Nuevo liderazgo indígena: Más allá de los lamentos

23/07/1997
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Permítanme decepcionar a algunos de los presentes. He aprendido en los cuatro años que llevo en la Vicepresidencia de la República, que mucha gente, en varios países -espero que no sea éste el caso-gusta escuchar de la tragedia de los pueblos indígenas. Les agrada oír las altas tasas de analfabetismo y todos los problemas que siempre están acompañados con llanto. No hay por qué ocultar esta problemática, muy dolorosa por cierto, que es efecto de la historia colonial de nuestros países, pero estoy conciente de que somos parte de un nuevo liderazgo indígena de nuestros países, que sin olvidarnos de los anteriores 500 años, preferimos mirar los siguientes 500 años, y esforzarnos denodadamente para solucionar los problemas. Conquistando nuevos espacios En el nuevo contexto democrático y particularmente en estas últimas dos décadas, surgieron cambios muy importantes en la relación entre los pueblos indígenas y los Estados nacionales. Por ejemplo, en cuanto a las lenguas indígenas, se están logrando espacios que antes no los tenían. En los procesos educativos formales y no formales, en los medios de comunicación, y en otras esferas de la vida pública. Por otra parte, gracias a un contacto más permanente y continuo, los líderes de las diferentes organizaciones indígenas están elaborando un conjunto de planteamientos que reflejan los intereses de las cúpulas de la élite indígena, de los niveles intermedios e incluso de niveles de base. En el caso concreto de Bolivia, hubo un tiempo, en que ese liderazgo indígena no siempre reflejó intereses de abajo. Ahora, por el contrario, veo mayor interés de no desconectarse de esa dinámica social, de acceder a los niveles más altos pero sin olvidarse de esas raíces y eso ocurre en buena hora. Justicia justa El tema del acceso a la justicia y la búsqueda de una justicia justa sigue siendo una tarea pendiente, parece tautología pero en el caso de Bolivia y creo que también en otros países, tenemos que construir las condiciones para tener una justicia justa. El derecho a la autorregulación de la vida comunitaria, el derecho a un desarrollo propio y el derecho a participar en las transformaciones y el desarrollo nacional, y recientemente el derecho a ser protagonistas importantes de la revalorización de la democracia en nuestros países, pero no a participar como meros votantes individuales sino como pueblos indígenas: esto plantea novedosos temas. Avances jurídicos En algunos países como Bolivia, Ecuador, México, Paraguay se ha llegado a transformar la Constitución Política del Estado. En el caso concreto de Bolivia, después de 169 años, los bolivianos nos hemos atrevido a mirarnos en el espejo y darnos cuenta que habíamos sido un país multiétnico y pluricultural. Y para que eso no quede como una florcita en la Constitución, colgado como una etiqueta, estamos trabajando intensamente para sacar todas las derivaciones posibles, por eso en estos cuatro años hemos trabajado intensamente para que la educación bilingüe intercultural sea una realidad, y por ello queremos agradecer de forma pública a los expertos técnicos intelectuales indígenas y no indígenas de Ecuador, de Guatemala, de México y de otros países que nos colaboraron en esta tarea. Por otra parte, varios documentos jurídicos de nuestros países reconocen el régimen de comunidades indígenas en cuanto entidades de derecho público habilitadas para ejercer ciertos niveles de autoridad y autogestión en esos territorios o en esas tierras comunitarias de origen, como nosotros las llamamos. En varios de nuestros países se están transformando las legislaciones agrarias, nosotros habíamos aprobado el Art. 53, una legislación que acaba de ser transformada para adaptar lo mejor del convenio 169 de la OIT. Bolivia ha ratificado mediante su congreso nacional dicho convenio, y es más, estamos desarrollando otras consecuencias a través de las diferentes normas que estos años se están considerando y aprobando. En países como Ecuador, Perú y Bolivia, las instituciones estatales que se relacionan con los pueblos indígenas han cambiado. En estos tres países tienen rango secretarial, incluso de nivel ministerial; en Chile y Guatemala se trata de corporaciones o fondos especiales para atender las necesidades de su desarrollo; en México, bajo la figura de Procuradurías de Derechos Indígenas. A nivel internacional hay grandes y hermosas novedades. Cada vez hay más hechos como el convenio 169, y el propio convenio constitutivo que crea el Fondo de Red Indígena alentando la lucha por la aprobación de las dos declaraciones de derechos de los pueblos indígenas que se tramitan tanto en Naciones Unidas como en la OEA. Escenario favorable al desarrollo En cuanto al desarrollo, hay una nueva cultura de la cooperación internacional, enormemente beneficiosa para los pueblos indígenas. Por ello, creo que es perfectamente posible pensar en un nuevo escenario favorable al desarrollo de los pueblos indígenas, pero esto no es para que nos conformemos sino más bien para que estemos concientes de estas nuevas condiciones y dupliquemos, como pueblos y organizaciones indígenas, nuestros esfuerzos para sacar el mayor provecho de este nuevo escenario. Quiero tocar particularmente el tema del desarrollo y el nuevo contenido que ha adquirido. En la ciudad de Santa Cruz, en la región amazónica de Bolivia, hace dos años se realizó una reunión muy importante sobre este tema. Y salieron algunas ideas que me permito resumir rápidamente. En primer lugar, el desarrollo indígena es un desarrollo con identidad, es decir que el desarrollo y la preservación de la identidad étnica no son excluyentes. Incluso se argumentó que las prácticas culturales particulares de los pueblos indígenas no tienen que ser vistos como un factor que retarde u obstaculice ese desarrollo, por lo tanto es posible un desarrollo a partir de la propia identidad, cuyo capital inicial sea la riqueza cultural y social de los pueblos, potencializado y mejorado por los nuevos mecanismos y nuevos recursos. Desarrollo autónomo En segundo lugar, el desarrollo indígena es desarrollo autónomo. Evidentemente yo quiero tranquilizar a quienes se les ha parado el cabello cuando oyen la palabra autónomo. Creemos que debemos comprenderlo no como algo que separe sino más bien que consolide la diferencia, es decir que la diferencia no sea algo excluyente ni que niegue la posibilidad de un desarrollo colectivo y conjunto, no implica ni el derecho ni el proyecto de constituir Estados independientes, pero si un régimen jurídico y político nacional que haga posible una coexistencia armónica y complementaria de la diversidad étnica y cultural. Esa autonomía, en términos de desarrollo, este derecho y capacidad de autogestión es una característica que los propios pueblos indígenas debemos ir desarrollándola para transformar diversas institucionales nacionales. Desarrollo sustentable Junto a la característica de que el desarrollo debe ser con identidad y autónomo, señalamos que debe ser sustentable, es decir y siguiendo las conclusiones de la Coordinadora de Organizaciones Indígenas de la Cuenca Amazónica, diríamos que existen componentes fundamentales para que se cumpla esta dimensión. Señalamos la viabilidad ecológica; la viabilidad económica; la viabilidad sociocultural y la viabilidad política. Y finalmente, ese desarrollo debe ser nacional. En el fondo, los pueblos indígenas aspiran a participar plenamente de los beneficios del desarrollo del conjunto de la nación, de la cual siempre han sido marginados, por lo tanto es un derecho legítimo el participar del diseño e implementación de los planes y proyectos nacionales. Intervención de Víctor Hugo Cárdenas, ex-Vicepresidente de Bolivia, en el coloquio Pueblos Indígenas y Estado en América Latina, Quito, 9 al 11 de julio de 1998
https://www.alainet.org/es/articulo/104424
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