Lula, los Sin Tierra y el futuro de Brasil
20/08/2005
- Opinión
La sociedad brasileña está perpleja ante la "desnudez política" a que
fue expuesto el Parlamento y a la forma como funcionan las campañas
electorales en Brasil. Los partidos se abastecen de las empresas
públicas o privadas, de algunos bancos, a fin de sostener sus campañas,
obtener privilegios personales y parlamentarios, derrumbando con esto
las barreras que separan las recaudaciones legales de las ilegales. A
cambio, sólo Dios sabe lo que se ofrece.
Ciertamente, lo que causó más perplejidad fue que la práctica
tradicional de la derecha ahora -comprobadamente- es realizada también
por el principal partido de la izquierda. Y la opinión pública espera
que sean revelados los orígenes de los recursos, quiénes son los
empresarios que pagan y cuáles los verdaderos intereses. Finalmente,
nadie entrega millones gratis.
Pero, más allá de los casos de corrupción, es preciso reflexionar
sobre la naturaleza de esta crisis. Las evidencias son muy graves.
Nuestro país vive una crisis que envuelve al conjunto de la economía.
Es verdad que el PIB creció -aunque sea mediocremente-; que la
inflación está controlada; que las grandes corporaciones y los bancos
tienen ganancias fantásticas, y que los saldos de la balanza comercial
baten récords.
Sin embargo, la economía no está resolviendo los problemas básicos de
la población: empleo, renta y bienestar social. Hay una crisis social.
Nuestros niveles de violencia social se equiparan a los de los países
en guerra. (¡Ojalá recordemos eso a la hora de votar contra la venta
de armas a Brasil en octubre!).
Hay una crisis política, y la población no se ve representada por los
políticos y los partidos: es una crisis ideológica. No hay debate de
ideas, de proyectos, de propuestas para la sociedad. El neoliberalismo
consiguió reducir y transformar la política en un mero mercado de
votos, controlado por expertos en mercadotecnia alquilados que cobran
fortunas por engañar al pueblo.
Lamentablemente, ninguna fuerza social organizada tiene claro qué
proyecto quiere para la sociedad. Y las universidades y medios de
comunicación, que serían espacios necesarios para ese debate, también
están alienados de los verdaderos problemas de la población.
Frente a este cuadro, la evaluación del MST (Movimiento de los
Trabajadores Rurales Sin Tierra), de Vía Campesina y de otros
movimientos sociales, es que la salida a la crisis no está sólo en la
penalización necesaria de quien practicó la corrupción. No basta con
pedir a los partidos que hagan sus autocríticas. No basta reducir la
cuestión a apoyar o no al gobierno de Lula. Los movimientos sociales,
como el MST, deben mantener su autonomía con relación al gobierno, al
Estado y a los partidos.
¿Dónde está la salida, entonces? La salida a esta crisis requiere
diversas medidas, que abarcan aspectos económicos, políticos y
sociales.
En el campo económico es preciso cambiar esa política neoliberal que
sólo beneficia a bancos y grandes corporaciones. La inmensa mayoría de
la sociedad está contra la actual política económica, inclusive el
vicepresidente de la república. Es preciso subordinar la política
económica a los intereses del pueblo y de la sociedad. Es preciso que
el Estado oriente la economía a resolver prioritariamente el problema
del desempleo y de los ingresos de todos los brasileños, por ejemplo,
aumentando el salario mínimo. Es preciso priorizar los gastos públicos
en educación, vivienda, saneamiento básico, salud, reforma agraria y
los incentivos a una política de promoción de las actividades
culturales.
El profesor Fábio Konder Comparato ya defendió innumerables veces la
necesidad de una reforma política que recupere el poder de decisión
del pueblo, incorporando el derecho a convocar plebiscitos y
referendos populares; el derecho de revocar mandatos legislativos y
ejecutivos, y el control sobre los gastos públicos -entre otras
medidas de democracia directa.
Acerca de reforma agraria, el gobierno está en deuda con nosotros y
con la sociedad, pues el Plan Nacional de Reforma Agraria marcha a
paso de tortuga, mientras 130 mil familias sobreviven debajo de lonas
negras a lo largo de los caminos brasileños, indignando a todos.
Es necesario que realicemos una amplia convocatoria nacional para
debatir un proyecto para el país, como fue propuesto durante la semana
de debate social de la CNBB (Conferencia Nacional de Obispos de Brasil)
y por todas las fuerzas sociales. El país precisa un rumbo, el de un
proyecto que recupere la soberanía popular y nacional, que reoriente
la economía para atender las necesidades del pueblo. Y esto sólo se
construye debatiendo, aglutinando fuerzas.
Estamos convencidos de que cualquier otra "salida milagrosa" (con una
constituyente, con relección o no relección, candidatos
suprapartidarios o izquierdistas....) no conducirá a ninguna solución
si no debatimos un proyecto y posibilitamos la participación efectiva
de la población en la definición de los rumbos del país.(Traducción: Ruben Montedónico)
- Joao Pedro Stedile, economista y especialista en economía agraria,
es miembro de la dirección nacional del MST. La Jornada (México), sábado 20 de agosto de 2005 http://www.jornada.unam.mx/2005/ago05/050820/031a1mun.php
https://www.alainet.org/es/active/9035
Del mismo autor
- Los dilemas populares en tiempos de crisis del capitalismo 05/11/2021
- Notas sobre as eleições municipais depois do segundo turno 01/12/2020
- Minhas palavras ao ministro Gilmar Mendes 19/08/2020
- Salve o centenário de Florestan Fernandes e Celso Furtado! 16/07/2020
- Medidas de emergência de reforma agrária para enfrentar a crise 05/06/2020
- Em defesa da vida do povo, mudar o governo! 30/04/2020
- Salvar vidas, reorganizar a economia e derrotar Bolsonaro 01/04/2020
- O poder político das empresas de agrotóxicos 02/03/2020
- Um raio-X da oposição direitista da Venezuela 20/01/2020
- Os retrocessos do governo na política agrária, agrícola e ambiental 02/01/2020
Clasificado en
Clasificado en:
