Hombre negro en casa blanca y rojas calles

19/01/2015
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En memoria de Martin Luther King, Jr. 
 
Ironías de la vida, el 19 de enero marchamos contra la discriminación racial e injusticia en todas sus expresiones en memoria de Martin Luther King, Jr., y hoy escuché a alguien cantar “hombre negro en casa blanca…”. Me vino en mente el homicidio del Rev. King, Jr.; los asesinatos de El-Hajj Malik El-Shabazz (Malcom X) y  de Michael Brown en las calles de Ferguson, Misuri EE.UU….ah y como no, me vino en mente, el hombre negro huésped de una casa que tiene como color el símbolo del poder que oprimió sus ancestros. Aquel color de los derechos inagotables sobre los mínimos derechos de los demás colores; de las demás casas de otros colores existentes en el planeta. Me vino en mente que el sistema clasifica por colores las clases sociales. Los de cuello blanco,  (white-collar worker), los de cuello azul (blue collar) y aquellos de cuello rojo (rednecks). [1]Me vino en mente que el pavimento que usted y yo pisamos es de color negro y rojas sus lágrimas como en las calles de Ferguson.
 
Casa Blanca, blanca casa, construida por 200.000 dólares y hoy tasada en  319 millones de dólares. Bautizada como Palacio Presidencial, Mansión Ejecutiva para finalmente en 1901 llamarse Casa Blanca por Theodore Roosevelt. Ironías de la vida, este blanco presidente, quien acuñó el palacio con el color de los amos, de quienes flagelaron a cientos de esclavos africanos encargados de su construcción. Este mismo presidente aquel de la doctrina del Gran Garrote recibió el premio Nobel de la Paz. Quien diría que el mismo premio Nobel sería entregado al soñador de las américas, pintor de esperanzas, Rev. King, Jr. Quien que el mismo premio seria otorgado al hombre negro sentado en el blanco sillón , profeta del Garrote, agorero de falsas esperanzas, que impune permite que las negras calles se tiñan de rojo como en las calles de Ferguson.
 
Ironías de la vida, Doctrina del Garrote inspirada en un proverbio africano, “habla suavemente y lleva un gran garrote, así llegaras lejos” (para que nos entendamos, speak softly and carry a big stick, you will go far) y fue así ayer y hoy. Ambos premios Nobel repartiéndose el mundo como un American Pie, súper manes del Garrote, amantes de la ley del más fuerte, como la demostrada en las calles de Ferguson.
 
Mañana cientos de miles de personas caminaran las calles negras inspirados por el hombre negro guerrillero de la justicia, disparador de versos de liberación: “…el negro aún no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía minada por los grilletes de la discriminación. Cien años después, el negro vive en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad material. Cien años después, el negro todavía languidece en los rincones de la sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra”, en su propia casa de la cual es inquilino, inquilina y no propietario, propietaria, como el joven inquilino en las calles de Ferguson.
 
Ironía de la vida, el costo de la Casa Blanca, la blanca casa, representa a cada uno de los habitantes de la tierra de la libertad 319 millones de dólares es su precio y son 319 millones de personas quienes viven fueran de la Casa Blanca, la blanca casa. Pinten de colores el Palacio Presidencial, vendan la sala Verde, la sala Azul, la sala Roja, la sala Oval Amarilla, la sala de juegos, la sala de sábanas y repartan un millón por persona, cual American Pie.  
 
Es que al final de cuentas no es asunto de pigmentación, de color se visten las casas, la iniquidad  económica es de color blanquecino; su aliento es ideológico. De rojo tiñen las calles y de rojo se tiñen las esperanzas. Soñar resistiendo y resistir soñando como soñó el mártir de Atlanta, inmortalizado en Memphis: “Yo tengo el sueño de que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el contenido de su carácter. ¡Yo tengo un sueño hoy!”
 
Resuenan tu profético clamor, denuncias que trascienden los tiempos hasta la unión de las conciencias y la descomposición de las estructuras de opresión. Retumban en nuestros corazones tus poéticas denuncias Rev. King, Jr. : “Hay quienes preguntan a los que luchan por los derechos civiles: ‘¿Cuándo quedarán satisfechos?’ Nunca estaremos satisfechos mientras el negro sea víctima de los inimaginables horrores de la brutalidad policial”, como la inhumana brutalidad en las calles de Ayotzinapa, Francia, Palestina, Haití, Irak, Siria, Croacia, como en las calles de Ferguson.


[1]Cuello blanco designado a profesionales asalariados de camisas blancas; cuello azul a obreros vestidos de mamelucos azules y los de rojo aquellos campesinos sureños que al calor del sol tiñen sus pieles como el color de las de Ferguson. 
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