Exclusión: La otra cara de la globalización

28/09/1999
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La sociedad moderna está ante un cambio de era. Así como fue el cambio de la Edad Media a la Edad Moderna, ahora transitamos por el más significativo conjunto de innovaciones a escala mundial que han ocurrido desde el siglo XVI. Los cambios en los paradigmas tecnológico, económico, político, ejemplificados por la caída del Muro de Berlín, la desaparición de la Unión Soviética, el fin de la Guerra Fría, el fin del sistema bipolar y la introducción de un sistema multipolar, presencia decreciente de Africa y América Latina en la agenda mundial, la nueva presencia de Europa del este, la China y el sudeste asiático en la agenda internacional, la incorporación de los países del este de Asia a la categoría de países desarrollados, las nuevas estructuras de comercio regionales, y la información en tiempo real, el microchip, los sistemas digitales, etc. En esta nueva era, la característica es la competencia por diferenciales de productividad y la muerte del ciclo de producción, con información en tiempo real. El estilo previo de integración global estuvo dado por el intercambio de materias primas por bienes industriales, realizando un esfuerzo por sustituir a estos últimos por productos nacionales. Se supuso que con la industrialización por sustitución de importaciones resultaría más empleo, más mercado y se generaría mayor crecimiento y bienestar. Se determinó el papel del Estado como protector del mercado interno como una manera de promover estas industrias mediante la inversión pública directa en la rama, o subsidios a los productores, o a los consumidores, en el mercado nacional. La protección y distorsión del mercado debería haber llevado a buen puerto el concepto de desarrollo. Empero, este patrón que tuvo lugar entre 1930 y 1980 se tornó obsoleto cuando el paradigma tecnológico basado en el petróleo se volvió inadecuado y se creó el nuevo paradigma basado en el microchip y la información. Industrias desarrolladas antes, altas consumidoras de energía, se convirtieron en redundantes conforme se volvieron ineficientes comparadas con las nuevas tecnologías creadas con una demanda de materias primas, energía y mano de obra menor, en un esfuerzo por aumentar la productividad. El desempleo extructural La nueva tecnología está orientada a aumentar la productividad, tanto de la mano de obra como del capital mediante la reducción del consumo de mano de obra, energía y materias primas en el producto final. Así, el desempleo estructural es un nuevo elemento que afecta tanto a los países en vías de desarrollo como a los desarrollados. Siete elementos que tienen que ver con cambios técnicos han cambiado las relaciones económicas, y han modificado la naturaleza de la integración de Africa y América Latina en el orden mundial (ver cuadro 1). Estos siete elementos han servido para aumentar la productividad, mas han afectado a las regiones del mundo exportadoras de materias primas como Africa y América Latina, que tienen ahora un peso mucho menor en este nuevo mundo (ver cuadros 1 y 2). El resultado de este proceso por mejorar la productividad es la reducción del empleo, así como la reducción de la demanda de materias primas y de energía. Como los países exportadores de materias primas son los que están en América Latina y Africa, básicamentese produce una exclusión de la nueva economía mundial; como el nuevo empleo es menor y más especializado, el resultado es la exclusión social agudizada. Esto quiere decir que el desarrollo del capitalismo a fines del siglo XX require que partes de la sociedad y del mundo se vuelvan excedentarias. La exclusión social "dura" se observa en Africa, por ejemplo, donde la red que integraba esas economías a la economía del mundo ha colapsado. Otras exclusiones se expresan en el aumento de la migración proveniente de Medio Oriente, Africa y América Latina hacia los Estados Unidos y Europa, conforme la población excluida quiere mejorar sus niveles de ingresos y formar parte de sociedades más ricas. El aumento del desempleo estructural en Europa, Japón y Estados Unidos es resultado de los cambios tecnológicos y del cambio de las reglas del juego económicas en curso, y es la exclusión social "dura" de esos países. La red que integra a las personas desempledas en la economía y la sociedad ha colapsado, fruto de los cambios estructurales ocurridos por las razones citadas arriba. Existe un proceso de exclusión social en el ámbito mundial, que define un norte en el Norte, y un sur en el Norte, así como un