee comprar armas debe cumplir con ciertos criterios, entre ellos el respeto por la democracia y los derechos humanos. Se prohibirían las ventas de armamentos a aquellos regímenes que apoyen el terrorismo, o que participen en guerras con sus países vecinos. Se pondría fin al armamento de dictaduras brutales, déspotas genocidas y regímenes opresivos por parte de los países fabricantes de armas. Crear un sólido Código de Conducta constituye solamente el primer paso. Para impedir las guerras y poner fin al enorme derroche de dinero en armamentos, hay que desmilitarizar las relaciones internacionales. Para hacerlo, los gobiernos deben acordar un programa internacional que reduzca constantemente todo tipo de armas, fortaleciendo, al mismo tiempo, la capacidad de la ONU de mantener la paz. De hecho, 186 países suscribieron un acuerdo -el Tratado de No Proliferación Nuclear- que comprende a todos los firmantes a proseguir las negociaciones para alcanzar un "tratado sobre el desarme general y completo bajo estricto y efectivo control internacional". En otras palabras, los gobiernos ya acordaron trabajar por un desarme real. Ahora es tiempo de que lo hagan. El Plan Arias Según el Código, propuesto por el ex presidente de Costa Rica, Dr. Óscar Arias y otros premios Nobel de la Paz, se podrían exportar armas únicamente hacia aquellos países o partes que: - Tengan la capacidad y la voluntad de investigar tales violaciones, capaciten a sus fuerzas armadas y funcionarios judiciales para que se nieguen a participar en tales prácticas, y que cuenten, o estén trabajando para establecer, organismos efectivos que supervisen la protección de los derechos humanos y garanticen que las ONGs nacionales e internacionales puedan operar libremente. - No se involucren ni patrocinen violaciones a La Convención de Ginebra o a los principios de la ley humanitaria internacional, aplicables durante los conflictos armados. - Acuerden dar acceso regular a las ONGS humanitarias durante las guerras, y cooperar con los tribunales internacionales. - Cuenten con un sistema político democrático, con elecciones periódicas, y permitan la libertad de expresión, reunión y movimiento. Debe existir además un control civil sobre los militares. - Cumplan con los embargos de armas y sanciones militares acordadas por la ONU o las organizaciones regionales, e informen de todas las transferencias de armas a la ONU. - No estén involucrados en conflictos armados en el momento de la exportación a menos que se trate de situaciones de autodefensa o mantención de la paz internacional reconocidos por la ONU, y acuerden someter sus disputas territoriales a negociaciones antes de un conflicto. Deben además respetar todos los ceses al fuego decretados con anterioridad. - No aboguen por el odio, nacional, racial o religioso. - No estén comprometidos en prácticas armadas que puedan producir un número significativo de refugiados. - Hayan ratificado, y no hayan violado, todos los acuerdos internacionales concernientes al terrorismo, y cumplan con la reglamentación internacional sobre la detención y enjuiciamiento de sospechosos de terrorismo. No deben permitir que su territorio sea utilizado como base por los terroristas. - Desembolsen más dinero en salud y educación conjuntamente que en gastos militares, a menos que, en circunstancias excepcionales, necesitaran armas para su autodefensa.
https://www.alainet.org/es/articulo/104648
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