Ecuador: La Revolución de los Ponchos
03/02/2000
- Opinión
La toma de Quito y la revolución de los ponchos
Ariruma Kowii
Quito
En los últimos 10 años los pueblos indios del Ecuador han logrado
desempolvar, sacarle brillo a la historia oficial que por mucho tiempo
intentó ocultar una realidad: la existencia de una gran población del país
que era sometida y explotada por los grupos dominantes; la diversidad y la
particularidad de los diferentes pueblos, el racismo institucionalizado. El
levantamiento nacional del 90 fue el inicio de muchos cambios, entre ellos la
inclusión del Movimiento Indio en el escenario nacional, contribuye a dotarle
a la política de un nuevo matiz que en sí, es visto como una expresión
legítima del pueblo.
Los aportes del levantamiento son muchos, el tema de la identidad, el
mestizaje, el acuñamiento e innovación de conceptos como, nacionalidad,
plurinacionalidad, interculturalidad, la recuperación y vigencia de símbolos
culturales de los Pueblos Indios, por ejemplo son temas que comienzan a ser
analizados a profundidad. La sociedad ecuatoriana que hasta entonces se
autodenominaba blanca hace el intento de recuperar su identidad, a entender
su ser como fruto de un proceso histórico del cual no hay razón, motivo de
avergonzarse.
Otro aporte importante del levantamiento es la propuesta de convocar a una
Asamblea Nacional Constituyente, como una necesidad de refundar el país.
Finalmente cabe recalcar que el mayor logro del levantamiento del 90 es su
presencia, su rol y protagonismo en el escenario nacional e internacional.
Reconstituido así el Movimiento, sus acciones posteriores se han concentrado
en reivindicar temas específicos, así en el 92, la marcha de la Organización
de Pueblos Indios del Pastaza (OPIP) logra el reconocimiento de miles de
hectáreas a favor del pueblo kichwa, Shiwiar. En el 94 la aprobación de la
ley Agraria. En el 97 la destitución del Abogado Abdalá Bucaram y
consecuentemente el compromiso de convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente.
Este último inaugura una nueva etapa, la coyuntura se desenvuelve en momentos
en que todo el conjunto de la población ecuatoriana se siente indignada por
las acciones de corrupción, el vulgarismo del ex presidente de la república
Abdalá Bucaram, en estas circunstancias los pueblos indios, establecen
alianzas con los movimientos sociales de la ciudad, los campesinos y los
partidos políticos tradicionales. Al interior del movimiento indio, las
alianzas son vistas de diferente forma, para algunos permite unir varias
fuerzas que contribuirían a exigir con mayor fuerza las reivindicaciones de
cada sector, para otros como la militancia del movimiento Pachakutik,
permitiría garantizar más adeptos y por lo tanto incrementar el número de
votantes, para otros las alianzas son importantes, siempre y cuando estas se
las realice con organizaciones que cuenten con una base social sólida y no
con dirigentes que aducen representar a sectores organizados.
En esta dinámica, la movilización del mes de julio del 99, que es liderada
nuevamente por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador
(CONAIE) logra captar la alianza de nuevos sectores como los taxistas,
obligando al Gobierno Nacional se comprometa a congelar el precio de la
gasolina, el gas, constituyendo además una comisión de diálogo con el objeto
de definir propuestas que beneficien al pueblo en general y a los pueblos
indios en particular.
El diálogo desde algunos sectores del movimiento indio, era visto como un
anzuelo que utilizaba el gobierno para ganar tiempo, su estrategia consistía
en dilatar a lo máximo el tiempo y en poner en marcha su proyecto que
básicamente consistió en: cubrir los desfalcos provocados por los banqueros y
empresarios corruptos; encubrir y proteger a los causantes de la
desestabilización económica; incautar los depósitos y ahorros del pueblo para
salvaguardar a la banca; conceder la base de Manta al Gobierno Norteamericano
en condiciones que no favorecen al país; deslegitimar, amenazar y desconocer
permanentemente a la CONAIE, como una organización poco representativa y
finalmente tomar la decisión de la dolarización.