norte en el Sur y un sur en el Sur. En cada subconjunto Norte y Sur, el sur está creciendo. La globalización, en este contexto, es la integración de los nortes que ocurre mediante la competencia por diferenciales de productividad ya señalada. Los que pueden competir, se integran; y los que no, son excluidos. En el mundo representa las 4/5 partes de la población mundial, según Lester Thurow. La brecha entre ambas partes está creciendo tanto en el ámbito mundial como dentro de las sociedades. Los efectos de la brecha creciente se observan en los impactos sociales: creciente violencia y anomia. Los que se integran En El mundo sin fronteras, Kenichi Ohmae afirma que la globalización es la integración de las economías con más de 10.000 dólares per cápita. Esos son los sectores sociales que se integran. El resto queda afuera. Esto se puede apreciar en la estructura del comercio y los patrones de migración. Más o menos 4/5 partes de la población mundial observa la globalización pero no participa de ella. Los países más pobres de Africa se han empobrecido y los más ricos del G7 se han enriquecido. Aquellos que no logran adaptarse a las nuevas demandas competitivas derivadas de los cambios mundiales del comercio han perdido posiciones en términos de los países más ricos. La distancia entre Burundi, el país más pobre en 1985, y los Estados Unidos, el país más rico ese año, en términos de ingresos fue de 72.5 veces el PIB per cápita. En 1994 la distancia entre Ruanda y el Japón fue de 432.8 veces. No sólo ha aumentado la dispersión sino que el ingreso de los diez países más pobres cayó 30% entre 1985 y 1994, el lapso en el que el ingreso de los cinco más ricos aumentó 97% en términos del PIB per cápita. El reverso de la concentración del ingreso es la exclusión social (ver cuadro 3). El concepto de la exclusión social está vinculado a la acción de prevenir la participación de ciertos grupos sociales en aspectos de la vida social que se consideran importantes. Incluye la exclusión económica, política y cultural. La exclusión social es el contrario de la integración social. Empero, los procesos de exclusión e integración social interactúan entre sí. El problema de la exclusión y la integración se encuentra en distintas áreas de la sociedad: desde el núcleo familiar hasta la comunidad internacional. El mecanismo de integración a escala mundial es el mercado. El mercado mundial ha integrado diversas regiones del mundo por ventajas comparativas estáticas (materias primas) o dinámicas (productos basados en el conocimiento). El patrón de comercio ha variado y algunas regiones, así como algunos productos, se han tornado superfluos. El impacto del cambio técnico en la demanda de materias primas, como se ve en el cuadro 1, deriva en la estructura del comercio mundial expresada en el cuadro 2, donde hay regiones excluidas, cuando otras se han vuelto más relevantes que nunca en la dinámica del nuevo orden: el este de Asia y la China, que exportan manufactura con productividad creciente. Los que se quedan afuera El profesor Gerschenkron (1) discute que lo que le da un sentido de valor a una persona está relacionado con el nivel de ingresos que esta persona recibe, porque es mediante sus ingresos que la persona siente el valor que él o ella tiene en la sociedad. Desde ese punto de vista, el sentido de autoestima y los derechos ciudadanos están relacionados con los ingresos. ¿Qué pasa cuando los niveles de ingreso son bajos? La persona se considera poca cosa. ¿Qué pasa cuando la persona no tiene empleo? La persona es excluida, no pertenece a una red social, pierde sus derechos. En algún grado, los filósofos clásicos liberales asocian los derechos con la propiedad. Es una apreciación subjetiva de la relación que existe entre ingresos y derechos humanos. ¿Qué ocurre en lo económico cuando una persona tiene empleo y no le alcanzan sus ingresos para vivir? Trabjan los niños y niñas para completar el ingreso familiar y entonces comienza un tema espinoso que afecta la moral de la nación. El punto de partida es que el trabajo infantil creció como resultado de la depresión expresada como pérdida del empleo, ingresos y nuevas inversiones en los países latinoamericanos. El Perú, en este marco, tiene la envidiable posición de líder en América Latina en la caída de los ingresos, con 32% de caída en tres años: 1988-1990. Se puede afirmar que la depresión económica peruana empobreció a todo el país con las excepciones notables de algunos pequeños sectores cuyos ingresos provenían de utilidades. El peso de las utilidades en el ingreso nacional, hasta donde queda