Esta mañana acompañé al Profesor Raúl Bethancourt a una caminata al Cerro Ancón. Unos cincuenta estudiantes de la Universidad de Panamá y de la Latina, aceptaron el reto de rendir homenaje al trigésimo séptimo aniversario de la firma de los Tratados Torrijos Carter. Raúl y yo, protagonistas de las luchas por la soberanía nacional encabezada por la Gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá, no aceptamos que la bandera por la que luchamos esté cercada, secuestrada, por los que aún mantienen la mentalidad colonialista, que estableció “límites” en el centro de nuestro territorio.
Y es que la dominación colonial y el racismo imperante dentro y fuera del “límite”, empujaron a miles de panameños afroantillanos hacia el norte a inicio de la década del 60 del siglo pasado. Ismael Laguna fue la vía. Todos, arropados con una sola bandera y con el único himno nacional, el de Panamá, acompañaron al “Tigre de Santa Isabel” a sus épicas confrontaciones boxísticas.
No fue difícil que muchos se quedaran, el idioma inglés los acompañó y sus anhelos de romper las cadenas que atenazaron a padres y abuelos los amalgamó en la lucha social de los negros en los Estados Unidos. Ellos marcharon, con sus frondosos “afros”, por los derechos civiles junto a Martín Luther King, Medgar Evers, Malcon X, Angela Davis y Stokely Carmichael líder del Partido de las Panteras Negras y del “Black Power Movement”.
No fue difícil que esos panameños afroantillanos que emigraron a Nueva York, se incorporaran a la escuela de lucha por los derechos civiles. Ellos llevaron tatuado en el pecho, la impronta de la segregación racial y la voluntad liberadora de Willian Preston Stoute y Marcus Garvey, líderes sindicales que condujeron la lucha que culminó con la eliminación, en la década del 50, del oprobioso gold roll y silver roll en la Zona del Canal.
Esos afropanameños, sentados frente al púlpito con su alegre cantar, clamaban al Dios liberador por los derechos civiles en los Estados Unidos y por la soberanía en Panamá. Ellos, para contribuir la causa, hacían “fundraising” en Flatbush, acompañados del histriónico grito de James Brown… “Say it loud, I´m black and proude”.
La firma y ratificación de los Tratados Torrijos Carter, es un hecho histórico, solamente comparable con la aprobación en los Estados Unidos de la Ley de Derechos Civiles el 2 de julio de 1964, que prohíbe la segregación racial. Por primera vez una potencia colonial devuelve, por la vía negociada, una estratégica posesión de ultramar.
El 9 de enero de 1964 fue un aldabonazo en la conciencia nacional. Omar la denominó alpinismo generacional. Sin embargo la firma y ratificación de los tratados del Canal de Panamá tienen nombre, organización y cara de negro. Cirilo McSween, un afropanameño radicado en Chicago, medallista en atletismo de los juegos centroamericanos y del Caribe, tesorero de Martin Luther King y cercano colaborador de Jesee Jackson fue designado Coordinador Nacional del “Panama Task Force”, que se movilizó en Nueva York ante las Naciones Unidas y acompañó el “lobby” ante el Congreso, encabezado por el Embajador en Washington Gabriel Lewis Galindo y el Dr. Carlos Illueca en Naciones Unidas para la firma y ratificación de los Tratados.
Esa fuerza de tarea, marchó en estrecha coordinación con la Gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá e hizo posible que su Secretario General, el también afropanameño Mario Partner, cuyo nombre no aparece en Wikepedia por descuido histórico de nuestra generación, encabezara una nutrida delegación de afropanameños, testigos excepcionales de la firma de los Tratados Torrijos Carter.
En los momentos culminantes de la ratificación, Mario asistió, junto al “Panama Task Force”, a los debates en el Senado y fue recibido en audiencia por el Presidente Jimmy Carter y su Consejero Hamilton Jordan, en compañía de destacados activistas de la Unión Nacional de Panameños (radicados en Nueva York) entre los que destacan Roberto Drumond y Alfred Rowe, Cynthia Franklin, Winston Welch, Charley Scott y Carlos Russell.
La lucha por la soberanía nacional también tuvo matices ideológicos. Desde una posición marxista debemos destacar, la posición de los afropanameños Edbert Wheterbune, Graciela Dixon (primera Magistrada presidenta de la Corte Suprema de nuestra etnia) y George Prisley, que lucharon por la erradicación del enclave colonial, desde una perspectiva crítica al General Torrijos y se oponían a los tratados, por considerar que no llenaban las expectativas del pueblo panameño. A ellos también les corresponde este el homenaje, como luchadores destacados de nuestra etnia.
Debo destacar en este homenaje el aporte a los luchadores sociales Rómulo Escobar Bethancourt (jefe del equipo negociador de los tratados) y Adolfo Ahumada (integrante del equipo negociador). En el movimiento social George Fisher y Luis Anderson también negociador. A los líderes de la gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá que el 9 de enero de 1976, ante la ruptura de las negociaciones se movilizó y Juan McKenzie, dispuesto a inmolarse por la soberanía nacional, se acostó en los rieles del ferrocarril para impedir la salida del tren de Colón y Teodoro Hunt, con el heroísmo propio de gigantes subió al asta para arriar la bandera de los Estados Unidos, que flameaba conjuntamente con la de Panamá en el llamado Triángulo Shayler (Plaza contigua a la Asamblea Nacional), y desde la organización del movimiento del negro panameño a Gerardo Maloney, presidente de ARENEP, que reivindicó para nuestra comunidad: un espació destacado en la administración del canal y la creación de un fondo especial, con los recursos provenientes de la agencia, para sacar de la marginalidad de los guetos en Panamá y Colón a los negros afroantillanos.
Quiero finalizar estas palabras, con excusas para los cientos de afropanameños no mencionados en este corto espacio, que anónimamente contribuyeron a la lucha por la soberanía nacional, con una reflexión de mi abuela sesgada por el racismo y la segregación. “Listen son, politics is not for blacks, is not for the poor, is for the “rabiblancos”. ¡So I say, get your ass out of politics!”. (“Escucha hijo, la política no es para negros, no es para pobres, es para los “rabiblancos”, ¡Por eso te advierto… saca tu trasero de la política!”)
No le hicimos caso a la abuela, nuestras reivindicaciones históricas van en sentido contrario. Por eso ahora, dirigimos nuestras palabras finales a quienes solo piensan en inglés neocolonialista, que aún nos consideran extranjeros, a pesar que solo conocemos y veneramos la bandera que mantienen secuestrada en la cima del cerro Ancón, con el oprobioso “PROHIBIDO EL PASO”; de la misma forma como secuestran nuestra historia, legado e identidad. A ellos recordamos nuestras palabras del 18 de agosto con motive de la llamada “Gala” del Centenario del Canal de Panamá: “¡Those who underestimate us and treat us like dirt, listen to the thunderous scream of our afrodescendant community… respect our legacy!” ("¡Quiénes nos subestiman y tratan como desperdicio, escuchen el grito atronador de nuestra comunidad afrodescendiente... respeten nuestro legado!")
Muchas gracias.
Discurso de Cecilio Eduardo Simon English, ex Decano de la Facultad de Administración Pública y ex Embajador de Panamá en Suecia, el 7 de septiembre 2014 en el acto conmemorativo del XXXVII ANIVERSARIO de la firma de los Tratados Torrijos Carter, en representación de la comunidad afroantillana, homenajeada por su legado y aporte a la lucha por la soberanía nacional.