Esta forma de gobernar fue permanentemente cuestionada por los diferentes
sectores del país, incluida la derecha, que pedían rectificaciones inmediatas
y finalmente la renuncia del presidente, esta última sobretodo, logró una
mayor presión en los meses de noviembre, diciembre y el mes de enero,
presiones que fueron lideradas por personajes como: el presidente del
Congreso Nacional Juan José Pons, de quien decía la prensa tenía listo
inclusive su gabinete, los expresidentes de la república como: el Ingeniero
León Febres Cordero, el Dr. Rodrigo Borja, el Dr. Oswaldo Hurtado Larrea, los
empresarios de la costa, la CONAIE, los movimientos sociales, etc.
En estas circunstancias, la CONAIE promueve en el mes de diciembre la
constitución de los Parlamentos de los Pueblos Indios, iniciativa que por
presión de otros sectores cambia de denominación y se lo llama "El Parlamento
Popular de los Pueblos". La propuesta de los Parlamentos es acogida por
todos los sectores y en todas las provincias se promueve su constitución, el
objetivo es lograr la participación del pueblo para que ésta defina las
propuestas, las demandas de cada sector y sean transferidas luego al
Parlamento Nacional de los Pueblos.
Las iniciativas son múltiples y el Parlamento de Tungurahua en la primera
semana de enero, lanza la propuesta de "destituir a los funcionarios de los
tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial", la propuesta es acogida por
todos los Parlamentos Populares y la consigna de la movilización se focaliza
en la destitución de los tres poderes, castigar la corrupción, no a la
dolarización. La propuesta inquieta a los sectores de la derecha, los
políticos del Congreso Nacional, la iglesia y las Fuerzas Armadas que
inicialmente planteaban la renuncia del Dr. Jamil Mahuad o en su defecto la
rectificación de su política, se repliegan, superan las contradicciones y
forman un solo frente, desde el cual combaten la pretensión de la disolución
de los tres poderes.
Fortalecido el frente de la derecha, el gobierno amparado en sus antiguos
rivales, inaugura una campaña de desprestigio de la CONAIE, a través de los
diferentes medios de comunicación, la campaña se concentro en: (1)
deslegitimar la representación de la CONAIE, y vender la idea de su división,
(2) culpar a la organización de haber rechazado la firma de convenios que
beneficiaban a las comunidades, (3) distorsionar las acciones de la
organización y reactivar los prejuicios raciales de la población ecuatoriana,
(4) Comprar el silencio y la parcialización de organizaciones nacionales
indígenas como la FEINE, FENOCIN, a cambio de cuotas, aspiraciones
solicitadas por las organizaciones aliadas al gobierno. La prensa logró
amortiguar la reacción y la solidaridad de la población mestiza.
Pese a esta campaña racista, a la militarización del país y al decreto de
estado de emergencia, el 14 de enero se instala en Quito el Parlamento
Nacional de los Pueblos, en esta asamblea los parlamentarios resuelven la
derogatoria del estado de emergencia, la destitución del Presidente de la
República, el desconocimiento del Congreso Nacional y de los magistrados de
la Corte Suprema de Justicia y se declaran en sesión permanente.
Martes 18, las comunidades burlando el control militar llegan a Quito y
concretan la Toma de Quito.
La noche del 20, las comunidades logran el control del Congreso Nacional y la
Corte Suprema de Justicia, la wipala es izada en el Congreso Nacional.