registro de ello, aumentó al 50% del PBI en 1990. Se extrapolaron los niveles de vida. Con la recuperación, lo que se observa es que alrededor del 10% de la población se ve beneficiada preferentemente. Es aquella sujeta a crédito. Se podría decir que son dos millones de personas naturales las que se benefician del crédito de forma directa e indirecta, y éstas representan el área de beneficio preferencial de la recuperación económica. El resto quedó excluido del crédito y de los beneficios de la recuperación, del empleo y de las mejoras de la salud. Los observan desde el margen. Las edades de la población en cuestión son relevantes porque los niños y niñas de menos de 15 años que trabajan sumaban 1.2 millones en el Perú de 1996. Tomando como referencia etárea el año de 1993, esto representa el 14% de los niños y niñas peruanos. Representa alrededor de un 16% de la PEA adicional a la PEA resgistrada, que genera ingresos a la familia en un rango de actividades que va desde el trabajo legal hasta la delincuencia, pasando por una combinación de ambos. Se conoce que la banda poblacional entre los 15 y 25 años representa alrededor de 30% de la población total, con lo que 2/3 del país tiene menos de 25 años. Se puede decir que la sociedad ha envejecido porque hay más población mayor de 64 años y menos población de menos de 14 años. En este marco debemos entender que lo que ha ocurrido con los derechos humanos en el Perú tiene que ver con la falta de valor económico de las personas. La gente no importa. La sociedad no interesa. Interesan los tarjeta de crédito habientes, con rango de ciudadanos consumidores. El resto es descartable. Las violaciones a los derechos humanos son vistas como detenciones arbitrarias, secuestros, matanzas de personas inocentes. El problema con este acercamiento a los derechos humanos es que metafóricamente infiere que la ausencia de crimen es la vuelta al imperio de la justicia. El chantaje, la intimidación y el miedo pueden asemejar la aparición de "la ley y el orden", y el subempleo y los bajos sueldos cubren la semejanza con una economía donde todos los trabajadores son valorados y respetados. Los niños y niñas crecen fuera del espectro de la ley y el orden o con ésta en su contra, porque el trabajo infantil está penalizado. Allí comienza a construirse una nueva imagen del Perú para los jóvenes de hoy. ¿Nuevos escenarios nuevos problemas? La ola neoliberal ha erosionado el contrato social que gobernó el mundo occidental desarrollado desde los años 30. La ampliación de los derechos civiles y políticos ha sido parte de ello. Pero la declaración de los derechos humanos es el resultado de un complejo proceso de luchas mundiales, políticas y sociales. Los recientes cambios económicos y políticos han cambiado la percepción que las personas tenían de sus propios derechos al igual que los escenarios donde podían ejercerlos. Los cambios políticos y la modificación del sentido común afectan el ejercicio de los derechos políticos y civiles. Por otro lado, la globalización (en términos de la información en tiempo real) crea un escenario donde es posible buscar afuera el apoyo que no se encuentra en el ámbito doméstico sobre un determinado tema. De alguna manera los derechos se están "privatizando" y se están convirtiendo en parte de la vida económica y social del individuo. Según Danilo Turk (un reportero especial de una Subcomisión de Prevención de Discriminación y Protección de Minorías de las Naciones Unidas), hay crecientes iniquidades en términos de ingresos que no sólo hacen imprescindible la realización de los derechos económicos, sociales y culturales, sino que polarizan y fragmentan a las sociedades. La disparidad de los ingresos, a la vez que tiene lugar una reducción del Estado, forma una peligrosa base para la alienación, la dependencia y el cinismo que puede llevar, en última instancia, hacia el deterioro de las relaciones sobre las cuales se funda la sociedad civil. La distribución de los ingresos es un punto crítico, debido a su relación con la democracia. El Perú tiene la peor distribución de ingresos en América Latina, aparte de Haití. Esto llevó al levantamiento del movimiento social en los años 20 y los años 60-70. Después del periodo de hiperinflación, la depresión y la etapa de extrema violencia de los años 80, se inició un cambio en la economía que estuvo secundado por el proceso de reformas estructurales introducido por el Banco Mundial y el BID en 1990. Dado el contexto, los efectos son que el tejido social se ha debilitado y el individualismo extremo ha emergido derivando en agresividad, dentro de un conflicto estéril en aras del mercado. Algunos elementos que cuestionan el espíritu modernizante de las reformas en Perú pueden señalarse: - Hay una pérdida de la ética del trabajo y un elogio de la ética del éxito. - Los derechos y las libertades están restringidos, dañando así el proceso de individualización. - La mediación del Estado en los conflictos entre la sociedad, se han reducido. La interacción entre el Estado y la sociedad ha sido remplazada por la concepción del mercado político, donde los actores sociales derivan individualmente en clientes. - El progreso se ha convertido en un elemento determinante en la imaginación social, considerado como mejora del país o de la persona misma. Debe obtenerse a cualquier precio, incluso resignándose a perder los derechos. Esta versión particular del éxito individual, si es frustrado, puede derivar en un alto grado de insatisfacción, el terreno apropiado para diferentes formas de violencia estéril. Por ejemplo, las barras bravas o el asalto de la residencia del embajador japonés. Distribución del ingreso y equidad Las discriminaciones son la expresión de la iniquidad. Los ingresos económicos afirman algo adicional. Si tomamos la distribución del ingreso de las mujeres para ver cómo se distribuye el ingreso entre "marginales" y de allí partimos a ver cómo se ve en el mundo de los varones, aparece la evidencia de que a las mujeres les va bien si son ricas. Les va mal en todos los demás casos. Es decir, la mujer con dinero es casi un varón, en una sociedad donde la mujer está discriminada por el mero hecho de ser mujer, recordándonos el poema de Sor Juana Inés de la Cruz (Hombres necios...) Viviane Forrester (2) advierte que en el mundo nuevo que emerge, el empleo se ha convertido en innecesario para el funcionamiento del aparato económico. Afirma que a los hombres se los condena a postular en vano (a un empleo), frustrados de antemano por las estadísticas. Una pregunta desde el Perú al texto de Forrester es qué pasaría en Europa si dijéramos que de partida sólo el 11.7% de las mujeres en edad de trabajar y disposición de hacerlo han tenido un empleo adecuado en 1991. Si añadiéramos que ante la falta de seguro de desempleo, el 81% de las mujeres en capacidad de trabajar lo han hecho por remuneraciones por debajo del nivel del salario adecuado para cubrir la canasta mínima de consumo, y que el 7.3% de esas mismas mujeres se han registrado en el Ministerio de Trabajo para buscar empleo y por lo tanto son consideradas como desempleadas. Si no están registradas, formalmente no se consideran desempleadas. La realidad a partir de donde se concreta el mercado de trabajo de la mujer, además, es uno de discriminación negativa. Los avisos de periódico anuncian que quieren mujeres solteras, la franja de edades, el color y, por supuesto, el nivel educativo. Allí se reproduce la pirámide de la subordinación de la sociedad peruana. Si el varón blanco, heterosexual, católico, patriarca y educado es el pico de la pirámide de la sociedad en su conjunto, se podría añadir que la mujer blanca, heterosexual, católica y educada es el siguiente escalón. En términos de ingresos se ha producido un distanciamiento entre las mujeres ricas y las pobres. Así, el número de mujeres pobres de Lima ha aumentado entre 1985 y 1994 del 49.3% del conjunto de las mujeres al 52%. En el fondo: la discriminación Es evidente que el Perú tiene rasgos premodernos que están construidos desde la historia por el sistema de dominación colonial, pero también por la incapacidad de liberarnos del mismo en el siglo XVIII. Ese sistema de dominación es la madre del racismo y de la vergüenza del pasado. No obstante y sin haber pasado por ningún punto intermedio, hemos saltado a una lógica de igualdades para la construcción de la economía del mercado. El requerimiento esencial para la economía del mercado es que todos tengamos igualdad de información e igualdad de oportunidades para poder actuar en el mercado. Sin embargo, aquí no es el caso. Vemos que la población de la sierra peruana esta en condiciones que no tienen nada que ver con la igualdad de oportunidades y también observamos que la situación de las mujeres es abiertamente peor que la de los hombres, a pesar de las mejoras de los ingresos de las mujeres en las ciudades, en especial de los deciles mayores. Las zonas más deprimidas son las zonas de donde salió la cultura peruana prehispánica. Esto no se ha modificado. La pregunta, es ¿por qué?. ¿Es que las zonas de la sierra que fueron cuna de civilizaciones se convirtieron en una vergüenza? ¿Es acaso que