El día 21, los parlamentarios del Pueblo sesionan en el Congreso Nacional y
las comunidades, los movimientos sociales, las organizaciones de los barrios
populares avanzan hacia el Palacio de Gobierno. En la tarde de este día,
Jamil Mahuad, abandona el Palacio de Gobierno camuflado en una ambulancia de
la Cruz Roja. En la tarde y noche de este día los dirigentes de los
militares, los movimientos sociales, el movimiento indígena, presionados por
la multitud afinan acuerdos y resuelven constituir la Junta de Salvación
Nacional, constituida por el General Carlos Mendoza, Antonio Vargas y Carlos
Solorzano. A las tres de la mañana del día 22, el General Mendoza, rompiendo
a su palabra, su juramento y compromiso, renuncia a ser parte de la Junta de
Salvación Nacional y a las siete y treinta de la mañana del mismo día,
resguardado por las Fuerzas Armadas asume la Presidencia de la República el
Dr. Gustavo Noboa. En la mañana de este mismo día, las comunidades retornan
a sus provincias. Los representantes de la derecha reaccionan de este shok y
recuperan su altivez, su arrogancia y su prepotencia. Su reacción enardecida
por la recuperación y control del poder deja al descubierto su indignación y
su racismo hacia los pueblos indios y los sectores populares que fugazmente
tuvieron en sus manos el poder político del país y piden la sanción inmediata
a todos los "golpistas".
La Toma de Quito, deja varias lecciones, muchas interrogaciones: la
democracia es democracia cuando esta controlada por los sectores de la
derecha. ¿La cúpula de las Fuerzas Armadas sirven para garantizar la
democracia o resguardar los privilegios, los actos de corrupción de los
grupos dominantes que controlan el país? ¿Quiénes violan permanentemente la
Constitución y por qué razón no se los sanciona? ¿La toma del poder es el
objetivo de los Pueblos indios?
La Toma de Quito deja una derecha fortalecida, un movimiento indígena
cohesionado, una población mestiza inyectada de racismo, unas Fuerzas Armadas
que tratan a sus subalternos como los gobernantes al pueblo, una advertencia
contundente en contra de la corrupción. Inquietudes al interior del
Movimiento indígena en función de definir con mayor precisión el proyecto
Político de los Pueblos Indios, un proyecto que si bien no debe descuidar los
temas nacionales debe concentrarse en propuestas concretas que garanticen
aspectos jurídicos, educativos, culturales y sobretodo económicos, una
propuesta que permita garantizar alianzas amplias con todos los sectores del
país, que evite sobretodo caer en extremismos que excluyan o pretendan
dominar a cualquier sector.
Ariruma Kowii
Quito
En los últimos 10 años los pueblos indios del Ecuador han logrado
desempolvar, sacarle brillo a la historia oficial que por mucho tiempo
intentó ocultar una realidad: la existencia de una gran población del país
que era sometida y explotada por los grupos dominantes; la diversidad y la
particularidad de los diferentes pueblos, el racismo institucionalizado. El
levantamiento nacional del 90 fue el inicio de muchos cambios, entre ellos la
inclusión del Movimiento Indio en el escenario nacional, contribuye a dotarle
a la política de un nuevo matiz que en sí, es visto como una expresión
legítima del pueblo.
Los aportes del levantamiento son muchos, el tema de la identidad, el
mestizaje, el acuñamiento e innovación de conceptos como, nacionalidad,
plurinacionalidad, interculturalidad, la recuperación y vigencia de símbolos
culturales de los Pueblos Indios, por ejemplo son temas que comienzan a ser
analizados a profundidad. La sociedad ecuatoriana que hasta entonces se
autodenominaba blanca hace el intento de recuperar su identidad, a entender
su ser como fruto de un proceso histórico del cual no hay razón, motivo de
avergonzarse.
Otro aporte importante del levantamiento es la propuesta de convocar a una
Asamblea Nacional Constituyente, como una necesidad de refundar el país.
Finalmente cabe recalcar que el mayor logro del levantamiento del 90 es su
presencia, su rol y protagonismo en el escenario nacional e internacional.
Reconstituido así el Movimiento, sus acciones posteriores se han concentrado
en reivindicar temas específicos, así en el 92, la marcha de la Organización
de Pueblos Indios del Pastaza (OPIP) logra el reconocimiento de miles de
hectáreas a favor del pueblo kichwa, Shiwiar. En el 94 la aprobación de la
ley Agraria. En el 97 la destitución del Abogado Abdalá Bucaram y
consecuentemente el compromiso de convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente.