son zonas donde queremos olvidar que hubo un pasado? ¿O es que la modernidad y las modernizaciones que han ocurrido a lo largo de los siglos han ido dejando esas zonas atrás? Y, de ser el caso, ¿por qué? La sensación, a fines del siglo XX, de que la población nativa peruana ha sido una carga para las modernizaciones occidentales es fuerte. La sensación que de eso nos queremos olvidar incluso los intelectuales, es fuerte. El peligro de que decir estas cosas nos emparente con ideologías absolutistas o etnocéntricas, es también grande. Empero, la tara del pasado, esa carga que enfrenta el ímpetu del futuro, tiene que ser revalorada. Es preciso reconocer dónde y cuándo nos quedamos atrapados en un sistema social excluyente en extremo y que por lo tanto ha dejado en tierra de nadie a los habitantes de la sierra y selva peruanas. El Estado no llega, y si llega lo hace en forma de fuerzas militares o, ahora, con infraestructura de diversos tipos. La desarticulación actual de la sierra, sobre todo, de la economía nacional en relación a su articulación en el pasado es gigantesca. La selva no se ha desarticulado porque nunca estuvo bien articulada, tanto por la distancia como por la geografía. La geografía de la pobreza y la demografía de la pobreza nos muestran una realidad de vergüenza ante la historia que tiene que llegar a su fin para que comencemos a ser iguales. El imaginario cultural donde navegamos tiene un fuerte imaginario social colonizador. Es incapaz de pensarnos como iguales. Con esto no estamos diciendo que solamente los abusos estén en el imaginario blanco, patriarcal, etc., sino que también aparecen en otros ámbitos y posiblemente se crucen con otras raíces más antiguas dentro del continuum histórico en el que estamos inscritos, que se remontan más allá del siglo XVI. El sentimiento España 1- Perú 0, por ponerlo en términos futbolísticos, tiene que ser revertido para podernos pensar como una sociedad moderna o por lo menos para podernos pensar como una economía de mercado. De otro modo siempre estaremos echándole la culpa al otro por lo que no hicimos, y en algunos casos tendremos razón. Será pensándonos como iguales ante el resto como nos podremos (re)conocer y saber de nuestros potenciales sin anteponer los intereses ajenos a los propios. La discriminación en su sentido más amplio es el principal freno del Perú. Cuadro 1 Consumo mundial de metales: 1960-1990 (promedio anual de tasa de crecimiento) años 60 años 70 años 80 Aluminio refinado 9.0 4.4 1.5 Cobre refinado 4.3 2.6 1.4 Estaño refinado 1.0 1.0 1.0 Minerales para acero 4.0 2.0 0.5 Níquel 6.0 2.0 2.0 Plomo refinado 4.0 3.0 1.0 Fuente: ECLA en Ugarteche, El falso dilema (Nueva Sociedad, Caracas, 1997), cuadro no.8 p.52. Cuadro 2 Estructura del comercio mundial: 1960-1992 (porcentajes) 1960 1980 1992 Estados Unidos 15.8 11.0 12.0 CEE 32.2 32.5 35.7 Japón 3.1 6.5 9.1 Otros países desarrollados* 14.8 12.8 5.7 Todos los países desarrollados 65.9 62.3 71.5 América Latina y el Caribe 7.7 5.5 3.7 Asia incluyendo la China 9.5 17.8 18.2 Africa 4.2 4.7 1.8 Otros países en desarrollo 0.5 0.7 0.2 Todos los países en vías de desarrollo 21.9 28.7 23.9 Fuente: ECLA en Ugarteche, ibid, p.54, cuadro no. 9 * Otros países desarrollados, se refiere a los países socialistas, Israel y Sudáfrica y otros países en vías de desarrollo se refiere a países islas. Cuadro 3 PBI per cápita en dólares constantes 1985 1994 Burundi 230 160 Costa de Marfil 660 610 Nigeria 800 280 Ruanda 280 80 Uganda 230 190 Tanzania 290 140 Honduras 720 600 Nicaragua 770 340 Haití 310 230 Bolivia 470 770 Noruega 14370 26390 Japón 11300 34630 Canadá 13680 19510 Estados Unidos 16690 25880 Alemania 10940 25880 Fuente: Banco Mundial, World Development Report 1987 y 1996, cuadro no.1 de Selected Wold Development Indicators, Oxford University Press, Washington. --- "Mirar la globalización sin mirar la exclusión hubiera sido hacer un ejercicio incompleto", dice el economista peruano Oscar Ugarteche en la introducción de su libro La Arqueología de la Modernidad (Lima, Desco, diciembre 1998), en el cual presenta una reflexión sobre su país en la globalización, dejando constancia de que la gran mayoría de los peruanos no se beneficia de tal proceso. Y es que la otra cara de la medalla de la globalización es la exclusión social. Por la pertinencia del tema, presentamos algunos trechos de lo que sostiene Ugarteche, experto en finanzas internacionales y autor de siete libros sobre deuda externa y tres sobre globalización.
https://www.alainet.org/es/articulo/104497
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