Este último inaugura una nueva etapa, la coyuntura se desenvuelve en momentos
en que todo el conjunto de la población ecuatoriana se siente indignada por
las acciones de corrupción, el vulgarismo del ex presidente de la república
Abdalá Bucaram, en estas circunstancias los pueblos indios, establecen
alianzas con los movimientos sociales de la ciudad, los campesinos y los
partidos políticos tradicionales. Al interior del movimiento indio, las
alianzas son vistas de diferente forma, para algunos permite unir varias
fuerzas que contribuirían a exigir con mayor fuerza las reivindicaciones de
cada sector, para otros como la militancia del movimiento Pachakutik,
permitiría garantizar más adeptos y por lo tanto incrementar el número de
votantes, para otros las alianzas son importantes, siempre y cuando estas se
las realice con organizaciones que cuenten con una base social sólida y no
con dirigentes que aducen representar a sectores organizados.
En esta dinámica, la movilización del mes de julio del 99, que es liderada
nuevamente por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador
(CONAIE) logra captar la alianza de nuevos sectores como los taxistas,
obligando al Gobierno Nacional se comprometa a congelar el precio de la
gasolina, el gas, constituyendo además una comisión de diálogo con el objeto
de definir propuestas que beneficien al pueblo en general y a los pueblos
indios en particular.
El diálogo desde algunos sectores del movimiento indio, era visto como un
anzuelo que utilizaba el gobierno para ganar tiempo, su estrategia consistía
en dilatar a lo máximo el tiempo y en poner en marcha su proyecto que
básicamente consistió en: cubrir los desfalcos provocados por los banqueros y
empresarios corruptos; encubrir y proteger a los causantes de la
desestabilización económica; incautar los depósitos y ahorros del pueblo para
salvaguardar a la banca; conceder la base de Manta al Gobierno Norteamericano
en condiciones que no favorecen al país; deslegitimar, amenazar y desconocer
permanentemente a la CONAIE, como una organización poco representativa y
finalmente tomar la decisión de la dolarización.
Esta forma de gobernar fue permanentemente cuestionada por los diferentes
sectores del país, incluida la derecha, que pedían rectificaciones inmediatas
y finalmente la renuncia del presidente, esta última sobretodo, logró una
mayor presión en los meses de noviembre, diciembre y el mes de enero,
presiones que fueron lideradas por personajes como: el presidente del
Congreso Nacional Juan José Pons, de quien decía la prensa tenía listo
inclusive su gabinete, los expresidentes de la república como: el Ingeniero
León Febres Cordero, el Dr. Rodrigo Borja, el Dr. Oswaldo Hurtado Larrea, los
empresarios de la costa, la CONAIE, los movimientos sociales, etc.
En estas circunstancias, la CONAIE promueve en el mes de diciembre la
constitución de los Parlamentos de los Pueblos Indios, iniciativa que por
presión de otros sectores cambia de denominación y se lo llama "El Parlamento
Popular de los Pueblos". La propuesta de los Parlamentos es acogida por
todos los sectores y en todas las provincias se promueve su constitución, el
objetivo es lograr la participación del pueblo para que ésta defina las
propuestas, las demandas de cada sector y sean transferidas luego al
Parlamento Nacional de los Pueblos.
Las iniciativas son múltiples y el Parlamento de Tungurahua en la primera
semana de enero, lanza la propuesta de "destituir a los funcionarios de los
tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial", la propuesta es acogida por
todos los Parlamentos Populares y la consigna de la movilización se focaliza
en la destitución de los tres poderes, castigar la corrupción, no a la
dolarización. La propuesta inquieta a los sectores de la derecha, los
políticos del Congreso Nacional, la iglesia y las Fuerzas Armadas que
inicialmente planteaban la renuncia del Dr. Jamil Mahuad o en su defecto la
rectificación de su política, se repliegan, superan las contradicciones y
forman un solo frente, desde el cual combaten la pretensión de la disolución
de los tres poderes.
Fortalecido el frente de la derecha, el gobierno amparado en sus antiguos
rivales, inaugura una campaña de desprestigio de la CONAIE, a través de los
diferentes medios de comunicación, la campaña se concentro en: (1)
deslegitimar la representación de la CONAIE, y vender la idea de su división,
(2) culpar a la organización de haber rechazado la firma de convenios que
beneficiaban a las comunidades, (3) distorsionar las acciones de la
organización y reactivar los prejuicios raciales de la población ecuatoriana,
(4) Comprar el silencio y la parcialización de organizaciones nacionales
indígenas como la FEINE, FENOCIN, a cambio de cuotas, aspiraciones
solicitadas por las organizaciones aliadas al gobierno. La prensa logró
amortiguar la reacción y la solidaridad de la población mestiza.
Pese a esta campaña racista, a la militarización del país y al decreto de
estado de emergencia, el 14 de enero se instala en Quito el Parlamento
Nacional de los Pueblos, en esta asamblea los parlamentarios resuelven la
derogatoria del estado de emergencia, la destitución del Presidente de la
República, el desconocimiento del Congreso Nacional y de los magistrados de
la Corte Suprema de Justicia y se declaran en sesión permanente.
Martes 18, las comunidades burlando el control militar llegan a Quito y
concretan la Toma de Quito.
La noche del 20, las comunidades logran el control del Congreso Nacional y la
Corte Suprema de Justicia, la wipala es izada en el Congreso Nacional.
El día 21, los parlamentarios del Pueblo sesionan en el Congreso Nacional y
las comunidades, los movimientos sociales, las organizaciones de los barrios
populares avanzan hacia el Palacio de Gobierno. En la tarde de este día,
Jamil Mahuad, abandona el Palacio de Gobierno camuflado en una ambulancia de
la Cruz Roja. En la tarde y noche de este día los dirigentes de los
militares, los movimientos sociales, el movimiento indígena, presionados por
la multitud afinan acuerdos y resuelven constituir la Junta de Salvación
Nacional, constituida por el General Carlos Mendoza, Antonio Vargas y Carlos
Solorzano. A las tres de la mañana del día 22, el General Mendoza, rompiendo
a su palabra, su juramento y compromiso, renuncia a ser parte de la Junta de
Salvación Nacional y a las siete y treinta de la mañana del mismo día,
resguardado por las Fuerzas Armadas asume la Presidencia de la República el
Dr. Gustavo Noboa. En la mañana de este mismo día, las comunidades retornan
a sus provincias. Los representantes de la derecha reaccionan de este shok y
recuperan su altivez, su arrogancia y su prepotencia. Su reacción enardecida
por la recuperación y control del poder deja al descubierto su indignación y
su racismo hacia los pueblos indios y los sectores populares que fugazmente
tuvieron en sus manos el poder político del país y piden la sanción inmediata
a todos los "golpistas".
La Toma de Quito, deja varias lecciones, muchas interrogaciones: la
democracia es democracia cuando esta controlada por los sectores de la
derecha. ¿La cúpula de las Fuerzas Armadas sirven para garantizar la
democracia o resguardar los privilegios, los actos de corrupción de los
grupos dominantes que controlan el país? ¿Quiénes violan permanentemente la
Constitución y por qué razón no se los sanciona? ¿La toma del poder es el
objetivo de los Pueblos indios?
La Toma de Quito deja una derecha fortalecida, un movimiento indígena
cohesionado, una población mestiza inyectada de racismo, unas Fuerzas Armadas
que tratan a sus subalternos como los gobernantes al pueblo, una advertencia
contundente en contra de la corrupción. Inquietudes al interior del
Movimiento indígena en función de definir con mayor precisión el proyecto
Político de los Pueblos Indios, un proyecto que si bien no debe descuidar los
temas nacionales debe concentrarse en propuestas concretas que garanticen
aspectos jurídicos, educativos, culturales y sobretodo económicos, una
propuesta que permita garantizar alianzas amplias con todos los sectores del
país, que evite sobretodo caer en extremismos que excluyan o pretendan
dominar a cualquier sector.
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